Historia:
Vannesa siempre había sido una chica muy amable e inteligente, destacaba en la escuela por su buen comportamiento y su carisma, tenía un cabello totalmente negro y corto, unos ojos marrones obscuro y piel canela suave. Tenía muchísimos amigos y un grupo en concreto en dónde más la recibían, Pero había un problema con ella. Hacé unos años, sus padres tuvieron ya discusión sobre infidelidad, en dónde ambos eran culpables de tales actos, la pequeña Vannessa de ese entonces estaba escuchando:
-¿Quién carajo te crees tu para mandarme?- mencionaba la madre, Beatriz, la cual era una mujer tan bella como los angeles.
-Soy tu esposo, tuvimos una hija y vives en MI casa, por lo que debés seguir las reglas- gritaba el hombre, Henry, un hombre muy guapo, moreno y alto.
La pequeña Vannesa en ese momento tenía solamente 3 años, miraba la discusión desde la puerta de su habitación, sin decir ni una sola palabra.
La discusión avanzó tanto, llegando al punto de que empezaron los golpes por parte de ambos, Una bofetada por acá, una patada por allá.
Hasta que finalmente Henry se cansó y arrancó el cable de la TV empezando a asfixiar a Beatríz.
-Eres una traidora, me aseguraré de que jamás vuelvas a engañarme- Decía el hombre mientras asfixiaba a su pareja.
Finalmente terminó de matarla, se dió la vuelta y encontró a su pequeña niña mirando la escena desde la habitación, Henry abrió muchísimo los ojos al darse cuenta de lo que había hecho. Sin dudarlo, se acercó a su pequeña hija y la abrazó fuertemente
-Mi pequeño ángel...- hablaba llorando y temblando un poco -tu sabes que siempre serás mi dulce niña, nada de esto es tu culpa...- la empuja un poco hacia la habitación -vuelve a jugar con tus muñecas, papá se encargará de esto- con esas palabras, encerró a la pequeña niña en la fría habitación. Henry se dirigió hacia la habitación de sus padres y tomó una pistola que guardaban en caso de emergencia. En ese momento lo último que escuchó Vannesa fue un gran "BAM" proveniente de la habitación de sus abuelos.
Pero no debía concentrarse en eso, ella ni siquiera recordaba lo que había pasado y sabía que sus padres habían hecho cosas horribles, sin embargo ella vivía en paz al pensar que habían encontrado el descanso eterno.
Un día como cualquier otro, estaba haciendo su tarea y escuchando música, hasta que escuchó un ruido proveniente de la parte de abajo, seguido de unas risas, era su "amada" tía, una mujer borracha que siempre había hablando pestes los padres de Vannessa. Solamente por educación, Vannessa bajó a saludarla con una sonrisa incomoda.
-¡Hey!, ¿Cómo estás tía?- pregunta la amable chica mientras extiende su mano
-oh, ¿Pero que es esto?, saluda bien a tu querida tía, no seas una aguafiestas- responde la tía acercándose a Vannessa y abrazándola suavemente.
Ese toque, las manos detrás de ella, le recordaban cosas que tal vez jamás habían pasado pero...para ella habían sido reales, recuerda como su tía la tocaba de pequeña, como le acariciaba sus piernas cuando estaba ebria y cuando la dejaban a su cargo, como...la obligaba a hacer cosas que ella no quería. Pero sabe que solo fue un recuerdo malo, o tal vez solo su mente jugando con ella otra vez.
La tarde transcurrió tranquila, la familia convivió normal, pero por alguna razón Vannessa no estaba para nada feliz, de había encerrado en su habitación para tener privacidad y no ver a su tía, empezó a escuchar cosas que no tenían sentido, ¿Por qué la reciben aún sabiendo lo que dice de sus padres?, estaba arta de ella. Se asomó por la ventana, mirando fijamente el bosque de su casa, la noche empezó a caer, haciendo sombras al rededor del lugar, sombras que Vannessa no entendía, empezó a alucinar un poco, ¿Por qué le guarda tanto rencor a su tía?.
En ese instante escuchó que un auto arrancó para irse , creyó que era la estúpida mujer que al fin se había ido pero al darse la vuelta la encontró parada frente a ella.
-hola Vannessa- saluda la mujer oliendo a alcohol. ¡Dios!, está mujer no se cansa de beber
-¿Que pasa?, ¿Por qué entraste a mi habitación como si nada?- pregunta Vannessa retrocediendo un poco
-Bueno, tus abuelos salieron por un mandado y me dejaron a cargo de ti, otra vez, ¿Sabes lo que eso significa, cariño?- se acerca cada vez más a Vannessa.
Vannessa por otro lado temblaba de miedo, por alguna razón sabía que esto no iba a ser bueno, y finalmente cayó en las garras de su tía alcohólica.
Pasaron las semanas, Vannessa desde ese día se volvió más apagada, miraba fijamente un lugar sin decir nada. Muchos le preguntaban ¿Que había pasado?, Pero ella solo les decía que había dormido poco, y aunque de cierto modo decía la verdad, no era capaz de confesar. Sabía que los toques de su tía no eran una alucinacion, sabía que no habían sido parte de su mente.
-Tal vez...si vuelvo mi cuerpo algo desagradable no me toque- pensaba Vannessa mirándose en un espejo. Si mirada se dirigió a un cortador que tenía en su escritorio -No, no debo caer en esa tentación, es demaciado ridículo- exclamó ella negando con la cabeza. Pero la tentación era demaciado fuerte, empezaba a perder la paciencia, y escuchaba una voz , una voz que le decía: "Hazlo Vannessa".
Finalmente cayó en la tentación, extendió lentamente su brazo mientras tomaba el cortador y empezó a cortar su piel suavemente -¡MHP!- gimió ella de dolor al sentir la carne abrirse, Pero...sentía una satisfacción, un placer que jamás había sentido, sus ojos se pusieron llorosos y sus mejillas sonrojadas, era como si le gustara, y así paso toda la tarde, cortando y cortando , cada trozo de piel que caía le maravillaba.
Esa noche nuevamente llegó la tía de Vannessa para una visita, sus padres no estaban y ella escuchó la puerta. Los ojos de Vannessa brillaron con un brillo obscuro y malvado, era su oportunidad de devolverle el favor a tu querida tía.
Baja las escaleras y abre la puerta, tenía una sonrisa escalofriante y su cabello desordenado -Hey... Hola tía- murmuró ella mirándola fijamente sin apartar la mirada. La tía la veía diferente y luego levantó la ceja -hola cariño, te ves diferente, más delgada y pálida, ¿Que pasa?- pregunta mirándola con cautela.
-oh nada en realidad, solo algunos proyectos de la escuela que me han quitado el sueño, es todo- responde Vanessa sonriendo débilmente, se preguntaba como sería cortar la carne de su tia, como sería probarla, saborearla y degustarla. La invitó a pasar y de un momento a otro agarró un jarrón y se lo quebró en la cabeza.
La tía despertó en la habitación de Vannessa, atada a la silla del escritorio de la adolecente. Vannessa no se limitó ya tenía el cuchillo en la mano -que pena que tenga que acabar así tía, tengo que confesar que jamás me gustaste, jamás me habías dado buena espina- Vannessa de acerca a su tía y luego frunce el ceño -me hacías sentir sucia, me hacías sentir como uns basura, pero...ahora la que será la basura aquí, serás tu y la que va reír al final, seré yo- se ríe suavemente antes de acercar el cuchillo a la cabeza de su tía.
-¡No!, ¡Vannessa por favor!- gritaba la mujer atada -no te conviertas en una asesina como tú padre.- eso fue lo que colmo el vaso. Vannessa le dió un corte al brazo de su tía y luego apretó el cuchillo en su mano -¡A mi padre no lo metas en esto!, esto tu culpa, tu me hiciste sentir así- exclamó.
-Vannessa... cariño, no quise hacerte daño, por favor- la tía empieza a llorar, suplicando clemencia. Vannessa empezó a alucinar nuevamente, está vez veía sombras en lugares donde no había nada, de repente vió en la esquina de su habitación un hombre alto sin rostro con un traje negro, Vannessa parpadeó y le empezó a sangrar la nariz. Sacudió la cabeza y luego se mareó un poco. -¡Carajo!- exclamó mientras se frotaba los ojos. -Escucha estúpida zorra, no quiero tus súplicas tontas, quiero hacerte pagar, ¿Cómo pudiste?, era solo una niña...soy solamente una niña- llora un poco. La tía temblaba y lloraba, finalmente confesó todo -¿Quieres saber por qué tus padres pelearon?, fue por mi culpa, yo quería a tu padre para mí y la estúpida de Beatriz me lo robó- llorando -pero no quería que pasará eso, jamás me imaginé que algo asi pasaría-.
En ese momento Vannessa se dil cuenta de todo, si su tía jamás se hubiera metido en esto, si ella...ella es la culpable. Vannessa se molestó más y finalmente cayó en la locura -¡BASTA!, ¡CÁLLATE PERRA!- con esas palabras, apuñaló a su tía varias veces, manchando todo de sangre mientras gruñía. La sangre brotaba a chorros , manchando todo a su paso, cortaba la garganta, la frente, su pecho. Algo detuvo a Vannessa en un momento, sintió una fuerte estática en su cabeza y cayó al suelo rendida.
Pasaron los minutos y despertó en el suelo, un poco mareada y con la nariz sangrando nuevamente -ugh...¿Que... pasó?- preguntó mirando a su alrededor, encontrado el cuerpo despedazado de su tía. El pecho le dolía un poco al igual que su ojo derecho y caminó hacia el espejo, se miró su ojo y ahí en su pupila, tenía una marca extraña, un circulo con una X en el medio. -oh no...esto no va pasar- murmuró agarrando el cortador de la mesita de noche, empezó a arrancar el órgano poco a poco, sacando finalmente su ojo, no sería ser marcada por nada ni nadie. Tiró el ojo a la basura y luego caminó hacia su tía -mmmmh...- empezó a pensar y finalmente lo hizo, empezó a explorar las entrañas de su tía, sacando sus órganos poco a poco. Un olor desagradable Pero a la vez placentero llenó sus fosas nasales y luego extendió su boca para morder un poco, el sabor era tan...delicioso, tan viscoso, tan excitante. Se colocó como un animal y empezó a devorar cada rincón de la mujer. Cuando estuvo satisfecha, decidió no afrontar las consecuencias, tomó su sudadera negra, un vendaje para la cuenca de su ojo y sus brazos y su mochila, se limpió un poco y caminó hacia el garage, ahí encontró un machete afilado y oxidado y lo tomó sin pensarlo dos veces.
Se dirigió hacia él bosque, pensado en sus abuelos, habían sido tan buenos con ella, Pero ella no quería hacerles daño, después de caminar un poco, encontró una enorme cabra negra parada en dos patas , la cuál miraba fijamente a Vannessa.
-Vanxer, Vanxer, Vanxer- murmuraba la cabra -¿Que le pasó a tu bello ojo?-
Vannessa se tocó el vendaje, pensó que estaba alucinando otra vez, Pero respondió...-no lo sé, alguien o algo me quiso marcar, no quiero ser parte de nada- mira hacia el suelo.
La cabra extendió una máscara de porcelana con marcas y maquillaje de payaso de color negro, con una larga sonrisa y unos labios negros -toma esto, evitará que alguien te encuentre y te haga daño, la hice yo mismo, especial para ti, mi querida Vanxer-
Vannessa tomó lentamente la máscara en sus manos y luego suspiró débilmente -¿Por qué me llamas Vanxer?- pregunta curiosa
-porque es mejor que Vannessa, ¿No?, además seguramente olvidarás tu nombre después, me aseguraré de que no te vuelvan a molestar- responde la cabra.
Vannessa lentamente se pone la máscara, se sintió mareada y luego empezó a alucinar más , con sus padres muertos, con sus amigos, con su tía, con ella misma incluso. Convulsionó en el suelo y sangro de la boca, solamente para quedarse quieta y despertar, sus ojos se tornaron de un amarillo brillante, Vannessa ya no era la dulce chica que había sido, la chica abusada y tierna, no, ahora era una asesina, una despiadada caníbal, que mataría a quien se encontrará con ella, y sacrificando a cada víctima en el nombre de aquella misteriosa cabra. Era Vanxer The Hannibal, un animal que había sido liberado.