Fuente: Cinta de voz recuperada de las pertenencias de Alexander Courtfield en su habitación del Broadmoor Hospital (casette, sin etiqueta)
Voz identificada: Alexander.
Duración total: 12:47
Inicio:
(sonido estático – seguido de una respiración lenta)
(voz masculina, temblorosa al inicio):
No sé si esto va a llegar a algún lado.
Ni si debería estar hablando de él.
Pero si estás oyendo esto… es porque Mirrorbone quiere que lo hagas.
(pausa)
No fue un accidente que yo sobreviviera, él me eligió, igual que elige el marco adecuado para cada cuadro. No para exhibirlo, para contenerlo; tenerlo bajo control… Ama tener el control.
(sonido de ropa moviéndose, el sujeto se acomoda)
Lo conocí como Leo. Leonard M. Hall.
Tenía un viejo taller de arte clandestino en un sótano a unos 35 minutos de mi casa, y ayudaba a gente rota como yo. Cuando se presentó mi oportunidad, gracias a un viejo amigo de la infancia, casi me hizo sentir que el mundo no era tan malo.
Su sonrisa era brillante, encantadora. Todos admiraban su filosofía.
Veía el mundo como una gran obra de arte imperfecta, y nuestro trazo sobre el mismo era tan insignificante que el sentimiento de libertad se expandía colectivamente.
Pero también guardaba algo raro.
Te miraba en silencio, a veces me sentía observado, juzgado, corregido. Como si hubiera medido cada ápice de mi ser y todo estuviera ligeramente mal.
Me hablaba del cuerpo humano como el que habla de un edificio mal diseñado. De la gente como si fueran bocetos a medio terminar.
(risa suave, nerviosa)
Lo decía con tristeza, con una profundidad melancólica; y tú lo escuchabas porque tenía razón.
Te convencía.
(sonido de papel doblándose, tos seca, respiración algo agitada – se hace un silencio que dura varios segundos.)
Cuando empecé a sospechar, ya era tarde, me había metido en su jueguecito.
(suspiro, su voz se quiebra)
Las desapariciones que salían en las noticias tardaron demasiado en parecerme sospechosas. Cuerpos dispuestos en una composición perfecta, sin anomalías, sin errores. Nunca encontraban un solo detalle que escapase de lo que eran: Obras mezquinas, esculturas dispuestas de la forma más antinatural posible, con los huesos dislocados y una simetría espeluznante, como si aquellas atrocidades fueran… arte.
Nunca debí meterme en esa mierda.
(ruido sordo, se corta la grabación)
(sonido estático – nuevo audio. La voz es apenas un susurro audible, pegada al micrófono)
A mi no me mató.
Me anestesió, me abrió como a un gorrino y hurgó dentro. Aun no sé cómo lo hizo, pero juro que lo ví, ví como me recolocaba las vísceras como si fuesen parte de su puto puzzle.
Después… hay una laguna, y la sensación de despertar en mi cama, completamente limpia y ordenada, con tan solo esta horrible cicatriz, el 15% que me queda de visión y su legado como recuerdo. Los médicos dijeron que era un milagro, yo ni siquiera sé cómo coño llegué a casa.
Él quiere que te lo cuente, que lo sepas,tú eres su siguiente obra de arte.
(cambio de respiración abrupto, ruidos extraños, el sujeto jadea muy cerca del micrófono)
No me queda mucho tiempo. Ya viene, lo he visto, lo noto en la disposición de las toallas de baño, en las sábanas perfectamente planchadas de mi cuarto, en mi ropa ordenada por colores. Me ha empezado a susurrar en sueños.
Si después de esto notas que todo se vuelve clínico y sistemático , no te metas. Nadie te va a creer, está loco, y es muy fuerte. Si lo enfrentas vas a caer en un juego que no vas a poder ganar, y acabarás como ellos… Como yo.
(sonido de metal, susurros ininteligibles – fin de la grabación).