Todos los mensajes de Waifu terraplanista

David se quedó paralizado al leer el mensaje. No podía creer lo que estaba pasando. ¿Cómo sabía el desconocido que vivía en el cuarto piso? ¿Qué quería de él? ¿Qué había en el quinto piso?

David sintió un impulso de huir, pero también una curiosidad morbosa. ¿Quién era su vecino del quinto piso? ¿Qué aspecto tenía? ¿Qué le haría si subía a verlo?

David tomó una decisión. Cogió un cuchillo de la cocina y se dirigió al ascensor. Pulsó el botón del quinto piso y esperó a que llegara. Mientras tanto, le llegó otro mensaje privado del desconocido. El mensaje decía:

- Me alegra que hayas decidido venir, David. Te he preparado una sorpresa.

David sintió un escalofrío al leer el mensaje. ¿Qué sorpresa le habría preparado? ¿Sería algo bueno o algo malo?

El ascensor llegó al quinto piso y se abrió la puerta. David salió con cautela y miró a su alrededor. El pasillo estaba oscuro y silencioso. Solo se veía una puerta al final, con un cartel que decía: "Bienvenido, David".

David se acercó a la puerta con el cuchillo en la mano. Estaba entreabierta y se oía una música suave desde dentro. David empujó la puerta y entró.

Lo que vio lo dejó sin aliento.

El piso estaba lleno de fotos suyas, desde que era un niño hasta ahora. Había fotos de él en el colegio, en el trabajo, en la calle, en su casa, durmiendo, comiendo, duchándose... Fotos tomadas desde todos los ángulos y distancias, sin que él se diera cuenta.

En el centro del piso había una mesa con dos velas y dos platos. En uno de los platos había un pastel con una vela encendida y una inscripción que decía: "Feliz cumpleaños, David". En el otro plato había un corazón humano sangrante.

Y detrás de la mesa estaba el desconocido.

Era un hombre alto y delgado, con el pelo largo y negro, la piel pálida y los ojos rojos. Llevaba una camiseta roja igual que la de David y una sonrisa maliciosa.

- Hola, David -dijo el desconocido-. Me llamo Daniel y soy tu admirador secreto. Te he estado observando desde hace años y hoy he decidido declararte mi amor. Te he traído un regalo: el corazón de tu exnovia. Ella no te merecía, solo yo te quiero de verdad. Y ahora que estamos solos, podemos celebrar tu cumpleaños como se merece.

Daniel se levantó de la mesa y se acercó a David con los brazos abiertos.

- Ven aquí, David -dijo Daniel-. Dame un beso.

David retrocedió horrorizado y levantó el cuchillo.

- ¡Aléjate de mí! -gritó David-. ¡Estás loco! ¡Socorro!

Pero nadie lo oyó.

Daniel se lanzó sobre David y lo abrazó con fuerza.

- No grites, David -susurró Daniel-. No tengas miedo. Te voy a hacer feliz.

Y le clavó los dientes en el cuello.

David era un hombre solitario que pasaba la mayor parte de su tiempo en internet. Le gustaba chatear con desconocidos, ver vídeos, jugar a videojuegos y leer noticias. No tenía muchos amigos ni una vida social activa. Su única compañía era su ordenador y su webcam.

Un día, mientras navegaba por una página web, le llegó un mensaje privado de un usuario desconocido. El mensaje decía:

- Hola, David. Me gusta tu camiseta roja.

David se sorprendió al leer el mensaje. ¿Cómo sabía el desconocido su nombre y el color de su camiseta? Miró a su alrededor, pero no vio a nadie. Luego miró a su webcam y se dio cuenta de que estaba encendida. ¿Sería posible que alguien lo estuviera observando por la webcam?

David sintió un escalofrío y respondió al mensaje:

- ¿Quién eres? ¿Cómo me ves?

El desconocido le contestó:

- Soy tu admirador secreto. Te veo por tu webcam. Tienes unos ojos muy bonitos.

David se asustó al leer el mensaje. ¿Un admirador secreto? ¿Qué quería de él? ¿Cómo había conseguido acceder a su webcam? David pensó que se trataba de una broma o de un hacker y decidió ignorar el mensaje. Apagó su webcam y cerró la página web.

Pero al cabo de unos minutos, le llegó otro mensaje privado del mismo desconocido. El mensaje decía:

- No me ignores, David. Sé que estás ahí. No puedes escapar de mí.

David se enfadó al leer el mensaje. ¿Cómo seguía viéndolo si había apagado su webcam? ¿Qué quería de él? David respondió al mensaje:

- Déjame en paz. No te conozco. No me interesas.

El desconocido le contestó:

- No digas eso, David. Claro que me conoces. Soy tu vecino del quinto piso.

David se quedó helado al leer el mensaje. ¿Su vecino del quinto piso? ¿Cómo era posible? David vivía en un edificio de cuatro pisos y nunca había visto a nadie en el quinto piso. Pensó que estaba vacío o abandonado. David se levantó de su silla y fue a la ventana. Miró hacia arriba y vio una luz encendida en el quinto piso. También vio una silueta oscura que lo miraba fijamente desde la ventana.

David sintió un terror indescriptible y corrió a la puerta. Quería salir de su casa y pedir ayuda. Pero antes de que pudiera hacerlo, le llegó otro mensaje privado del desconocido. El mensaje decía:

- No te vayas, David. Te estoy esperando en el quinto piso. Ven a verme.