Representación de fantasía de "como se cree que es Am Dhaegar"
"En su mano derecha sostiene una estrella muerta. Su mano izquierda está teñida con la sangre de Am Dhaegar."
Am Dhaegar es una enigmática entidad cósmica que algunos veneran como deidad y que se encuentra estrechamente relacionada con Zalgo. Aunque existen referencias limitadas, se cree que Am Dhaegar es la única entidad capaz de enfrentarse a Zalgo.
A lo largo de los años, ha persistido un constante intento por descubrir los misterios que rodean a esta entidad.
La apariencia física de Am Dhaegar es desconocida, pero los seguidores suelen representarlo como un dragón o una criatura similar a la entidad conocida como Cthulhu, venerada por cultos que suelen vincularlos con fundamentos no tan solidos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas representaciones son meramente imaginativas, ya que resulta imposible retratar con precisión una entidad de tal naturaleza anticósmica, tanto en el caso de Am Dhaegar como en el de Zalgo.
La fascinación que suscita Am Dhaegar radica en su capacidad para desafiar la comprensión humana. Su existencia trasciende nuestros límites perceptuales y conocimientos, sumiéndonos en un abismo de incertidumbre. Aunque las referencias son escasas, continúa siendo objeto de un incansable intento por desvelar sus secretos.
Leyenda[]
En los abismos primordiales del universo, donde la luz y la oscuridad se entrelazan en un baile cósmico, surge Am Dhaegar, una entidad enigmática y venerada como divinidad por algunos, cuyo linaje se remonta a tiempos inmemoriales. Desde su origen, la humanidad ha buscado desentrañar el misterio de esta entidad celestial, cuyo poder y conexión con Zalgo suscitan temor y reverencia en igual medida. Las representaciones de Am Dhaegar, plasmadas en las limitadas dimensiones humanas, oscilan entre la majestuosidad de un dragón alado y la impenetrable forma de una entidad amorfa. No obstante, estas imágenes apenas son meros reflejos terrenales, incapaces de capturar la magnificencia y el esplendor divinos que residen en Am Dhaegar y Zalgo, cuyas verdaderas esencias trascienden la comprensión humana. Entre los linajes de la sabiduría antigua, se susurran diversas teorías acerca de Am Dhaegar. Algunos sostienen que es un antiguo enemigo de Zalgo, un ser cuyo poder sobrepasaba el entendimiento mortal, y que solo el poderío de Zalgo logró herirlo, forzándolo a buscar refugio en otras dimensiones para preservar su existencia. Según esta creencia, Am Dhaegar quedó atrapado en una inmovilidad perpetua, mientras que el poder de Zalgo se incrementaba sin cesar, amenazando con sumir al universo en el caos. Otro linaje ancestral narra que Am Dhaegar fue adorado como una deidad por una civilización olvidada en los anales del tiempo. Sus altares y columnas erigidas en su honor representaban a una serpiente alada, valerosa en su lucha contra Zalgo y sus seguidores, en busca de preservar el orden y la armonía cósmica. Entre las crónicas ancestrales también se encuentran relatos divergentes sobre el origen de Am Dhaegar, aunque todos ellos confluyen en la esencia de que Am Dhaegar fue un dios del orden y la vida, cuya presencia se manifestó en la creación de estrellas y planetas, mientras que su sangre se convirtió en nebulosas, dando vida a múltiples universos y reinos. Por último, se hace mención a un símbolo enigmático asociado a Am Dhaegar, conocido como el Ojo de Am. Quienes veneraban a Am Dhaegar portaban este emblema como un signo de protección divina y como una manifestación visible de su fe religiosa. Se cuenta que este símbolo tenía el poder de resguardar ciertas áreas específicas de hogares, templos y de aquellos que lo portaban, siempre y cuando se mostrara públicamente. Estas son las crónicas transmitidas a través de los linajes de sabiduría ancestral, que arrojan un destello de luz sobre la naturaleza y el poder de Am Dhaegar. Sin embargo, el conocimiento humano apenas alcanza a vislumbrar una fracción infinitesimal de su verdadera grandeza, dejando a la humanidad en un estado de asombro y temor reverencial ante la vastedad de su existencia y la eterna lucha entre la luz y las sombras en los confines del cosmos.
