Está historia se desarrolla en un pueblo de Inglaterra, en el año 1657, dónde vivía una joven bastante hermosa, pelirroja, de ojos marrones y cuerpo curvilíneo. Está chica solía pasear muy a menudo por la noche, debido a que la misma le parecía hermosa y tranquila, y tampoco creía en las leyendas locales del pueblo, debido a que le parecían absurdas y que solo eran cuentos para asustar a los demás, algunos la describían cómo demasiado pura y bondadosa, cómo si ella fuera un ángel enviado por Dios a la Tierra, pero claro, no faltaban los hombres que se querían aprovechar de ella debido a su belleza e inocencia.
Un día, haciendo una de sus habituales caminatas nocturnas, resbaló y casi cae a una cueva, de no ser por un hombre guapo y alto, de cabello tan rojo como la sangre al igual que sus ojos. Adriana, cómo se llamaba la chica, se enamoró perdidamente del hombre la cuál la salvó. Estos empezaron a compartir y pasar más tiempo juntos y cada vez calleron más enamorados, los habitantes de ese pueblo sentían una vibra extraña por parte de ese hombre, ya que siempre sentían que la muerte o algo sobrenatural estaba cerca, aún así, no le dijeron nada a la jóven, puesto que el amor entre los dos tortolos era demasiado bonito como para arruinarlo.
Finalmente, un 6 de Octubre, a las 3:33 P.M., se revelaría que Adriana había quedado embarazada del hombre tan apuesto, pero esto solo sería el comienzo de la pesadilla. Adriana y Zalgo estaban durmiendo tranquilamente en su cama compartida, hasta que Adriana empezaría a sentir el dolor de parto, a las 12:00 de la noche, Zalgo fue a buscar ayuda para ayudar a su esposa, aunque ambos sabían que la cosa no sería rápida, era mejor que nada.
—Dios... Ni siquiera ha nacido y ya está dando problemas...— Pensó Adriana mientras intentaba expulsar al bebé de su vientre.
Finalmente, su esposo llegó con la ayuda necesaria, después de algunas horas de parto, el niño finalmente nació, pero hubo un silencio incómodo al ver que el niño no lloraba, la incomodidad aumentó al ver que eran las 3:33 A.M., nadie se atrevió a hablar en buen rato, aparentemente incómodos por la falta de reacción del niño, fue entonces cuándo el niño recién salido del vientre de su madre, habló.
—Quiero que me pongan Miguel...— Dijo el niño, pero más que sonar como una petición, sonó como una orden.
Los que ayudaron a la pareja simplemente se pusieron más tensos e incómodos. Uno de ellos que parecía un hombre ya adulto, dijo.
—¡Ese niño es del Diablo!— Le gritó a la mujer, acusándola de haberse acostado y entregado al Diablo. Pero no pasó mucho antes de que el hombre, esposo de Adriana se ponga agresivo y eche a todos los hombres de su casa a golpes puros.
Adriana, la cuál estaba furiosa, se obligó a mantenerse tranquila, puesto que estaba débil y no quería asustar al niño y lo intentó dormir, cosa que consiguió casi al instante. Adriana pensó para si misma que su hijo era un niño inteligente, y no un demonio cómo lo quisieron hacer ver. Aunque ella sabía que algunas de las historias de niños que nacen como demonios indicaban que los niños tenían una mirada apática y fría, o nacen sin llanto alguno, aunque le dió escalofríos recordarlo, no le dió importancia. Esa misma noche, de tanto esperar a su esposo se quedó con su hijo dormida en brazos, se sintió cómo si la oscuridad la envolviese, pero más que amenazada, se sintió segura y protegida.
Pasaron los años y Adriana solo parecía volverse incluso más hermosa, su hijo, el cuál era extrañamente pelinegro a pesar de haberlo tenido con su esposo, le dijeron que el niño era del Diablo, no paraban de decirle que tenía sexo con el Diablo o que era una bruja. Estás situaciones se siguieron repitiendo, hasta que Adriana, sin importarle quién le dijera bruja o prostituta al Diablo, lo golpeaba hasta qu se callase. Ella no lo hacía por ofensa hacia ella sino por su propio hijo el cuál a la edad de 6 años ya sabía algunas operaciones complejas y la ayudaba con las tareas del hogar, lo cuál, apreció bastante, considerando la constante falta de su esposo en casa. Aunque, la cosaeno se hacía mejor ya que aparecieron 2 vecinos muertos, vecinos los cuáles le dijeron cosas obscenas a Adriana, y las acusasiones se volvieron más constantes.
Un día, mientras limpiaba la casa junto con su hijo el cuál ya había cumplido los 12 años, recibió una horrible noticia, su esposo, con el cuál llevaba casada ya 15 años, había desaparecido sin rastro alguno. La noticia la había golpeado como una tonelada de ladrillos y empezó a llorar amargamente durante un día entero, más las acusasiones de brujería y que se acostaba con el Diablo, llegaron a los oídos de las autoridades cristianas, las cuáles tomaron cartas en el asunto y la condenaron a la horca. Durante sus últimas palabras, expresó su agradecimiento por la vida, y que no le deseaba el mal a nadie, que siempre estaría agradecida por lo que han hecho por ella, pero fue rápidamente abucheada por el público y finalmente bajaron la trampilla de bajo de ella, mientras la mujer luchaba por respirar, no dejó de pensar en un solo segundo por su querido hijo, aunque su mirada era apática y sin emociones, ella lo amaba como si fuese la cosa más valiosa que tiene. Y tan solo en unos cuántos minutos la mujer dejó de respirar y murió debido a la asfixia.
Los vítores de alegría y felicidad, rápidamente se apagaron debido a que el ambiente se volvió pesado y el aire se volvió denso, pero peor la estaban pasando los verdugos, que quienes estaban al lado del cadáver de Adriana, estaban luchando por poder respirar y moverse... Lo cuál solo aumentó lo tétrico de la situación, los dos verdugos murieron rápidamente, y en cuestión de segundos todo se volvió un caos, la gente estaba gritando de horror, llendose hacia sus casas o simplemente paralizados del miedo debido a que creían que un demonio está castigando el pueblo... Bueno, razón no les faltaba, ya que en la madrugada de esa misma noche, unos guardias que andaban patrullando la zona, encontraron al hijo de Adriana devorando su cadáver sin piedad alguna, cuándo este mismo los vió, le arrancó la tráquea a uno y al otro lo dejó malherido. Mañana en la mañana, fueron a buscar el cadáver de Adriana, el cuál no fue encontrado, rápidamente todo el mundo sospechó que fue su hijo Miguel, y lo fueron a buscar, solo para cuándo entraron a la casa, el niño tampoco se encontraba ahí, lo buscaron por todo lado, incluso se amenazó de muerte para encontrar a quién lo hubiese escondido. Aún así, no se encontró al niño ni el cadáver de su madre.
Unos años después, un joven de algunos 19 años, con cuerpo y muscularura tonificada, cabello negro con puntas tan rojas como la sangre, vestido en traje y corbata, se presentó en el pueblo, aunque no a todos les agradó su llegada, puesto que se parecía al niño que desapareció hace 7 años, sin embargo, las jovencitas del pueblo calleron rendidas ante el carisma, humildad y amabilidad del jóven, lo cuál le pareció aún más tétrico a los demás adultos, ya que parecía Adriana pero en cuerpo de hombre. Con el tiempo, el jóven se terminó casando con una mujer, pero tan solo 5 años después, está desapareció sin rastro. Después de algunos meses de la desaparición, empezaron a desaparecer personas hasta que solo quedaron algunas pocas, esas pocas personas intentaron escapar del pueblo sin éxito alguno, regresando sin recordar que habían intentado escapar o la razón por las que se sentían incómodos en ese pueblo. Y así es como pasó, cada cierto tiempo el jóven, hacía una masacre en el pueblo, devorando personas enteras frente de sus seres queridos, o sacándole las tripas mientras aún respiran para verlas sufrir y después devorarlas. Entre las leyendas del pueblo, se pudo ver como algunos ángeles fueron enviados a acabar con ese Demonio, sin éxito alguno, Miguel, el joven de aspecto guapo, los terminó devorando. Las masacres seguían ocurriendo, llevando a muchas personas a la locura, perdonas que rápidamente aparecían ahorcadas con sus propias entrañas o esofagos en sus propias habitaciones, solo las que tenían gran resistencia mental sobrevivían a cada masacre que Miguel hacía. Esto llegó a un punto en el que las personas incluso llegaron a desafiarlo, siendo arrastradas al mismísimo infierno por Miguel para solo ser reducidos a gritos de agonía mientras este los torturaba sin piedad.
Pasaron los siglos, Miguel tenía sus propios seguidores, y las masacres y los actos inhumanos eran tan normales, que era normal ver a niños destripando a sus padres o hermanos, con la excusa de que si hacían eso, librarían a sus seres queridos de la próxima masacre, ya que, a Miguel no le importaba quién sea, jugará con él hasta romperlo, y cuándo lo rompa, lo va a devorar vivo sin ningún tipo de piedad.
Un día, Miguel se fue del pueblo y nunca más volvió, esto en vez de alegrar a las personas, les dió un fuerte sentimiento a miedo, ya que no sabían si el demonio que los ha atormentado durante siglos los ha decidido matar de una vez por todas. Un día, mientras todo el mundo estaba tranquilo, ya sea trabajando, estudiando o destripando a familiares, uno de los seguidores de Miguel se puso en la plaza y dijo.
—¡Atención gente de este pueblo!– Gritó el hombre tratando de llamar la atención. —¡Mi señor, nuestro señor, nuestro gran Miguel ha venido anoche a dejarme este mensaje!– Gritó nuevamente, está vez tomando la atención de todos en el lugar.
El lugar rápidamente se llenó de gente, queriendo saber porque Miguel no ha vuelto, cuándo ya habían pasado 81 años. Es ahí dónde uno de los seguidores de Miguel vuelve a hablar.
—¡Miguel nos dejó un mensaje importante!– Aclaró de nuevo, está vez aclarandose la garganta. —Miguel ha decidido ir en busca de su hermana menor, la cuál no puedo revelar su nombre. Esto lo sabe debido a que su padre, el señor de los 7 infiernos ha decidido contarle sobre ella. Una vez nuestro señor venga, tendremos que mantenernos alejados de ella a menos que ella nos lo pida, ¿entendido?– Terminó de decir este, nadie dijo nada, estaban en los suficientemente en shock para no decir nada...
Esa noche no se durmió en el pueblo, haciendose preguntas sobre Miguel cómo: ¿Cuándo volverá? ¿Cuándo la encontrará? ¿Mañana? ¿Nunca? ¿O solo está jugando con nosotros?
Esas eran las preguntas que se hacían aquellas personas... No pudiendo consiliar el sueño... Puesto que aunque Miguel no estaba ahí, su presencia demoníaca aún se sentía.
—Fin de la historia.... Por el momento—
PD: Está Creepypasta la hice con toda la creatividad que tenía, espero llegue a ser grande cómo para estar en uno de los vídeos de Tik Tak Draw :)