Era de noche, en un parque abarrotado de familias, parejas ..., donde una niña pequeña de tan solo 5 años estaba perdida en ese parque vecinal, que estaba peligrosamente cerca de la entrada del bosque abandonado. Lo que le daba mucho más miedo a la menor, corriendo y corriendo buscando a su familia desaparecida.
Nunca logro encontrarlos entre la gente que le daba miedo porque tenían los ojos carmesíes, y sus lágrimas visibles eran sangre oscura y espesa, la niña podía verlos, e igual ellos a ella. Comenzó a correr sin rumbo alguno buscando una salida.
- Hola, niña. -Un señor con una máscara, se acercó a la pequeña con dos moños, ella, temerosa, asintió. El sujeto se quitó la máscara mostrando que no tenia ojos y su boca, estaba totalmente cosida.
La pequeña dio un grito histérico y volvió a correr hasta toparse con un carrusel infantil de colores blancos y dorados, intoxicada de una música satánica, acompañando el extraño ambiente oscuro.
La niña se acercó a ese carrusel, curiosa, y dio un pequeño brinco para subirse a uno de sus asientos. Comenzó a mover su cabeza como loca para saber si ese señor la había seguido.
No, se había marchado.
-¡Hola, pequeña! -Una chica castaña se acercó a la pequeña, la menor se alejó un poco por el gran susto que la había dado -...Parece que te has perdido. Mi nombre es Cire... -Habló casi en un susurro. -
-M-mi nombre es Lola...-Se limpio las lágrimas que le sobresalían.
- ¿Te gustan mucho los carruseles? -La menor asintió -A mí también, pero me gustan más cuando hay niños llorando... Muertos.
- ¡Nooo! -Grito, viendo a niños de la nada sin dedos en las manos, otros sin brazos y unos últimos solo con cabezas, todos lloraban sangre, eso era su común. Comenzó a escapar lo mas lejos de ese demoniaco carrusel, pero, como si hubiese corrido en círculos, volvió a llegar donde no quería estar. El carrusel, que le quito la niñez y la inocencia donde la esperaba paciente la misma chica, vestida con una falda y sudadera negra, con sus uñas largas pero arregladas..., y sus ojos negros.
Se fue acercando a la pequeña con un cuchillo entre las manos.
-Es lindo cuando eres pequeña -Le enterró el arma en el pecho- ...Pero en esta vida nadie tiene corazón.
Abrió su pecho sacando su órgano vital, y lo apretó con fuerza soltando una pequeña risa.
Luego de unas horas, la niña fue encontrada muerta en el carrusel, llorando sangre. Algunos de sus órganos faltaban, al igual que sus ojos, pero, ella solo lloraba sangre. Tenia la marca de un cuerno de un unicornio hecho con algo muy afilado en su pecho, un signo que caracterizaba al asesino.
Nadie conoce su historia, su edad, o como es en realidad, pero, los niños que la logran conocer..., mueren y nunca más los encuentran.
No hay pruebas de quien es, pero sí de que existe.
-Ten cuidado al ir a un carrusel.