ADVERTENCIA: Si gustas/practicas la crítica literaria, bienvenido seas; de lo contrario, incurrirás en un bloqueo mental. El arte exige una interpretación racional de su fenomenología.
Como aconteció en el Concurso de Cps de septiembre, me aventuraré a determinar objetivamente la dialéctica argumentativa de cada texto, la originalidad estilística, muy relacionada con la asertividad evocativa (porque la literatura, en tanto lenguaje, es irreductible a la "descripción"), así como las deficiencias estructurales. La profusión de textos lo exige.
Para acotar, ningún relato de entre los presentes carece de errores gramaticales y/u ortográficos (numerosos o escasos dependiendo de cada caso, pero muy evidentes). La lectura de buenos libros corrige y perfecciona ese aspecto, casi instintivamente; yo aprendí así, no por medio de la RAE. Excusable, sin embargo, que la mayoría tienda a "examinar" la ortografía. Es un aspecto digerible en términos de crítica, por no decir "simple", susceptible de corrección.
Lo complejo adviene en el tejido de significaciones que aporta la obra, su sustancialidad artística, su novedad. Por tanto, enfatizo: quiero detenerme en la técnica y la composición.
CRITERIOS
A. Dialéctica argumentativa: en torno a la concepción y subtemáticas que unifican la obra y cómo se manifiestan en sus elementos constituyentes (acciones de pensamiento, conversación, desplazamiento espacial-simbólico, referencia extratextual).
B. Originalidad estilística: en torno a la autenticidad del autor en su obra, capacitada para forjar un texto de indiscutible valor poético o una construcción monumental que revoluciona la manera en que se narra el mundo.
15. "C" Night Crow
A. Un malísimo chiste. Todos los personajes en este texto padecen de "ficcionalidad mediocre". Los seres humanos no razonan ni actúan así.
Los sucesos, por otra parte, sufren de una narrativa negativamente improvisada: en cuanto a su función, un cúmulo de “pretextos” injustificados (la “locura” del protagonista y su ridícula muerte, su breve deseo de redención gracias a Lydia, el extraño amable y su iniciativa de revivir muertos, ¡un buen samaritano!, de repente Lydia pasa de ser una compañera cualquiera a la amada de Justin, ¿qué demonios sucede con ese diamante en el ojo de Justin?, la insufrible dosis de incoherencias en el último y enorme párrafo). La Navidad apenas sí sirve como contexto. El último párrafo, para colmo, refiere el típico procedimiento de "cambio de look" de un asesino creepypasta genérico, es decir, absurdo y hueco.
B. La undécima línea, la mayor evidencia de la inutilidad de este texto... ¿Por qué? ¿POR QUÉ? Diagnóstico: las padres fueron unos idiotas y el niño de 12 años estaba mal de la cabeza. Si tu papá no mató la araña que tanto aborreces, aunque prometió hacerlo, independízate. Seguramente no dirá nada. Él es culpable. Te mintió. Me dicen que una cosa es una fobia y otra una convicción de niño. Reitero: el pequeño estaba mal de la cabeza. Mamá es el Ratón Peréz. ¡CARAJO! Me voy de la casa, NO LO SOPORTO. ¿Intento de asesino genérico?
14. "C" Sangre en navidad
A. Terror precipitado, es decir, vacío. Todo acontece de golpe y sin apelar a alguna lógica válida.
B. La motivación del “asesino pobre” (digno de lástima, ¿eh?) es tan risible como la del niño de 12 a quien le mintieron sobre Santa: “Porque no me dieron regalos, yo no tenía dinero. Eramos amigos, y les pedí regalos, nunca me los dieron. Esta es la venganza”.
¿Quién es más digno de lástima después de leer el último párrafo? ¿El asesino o “la víctima”? Cito: “Nunca más volví a este barrio, me mudé de país, y todo había pasado, nunca ocurrió algo malo. Sólo un estúpido que se enojó porque no le dieron un regalo, yo quería venganza, pero no quería ir a prisión.”
La próxima vez que asalten mi casa, me mudaré a Marte. Deseo venganza porque recibí un susto de muerte, pero me meo en la cárcel, así que no.
13. "C" The Dark
A. Inverosímil, anémico porque se contradice a sí mismo.
Se alude a una leyenda urbana peruana, la de la Casa Matusita, y a un ícono creepypasta, The Rake, para fundamentar el texto, que pretende encarnar una leyenda urbana por sí mismo. Como aperitivo, la frase cliché de todo asesino genérico de ficción inspirado en Jeff The Killer; en este caso "Shh... Solo Cierra los ojos...". Otro detalle: el tercer testigo llama al personaje "el oscuro", pero el título dice "The Dark". ¿Qué tienen contra el castellano?
Se inicia con un sumergimiento en la historia que rinde como información al puro estilo de Wikipedia. Contamos con dos breves impresiones de víctimas y una extendida que asume el rol de "testimonio prioritario" para garantizar su credibilidad. Incluye convenientemente un libro de invocaciones satánicas y la típica anécdota de un tío metido en una casa embrujada, con apariciones y terror "evidente" de por medio.
Hay un juego de múltiples perspectivas: el narrador omnisciente en el primer bloque, los testimonios y el narrador en primera persona del segundo bloque.
B. Afirmaciones irrelevantes (¿cómo suena una risa psicópata? o ¿era necesario decirlo así: "nadie sabe a ciencia cierta como es en realidad, aunque en internet me dice lo contrario"? o esta expresión que injuria el sentido común: "Pero mientras no se sepa la verdadera causa de el niño mas conocido como "El Oscuro", Este atormentará este país por toda la eternidad") y una serie de ambigüedades por insuficiencia narrativa del autor: se alude a un niño, para cuestionar después que lo sea sin decirnos por qué y aseverar sin más que es hijo de The Rake, contradiciendo lo que se suponía se sabía al principio.
La oración final, un intruso absoluto con su frase cliché, fue la cereza sobre el pastel. Para rematar una mala historia.
12. "C" Una cena de navidad en 1944
A. Ambivalente con propensión a lo negativo.
Sobre 1944 no hay más que huellas endebles que la propia historia ignora, es decir, un recurso meramente nominal. No así sobre la Navidad. Cena austera (porque la guerra priva de bienes), el fervor infantil por los regalos. Relativamente accesible si se retiran las fraudulentas narraciones en tercera persona, e igenioso el giro del final.
B. Redundancias: “(...) solo pedimos una tranquila navidad con mi familia” y “(...) quiero pasarla tranquila con mi familia”.
Infructuosos, por no decir desagradables, esos bloques en cursiva que rompen desarmónicamente la narración en primera persona. Plagadas de enunciados reiterativos y nulos, por tanto. Véase: “(...) sin duda la familia se encontraba en una gran crisis y necesitaban ir a buscar víveres por eso mismo su padre con su tío fueron de viaje a ver si había algo de comida en los demás pueblos. A la mañana siguiente despertaría solo para encontrarse con una situación horrorosa, su madre había descubierto restos de cadáver del su pequeño hijo (...), sin duda el hermanito pequeño no habría recibido un buen regalo de navidad y menos la familia.”
Tenemos un dilema. Si en la última línea de lo citado el autor pretendía ironizar tristemente sobre el obsequio mortal del niño, redujo su intención a mero “habría” con lo que formuló una incoherencia.
Otro de los bloques en cursiva: “ (...) volvió a ocurrir otro asesinato, esta vez sería el primo pequeño de amara el asesinado y seria de la misma manera, todo absolutamente todo lo ocurrido el anterior día con el pequeño Adolph ocurrió con su primo de amara, inclusive la misma sensación en amara se volvió a repetir. (...) solo estaban vivos los padres y el tio de amara, ademas esta misma”.
Tengo la impresión de que alguien escribió la narración en primera persona de Amara y otro individuo, de habilidad rudimentaria, escribió los bloques en tercera persona. Las diferencias entre ambas modalidades son brutales.
Finalmente: “Amara despertaría el día de navidad solo para encontrarse en una casa, en aquella casa encontraría un árbol de navidad donde vería unos regalos que desprendían un olor putrefacto, al abrir el paquete amara se encontraría con el cuerpo de su madre descuartizado y los demás obsequios contendrían los restos de sus familiares, en la mesa amara encontraría (...).”
11. "C" Navidad Sangrienta : Santa Claus
A. Anémico por carecer de rigor.
Iniciamos con un problema-prejuicio por ignorancia. Santa Claus no representa la Navidad, mucho menos la sintetiza. Sin ir muy lejos, pregunten en España. Santa Claus es uno de los símbolos figurativos de la Navidad, como Cupido lo es del 14 de febrero.
¿La autora se quedó sin ideas? Porque el desarrollo exhibía falencias, pero no se degradaba como lo hizo abiertamente con el otro Santa Claus empuñando un hacha y, más aún, con la “feliz ocurrencia” de dejar con vida al protagonista para que publicite “la verdad”.
La idea de “Santa descubierto” pronunciado como “otro Santa” ofrece terreno para la imaginación y la producción narrativa, terriblemente desperdiciada aquí sin embargo. Concordoríamos en que es un caso de buena inventiva pero relatación fragmentaria. El título, nuevamente, encapsula superficialmente la esencia del texto, a saber, no dice absolutamente nada. ¿Por qué no suprimir el texto y conservar el título? Ruido, ante todo.
B. Demasiadas vueltas en los cuatros párrafos primeros. Por ejemplo: “Cuando era niño yo creía en él. Le tenia mucho apego a las historias navideñas. Y también historias que se relatan sobre el mismo.” La autora sostuvo que Santa Claus es el símbolo por excelencia de la Navidad, ¿por qué diferencia entre historias navideñas e historias sobre Santa? Escribir conforme a ese patrón demuestra que las ideas no se han sistematizado adecuadamente para condensarlas por escrito.
Cito una de las frases del texto para matizar mi última observación: “(...) ¿Puedo decirle algo? , sin que se ofenda". Dicho eso, ¿qué demonios sucedió a partir del penúltimo párrafo?
10. "C" La peor Navidad
A. Muy irregular. Empezó bien y degeneró abruptamente.
Un policía retirado por precaución respecto al nacimiento de su hija retorna temporalmente para lidiar con un secuestrador, que conecta personalmente con el protagonista, puesto que el hijo de un amigo suyo es uno de los desaparecidos. Irónicamente, el día en que vuelve, el secuestrador aparece en escena y rapta al protagonista, tras valerse de su esposa como carnada, quien traía un chaleco antibalas (todo el mundo lo hace, ¿no?, en especial la familia de un policía). Un hombre experimentado como Norman es noqueado sin más preámbulos, porque sí. No habría historia, de lo contrario.
El secuestrador resulta ser el hijo desaparecido, Daniel, que arguye como motivo implícito de sus actos las violaciones a las que lo sometía su tío cuando era un niño. Hay una pausa "de relleno" cuando las dos jóvenes y Norman se presentan. De lo más trivial.
Hilarante que Norman teclease lo siguiente: "Presta atención, el secuestrador es el hijo de Marcos, me tiene a mi y a una chica, investiga en todas las casas de un piso con sotano"; de ese modo, con información tan sólida, convenientemente la policía llegó cuando Daniel estaba a punto de matar a sus víctimas. No antes, no después. ¿Por qué Daniel se retiró tras el mensaje enviado por Norman? Se alude casi al término del relato al suicidio de Marcos, el padre de Daniel, y la renuncia absoluta de Norman a la policía.
B. Las 9 primeras líneas pudieron haberse resumido en 3. La narrativa tropieza a partir de la segunda aparición de Daniel. Este es un texto rebosante de repeticiones que juegan una malísima treta.
Redundancia: "(...) se estaba descojondando de risa, lo cual me perturbaba.
De pronto se puso completamente serio y se sentó frente a mi denuevo. Estuvo así cerca de 10 minutos, lo cual me ponía super nervioso."
Redundancia: "A pesar de que evidentemente su estado mental era desastrozo, parecia de esos psicopatas que realmente son muy inteligente en lo que les interesa.
Inclusó falsifico su propio secuestro para desaparecer."
Si el autor no lo recalca, ni me entero. He aquí mi dolor de muelas, por otro lado, como indiqué líneas arriba:
"La chica pelirroja dijo
-como se llaman?, yo soy Ana Clara-
-Yo soy Victoria-
-Yo soy Norman-" ¡Hola, soy Gokú!
Redundancias más vulgares. Sabemos que Norman no comparte el gusto de Daniel, ¿es necesario insistir demasiado al respecto?
"Estaba realmente horrorizado por la brutalidad de sus actos."
"La estaba pasando horrible"
"Me sentía impontente siendo un oficial de policia y no pudiendo hacer nada."
"Quedé totalmente shockeado", ETC.
Por otra parte, ¿qué tienen contra las oraciones finales? Oh, por supuesto, una historia ambientada en Navidad. Además, debía hacérsele justicia al título, ¿no?
9. "C” Feliz navidad mami
A. Kayla es una infante adoptada por la protagonista, tras la muerte de su prima, que fuese su tutora, en vista de un pacto respecto a la ausencia de una de las dos y el cuidado de los hijos que hubiesen engendrado o mantenido.
Al parecer, eventos siniestros la envuelven. Quien la perjudica, sufre accidentes. Proviene, además, del orfanato, abandonada cuando bebé, ligada con incendios y una inundación que ahoga al novio de la narradora y a otros bañistas. Momento en que, si bien el relato proseguía con regularidad, la continuidad se rompe traumáticamente. ¿Estamos presenciando recuerdos estériles o “pretextos” para colorear el aura negativa que rodea a Kayla? Porque ninguno de esos sucesos extraños, salvo el del novio y el cuchillo y lo de los rumores acerca de la malignidad que transmitía Kayla, nos persuade en absoluto. Como mal relleno.
Eso no es todo. Nos topamos con un descubrimiento-confesión por parte de Kayla. Es la hija del diablo. El texto no sabe conducirnos a ese hallazgo. Por el contrario, hace preguntarnos: ¿era necesario ese giro argumental? ¿Se supone que aquello garantiza el terror de la historia? Lo neutraliza y ridiculiza.
B. Cohesión regular. El problema, demarcado líneas arriba, es la poca habilidad con que se justifica la extrañeza que encarna Kayla. La frase final no solo no corrige el giro brusco del argumento: lo empeora.
La narradora, toda amor, toda ternura, y no precisamente por un pacto de infancia, sino porque conviene al texto, “acepta porque sí” a la supuesta hija del diablo. Lo único original en este relato fue la calificación de “mi regalo de Navidad” en referencia a Kayla, con la implicancia que conlleva.
8. "C" Mírame caminar como un zombie
A. Irregular. Empezó considerablemente bien.
William y Laura retornan de una fiesta para gozar de una noche relajante en el aclamado hotel Sillow. El protagonista sorprende a su ebria pareja realizando un truco con los naipes.
El primer indicio de profundización en la pareja es la llamada telefónica de la novia de William, Sara. Tratamos con una infidelidad en Navidad. El primer indicio de una inconsecuencia con el orden natural son los gritos de la planta baja.
Saliendo del baño, el protagonista se topa con la venganza de Sara, que ha irrumpido mágicamente en la habitación y que se nos revela como "infectada por esos seres". ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Lo que parecía una disputa erótica se convierte en un intento erróneo de apocalipsis zombie.
Laura muere degollada. El tipo se encierra en el baño lamentándose, sin embargo, por mentirle a su novia. ¿El autor no se decidió? ¿Zombies o infidelidad? La intervención de la policía es inesperada, pero no atenta contra el clímax de la tragedia. La alimenta. Y descubrimos, por inercia, que algunas ideas, por genéricas, contaminan la creatividad. ¿Había necesidad de señalar aquel suceso desafortunado como "la peor pesadilla"?
B. Lectura amena.
Frases inconexas:
"Ya no te invito más." Le dije algo enfadado. William acabada de ejecutar un truco de magia, ¿a qué venía aquello? ¿Bipolaridad?
"Es el fin del mundo William. ¿No lo sabías? ahora me vas a ver caminar como un zombie."
Dios me libre de ver caminar a un zombie, eso es lo que nos horroriza sin duda. Ah no, "de ver caminar como un zombie". ¿Era o no zombie?
¿Esa es la razón del título? Siguiente, por favor.
"¡Aquella cosa se avalanzó sobre mí! ¡no me lo puedo creer!" Punto aparte la incoherencia con el tiempo verbal (el narrador está "rememorando"), el solo hecho de mencionar "No me lo puedo creer" ridiculiza el dramatismo de la escena, por no decir que lo invalida.
"Aquella Navidad fue la peor de mi vida. Y es que no es para menos. Mi amante muerta. Mi novia convertida en zombie. Y de no ser por los policías que intervinieron, posiblemente hubiera acabado igual que mi novia Sara."
Parece la reseña de una malísima película, de esas que pululan en el submundo comercial de lo cliché. En cuanto a los policías, se agradece que el autor considerase que no entendimos qué implicaba la aparición de la policía.
7. "c" Hami el demonio de la navidad
A. Loki, amigo del protagonista, no es quien parece ser. Por lo menos, el texto maneja esa lógica, que evade el protagonista por ignorancia como recurso intrigante.
El personaje de Hami se insinúa como “pretexto barato de terror”, pero el antepenúltimo párrafo aduce información muy original en cuanto a su misterio. En resumen, una idea desperdiciada en favor a un desarrollo infructuoso de la identidad y el papel de Loki. Inverosímiles los sucesos referentes a los cuerpos mutilados y la muerte de los familiares del protagonista. Cabe destacar, sin embargo, la parte en que el protagonista se reúne con Loki en su habitación y aparece Hami. Muy sugestiva.
B. Redundancias insulsas: “(...) yo me sentí ahogado y desesperado (...) yo quedé perplejo (...) un gran escalofrió recorrió mi cuerpo (...) por qué me ya daba miedo al verlo sin razón alguna (...) me inquietaba y su presencia me daba escalofríos.”
Hilarante: “Al rato hubo un silencio, todos estaban callado mis familiares estaban todos reunidos en la sala asustados y con armas (...).” ¿Armas? ¿Por qué? ¿Por qué las armas?
¿Y qué quiere decirnos con esto? “En ese momento recordé que ese gran amigo mío... a él nunca lo había visto, él nunca fue mi amigo.”
La historia acontece como rememoración, pero el autor intercala al azar con una narración en presente.
“Yo termine despertando en un hospital, me dieron la noticia de que estaba en coma, que todos en la casa murieron despellejados y descuartizados y que nada más mis padres y yo pudimos escapar ya que la policía que nos ayudó (...).” Gran recurso: protagonista en coma, todos los demás muertos. Ah, no, sus padres sobrevivieron. Algo es algo.
El penúltimo párrafo arruinó el texto por completo. ¿No hablábamos de Loki? ¿Que porque era una treta de Hami todo lo que se conjeturaba sobre él se limita a nada? Lo retoma con lo de prevenirte de tus amigos, pero el mal está hecho.
6. "C" Asquerosa Navidad
A. Corrosivamente emotivo, mordaz.
Un niño conmovido por la mítica figura de Santa Claus aguarda impaciente por sus regalos. Un pseudo-Santa entra en escena mientras el protagonista despierta de un dulce sueño. El contraste entre la idealidad ingenua del niño y la realidad de ese instante es poderoso. Más aún, conjugar infancia y muerte dispone una visión explosiva, inaudita.
El individuo amenaza con su sola presencia, aniquilando al resto de su familia congregada, a la que sobrevive el pequeño. Confinado a un orfanato, olvidado, el protagonista ahora crecido desemboca en las drogas, atormentado por la culpa y el recuerdo del homicida.
El protagonista respira sus últimos minutos, pues pesan sobre sí cuentas pendientes con traficantes de droga que le harán pronto una visita. Sin embargo, todo el odio y el resentimiento del protagonista escupen contra el pseudo-Santa en un discurso definitivo.
El título ironiza deliciosamente. No pretende una retórica hater unidimensional: posee sentido y un valor sublime, el de la destrucción espiritual de un infeliz que ha perdido la batalla, pero que nunca abandonará su odio.
B. La primera línea es una blasfemia contra el relato.
Equívoco en los tiempos verbales, que deshilan por saltos desagradables la continuidad dramática en que el homicida irrumpe en la casa y ensangrienta la inocencia del pequeño. Compárese el preludio de este párrafo: "Mi familia se había quedado en silencio", y el preludio del párrafo subsecuente: "El Santa le apunta a mi prima y esta se queda quieta".
Incoherencia arrasadora: "Antes de poner en marcha mi plan, quería publicar mi historia en esta página que sigo tanto, y no me importa que quede como una historia inventada, mientras las personas sepan mi historia supongo que está bien." Bien hecho. Publicitar una tragedia literariamente auténtica en un sitio web concurrido por adolescentes. Bien hecho, protagonista. Así se resuelve un asunto de vida o muerte.
5. C Dulce Navidad.
A. Irónicamente cruda. Y por vez primera nos encontramos con un hater del consumismo que habita en un mundo básicamente regido por el capitalismo. Por supuesto, nos confiesa sin querer queriendo: “Tener que soportar la falsa hipocresía de convivir con quien odias”. La amargura del desengañado en todo su esplendor que acusa de su desengaño a los demás, evidenciado líneas abajo con “Es 24 de diciembre y estamos todos felices celebrando, yo aunque lo odie y sé que no recibiré nada, sonrío hipócritamente ocultando mi verdad.”
Hay más de esta joyita: “(...) me parece detestable que me obliguen a estar sujetas a códigos morales para que me regalen algo. Así que si, todas las navidades Santa solo me ha traído carbón, pero esta navidad no se saldrá con la suya.” Adivinen de quién se trata: una niña de 7 años. Nos quedamos cortos con la del nene de 12. No solo se juzga la economía sino la ética. Siete años. Acaso detectemos aquí una tragicomedia desquiciada.
B. La narración se deshilvana sin dificultades y con jugosa morbosidad psicótica. Muy entretenida.
4. "C" Debajo del Árbol
A. Un buen relato, pero no cumple con su intencionalidad-creepypasta. Lo inconveniente estriba igualmente en la desafortunada ligazón entre el final y lo que nos “prepara” sin advertirlo para la revelación postrera. Eventos cotidianos-aislados como el accidente de la madre o las llamas del horno ejemplifican esa observación. Destacable la única personalidad medianamente diferenciable, Adam.
B. Narración fluida, proverbialmente estéticamente. Degustable pese a ese impedimento temático.
3. "C" No habrá otra Navidad
A. Prometía muchísimo. El narrador en primera persona, para vivenciar “en carne propia” su ritual, alude a una caminata solitaria a mitad de la noche. Desolación y desconocimiento de sí mismo por renuncia. Está solo en el mundo en un día de comunión, que se destaca con referencias categóricas a “todas las familias haciendo brindis” y a “todos los niños”.
Paradójicamente, contrasta severamente con el lapidario título. Mientras tanto, el reloj corre.
Un animal atormenta en lo sucesivo al protagonista, que siempre está desamparado y ontológicamente vulnerable.
Tenemos, sin embargo, un dilema. El animal no vuelve después como tal. ¿Un símbolo? Pero se habló de fauces y garras y de un animal. El efecto de cambio no resultó provechoso. ¿Un saco, un trineo? Genera confusión.
Se retoma el sentimiento primero cuando el protagonista habla de la muerte más ignominiosa, más dura: la muerte del anonimato, de un adiós a nadie. Luego se recae en un facilismo orientado al “fin del mundo” al unísono de las 12 de medianoche.
B. Enunciados que mutilan el sabor elegíaco de las primeras líneas: “¿Cuenta con espíritu navideño?” La referencia contextual a la Navidad a modo de triste ironía desestabiliza el sentimiento maduro esbozado al principio. Navidad era allí el entorno positivo, solidario, lo que sucedía contradictoriamente para un espíritu abandonado; ahora se exhibe como un pretexto de ceñirse a la temática predeterminada, cuestión que se nutre para mal del relato. Cito para mayor ejemplificación:
“Si van a darme mi regalo, que sea la muerte, es lo único que pido.” O, “No quiero otra Navidad, nunca más, no después de vivir esto.”
La Navidad se convirtió en un pretexto para ironizar, para lamentarse burdamente.
Redundancia: “Hasta aquí he llegado, lo sé con certeza.
Adiós, ya no hay esperanza para mí, se perdió desde el momento en el que me topé con esa monstruosidad.”
Innecesario, por no decir patetismo sin filtro. El sentimiento maduro de las primeras líneas se pierde irrevocablemente.
“Puedo decir, que en esos ojos, vi el fin de la raza humana.
(...)
Yo estaré muerto para ese entonces.
Es momento de dejar ir mi vida.
Es una necesidad, sería una tortura y una incoherencia demasiado grandes.
(...)
Fuegos artificiales de todos los colores iluminan el cielo, que es casi negro.
(...)
Si supieran que todos morirán ahora...
¡Feliz Navidad!”
Una secuencia de sentencias que terminan por derruir el relato. Al fin, la muerte trágica del protagonista es reemplazada en su significado por una profecía vulgar del fin del mundo. La Navidad acaba por representar un peligro para la humanidad.
“Se escuchó un grito en cada rincón del mundo.
Pero nuestro personaje no escuchó nada, no sintió el ardor de las llamas, o las explosiones causadas por una guerra. No sintió un remordimiento por haber pedido el fin del mundo.
No sintió como mil miradas se clavaban en él. Buscando culpa porque pasarían a formar filas en el infierno.
Solo sintió su cuerpo desmembrado.
Y lo último que atinó a escuchar fue un...
¡Ho-ho-ho! ¡Feliz Navidad!”
Las últimas líneas intentan capturar la convocación categoría del principio. Se alude al “mundo” y a “todos mientras yo…”, pero con un sentido marcadamente definido por el patetismo de los estertores.
¿El ¡Ho-ho-ho! correspondía al “animal” que acaso fuese Santa? Nuevamente la duda de si se trataba como animal a modo de recurso intrigante.
2. "C" Sangre, campanas y memoria
A. Un reto no recomendable para quienes “se entretienen” con el arte. Un reto intelectual-filosófico que excusa la Navidad para pensar la memoria y el olvido. Soledad absoluta y reflexión de la ausencia. Sin embargo, no avistamos aquí un creepypasta: prosa poderosamente poética y viril confesión. No hay aquí un relato de terror aparentemente. Una percepción superficial dicta así.
Profundicemos porque nos equivocamos al pensar así. Entonces, nos topamos con lo siguiente: “¡Por supuesto que recuerdo las Navidades! Harto estoy de afirmarlo. Se graban en mi memoria la sangre, el brillo, la confesión y las campanadas de la Iglesia. Si alguna vez tuve familia, alguna vez sintieron vergüenza de su hijo, su tío, ¡o incluso su padre! Si alguna vez tuve algo, espero haberlo olvidado todo.”
El clímax de la concepción desborda aquí: “No podría vivir conmigo mismo luego de lo pasado; pero, ¿qué hice? ¡Si tan solo pudiera recordarlo! La soledad no la comprendo. No comprendo porque debo estar solo en estas fechas, donde se supone que la unidad del hombre es suprema, donde se supone que nuestro salvador, aquel que murió por mí (cuyo sufrimiento fue infinito y jamás podré compensarlo), nació.”
Con todo, peligra. Porque apuesta demasiado por un alud psico-espiritual y discrimina el terror convencional, que se pone entre paréntesis. Caso semejante a "Debajo del Árbol", solo que aquel arraigaba en una emotividad elocuente en el contexto de una ficción, y este, en cambio, apela a la razón en el contexto de una crítica desde la subjetividad.
B. El autor juega con imágenes y significaciones (“(...) en los más desérticos climas como el que compone mi ambiente y mi hogar”/ “(...) páramos nevados están vacíos”) que concretan alegóricamente su confesión, porque sangra con el corazón desmenuzado pero firme su soledad y su crítica anárquica del movimiento de la memoria en el olvido.
Se incita a la angustia y a un reconocimiento propio que no debe eludirse sino abrazarse, aunque nos consumamos miserablemente.
1. "C" Cambio de renos
A. Tendencia detectivesca que confluencia con un suspenso bien manipulado. Ironía humana (la madre que entreve a nuestros compañeros nucleares en esta odisea a su hijo como “asesino”, los rumores sobre el asesinato en casa de Campbell, la provocación de Ben y la motivación peculiar del narrador) y la inquietante figura de Campbell, que cohesiona la trama del texto y nos apertura a la revelación final, que genera escalofríos por su inminencia a flor de piel. También recalcar la morbosa imagen del reno “muerto” que torna a la vida tras el acto del narrador de frotar narices. A propósito de esa escena, nos hace pensar en una versión descarnada de Rodolfo de la roja nariz. No pude evitar recordar la grotesca escena de la cabeza de ciervo de Evil Dead 2.
Insisto: el giro dramático del final eclosiona con una fuerza impensable, siniestra.
B. Lectura amena, sin contratiempos, precisa. El texto es un crescendo que implosiona gravemente. Eovoru, lo hiciste de nuevo.