Terror nocturno

Desde que era pequeño, siempre había sido un niño solitario. Mientras otros niños jugaban juntos en el parque, yo me sentaba en una esquina, observando con una mezcla de anhelo y tristeza. Fue entonces cuando conocí a mi amigo imaginario, Leo.

Leo era todo lo que yo deseaba: divertido, valiente y siempre listo para jugar. Tenía la capacidad de hacer que mis días grises se llenaran de risas y aventuras. Sin embargo, a medida que crecí, la mayoría de mis amigos imaginarios desaparecieron, pero Leo se quedó. Siempre estaba allí, susurrando en mi oído y guiándome en los momentos más oscuros.

Con los años, mi relación con Leo se volvió más intensa. A veces, sentía que no solo era un amigo imaginario, sino algo más… algo antiguo. Sus ojos brillaban con un destello extraño cuando se enfadaba; podía sentir su ira como un viento frío a mi alrededor. Pero en esos momentos oscuros, también había algo fascinante en él.

Una noche de verano, mientras estaba acostado en la cama, Leo me dijo: "¿Por qué no invitas a tus amigos a jugar con nosotros? Pueden ser parte de nuestra aventura". Aunque dudé al principio, la idea me emocionó. Así que decidí invitar a algunos compañeros de clase a pasar la noche en mi casa.

Cuando llegaron, les conté sobre Leo y les propuse jugar a un juego de exploración en el bosque cercano. Al principio, se rieron e hicieron bromas sobre mi amigo imaginario; sin embargo, al final accedieron con entusiasmo.

Mientras caminábamos por el bosque bajo el resplandor de la luna llena, empecé a sentir la presencia de Leo más intensamente. "Diles que deben jugar según mis reglas", susurró su voz en mi mente. Un escalofrío recorrió mi espalda al darme cuenta de que su tono era más serio que nunca.

En el corazón del bosque encontramos un claro iluminado por la luna donde decidimos hacer una fogata. Mientras contábamos historias de miedo, noté que mis amigos empezaban a inquietarse cada vez más. La atmósfera se tornó pesada y las risas se desvanecieron cuando comenzaron a escuchar susurros extraños entre los árboles.

"Es solo el viento", intenté tranquilizarlos, pero sabía que no era cierto.

De repente, uno de mis amigos gritó: "¡Mira!" Apuntó hacia un árbol donde una figura oscura parecía estar observándonos desde las sombras. Era difícil distinguirla bien debido a la oscuridad, pero tenía una forma humanoide que parecía moverse con gracia inquietante.

Entramos en pánico y comenzamos a correr hacia el camino de regreso a casa. Pero Leo no quería que nos fuéramos tan pronto. “No puedes dejarme”, resonó su voz en mi mente como un eco aterrador.

Sentí como Leo me agarraba del brazo fuertemente, sin dejarme escapar, en ese momento vi como mis amigos eran empujados al suelo debido a fuertes corrientes de vientos y de a poco uno por uno eran llevados hacia los arbustos.

Perplejo mire a Leo con ojos llorosos y pude notar su cara, su rostro con dientes filosos y ojos negros que apenas sí se visualizaban debido a que se camuflaban con su piel del mismo color. "Tu fuiste bueno conmigo", dijo mientras lentamente me soltaba del brazo. Al hacerlo por completo mis piernas temblorosas no aguantaron más y caía el suelo bruscamente lleno de miedo.

Las corrientes de viento poco a poco iban cesando y con ellas Leo desapareció entre la oscuridad y los arbustos. Por mi parte apenas noté que estaba solo salí corriendo, con una combinación de miedo, desesperación y aliviación. Lleno de culpa llegué al camino para ir a mi casa, al llegar no pude evitar llorar desesperadamente, mis padres Al escuchar mis llantos me preguntaron qué había pasado.

Les conté todo, ellos se vieron extrañados y llamaron a la policía, al llegar estos mi padre se encargó de hablar con ellos. Les contó todo menos la parte de mi amigo imaginario porque obviamente le tacharían de loco, mi papá les dijo que un grupo de hombres nos atacó y se llevó a mis amigos. Los policías primeramente no le creyó pero luego de ver la escena en persona y notar todo el desastre que se armó terminaron por creerlo.

Por mi parte no pude dormir por una semana; sentía la fría presencia de Leo echando desde las sombras de mi habitación. Susurros que llevaban el aire mientras intentaba convencerme de que todo estaba bien.

Una semana después regresé al lugar donde había perdido a mis amigos y a Leo; el claro estaba vacío y silencioso como si no hubiera sucedido. Pero desde entonces, cada vez que miro hacia el, siento la mirada penetrante Leo observándome desde la oscuridad.

Me cambié de escuela aunque la noticia recorrió todo el pueblo así que muchos me tenían miedo simplemente se alejaban. Y aunque trato de olvidar lo sucedido y seguir adelante con mi vida cotidiana, sé que nunca estaré realmente solo...porque siempre tendré a "mi amigo el imaginario" vigilando desde las sombras.

"¿Por qué me cuentas esto papá?"

"Es para que tengas cuidado con tus amigos imaginarios amor".

El padre le dio un fuerte beso a su hija en la cabeza y con un buenas noches se marchó.

"Tu padre es muy sobreprotector ¿No lo crees?"

"Es así siempre, como sea, buenas noches leo, mañana será un lindo día"

"Si... Un lindo y brillante día".

Yo lo ví, en aquella noche helada. Todo pasó tan rápido que me cuesta recordar lo que sucedió con exactitud. Acababa de salir del trabajo, iba de regreso a mi casa y fue cuando lo vi. Aquél sujeto vestido de negro, capucha, con los brazos vendados hasta sus manos y dos espadas de samurái bañadas en sangre, estaba ejecutando a un hombre en pleno parque oscuro, sin nadie más que yo para verlo. Yo no podía ver su rostro por la oscuridad de su capucha. En un principio pensé que estaba disfrazado de la muerte, pero descarté esa teoría unos segundos después. Me pareció escuchar su voz, dijo algo que nunca olvidaré, en un tono pesado y ronco.

— La paga de la deshonra.

Él giró su cabeza a verme, cuando yo escuché el filo de las katanas y la cabeza caer del ejecutado como si fuera una pelota, me sobresalté y me asusté al mismo tiempo. Su rostro estaba cubierto con una especie de máscara de demonio o dragón, de color rojo. Sí, pensé que era un demonio por sus colmillos, pero se trataba de un hombre. Yo ni siquiera podía moverme, él se movió lento y agachandose un poco hacia el costado. Yo no podía evitar ver el cuerpo del hombre decapitado. Como se movía me recordo a los ninjas.

— Shhh... — me dijo, apollando su dedo indice en la parte de la boca de aquella máscara roja y ladeando su cabeza hacia un costado.

Obviamente no era más que un demente, del cual pensé sería otra víctima más. Los nervios eran tantos en mi que por más que quisiera hacer algo no podía, tardé bastante en reaccionar para poder salir corriendo.

Era extraño, porque mientras corría podía sentir como si alguien me persiguiera, pero parecía una bestia, el sonido de pezuñas de el mismo diablo. Al mirar detrás de mi, no había nadie.

Hasta el día de hoy, no me animé nunca a hablar con la policia, pero ahora estoy listo. Aunque lo peor de todo, es que desde que vi eso aquella noche, ahora en las noches escucho como garras que rasgan los muebles de mi casa, susurros extraños en un idioma que desconozco y hielo olor a sahumerio, a pesar de que yo no uso esas cosas en mi casa.

Sea lo que haya sido ese sujeto loco, pienso que a lo mejor no era humano, porque estas cosas que me pasan no son normales. Quizá la locura me llegó, no lo sé, lo único que sé es que no volveré a cruzar por ese mismo sitio nunca más en mi vida y espero jamás volver a reencontrarme con ese hombre extraño, o lo que sea de nuevo. Puede usted creerme o no, pero si le cuento esto es porque necesito ayuda y más que nada desahogarme, porque desde esa noche mi vida se ha vuelto una completa pesadilla.

El hombre terminó su testimonio y el detective se despidió de él, prometiéndole encontrar al sujeto, el mismo sospechoso de ser el responsable de múltiples muertes de cadáveres encontrados mutilados, sin cabeza, algunos sin dientes o sus dedos, muchos de ellos incinerados. Víctimas variadas y entre ellas delincuentes, o personas con cargos altos, jefes de empresas, empleados de centros comerciales, abogados, violadores o sospechosos de crimenes. El mismo tipo relacionado con todas esas muertes y quién lo ha visto nunca vuelve a ser el mismo. Apodado el diablo justiciero para quienes considerasen que sus acciones no son simplemente egoístas o por placer, sino con razones justas que la ley no contempla.

— Estamos hablando de un asesino serial, señor, no es cualquier demente. Déjeme que yo me haga cargo de este caso —Colgó la llamada con su jefe y volvió a su desveló para intentar encontrar el paradero del asesino, mientras unía cabos en las hojas de pistas pegadas en la pared — Sólo eres otro asesino que mata sin razón ¿Qué te hace creer que tienes el derecho de hacerlo? ¿Es que te crees un justiciero? Sólo eres otro maldito chiste. Como sea... Te encontraré — Simulaba un diálogo con el asesino, mientras miraba un identikit de el mismo, dibujado con máscara de demonio.

Pero lo que esté detective no sabía es el origen de un asesino, que es lo que lo lleva a hacer lo que hace. ¿Cuál es la razón para tomar una decisión como la de tomar una vida humana?

Dejar de ser ángel para convertirse en demonio.

William era un hombre de 30 años que había tenido muchos conflictos en su vida, pero a pesar de todo, logró salir adelante y formar una familia. Veronica, su esposa, dio a luz a una pequeña que era la luz de sus ojos, a quién llamaron Sofía.

La familia no contaba con muchos amigos, ni familiares, siempre preferían estar aislados ya que la gente solo les traía más problemas que los que ya tenían, como lo era la falta de dinero. Eran una familia pobre, pero a pesar de todo, el matrimonio se esforzaba cada día por subir de escalón.

William trabajaba duro cada día, en un supermercado, siempre había sido un excelente empleado. Responsable, sin presentar queja alguna a los mandados, era considerado el mejor y por ello despertaba envidia en los demás empleados, así fue como decidieron sobreexplotarlo con más trabajo. Había pasado por casi todos los puestos de trabajo bajos, hasta atendía verduleria, el problema es que tenía muchas tareas a la vez y los demás empleados decían que todo lo haría él y se iban a descansar, dejandole todo el trabajo solo. Su jefe le exigía, pero él ya no podía, y fue esa vez cuando le dio su primer ataque de pánico.

No podía respirar, llamó llorando, pidiendo ayuda y tratando de explicar lo que sucedia. Mientras estaba así, en el lugar habían miles de clientes que pedían ser atendidos, pero solo estaba él para hacerlo. Con un ataque de pánico encima, no hizo más que sentarse en una silla, ya que sentía que se iba a desmayar.

Luego del incidente, la enfermera del lugar lo atendió y le aconsejó que no debía hacer más tareas que no le correspondieran. El problema, es que William tenía trastorno obsesivo-compulsivo, siempre quería que todo estuviera en orden, así era con todo y especialmente con su trabajo.

El tiempo pasó, William sentía que algo no iba bien. Se sentía extraño. En el trabajo cambiaron su puesto a guardia de seguridad, pero él exigió que lo pusieran en un puesto mejor, ya que él sabía hacer muchas cosas. Su jefe se molestó por la petición, así que lo mandó a que cuidara los autos en el estacionamiento del supermercado. William no pudo decir que no, así que fue a cumplir con su trabajo. Pero él sabía que podía hacer algo más productivo.

Ahí parado, cuidando, en un lugar donde nunca ocurría ningún crimen, no hizo más que ponerse a recordar su pasado. Si hubiera terminado sus estudios, no tendría porque haber acabado trabajando en ese tipo de lugares, lugares en los que sobreexplotan a las personas. Él había perdido la opción de poder elegir.

Por la cantidad de horas que trabajaba, ni siquiera podía ver a su hija y a su esposa. En ese lugar, en pleno invierno, la cabeza le empezó a doler terriblemente. Decidió tomar una pastilla para calmar el dolor, inconsciente de lo que esto le iba a provocar.

La presión era tanta en su cuerpo que el haber consumido aquella pastilla fuerte le ocasionó una ulcera en el estómago, que lo hizo vomitar sangre, damasiada sangre. Terminó internado en el hóspital.

A pesar de haberse recuperado, algo no estaba para nada bien, aún así regresó al trabajo luego de su carpeta médica, la cual le costó conseguir.

En los pasillos de aquel lugar, le parecía escuchar que lo llamaban por su nombre. Eran susurros rápidos, en un pasillo vacío y blanco. William volteaba a ver, pero realmente no había nadie ahí jugandole alguna broma o algo por el estilo ¿Se estaba volviendo loco?

Él no se sentía bien, algo de verdad no andaba bien. Fue con un psiquiatra y le contó que oía voces. De inmediato quisieron encerrarlo, pero su esposa se los impidió. Su psicólogo no hacía más que decirle que lo entendía, que todo lo que le pasaba no era más que un brote de estrés que podía pasarle a cualquiera. Pero William no era el mismo, ya no era el empleado tranquilo y sumizo, ya no era el esposo paciente y el padre sonriente.

Tuvo que empujar violentamente a un compañero de trabajo, para que decidiera renunciar finalmente. Ya no podía seguir en ese lugar tan grande que le había arruinado la paz.

Comenzó un juicio que llevaría años concretar. Realmente sentía mucho odio y ganas de asesinar por venganza, pero las leyes no lo permitían, así que tuvo que guardarse ese odio en su interior.

En el tiempo que tuvo, buscó otro trabajo y en lo que encontraba volvió a sus antiguos gustos. Antes practicaba karate, pero esta vez fue a aprender Taekwondo, Boxeo, Ninjutsu y Kendo. Siempre había tenido facilidad para aprender artes marciales, asi como defensa personal. Todo el odio que tenía acumulado dentro, lo desquitaba en los golpes, se había obsesionado con los samuráis, se sentía identificado con ellos, ya que todos parecían poco a poco denshonrar su honor. El tiempo que tenía libre se la pasaba entrenando en el gimnasio, quería hacerse cada vez más fuerte y grande.

Se peleaba con la gente en la calle, era un peligro y se sentía una bestia. Era como si dentro de él algo estuviera rasguñando y queriendo salir desesperadamente. Pero, lo único que él no podía lastimar era a su pequeña hija y a su amada esposa, con quien más de discutir verbalmente no hacía.

Su poca cordura se concentraba en solo dos seres humanos, así como su felicidad. Si ellas le faltaban, nada importaría.

Por las peleas en la calle y con vecinos, la policía ya se lo había llevado un par de veces, pero nunca lo encerraron por no haber cometido ningúna tragedia en realidad.

A veces, intentaba buscar paz, así que se levantaba temprano para meditar y enecendía un sahumerio. Pero, esa paz nunca regresó. Las voces las calmaba con medicamentos, los cuales tuvo que dejar porque eran caros y lo hacían quedarse dormido casi todo el tiempo.

Un día de otoño, William y su familia decidieron ir al bosque a pasar el día, decidieron ir un día en el que no había mucha gente para poder estar más tranquilos.

Parecían ser los únicos en el lugar. Prepararon el pícnic y se sentaron en la tranquilidad de la naturaleza otoñal. Luego de comer, la pequeña Sofía de 5 años le pidió a su padre que jugaran a las escondidas entre los árboles del bosque. William con una sonrisa le dijo que si, y se alejaron del pícnic, adentrandose más en el bosque, para jugar a las escondidas.

— Yo contaré hasta 10, de espaldas y tú te escondes — le dijo William a su pequeña hija.

— ¡Sí! — le respondió la pequeña feliz y fue corriendo a esconderse.

— ¡No te vayas muy lejos! — le gritó William, porque no quería que su hija se perdiera y en verdad nunca la pudiera encontrar.

Cuando terminó de contar, fue a buscarla entre los árboles.

— Estoy buscandote, pequeña traviesa — decía —puedo escuchar tu risita — dijo al escuchar risas de su hija escondida — ¡Te encontré! — la encontró detrás de un árbol. Luego comenzó a hacerle cosquillas, pero la niña se escapó corriendo —espera, no corras tan rápido, amor. Pudes tropezarte y caer.

La pequeña continuo corriendo, pero de pronto, desapareció. Hacia abajo. Su grito fue lo último que escuchó y un sonido seco.

William se quedó paralizado, sin entender que es lo que había pasado con su hija, se acercó para darse cuenta que Sofía había caído en un agujero que estaba oculto entre las hojas. Era realmente profundo, no se podía ver el final, tan solo la oscuridad infinita del vacio.

— ¡¿Sofi! ¡¿Hija, estás bien?! — le preguntó desesperado, pero no había forma de que ella le pudiera responder — ¡¡¡Por favor, dime que estás bien!!! — comenzó a gritar desesperado y a llorar — ¡¡¡Soy un idiota!!!

Veronica escuchó los gritos, así que llegó corriendo al lugar, para encontrar a su esposo con un ataque.

Los servicios de emergencia llegaron al lugar, sacaron el cuerpo muerto de la pequeña Sofía. Su rostro aún tenía la expresión de miedo al caer y tenía un hueco en su cabeza que dejaba ver su cerebro desde atrás. El golpe intenso abrió su cráneo.

William realmente se sentía culpable, había perdido a su más valioso tesoro. Ya no habían razones para seguir viviendo. Además perdió el jucio contra su antiguo trabajo, pero eso era lo que menos importaba. Su amada esposa no soportó el profundo dolor de la perdida de su amada Sofía, así que se suicidó con una soga. William lo había perdido todo, absolutamente todo.

En su habitación, con las luces apagadas y con la sola iluminación de la luz de la luna, William tomó un puñal que había comprado. Arrodillado, descalzo, tan solo con un pantalón negro puesto, se apuntó en el abdomen con el puñal dispuesto a suicidarse imitando un ritual samurái japones llamado Seppuku. Moriría desangrado y sufriendo, ya que no tenía nadie que tomara la katana y le cortara la cabeza.

— Perdóname hija, pero ya pronto estaré contigo. También contigo, mi amada esposa — dijo entre sollozos y con la voz ronca de tanto haber gritado — yo merzco esto, este mundo no quiere a alguien como yo.

— ¡Espera! — le grito una pequeña voz reconocible en la oscuridad. Ahi estaba, parada en la puerta de entrada a la habitación, era ella, Sofía.

La pequeña olía a cadáver y de su cabeza brotaba sangre oscura.

— ¿So...Sofi? - preguntó confundido William.

— Papi, no lo hagas, tienes que quedarte vivo.

— Hija, perdóname, todo es mi culpa

— No es así, papi, no es tu culpa. Nunca ha sido tu culpa.

— Ni siquiera sé si eres real...

— Eso no importa, papi, pero debes seguir vivo.

— ¿Por qué? ¿Cómo puedo hacerlo sin ustedes?

—Tú tienes una misión en este mundo. Puedes usar tu talento para hacerlo — le dijo la pequeña espectro, tomando la katana que estaba apollada en la cama y acercandosela a su padre — debes matarlos a todos, papi. Tú debes cazarlos.

— Pero hija...

— Ya no tienes nada que perder, debes hacerlo. Tú siempre haz pensado que el suicidio no es para ti. Dijiste una vez que si lo perdias todo, matarías a todos. Por favor, tienes que hacerlo por mi.

— Tienes razón.

— Así es, papi.

— Mi pequeña...¿Volveré a verte?

— Yo siempre estaré contigo — le dijo con una sonrisa y se desvaneció en la oscuridad nuevamente.

William cambió su expresión de tristeza a odio. Todo ese odio finalmente había consumido su alma. Tan solo podía sentir odio. Intentó ser feliz, pero ser feliz era para los débiles. Finalmente sería la bestia que debía ser, le abrió las rejas, la dejó libre.

El Cazador Samurái va a perseguirte, como un tigre a su presa. No le importa si eres bueno o malo, no es un justiciero, no es un asesino, es un demonio en el cuerpo de un humano.

Desde niño asesinaba animales, quemaba sus cadáveres y aquello que pensó que solo se trataba de entretenimiento para matar el aburrimiento siendo un niño pobre, realmente era algo más. La adrenalina de cazar siempre le agrado, ver aquellos pequeños animales huir. Torturarlos, por más que quisiera sentir algun tipo de arrepentimiento en esos momentos no podía, su vida había tocado la felicidad una vez, el sentimiento de cazar se ocultaba, pero eso no sería por mucho. Ahora tú, puedes ser simplemente visto por el como una presa, un pequeño animal indefenso en busca de la salvación que no conseguirás cuando el llegue a tu vida. Podrás pedir piedad, intentar escapar, pero él decide a quien mata y a quien no, decide que presa es ideal. Si acaso piensas que te libraste, por el solo hecho de haberlo visto y escapatado, el te buscará y te matará cuando menos te lo esperes, y todo lo antes vivido no parecerá más que un delirio paranoico y supersticioso hasta la llegada de tu ejecución.

— La paga de la deshonra — es la ultima voz ronca y profunda que escucharás. Su rostro de demonio en máscara es lo último que verás, así como el brillo sangriento de sus dos katanas samuráis y en fuego arderás.

Origen en el link (háganle fandom) xddd

Hoy desde las 6:00p.m empezaron a pasar cosas extras, demásiado extrañas a lo común que me pasa,primero veo a alguien asomarse por la ventana de la habitación que estaba al lado mío mientras hacia mi investigación,luego de eso un rato después se escuchan pasos en las habitaciones de arriba pero el caso es que paso todo esto mientras estaba sola,quiero su opinión,real mente fue mi imaginación o mi esquizofrenia o tal vez real mente si fue todo real?

Acomodaron sus bolsas de dormir sobre unas hojas secas, mientras ambos construían su tienda de acampar.

El bosque había sido una idea de ambos para salir de la rutina estresante del trabajo, una vez echa la tienda decidieron ir a caminar y ver el gran bosque que se volvía de un color rojo conforme el sol caía, tomaron fotos de todo tipo de ramas, hojas y animales, hermosos ciervos pasaban por ahí, aves que nunca habían visto. Respiraban el aire puro de la naturaleza.

...

Judie se encontraba haciendo la cena, mientras su novio desempacaba las tazas en donde comerían.

—Cuando fui al baño...vi un animal raro.-dijo Mike mientras seguía sacando vasos y tazas.

—Seguro fue el hambre, además, hay muchas especies aquí que no se ven en la ciudad, es normal.

Sirvió la sopa instantánea, siguieron hablando de todo tipo de cosas.

En la mañana decidieron seguir explorando partes del bosque, con el cuidado de no perderse.

Judie se acercó a un pájaro que se encontraba posado en un tronco muy cerca de ella, alistó su cámara para tomar la foto.

Revisó que la foto haya salido bien, pero Mike la interrumpió.

—Ya hay que irnos, se acerca lluvia.

—Bien.-caminó mientras guardaba la foto en la bolsa trasera de su pantalón.

Mike veía el mapa, algo no estaba bien, el lugar en donde estaban no parecía ser el mismo que el del mapa, no le dijo nada a Judie porque sabría que sería peor así que decidió actuar como si todo estuviera bien.

Pero la actuación ya no podía seguir, tuvo que decirle que no sabían dónde estaban.

Judie se veía muy molesta.

—¡Es increíble que te hayas descuidado solo un segundo, UN SEGUNDO y ya nos perdimos!.

—Te juro que sabía donde estábamos pero el mapa pareció cambiar.

—¡¿Estás tonto?!.

Empapados caminaban sin rumbo buscando alguna señal de su campamento o lo que haya quedado de él con la lluvia.

Mike corrió hacia Judie y le tapó la boca, llevó su dedo índice a su mano y luego señaló a la silueta de un hombre.

—¿Quién crees que sea...?

—Judie quitó la mano de Mike de su boca—Averigüemoslo. ¡Oiga!.

La chica caminaba con prisa hacia el hombre, el cual la apuntó con una escopeta, ambos se quedaron quietos.

—¿Quién anda ahí...?

—Disculpe...somos turistas, nos hemos perdido y necesitamos refugio.

El hombre bajó el arma

—Se acercó hacia ellos y los tomó simpáticamente del hombro-Adelante, pasen a mi cabaña, soy el guardabosques del lugar.

—Muchas gracias.

Ya adentro, el hombre les ofreció dos tazas de café.

—Para el frío...

Y unas botanas

—Y para el hambre—Les guiñó el ojo.—Díganme, ¿Cómo se perdieron?

El hombre se sentó al frente de ellos mientras encendía su cigarrillo.

—Salimos a observar algunas cosas y perdimos el rumbo del mapa.

—Ohh...ya veo, bueno hay dos cuartos arriba, el mio y el que por ahora será suyo, vayan duerman un poco.

Ambos subieron, se echaron en la cama y se quedaron dormidos al instante.

1:50

Judie despertó en la madrugada con ansias de ir al baño, cuando abrió los ojos completamente se dió cuenta que su novio no estaba.

No le dió importancia y se dirigió al baño, mientras se lavaba las manos echó un vistazo hacia afuera de una ventana, se quedó extrañada cuando vió a un venado mirándola fijamente y moviendo su boca tratando de hablar, Judie frotó sus ojos y volvió a mirar, ya no había nada. Salió del baño.

Miró hacia otra de las ventanas de reojo, pudo ver a un ciervo gigante parado en dos patas. Se asomó de nuevo y lo vió más detenidamente, el animal sostenía un martillo mientras clavaba lo que parecía ser un cuerpo, el cual era el de su novio, desnudo y sin algunos dedos de sus pies y sus genitales desgarrados, lo que era un "animal" en realidad se podía decir que era un ciervo con muchas patas de diferentes animales en su espalda con la mitad humana de su cuerpo, sostenía un cigarro en su boca.

Judie retrocedió con lágrimas, tapaba su boca para no hacer ningún ruido, el animal ya la había visto, así que decidió saltar por una ventana.

Corría con todas sus fuerzas mientras las piedras y las ramas lastimaban los talones de sus pies y las heridas de sus brazos provocados por los vidrios de la ventana, volvió a ver hacia atrás, vió como el guardabosques la llamaba con el claxon de su camioneta.

—¡Niña!, ¡sube ya!

Corrió hacia donde estaba estacionado, una vez en la camioneta arrancó.

—¡¿Qué carajos era eso?!.

—No lo se solo vámonos.

—Lamento lo de tu novio niña...

-Si...estaré bien...

...

—Aunque la verdad tenia buena carne.

Judie volvió a verlo confundida.

—El hombre tiene fuerza pero no duraría en un combate.

El hombre comenzó a toser, casi igual a un rebuzno.

Judie volteó su mirada hacia los pies del guardabosques, eran peludos y tenían pezuñas, no quiso mirarlo a la cara, pero la curiosidad ganó.

Lo que ya no era un hombre, ahora era un ciervo humanoide.

—¿...Que pasa?, ¿tengo algo?.

Su boca se convirtió en un hocico, largo y aterrador.

Intentó saltar pero el ciervo la detuvo. Estaba a punto de descuartizarla, hasta que le dió una patada en el estómago.

La chica corría y corría, tapándose los oídos para no escuchar los gritos y rebuznos terroríficos de esa cosa.

Todos los animales se le quedaban viendo mientras pasaba, los que se quedaban atrás eran devorados por esa bestia en segundos

En la orilla del bosque, parecía que todo había acabado, decidió llamar a la policía.

Creo que sí logró escapar...

—911 ¿Cuál es su emergencia?

—Ayúdenme, acabo de escapar de...un hombre, creo

—¿Cree?

—Sí, no parece un hombre realmente, ¡es horrible ni se que es!...ya no lo oigo más, creo que lo perdí, por favor vengan.

—Okey, deme si dirección.

—Ah...no lo se, no se cual es exactamente.

—Bien, rastrearemos su llamada, no se mueva.

Judie colgó, dirigió su mirada al bosque, vió como había una fila de animales viéndola fijamente, lentamente comenzaron a apuntar con su cabeza hacia arriba.

Les siguió, dirigiendo la suya a un árbol, en las ramas estaba esa cosa sonriendo, una sonrisa extremadamente grande que terminaba en su estomago, se abalanzó hacia Judie.

Los animales presenciaban los gritos y las manos de Judie tratando de dar una señal de ayuda, estas eran dobladas al antojo del "animal" mientras ella gritaba de dolor, mordía su cara hasta dejarla sin nada de carne, sacaba sus ojos mientras los comía como si fueran uvas, arrancaba su lengua y dobló todo su cuerpo como si fuera una hoja de papel inservible...

—...Delicioso...-rió el guardabosques.

•••

—¿Segura que fue ella quien llamó?

—Si Segura, se oía asustada, no pudimos llegar a tiempo...

—Eso pasa...sube, hay otros lugares donde ir.

—Sargento....encontramos esta foto en la bolsa de su pantalón

—Dios...los pájaros aquí son raros. ¿No les basta con una cabeza?

—¡¿Qué es eso?!

Historia original por Twicefear18

Esta noche habíamos quedado con los chicos para hacer la mejor fiesta privada del mundo, así que comenzamos a buscar muchas pero muchas cosas que sean divertidas y un tanto patéticas.

—¡Oye Mich!, ven a ver esto.-gritó Charl.

—¿Qué pasa?.-pregunté.

En sus manos, Charl tenía una caja vieja y empolvada.

—"¡Consigue tres aplausos para tí! "-susurré como se llamaba.—...¿y?.

—¡Qué la compremos!, ¡Oigan chicos vengan a ver esta atrocidad!

Megan y Joss vinieron corriendo, este idiota...

—Oh por mi cabello...¿Qué es esa mierda?-rió Megan

—Basura.-interrumpí.

—Ay vamos Mich, no seas aburrida, esto se ve de locos-Megan tomó la caja en sus manos, tratando de abrirla.

—Llevémosla.-sugirió Joss.

—Mmm no, es basura y además...huele a orines.

—O como si varios monos tuvieran una orgi...

—Cállate Charl, idiota...no la vamos a llevar.

—Dijiste que esto tenia que ser ¡divertido!.-nótece el sarcasmo.

—Ya se...pero es que.

Todos me quedaron viendo con ojos de perrito.

—Mmm...bueno

—¡Si!, ay te amamos.

Pusimos todas las compras en la registradora, el señor que nos atendía nos quedó viendo al momento en que sacó la caja.

—Ah...niños no les sugiero que se lleven esto...esta un poco viejo.

—No se preocupe, lo cuidaremos bien, siga con su trabajo.-Le dijo Charl

El señor solo pudo agachar su cabeza con decepción.

-

Corríamos sillones, mesas y luces para tener un amplio lugar, las botanas se pondrían en el centro del piso con la caja, las serpentinas estarían a un lado listas para cuando quisiéramos atacarnos con ellas.

-

—¡De echo si lo hizo!

—¡Esa perra está loca!.

—Pero nadie le dice nada porque es la presidenta de la secundaria

—Ojalá y la aplastara un camión...¡Que se pudra!.

-¡Sí!.

A este punto todos estábamos ebrios y en un mal estado mental, no sabíamos lo que decíamos.

—Oigan ¿y si probamos esa apestosa caja?

—Me había olvidado por completo de ella.-alcancé la caja, trayéndola hasta nuestros pies.

—Joss, lee las respuestas.

—¿Porqué yo?, sabes que no puedo leer.-rió

—Ah es cierto, eres un maldito estúpido.

Todos reímos, me ofrecí para leerlas, el alcohol corriendo por mis venas no me dejaba mantener las letras quietas.

"Como jugar "¡tres aplausos para tí!"

"Invite a sus amigos a pasar una noche de premios y castigos, abra la caja con la llave que está al lado"

Volteé a mi lado y efectivamente había una...

—¿Qué demonios...?.-eso me dió escalofríos, sentí como unas manos me empujaban para que siguiera.-Ah sí

la caja se abrirá con 4 compartimentos, ¡escoja un color por favor!

Abrí la caja e hizo lo que exactamente decía.

—Escojan un color.

—Mmm yo escojo el rojo.-dijo Charl.

—Yo el amarillo.-escogió Megan.

—A mi déjame el verde.-seguido de Joss

—Agh idiotas me dejaron el más feo...el café.

Se rieron de mí.

Seguí leyendo lo que quedaba de las reglas.

"Por cada premio o castigo cumplido, ¡la caja dará tres aplausos!. Debe cumplir todo al pie de la letra, si no lo hace no podrá dejar el juego, el ultimo en ganar ¡podrá descansar en paz de los castigos y premios!. No haga trampa...o recibirá dos castigos...¡Diviértanse!"

—Pero qué basura, en fin ya lo compramos, juguemos.

—¡Wooh!, esto va a ser divertido.

—Empezamos por Megan.-ordené. Toqué el enorme botón que había en el centro, al momento dió un premio.-"El color rojo debe darle un regalo a color amarillo".

—Uuuhh Charl, te jodiste, así que debes darme unas papitas extra grandes con nachos, Amm que sea de la tienda de al lado gracias.

—...Si matar fuera legal...

—Si si, apresúrate.

—¡Bien!.-choqué los cinco con Megan.

-

—Bien entonces lo cumpliste hay que tocar donde dice "cumplido"

De los lados salieron sonidos de aplausos...unos tres aplausos.

—Que ridi...bien sigamos.-volví a girar la rueda.—Tocó castigo Joss.

—Mierda...no importa, dame lo que tengas.

—"Qué el color verde beba agua del inodoro"...¡jajajajaj!, ¡ya amo a esta caja!.-dije

—Ni loco voy a hacer eso, ¿Quieres que me enferme?.

—Vamos Joss, no seas marica y ve a beber.-rió por lo bajo Charl.

—Si no lo haces son dos castigos...

—Bien.

-

—¡Muy bien Joss, así se hace!.

—Bagh...

Esto era divertido...

Pasamos varios minutos jugando esto, ya casi llegábamos al final de los premios y castigos.

—Ojalá y le toque a Mich.

—¡Oye!.-Joss volvió a ver a Charl.-deja a mi novia en paz eh...

—Ay ya, okey...-giré la rueda.-"castigo"

La sala se llenó de un "uuhh"

Tomé la tarjeta que decía...

—"Que el color amarillo...vierta cloro en la boca del color café y deje caer un fósforo encendido"

Mis manos comenzaron a sudar al oír eso, volteé a ver a los chicos para saber si también habían oído lo que yo...

—¿N-no vas a hacer eso verdad Meg?.

—¿Qué?, claro que no, jamás te haría daño Mich, creo que fue suficiente...hay que cerrar eso.

Traté de cerrar la caja y asi fue...

Nos levantamos y nos dirigimos a agarrar nuestras cosas para irnos, hasta que un "¡trick!" se coló en nuestros oídos, volvimos a ver el objeto que había echo el sonido...

Era la caja.

—Mich bebé, ¿no la cerraste?.-preguntó Charl.

—Ah si...estoy segura de que la cerré bien.

Las luces comenzaban a parpadear, una de ellas explotó, quien la seguían las demás, buscamos refugio abajo de la mesa.

—¿Qué cojones está pasando?...

—Busquen algo para atacar al que esté afuera...

Comenzó a salir una cancioncita de la caja...

"With friends we're going to play, and from here we're not going to leave, if you leave it's treason and that is paid with prison"

—¿Traición...prisión?, ¡¿me estas jodiendo maldita caja?!.-Charl salió de debajo de la mesa.

—¡Ya!, no hay que hacer escándalo, mejor busquemos candelas y las ponemos en la mesa...

Y así lo hicimos, cada vela a la par de una silla.

Nos sentamos a pensar que podíamos hacer...

—¿La quemamos...?

—No...solo...vámonos, ¡¿Qué hacemos aquí sentados como idiotas?!.-Joss se levantó y se dirigió a la puerta.

—Joss...¡Joss no!, ¡regresa!...¡jo...!

Por un momento Joss se había dejado de mover...cayó al piso tan fuerte que sentimos que tembló.

Corrimos a ver que había pasado, y no podíamos creerlo. La cabeza de Joss chorreaba sangre por doquier, una flecha estaba incrustada en ella.

—¡AAAAHH!, ¡Qué mierda!.

La caja comenzó a lanzar muchas más hacia donde estábamos, nos dirigimos a sentarnos rápidamente.

—Hay que jugar...y acabar todos los castigos y premios.

—¡¿Te pegaste la cabeza?!, ni loca termino eso. -dijo Megan.

—Si no te quedas vas a morir como Joss...

—¡Megan siéntate ya maldita sea!.

Megan se rindió y se sentó, comenzamos a girar la rueda de la caja.

"Premio.. que el rojo le pegue una cachetada al amarillo"

—¡Charl no te atrevas!

Una cuenta regresiva apareció en la caja...1:00 minuto...

—¡Tienes un minuto ya no importa, pégale!.

—Lo siento Meg.-Charl le dió una cachetada a Meg, su nariz goteaba sangre.

"Premio...que el color amarillo aplaste la mano de color rojo con un martillo"

—¡No!, Megan discúlpame pero no lo hagas.

—Megan ya estaba sollozando.—¡No lo haré, no quiero hacerlo!.

Las velas comenzaron a apagarse...solo quedaba una, y era la de la silla de enfrente.

El tiempo pasó, solo se escuchaba un silencio, la silla comenzó a rechinar, unas manos se asomaban poniéndose al lado de la caja...

Y luego un rostro, el rostro de un viejo con una larga sonrisa...

—De aquí...nadie se va...-se reía como si no hubiera un mañana

—No por favor...

—Déjanos ir maldito...

—¿Porqué se quieren ir?...¡tengo tres aplausos para ti...para ti...y para ti!.-nos señalaba uno por uno.

De repente ya no estaba, la caja comenzó a escoger el castigo...porque eso era todo lo que nos daba, castigos...

"Qué el color café le corte la muñeca al color amarillo"

—¡Dios!...

—¡No...no lo haré!.-sentí una presión en mi brazo, había un clavo en él...—...¡AAAHHH lo siento Megan!.

Tomé un cuter y corté su muñeca, salía mucha sangre, tomé un paño y le dije que tapara la hemorragia.

—Vamos a morir...-dijo Charl.-¡VAMOS A MORIR!.

—¡No, no moriremos!.-le grité.

—Esta escogiendo otra vez...

"Castigo...que el color rojo ponga cloro en la boca de café y encienda un fósforo en ella..."

No...no eso no...

—Mich...tesoro no te preocupes no lo haré yo...

—Hazlo...

—Pero beb...

—¡Qué lo hagas maldita sea!.-acomodé mi cuerpo en la silla.-¡Hazlo ya!.

Sentí como el cloro entraba en mi boca y como el fósforo estaba apunto de caer...

3...2...1. El fuego llenaba mis fosas nasales y garganta.

—¡AAAGGHHH!.-voté el cloro de inmediato.

Mi boca era un mar de sangre, mis encías se sentían sueltas.

"Premio...que amarillo y rojo demuestren su romance oculto..."

—Qué...

Volví a ver lentamente a las dos personas que estaban frente a mí...

—¿Que quiso...decir?.-me costaba hablar pero la rabia y tristeza me dieron fuerzas para hacerlo...tenía miedo de lo que estaba pensando fuera real...

—Yo...no se...esa caja esta vieja, seguro se mezclaron palabras. -tartamudeaba Charl...

—Charl no me mientas...

—Dile la verdad...-dijo Megan.—Mich yo...

—¡Cállate no digas nada!.

—Charl y yo...

—¡Qué te calles perra!.-Charl corrió hacia Megan.

Se abalanzó hacia ella con una cuchara de las papas que había quedado, hizo que se la "tragara".

Megan se ahogaba poco a poco pero aun así trataba de hablar.

—Charl...erk...Charl...agh...¡ME METI CON TU NOVIO!.

—¡Qué te calles!.-Charl le dió una patada a Megan, su cuello se rompió y su cuerpo cayó hacia atrás...

Yo solo era un mar de lágrimas...

—Mich cariño no es...

—¡Ni se te ocurra...volver a llamarme así!...y sabes que...que tal si vemos que otro castigo queda...porque voy a matarte

—Mich..te vas a arrepentir...

"Premio...que color rojo quiebre la mandíbula de color café..."

—...

—Huh...vaya vaya, parece que alguien va a morir...y no seré yo.

—No, no, no, no, espera...-sentí como Charl me agarraba de mi hombro, y ponía mi cuerpo en el piso, su cuerpo acorralando al mío.

Comenzó a golpear mi cara con mucha fuerza, sentí que ahí quedaría muerta...pero no, aún mi cuerpo aguantaba, mi mandíbula se sentía pesada...

Ya no podía articular ni una palabra...

"Premio...que café estripe los ojos de color rojo con un taladro..."

—...eso no es justo...¡eso no es justo...

Mi cara se iluminó y un toque de felicidad inundó una sonrisa.

—Jejejej...ga...né.

Tomé el taladro y derribé a Charl.

Con toda mi furia comencé a estripar sus ojos, podía oír los aplausos que venían de la caja, mis lágrimas limpiaban mi ensangrentada cara...

—Ya no más...me voy de aquí...¡¿Ya me puedo ir?!, ¡estúpido juego de mierda te odio!.

Salí corriendo de la casa, ahí acabaría mi pesadilla...

Por fin libre.

....

"Premio...ahora color café descansará en paz..."

La caja dió sus últimos aplausos...tres para ser exactos.

La chica feliz que corría de esta horrible pesadilla...terminó con una cabeza aplastada por un camión de 3 kilos...

¡Gracias por leer!

TF18

Dos chicas fueron encontradas muertas en el ático de su casa...

"El espíritu de las dos quería paz supongo..."

Los policías no creían lo que habían ayudado a salir de esa casa...

No dejes que te ayude...

{...}

Me llamo Emily, soy estudiante de universidad, y hoy es mi traslado a otro tipo de hogar y estoy un poco nerviosa jeje...

(No debí abrir la puerta de esa casa...)

–

28/10/16

Los vecinos eran muy callados en esa zona, algunos eran muy jóvenes, ahí los llamaban 'los por crecer' a los más ancianos los llamaban 'grandes sabios' porque algunos decían que habían visto todos los sucesos de ese vecindario.

Había llegado ya a mi nueva casa, abrí con ansias la puerta de mi nuevo hogar, todo era cálido y se podía oler un aroma a vainilla y frutos secos, todo era tan pintoresco allí.

—Muchas gracias por traerme.-le agradecí al de la mudanza.

—No hay de que.-Me devolvió una sonrisa y solo vi como su camioneta desaparecía cuesta abajo.

Subí a mi habitación y comencé a instalarme, todo era tan pacífico...

Mis ideas para la fiesta de halloween eran algo buenas y otras no las quería ni ver pero el sueño me ganó y escogí la de una bruja de los 80's.

Me dirigí a la cama, pero algo no me dejaba dormir, crujidos y crujidos en la cocina hacían que mi sueño se debilitara, no aguanté más y bajé a revisar, pero no había ni un rastro de algún gato o algo que hiciera esos ruidos.

30/10/16

La fiesta ya era mañana y pensaba en invitar a algunos amigos, el problema era que...no tenía muchos y los que tenía siempre estaban ocupados así que iría sola...

Casi llegar a la acera de mi casa pude ver que el señor y la señora Belling salían agarrados de la mano de su casa, eran unos señores como de unos...63 años pero aún así se veían tan enamorados.

—Buenos días señor y señora B.-saludé.

—Hola niña, ¿vienes de la escuela?.

—Es universidad pero...si algo así. ¿Qué harán mañana?.

—Nos quedaremos en casa.-respondió al instante su esposo.-no queremos estar presentes al ver...a esa cosa.

A pesar que haya pasado mucho tiempo aun recordaban eso.

—Tal vez ya sea solo una leyenda.

—No queremos arriesgarnos, y no se porque tu sigues en esa casa, ya verás, te visitará a las 2:44 pidiendo con "tristeza" que la dejes entrar...

—Y si pasará que lo dudo mucho, no lo haré.

—Niña terca.-refunfuñó el señor.-Espero y no salgas en las noticias porque ahí te diremos "te lo digimos".

...

—¡Emi!, ¿qué tal todo?.

Agh, Marco.

—Hola calabaza, nada en especial...¿oye te puedo preguntar algo?

—Lo que sea...por ti lo que sea.

Ay, ¡intenso!

—¿Te gustaría venir a una fiesta conmigo?

—No lo digas dos veces, ¿a qué hora?.

—Llega a las 10:00, puntual por favor.

—Dalo por echo.

31/10/16.

Estaba cansada de subir esa GRAN cuesta, el clima era demasiado frío y mis piernas no podían más.

Una pareja venia bajando y no se veían nada cansados...obviamente.

Dirigí mi mirada al frente de nuevo y pude ver como una señora... tal vez de unos 70 exageradamente, venía bajando.

—Buenas noches.-me dijo

—oh...Buenas noches señora, ¡y feliz halloween!.

—Gracias...oye niña.-volteé a verla.-¿no quieres una suéter?, te ves con frío.

—Ah...no gracias así esta bien.

—Insisto, toma.

—No Gracias.- traté de darle la sonrisa más sincera posible pero nada, segua insistiendo.

—Insis...

—¡Dije que no!...dije que no.

Volví a emprender el camino más rápido, hasta que un balido hizo que me mareara un poco...y ese sonido venía de atrás...

La palabra atrás se repetía en mi cabeza un millón de veces.

—Eres muy malcreada, maldita mocosa...-soltó una risa que me erizó la piel. Sus zapatos se volvieron unas grandes pezuñas.

Toda la calle estaba sola de repente. Mi cuerpo se movió automáticamente y corrí

Corrí lo más rápido que pude sin mirar atrás.

—YA TE TENGO, YA TE TENGO.

Era lo único que decía esa cosa...

Llegué y cerré con llave, pasé unos 10 segundos esperando un sonido. Hasta que un estruendo hizo que callera en mis brazos y soltara un grito.

—¡DÉJAME ENTRAR! ¡AHORA!.

Sus cuernos golpeaban con desespero la puerta una y otra vez, y otra vez, y otra vez.

Yo solo podía pedirle al cielo que se fuera. Corrí hacia la sala y me escondí atrás del sillón antes de que ella entrara.

Esta adentro, pensé. Por favor vete...déjame en paz.

11:00 p.m

Vi mi reloj y solo pensé en alguien...Marco.

—Emily, ya llegué, tu puerta está destrozada joder.-grandisimo idiota no pensé que fuera puntual.

—Marco...vete, vete ya, ¡vete!.

—Me dijiste que viniera no trates de deshacert...¡AAAAHHHHH!.

Sus brazos eran desatados de su cuerpo, su estómago estaba abierto, la cabra sólo seguía rasguñando todo su cuerpo, hasta acabar con su vida...

Llamé a la policía, le expliqué lo que sucedió.

—De acuerdo, no se mueva de donde está iremos...

Una pezuña en mi hombro...

—¡TARDE!.

—¡AUXILIO!.

Mi cabeza estaba en su hocico, el cual se cerraba lentamente, sentía que mis orejas estaban calientes, mis manos hacían todo por soltarse, hasta que todo se volvió negro...

—¡AAAAAHHHH!.

...

—Señorita Hasbille, Despierte...

Sobreviví...¿Cómo?.

—Necesitamos que nos acompañe.

—Claro...-con pocas fuerzas traté de levantarme y seguir a la enfermera.

—¿Está es la criatura que la atacó?.

Era la señora...o la cabra en realidad, estaba en un laboratorio, tubos a su alrededor.

—¿Cómo es posible?...debería estar muerta.

—Pero no fue así...los oficiales llegaron a tiempo.

—No...no puede ser...es que...yo jamás vi que llegaran o que...al menos las luces.

—Necesitamos que se acerque y diga que si es o no es.

Me acerqué con cuidado y le dige al oficial que si era...pero ¿que pasó con Marco?...

Creo que esta historia no acaba aquí...

Historia original por Twicefear18

¡les agradecemos por votar!

PD: Se espera cambiar el final.

TF18

Historia original por Twicefear18

Eran las 7:00 de la noche aproximadamente, venía de regreso de la universidad, muy cansada, había sido un día largo. Comenzó a llover y para mi suerte no traía paraguas, así que tuve que cubrirme con mi suéter y el gorro de este

A casi unas cuadras de la casa de mi hermana y la mía, una señora venía de mi lado contrario, le sonreí amablemente, a lo cual ella lo hizo también, cuando ya me había pasado un poco decidió hablar:

-Oye niña.-volteé a verla.-Toma mi paraguas, esta haciendo frío.

-Oh...no se moleste ya casi llego.

-Insisto, además.-buscó algo en su bolsa un tanto vieja.-tengo otro por aquí.

Sin más que decir lo tomé, de todos modos no iba a ser descortés.

-Muchas gracias.-ella se alejó con una sonrisa.

Agarré el mango del paraguas y comencé a caminar, pero algo llamó mi atención al instante, se oían tacones, pero ¿cómo podrían ser tacones en una zona tan rocosa?, el sonido venía de la persona de atrás mío.

...Mi cuerpo se giró hacia la ansiana y mi mirada bajó hacia sus pies, la sorpresa horrorosa que me llevé me dejó sin aliento...

En lugar de sus pies...habían unas pezuñas, algo así como las de una cabra...De repente las patas se detuvieron...me quedé helada, me las ingenié para llevar mi mirada hacia su rostro, ¿rostro?, no...no era un rostro, era el esqueleto de una cabra rodeado con algunos pedazos de carne muerta.

Entonces abrió su hocico para hablar...

-¿Has escuchado el dicho que dice..."la curiosidad mató al gato"?

Esa cosa comenzó a correr hacia mí, aún poseía las manos de una persona, o de la señora de antes, las orejas también, reaccioné y corrí por mi vida, a una acera pude ver mi casa, al llegar toqué la puerta como loca al escuchar los terroríficos ruidos que hacía ese animal humanoide.

-¡Lilly abre la puerta ya por favor!.-Lilly por fin apareció.

-¿Qué te...?.-la empujé hacia adentro lo más rápido que pude, tapé su boca con mis manos y le dije que apagara las luces.

-¿Todas?.-susurró Lilly.

-¡Sí todas!.-también susurré.

-¿Qué te pasa, por qué entras así?.

-Mira.-la llevé hacia la ventana, abrí un poco la cortina y ahí se encontraba eso.

Olfateaba el jardín desesperadamente

-¿Qué mier** es eso?.

-No sé, no sé.-dije en lágrimas y sollozos.

Comenzó a gritar...y a ¿llorar?, comenzaba a golpear todo a su alrededor, a reírse, a hacer muchas cosas por la desesperación.

-Salgan por favor, tengo frío y hambre...-soltó un balido.

Nos agachamos a la par de la puerta.

(...)

Todo se quedó en silencio después...decidimos asomarnos, no había nada, por un momento nos sentimos aliviadas, hasta que...

-Quiero...que...-un fuerte golpe se escuchó en la puerta.-¡SALGAN!.

-entre lágrimas le grité.-¡Lárgate, no hay comida!.

Los golpes seguían y seguían, agarré el teléfono y llamé a la policía

-911 ¿Cuál es su emergencia?.

-¡Ayuda por favor, hay alguien intentando entrar a nuestra casa!.

En la llamada se podían escuchar los balidos y gritos de Lilly, la respiración rápida de Cami y la desesperación de la cabra.

-Señorita cálmece y denos su dirección.

-S-si...es...oh por Dios, ¡Oh por Dios entró!.

Cami le dijo a Lilly que subiera a la habitación de arriba, ambas corrieron mientras el animal trataba de pasar sus pezuñas por la puerta ya rota.

-Señorita no se mueva de donde está, ya vamos para allá.

-¡Ayud...-la llamada se cortó

(...)

Luces rojas y azules parpadeaban por todo el vecindario. Un grupo de policías pasó a la casa, buscando entre el desorden a las dos chicas y al sospechoso, subieron unas escaleras.

-¿Hola?...¿hay alguien?

-¡Por aquí!.

Una de los oficiales quitó lo que era una barricada de muebles para encontrarse con dos chicas acurrucadas y temblando.

Salieron de la casa rodeadas de oficiales, agarradas de las manos trataban de calmarse.

Lilly volvió a ver la casa, cuando de repente la cabra se asomó y sonriendo con una de sus manos le señaló arriba de la casa. Lilly le hizo caso y pudo ver a dos personas en la ventana...

-Cami...-le enseñó lo que vió y ambas se volvieron a ver, llorando sabían lo que había pasado...sabían que lo que vieron allá arriba...

Eran sus cadáveres pidiendo ayuda mientras su piel era desgarrada...

El 4 Octubre de 1970 es un día que no quisiera recordar, por más que intente dormir no puedo, me persigue, me quiere muerto.

Hakiko y yo nos conocimos en la secundaria, ella es...o era... una persona introvertida, pero amigable, nadie pensaría que la Hakiko actual es realmente ella.Mis padres me pidieron que cuidara de mi hermano y sus amigos ya que saldrían por su aniversario de bodas, en fin, tampoco tenía la opción de negarme a hacerme cargo de mi hermano, así que estuve toda la tarde echándoles un ojo mientras jugaban para asegurarme de que no les pasara nada, de todos modos no tenía nada más que hacer.

A las 11 pm vino Hakiko a mi casa, se veía preocupada, ida, desorientada. Le pregunté qué le sucedía, además de su aspecto ella nunca venía a visitarme tan tarde. Me respondió:-Yo...tengo miedo...¿me puedo quedar contigo un rato?No podía negarme, era mi amiga, no quise preguntarle más pues no sabía cómo, aún así me dispuse a apoyarla y acompañarla hasta que se sintiera mejor para hablar, sin embargo, me llamó la atención el broche que tenía en su uniforme de la escuela, era extraño, parecía como un ojo, pero no era momento de comentarle mis opiniones sobre su nuevo accesorio.

Ya eran las 23:30, dejé que los niños se quedaran más tiempo aprovechando que mis padres no estaban para que se divirtieran un poco más, pero ya debían irse, así que me dispuse a acompañarlos a sus respectivas casas, le dije a mi hermano que se quedara en nuestra casa mientras iba a dejar a sus amigos, ya era tarde y lo noté muy cansado.

Hakiko me acompañó, el pueblo no es muy grande, así que las casas quedaban a unos cuantos minutos. El almacén aún estaba abierto a mitad de camino, así que le dije a Hakiko y a los niños que esperaran afuera mientras compro rápido. Hakiko por alguna extraña razón se veía como nueva, entusiasmada de hecho, no lo vi como algo negativo ya que se veía mejor que como estaba antes y eso era bueno, supuse.

La pesadilla comenzó cuando al volverme hacia los niños, no estaban, tampoco Hakiko, los llamé, grité sus nombres mientras corría por las calles de tierra, nada.La oscuridad era tremenda, parecía la noche más oscura de lo que suele ser, Hakiko también me preocupaba, ¿Y si la raptaron? ¿Y si secuestraron a todos? O quizás no debía preocuparme y era solo una broma... sí...eso debía ser...ojalá hubiese sido solo eso.

De pronto escuché voces de niños, me llamaban, decían mi nombre, seguro eran ellos, me decían que fuera hacia ellos, así que corrí aún más adentrándome a la oscuridad casi absoluta del bosque cercano. No había momento para pensar, sólo quería encontrarlos a todos, ya estaba perdiendo la cabeza y mi corazón palpitaba fuertemente. Las voces no paraban, venían de todas direcciones, ya no sabía donde ir. Agarré mi cabeza y pegué un fuerte grito, las voces cesaron.

El silencio...una tortura, ahora ni siquiera sabía donde estaba, hasta que vi una luz rojiza, se acercaba lentamente mientras escuchaba pasos, la Luna fue la única que me ayudó a divisar el rostro pálido de alguien...o algo...Hakiko?

Dos estructuras esqueléticas parecidas a las patas de una araña se alzaron, al parecer provenían de su espalda, además de una especie de tijeras gigantes que reemplazaban su mano derecha. Esa luz roja debía provenir del broche extraño de antes.

-Corre- me dijo con una voz apagada. Yo estaba paralizado, mi cuerpo no respondía, hasta que mostró su sonrisa, roja como la sangre... quizás porque evidentemente era sangre la que contenía.

Aterrorizado comencé a correr lo más rápido que pude hacia donde fuera, detrás escuchaba pasos anormalmente rápidos, ramas rompiéndose junto a sonidos de tijeras...y las voces de los niños, esto no podía ser real, tenía que ser una pesadilla.

Corrí hasta que pude divisar una farola de luz que provenía del pueblo, corrí hacia ella hasta que tropecé con algo, caí con las manos en frente de un rostro, un rostro sin ojos y sin cuerpo, ya no era momento de paralizarme del terror otra vez, solo corrí...de ahí no recuerdo más

Ahora la policía me ve como sospechoso de la desaparición de Hakiko y los niños, apenas he podido dar declaraciones, ¿quién me creería? Solo quise contar esta historia para que quién la encuentre sepa la verdad de lo que sucedió, si es que me cree.Ahora es momento de acabar con todo, el suicidio es la única salida a mi tormento, yo ya no estoy vivo, dejé de vivir desde ese día, Hakiko no me quitó la vida físicamente, disfruta hacerlo de a poco hasta joder mi mente...

ANEXO.

-Dibujo de Hakiko encontrado en un bosque cercano a un pequeño pueblo japonés, aparentemente hecho por un niño-

Cuando tenía unos 8 años, me gustaba mucho jugar con Mega Bloks; armaba grandes torres, para luego derrumbarlas. Una de esas veces, ya habiendo tirado otra de mis torres, me aburrí de estar en mi cuarto y fui a pedirle permiso a mi mamá para salir a jugar. Ella me dijo que me dejaría una vez que recogiera los bloques que había dejado en el piso, entonces yo me giré para regresar a mi cuarto, pero me detuve porque mi hermano, de 5 años estaba en mi cuarto, recogiendo los juguetes por mí. Había encendido la luz, estaba callado y se veía muy concentrado en lo que hacía. Volteé con mi mamá otra vez, y le dije, "Ah, mi hermano ya lo esta haciendo por mí," a lo que ella se asomó, observó mi puerta muy desconcertada por un par de segundos, y dijo: "Ahí no hay nadie. Tu hermano está afuera, jugando." Volví a mi cuarto y vi que, en efecto, no había nadie; ahora la luz estaba apagada, y los juguetes seguían en el suelo. Sí se me hizo extraño, pero decidí ignorarlo, recoger y simplemente salir...