Era una cálida noche, de hecho muy cálida para ser invierno y en Suiza, no es que sea de ahí, ni mucho menos. Simplemente era una visita de trabajo.
Ese día había sido muy duro, casi choco contra un camión, hubiera sido devastador para las demás personas que estaban en la carretera y para mi familia, mis tres hijos y mi mujer. De pronto me llegaron unas ganas de dormir enormemente grandes cuando llegué al lugar en donde me alojaba, y me fui a la cama.
-Ufff- Murmuré en las cobijas- Qué cálidas están, ¡qué buena suerte!
Ya dormido empecé a soñar con comida pues era muy glotón. Pero, curiosamente volví a soñar que estaba en una especie de hospital raro, sucio, mal oliente y con ratas. A lo lejos pude divisar una puerta con la perilla rota, la abrí y al fondo del pasillo se alcanzaba a ver una niña.
- Una niña… ¿qué hará aquí?- Pregunté con un tanto de asombro.
El “hospital” estaba vacío o eso pensaba, en eso la seguí para tratar de ayudarla; pero cada paso que daba se alejaba más y más hasta que me puse a correr y ella… desapareció entonces me pregunte “¿Estaré soñando con fantasmas?” pues creía que era un sueño.
En ese instante, escuché un quejido. Provenía de una chiquilla. Seguí los quejidos y descubrí que me llevaban a un cuarto más obscuro que las demás habitaciones. Vi detrás de mí y para mi sorpresa ella estaba detrás, solté un grito de terror.
En eso ella me hizo una seña para que la siguiera, seguí sus órdenes pero noté que el lugar donde me llevaba era un cuarto lleno de niños a los cuales les faltaban ojos, brazos, piernas ¡Les faltaba todo!
-¡Dios mío! ¡¿Qué clase de lugar es este?! - Grite más que aterrado, y salí corriendo a todo lo que podía mi cuerpo.
Para mi desgracia, no encontraba la salida, lo cual me desesperaba mucho hasta el punto de sudar como un puerco. Ellos se acercaban cada vez más, le salían garras de las extremidades y dejaban un rastro de sangre y lágrimas, hasta que finalmente me atraparon. Empezaron a arañar todo el cuerpo, el dolor era más que insoportable…Y luego, desperté.
-Fue todo un sueño.-
No obstante, cuando me dirigí al baño a lavarme la cara, me vi en el espejo. Mi cara se encontraba con varias heridas…
-¡¿Por qué?! ¡¿Por qué a mí?!- Exclamé sollozando… Y el teléfono sonó. Contesté de mala forma, y me avisaron que todos a los que amaba, mi familia, estaban muertos.
Me encerré en el baño, y lloré tratando de desahogar todo el dolor que sentía. De repente, la puerta se abrió... y pude ver a mi peor pesadilla.