¿Para qué esperar lo que es inevitable? Todos somos diferentes pero caminaremos todos por el mismo camino, todos compartiremos el mismo destino, todos veremos a la misma ente superior que nos atormenta.
Ni la ciencia ni la fe nos hará inmortales, ese hermoso y aterrador sueño humano; tan solo con imaginar que todos tus seres queridos y todos tus amigos mueren y tú quedarte joven, esa es la peor maldición.
Aunque yo no sea nada para ti, aunque yo estoy apunto de irme, quiero decir que nunca he tenido amigos que me lloren y mi familia me abandonó al nacer, me recogieron y fui obligado a prostituirme y robar todos los objetos de valor de esa persona.
Mi voluntad es que nadie me llore y que no cambien esta carta.