Me despierto de un sobresalto. El tacto de mi pie con la madera del suelo me provoca un escalofrió. Escucho unos susurros que provienen de la cocina, que raro... Me abrigo y decido bajar.
Algo anda mal.
Mis padres se habían ido a trabajar y estoy solo en casa. Salgo al pasillo que esta oscuro húmedo y frío. No puedo lograr ver absolutamente nada. Un fuerte golpe en mi rodilla me hace gritar del dolor. Sea quien sea... Ha sido alertado. Callado sigo avanzando pero siento unos pasos que vienen hacia mí, una música esquizofrénica se apodera de toda la casa y me obliga a taparme los oídos.... ¡Me está matando! Esos pasos se hacían cada vez más cercanos. Una risa empieza a resonar en el ambiente, la música se hace cada vez más y más fuerte hasta que me desmayo.
Pero despierto en el mismo lugar. Esta vez estaba iluminado. Un aroma a lavanda había cubierto toda la habitación. Mi gato, que antes estaba durmiendo, se queda un rato mirándome...
Alto... no me mira a mí, me doy media vuelta y al fondo del pasillo distingo algo en la ventana, mi gato bufa y sale corriendo hacia esa dirección. Escucho sus maullidos de dolor y luego... Silencio. Me dirijo con lágrimas en los ojos esperando lo peor, tal vez deseando despertar de esta pesadilla pero solo "Tal vez" porque una parte de mi sabía que esto era real y mucho. Cuando voy a doblar la esquina escucho un susurro en mi oído "NO SIGAS" me temblaron las rodillas y la espalda pero seguí adelante. El olor a sangre provenía desde una esquina de la habitación a la cual entre
En una ventana estaba ella saludándome, como si fuésemos viejos amigos...