Azathoth, El Necio Sultán de los Demonios, El que Roe, Gime y Babea en el Centro del Vacío Final. Es el caos creativo e infinito del universo y el supremo Dios Exterior. Una maldición ha hecho que sea un dios ciego y lobotomizado, que pasa la eternidad de su encarcelamiento moviéndose incesantemente al son de una flauta. En ocasiones, cuando Nyarlathotep visita la Tierra, su presencia viene acompañada momentáneamente del tenue sonido de una flauta. Esto quiere decir que en ese momento viene de visitar a Azathoth en su encierro. Alrededor de él danzan eternamente el resto de Dioses Exteriores siguiendo melodías demenciales, entre ellos Yixikh, Shub-Niggurath, Nyarlathotep y los otros dioses menores. Es muy difícil encontrar un relato donde se insinué siquiera una breve descripción de su poder.
Azathoth es la deidad más poderosa. Supera infinitamente en fuerza a dioses tan emblemáticos como Cthulhu o Yog-Sothoth, y su mera presencia augura muerte y destrucción. Pese a no ser descrito nunca con exactitud, se deja entrever que Azathoth es una masa informe repleta de tentáculos que habita en el centro del caos primigenio, que en realidad no deja de ser una prolongación de su propio ser. Suele aparecer representado con innumerables fauces y ojos, mostrándose de esta manera como el más puro concepto de confusión y desorden estructural. Parece ser que el término proviene de la fusión de los términos bíblicos Anathoth y Azazel, que hacen referencia a una ciudad y a un demonio del desierto, respectivamente. Azathoth nunca aparece físicamente, lo que se sabe de él se debe únicamente a alusiones dadas por el Necronomicón. Son precisamente los textos de los pasajes en los que figura su nombre lo único que certifica su existencia, pero ya se encarga Nyarlathotep, su heraldo, de mantener viva su leyenda.
Se dice entre otras cosas que Azathoth es una deidad ciega y carente de inteligencia. Es precisamente su estupidez lo que hace que sea tan peligroso, ya que por ella es irreflexivo e insensible al dolor que puede causar en el caso de que sufra un ataque cólera; pero, para evitar esto, los llamados Flautistas Amorfos tocan una melodía hipnótica que le arrulla y le mantiene adormecido. Por esto y mucho más, se puede considerar que el comportamiento de Azathoth es como el de un niño pequeño pero, al ser tan grande y poderoso, podría incluso destruir el universo. El hecho de que sea estúpido pero omnipotente haría de Azathoth una perfecta marioneta de un dios más inteligente, como Yog-Sothoth o, más posiblemente, de Nyarlathothep. De hecho, es posible que su existencia sea sólo una invención de Nyarlathotep para ganar importancia, ya que se autodenomina Mensajero de Azathoth, y realmente nadie jamás ha visto al dios en persona. Por otro lado, gran parte del Universo perdería sentido si Azathoth no existiese. Es por eso que lo expuesto anteriormente sea algo poco probable y no deje de tener un carácter hipotético.
Una leyenda dice que Azathoth al principio era un ser omnipotente y también omnisciente, conocido entonces como Xada-Hgla, pero fue privado de su inteligencia como castigo por haber intentado conquistar el Universo. Es posible que esa sabiduría perdida se condensase y formase a Yog-Sothoth, sin embargo, una versión bastante más aceptada dice que Yog-Sothoth es hijo de Nyog'Sothep. La palabra "Azathoth" designa a "un mal fundamental demasiado terrible como para ser descrito". Dicha denominación es la que, al parecer, se emplea en el Necronomicón para referirse a él, siendo su verdadero nombre tan terrible que nadie osa pronunciarlo. Esto le asemeja en cierto modo a Hastur.
Ningún humano, y tal vez nadie en el universo, sabe su verdadero nombre. Azathoth fue la denominación que Abdul Alhazred empleó en el Necronomicón para referirse a él, y desde entonces el uso del término pasó a generalizarse entre los ocultistas que pretendían nombrar a este dios para potenciar sus invocaciones. Azathoth tiene pocos adoradores, ya que nunca da muestra alguna de gratitud en respuesta. En ocasiones los seres humanos han invocado a Azathoth por accidente, trayendo de manera inconsciente el horror y el desastre con él. Solamente un loco criminal sería capaz de adorar voluntariamente a semejante ser. Sin embargo, tales adoradores podrían llegar a percibir la verdadera naturaleza del universo, sus orígenes, poderes y significado, algo que quizá sólo un loco sería capaz de comprender.
Nombres[]
El Sultán del Caos, el Necio Sultán de los Demonios, el Primer Motor del Caos, la Antítesis de la Creación, el Demoledor del Pensamiento y de la Forma, el que Roe, Gime y Babea en el Centro del Vacío Final, El Caos Monstruoso situado Más Allá del Espacio Angular, Aquel que No Debería Existir, El Omnipotente, El Ciego y Estúpido, El Señor de los Primigenios.
En el Necronomicón[]
"Aquella última y amorfa mancha de la más profunda confusión, que blasfema y burbujea en el centro del infinito; Azathoth, el ilimitado Sultán Demoníaco cuyo nombre no se atreven a pronunciar en voz alta labios algunos, y que mora hambriento en inconcebibles y oscuras cámaras más allá del tiempo, en mitad del amortiguado sonido de viles tambores, y del suave y monótono zumbido de flautas malditas."