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LimboP MORADOR DEL LIMBO
"Se estremece la tierra, ruge la espuma de los mares sobre las montañas, y el cielo arde en música de sombras y liras infernales"

Este es un descarriado del Limbo, penitente del Purgatorio con fecha de nacimiento en un guiño de ¡CreepyLooza! Abstente de la arena, que esto es más legal que tu jfa. Burló La Guillotina y a los Jueces del Infierno, así que cómete tu teclado.


¿Qué historia nos vas a contar hoy, tía?

Montones de veces, y a mi pedido, mi inolvidable tía nos contaba historias «de miedo» cuando yo era chica y junto a mis primos la acompañábamos a pasar la noche en su vieja pero acogedora cabaña de campo.

Uno de los relatos que más acostumbraba contarnos, era el que les contaré ahora.

Ella me aseguraba que había sucedido en un lugar remoto de nuestra ciudad.

No recuerdo con exactitud este dato ni la fecha cuando ocurrió tal acontecimiento y, lamentablemente, hace años que ella ya no está para aclararme las dudas.

Lo que sí recuerdo es que, de entre todos los que nuestra tía solía narrarme mientras intentábamos no dormirnos, este relato era uno de mis preferidos.

Y bien, aquí va:

Una morada de diez habitaciones, con lujos y decoraciones, era hogar de una despiadada madre soltera y sus pobres hijos.

Hace muchos, muchos, muchos, muchos años, una hermosa casa se alzaba en medio del bosque.

Tan vengativo es el karma, que es que hubo allí un gran incendio, tal vez provocado por los envidiosos vecinos (que no se encontraban sino en kilómetros hacia el horizonte), del cual la mujer se abrió paso, dejando atrás a sus hijos.

Los cuerpos carbonizados de los niños que una vez fueron hijos de aquella mujer, tirados en los lugares donde antes se alzaban las preciosas habitaciones.

De lo que antes era una hermosa casa, solo quedaba un baño y una pequeña habitación, con desmoronadas paredes y nada de techo.

La mujer, que ahora arrepentida de sus acciones, comenzó a experimentar un repentino cambio mental. El Estrés Post-Traumático le empezó a afectar.

Tomó los cadáveres de los niños y a partir de ese día los trató como si estuvieran vivos. Cada día los vestía con ropas sucias que ella misma lavaba para ellos, les ponía comida en la mesa y los cubría en los crudos días de invierno.

Esta historia es real, le sucedió al amigo de un amigo


Recuerdo que la última vez que mi tía nos contó esta historia, recorríamos incontables kilómetros en auto hacia su cabaña. Yo le pedí que la cuente, cuando mis primos más pequeños comenzaban a hartarme.

Justo cuando terminó de contar la historia, en medio del camino, escuchamos un fuerte ¡BANG! por lo cual nuestra tía se bajó del auto para revisar qué fue lo que había pasado.

Habíamos reventado una rueda, y no teníamos más remedio que bajar a pedir ayuda. La única casa estaba metros más adelante, y lo último que recuerdo antes de caer en un profundo sueño, es ver como esta casa parecía derrumbada y sin techo…

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