Me encontraba con mis dos hermanas en la habitación, jugando, mientras mis padres habían decidido salir de fiesta. Claro, yo tenia la responsabilidad de cuidarlas al ser la mayor. Mis padres avisaron que volverían tarde, así que decidí aprovechar el tiempo con ellas. Al ser varios años mayor, me dedicaba completamente a la universidad y al trabajo, así que aprovecharíamos toda la noche para quedarnos despiertas y poder divertirnos.
Mi hermana mediana y yo nos encontrábamos platicando del cole y de nuestras vidas amorosas, mientras la más chica, estaba jugando con su muñeca dentro de la habitación, lo cual era bastante molesto debido al escándalo que hacía al creer que la muñeca era su amiga y le hablaba (claro según ella), pero ya saben lo que dicen , los niños pequeños tienen una gran imaginación, es por ello que muchas veces le intente meter miedo diciéndole que las muñecas hablan en las noches y se mueven constantemente , pero no me hizo caso, y su ruido fue mayor, incluso le advertí que le iba a contar una de mis muchas historia de terror para que de esa manera se calme pero fue inútil.
Jugando, la muñeca se le resbalo bajo de la cama, y me pidió que la sacara pues le tenía miedo a la oscuridad. Me había molestado toda la tarde, tanto que decidí no hacerle caso e ignorarla.
Luego de pasar un buen tiempo jugando y cenando, nos fuimos a la sala a ver películas. Le pregunté a mi hermana mediana dónde se encontraba la más pequeña, puesto que ya llevaba un rato que no la escuchaba. Ella no supo responderme, pues andaba pegada al celular. Le dije que la buscáramos. Yo, de inmediato, decidí subir y buscarla en el cuarto. Entré y claramente escuche el sonido de su risa por lo que supe que era ella. Me acerqué lentamente a la cama hasta quedar al lado de la orilla cuando sentí su mano tocar mi tobillo del pie, con el motivo de intentar asustarme. Como yo siempre lo hacía con mis cuentos de terror, cuando supe que debía agacharme para sacarla escuché a mi hermana del otro lado gritando: "Aquí está Emma no te preocupes ”.
En ese momento rápidamente me di cuenta que no había nadie más en el cuarto, excepto aquella muñeca y yo. Decidí correr a la puerta sin decir una sola palabra. Bajaba las escaleras lentamente intentando olvidar lo ocurrido , al entrar a la sala y hablando como si nada hubiera pasado, mi hermana menor giro la cabeza y me dijo “Acepta sus disculpas, solo quería jugar”.