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Esta Creepypasta posee contenido de Jeff the Killer o sus derivados "The Killers" no se toque o borre en ningún momento ya que fue creada por el ganador del concurso del mes.

Escrito en el tejido viviente del Omniverso, los designios de una muerte carnívora. La semilla de la decadencia dará sus frutos podridos y la esperanza se perderá para ustedes, monstruos ocultos en las sombras y asesinos poseídos de locura.


PRINCIPIO DEL FIN[]

Al personal Clase 9 [1]: incinerar e irradiar el interior de los recipientes de contención de SCP-008. Todos los especímenes reprimidos y las mutaciones cristalizadas derivadas de SCP-008 reporténse inmediatamente bajo el protocolo Adversum-G2-79. Al personal Clase 9: incinerar e irradiar el interior de los recipientes de contención. Cumplimiento del Código de Defensa del Personal Clase 9. Activación del protocolo Adversum-G2-79. G2-79 es zona roja, Peligro Biológico Clase X. Repito, G2-79 es zona roja. Las experimentaciones bioquímicas del Dr. Lewis inflingen severos daños colaterales por inercia. Las experimentaciones bioquímicas del Dr. Lewis infligen severos daños colaterales por inercia. Activación del protocolo Adversum-G2-79: la erradicación de los especímenes reprimidos y las mutaciones cristalizadas derivadas de SCP-008 ha sido aprobada con la condición de ejecutarla en el plazo de tres horas. G2-79 es zona roja, Peligro Biológico Clase X.


Los Agentes ███████ y ███ se precipitan al ascensor, cargando sus armas y respirando agitadamente. El sudor corre por sus frentes mientras los números descienden en lo alto de la pantalla de la máquina.

-¿Qué está pasando? Hay una conmoción, y yo apenas puedo creerlo: el elemento necrófago está libre...

-El Consejo ha dado la orden de borrar información material no oficial. Actúa con mayor seriedad.

-Tío, por favor, estamos hablando de "esas" cosas, ya sabes, los juguetes del Sr. Lewis.

-Tratándose de juguetes... Ey, ¿en dónde se supone que está nuestro contingente? Requerimos de un mínimo de cinco agentes.

-¿Mis compañeros? Prefieren huir a enfrentar la cólera del Sr. Lewis. Le tomó mucho tiempo trabajar en ese proyecto, y a nosotros unos días entablar amistad con él.

-El personal Clase 9 ya se encargó seguramente de esos renegados. En cuanto a los pacientes experimentales, los exterminaremos nosotros. Sobre el destino de esas cosas de las que hablas, bien sabes que no depende de nosotros. No nos asignaron esa misión.

-Uff, para tener frente a frente a esos monstruos feos hasta la náusea. Me dan asco con solo pensarlos.

-Estamos llegando. Nos dividiremos. Tú ocúpate de los sujetos del ala este, y yo, del ala oeste. No opondrán resistencia.

-Espera... ¡Y ese griterío que crece más y más! ¡Y ese ruido!

-Tranquilo.

La puerta del ascensor se abre, mientras un humo espeso y con olor a carne podrida inunda el aire. Fuera se extiende el pasillo alumbrado alternadamente por luces rojas, entre vidrios rotos. De repente cae del otro lado una señora relativamente joven, como si hubiese estado apoyada contra el relieve de metal de la entrada, sus puños herméticamente cerrados y sus ojos enrojecidos por el llanto.

-¡Dra. Shaw!-exclaman los agentes y la levantan de los hombros. Sus ropas impermeables se muestran jironadas y una herida sangrante le escuece en el abdomen, son huellas de dientes. Tras ella, una estela de sangre recorre el pasillo, perdiéndose en la oscuridad y las intermitencias de luz famélica.

Ella sonríe, medio moribunda, la voz ronca: "Es peor de lo que creíamos... Tomen este decodificador de archivos de prioridad alfa, agentes, y llévenlo con el Dr. Lewis. El código es WolfangA.Mozart89. Las instalaciones de G2-79 están perdidas. El protocolo Adversum ha fracasado porque el diagnóstico del problema es equívoco. Hay una irregularidad cuántica en el comportamiento de SCP-008-6, una mutación derivada de SCP-008... No puede contenerse. Han caído como hormigas; los demás se han resguardado tras un campo de taquiones, pero la fuente de energía no los abastecerá por siempre, y la otra Cosa los está diezmando. Salgan de aquí cuanto antes o...".

Por unos segundos, en sus ojos se dibuja una expresión irónica para luego decaer en sombras negras e inanimadas. Había fallecido. El agente █████ la arrastra con la ayuda de su compañero al interior del ascensor. Después se incorporó, desenfundando un propulsor de taquiones.

-Volveré en unos minutos. Quizá alguien haya quedado con vida.

Pero su compañero lanzó una risa histérica, nervioso: "No creo que eso deba importar ya, tío. Yo lo vi todo, a través de las cámaras de monitoreo. Dijiste que el personal Clase 9 erradicó a mi contingente por desacato a la Cláusula de Obediencia, pero en verdad los eliminaron porque no eran humanos... Era una bromita, una agridulce y simpática bromita lo de que tenían miedo...

-¿Qué quieres decir?

-Mierda... Con que una "irregularidad cuántica". ¿Eh? Bueno, verás. La infección se ha difundido de una forma impensable para asimilar el que no se trate de una simple ruptura en el sistema de contención. Los especímenes han sido responsables de este hecho, multiplicando infectados en agentes de rangos inferiores, sí, pero... Ni siquiera el personal de clase 9 confrontó con éxito a los huéspedes de SCP-008-6, no precisamente por la acción del virus sino porque se liberó a... Creo que lo intuyes. Si aún hay sujetos con vida aquí, te aseguro que tienen los segundos contados. En fin, si nos enviaron después de nuestros compañeros caídos en acción, es por cuestión de estrategia. Nosotros tampoco debemos vivir para perdernos junto con la información restringida. Somos testigos indeseabl...

No terminó su frase porque un recio puño le rompió las narices.

-¡Idiota! ¡Y por qué no me lo hiciste saber antes! Aún así salvaré a quienes pueda y como sea los conduciremos arriba. 

-Nosotros también tenemos los segundos contados.

Gritos resuenan a lo lejos entre estampidos de balas. Se expande el humo concentrado, cubriendo el espacio con un húmedo gris que apenas permite ver más allá. Entonces los disparos desesperados y los aullidos espantosos de los agentes se confunden en un violento mar de alaridos.

-████, nos largamos.

-Pero dijiste que...

-¡Es una orden!

Una mezcla caótica de gritos inarticulados y gemidos aumenta con una fuerza vertiginosa. Cuerpos que golpean el suelo, ronquidos que estremecen las gargantas, dedos alargados que arañan.

-No es posible, no es posible, ya están aquí, a menos que se trate de él...

-¡Aprieta el botón! ¡Rápido!

Unos pasos graves retumban en la distancia. Entre la niebla una masa oscura se acerca cada vez más y a una velocidad pasmosa.

-¡Maldita sea!

Las puertas ceden y proceden a sellarse. Antes de que el resquicio se cerrase por completo, un rostro inmenso y deforme, coronado de cuernos y lleno de pústulas encendidas, asomó fuera de la oscuridad, como en una fracción de segundos, elevando metros por encima del piso su gigantesco cuerpo pútrido y desnudo de piel, expuesto a fibra viva, revelando cada músculo hinchado de su tronco y sus extremidades corpulentas.

A juzgar por su apariencia, parecía confirmar la existencia del más ambicioso proyecto del Dr. Lewis: SCP-00-3[2] Pero no había tiempo para detenerse en semejantes especulaciones.

Con la sangre hirviéndole en las sienes, los agentes sintieron remecerse la estancia entera debido al poderoso golpe que retumbó contra las puertas selladas, que se doblaron sobre sí, peligrosamente abolladas. El ascensor inició su pesado movimiento hacia arriba. Era liviano en verdad, pero dotado de la resistencia de un búnker.

-████, debemos perforar su cabeza. No podemos arriesgarnos-le advierte el agente ██████ a su compañero, esforzándose por respirar, observando el cráneo exánime de la doctora. Este respondió asintiendo con un gesto mudo.

Un disparo sonoro y los sesos salpicaron las paredes de acero. Ironías de la vida: y pensar que tres horas antes comían unas hamburguesas en la cafetería, haciendo bromas y comentando sobre las trivialidades de sus mediocres existencias. Mientras los números en el contador de la pantalla disminuían y las luces rojas giraban, reflejándose en las superficies de la plataforma, ambos, transpirando, sofocados por la adrenalina, se entregaban a los recuerdos del ayer, cuando atendían a la esposa de la que se divorciaron, al hijo que el cáncer venció, la deuda que no se pagó y que embargó sus objetos de valor. Verdaderamente, eran ironías universales.

Cien metros más arriba las puertas volvieron a abrirse, señalándoles el término de su trayecto. Ambos rostros ensangrentados, tensos, turbios, por un breve instante comunicaron alegría... Pero al otro lado los esperaba un grupo de agentes Clase 4, usando máscaras de gas y trajes especiales.

Al notar los rayos infrarrojos, el grito de súplica se ahogó entre sus dientes. Sin previo aviso ni piedad, los agentes Clase 4 descargaron la metralla de sus armas (10 balas por segundo). Cuando al fin las humeantes bocas de las pistolas cesaron a la imposición del Oficial ████, los tres cuerpos se hallaban irreconocibles.

-Equipo de Reconocimiento, esta es la Dra. Shaw, sobreviviente del incidente. Los agentes ███████ y ████ hicieron bien su trabajo. Aquí está el decodificador-dijo el Oficial ████, inclinando la mirada; luego habló a sus subordinados-. Clausuren todas las entradas a G2-79 a lo largo del Sexto Perímetro. Quiero ojos y oídos en las áreas décimotercera y vigésima del Sector 4. Las instalaciones submarinas de G2-79 conciernen a la ejecución automática del protocolo Adversum. Y usted, Dr. Reynolds, dígame qué demonios pasó allá abajo.

Los agentes se apartaron en tanto el Oficial se dirigía al joven científico que permanecía arrodillado y con las manos en alto.

-Sucede que..., estábamos investigando las posibles reacciones de SCP-008 en un simulacro exponencial. Adaptamos un ecosistema artificial para ese propósito y analizamos las consecuencias de la injerencia de la nueva cepa de SCP-008, es decir, SCP-008-6. Era un producto insólito en el cultivo de pirones de SCP-008 "G2-79". El proceso tomó tres años.

-Sea directo. ¿Qué fue lo que hicieron exactamente?

-SCP-008-6 es una mutación anómala de SCP-008, una especie de transustanciación, por decirlo así. Las otras mutaciones son meros accidentes que no sobreviven más que por espacio de 3.5 milisegundos. Pero SCP-008-6 no solo sobrevivió sino que corrompió el oxígeno y lo mutó a un gas venenoso que empezó a devorar tierra y árboles, como un proceso de descomposición acelerado. En conclusión, el ecosistema artificial se redujo a polvo y cenizas...

-¡Dr. Reynolds, sea directo por el amor de Dios!-en el acto, el Oficial le encajonó una pistola en la frente.

-SCP-008-6 cobró inteligencia. Desconocemos cómo o por qué. Comenzó como una alteración de los equipos de sonido, distorsiones en el espectro de la luz y, en nosotros, un apetito desmedido por alimentos ricos en proteínas.

-¿Pero está usted loco?

-Máteme si cree que le estoy gastando estúpidas bromas. El virus variante afectó la continuidad psíquica de nuestras mentes; rompiendo las leyes de la física, nos transmitió sus deseos. Los aparatos-lectores de energía electromagnética enloquecían. Muchos de entre nosotros fuimos poseídos, y liberamos a los sujetos experimentales y a los especímenes resultantes de la dinámica bioquímica con SCP-008. Cuando nos percatamos de lo que pasaba, era demasiado tarde. Movidos por la desesperación, deshabilitamos la celda de contención de SCP-00-3, en la suposición de que arremetería contra todos, infectados y sanos, sin diferenciaciones. Esto nos traería una oportunidad para redimirnos, para huir... Olvidamos el precio que implicaba. Solo yo logré llegar aquí.

-¿Me acaba de decir que SCP-008-6 le "habló"?

-Técnicamente sí. Como una voz extra en mi conciencia... Y se refirió a SCP... SCP-682...

-¿Cómo?

-Se rió, juraría que esa retorcida voz se reía... "un huésped, sí"... Tales fueron sus palabras.

El Oficial dio la media vuelta y apretó un botón en su nuca.

-Central en el Satélite Prometheus, aquí el Oficial ████, informando acerca del estado de G2-79. En vista de los acontecimientos y la brecha en el sistema de convenciones para regular incidentes extraordinarios, SCP-008-6, derivado patológico de SCP-008, representa una amenaza nivel Patmos-Omega, escenario de fin-del-mundo de Clase-XZ. Contacten con los médium y los psíquicos en la nómina y que rastreen la posición de SCP-008-6 y comparen las vibraciones existentes en su atmósfera con la de SCP-682. El estado de las instalaciones inferiores es altamente nocivo. El estado de la Base Superior de G2-79 es inestable. Recomiendo discreción.

-Aquí, Central en el Satélite Prometheus. Oficial ████, el Consejo ha dictaminado la aplicación generalizada del protocolo Adversum, suspensión de un escenario de fin-del-mundo de Clase-XZ. Se lanzó una bomba termonuclear de 100 kilotones a las 21 horas con destino a G2-79, incluyendo la Base Superior y los terrenos inmediatos a 1000km a la redonda; marcando impacto en 5 minutos y contando. SCP-682 será eliminado de acuerdo con la orden expresa del Consejo del Parnaso, responsabilidad que recae en SCP-00-3. No interfiera en su huida. SCP-00-3 representa una amenaza proporcionalmente letal a las incidencias orgánicas de SCP-008-6, pero dada las circunstancias, no podemos permitirnos que la infección se propague a nivel mundial. Los riesgos se prestan a un 100% de probabilidad, sin errores en los cálculos.

-Le he enviado el decodificador de archivos de la base de datos de G2-79. Lo tendrá en su base de datos en 0.5 segundos. Ahora, tan solo pido un favor, el único... Quiero que se le envíe unos saludos a mi esposa y a mis hijas, siempre las he amado, y siempre las amaré...

-████, agradecemos su cooperación. La Fundación está en deuda con usted. Nos aseguraremos de que su muerte haya valido la pena.

El Oficial solloza, y sin poder resistir más, rompe a llorar. Sus subordinados lo contemplan atónitos.

-Damas, caballeros, ha sido un honor haber compartido con ustedes tantos momentos. Que la muerte nos una aún más-dice esbozando una sonrisa. Dice, levantando al joven científico de su postramiento y lo abraza.

Los agentes lo saben, lo presienten. Y las lágrimas arrasan sus ojos. Algunos susurran el nombre de la madre anciana, otros el de su hijo recién nacido. Intercambian abrazos y palabras llenas de calor y cuando el oficial ríe con ellos a carcajadas, burlándose del Destino, un resplandor enceguece las pupilas, y fulmina cuerpos y canciones que pudieron cantarse como despedida.

La espesa nube en forma de hongo luminoso asciende en el cielo, preñada de bramidos ensordecedores que azotan la tierra.

LA PERDICIÓN DE SCP-682[]

El Consejo del Parnaso, oculto tras los líderes de las naciones, supo camuflar el incidente ante el mundo, valiéndose de la prensa: "Un lamentable disperfecto en las centrales nucleares de Siberia, una tragedia similar a la de Chérnobyl, del que nos condolemos..."

Sin embargo, los auténticos problemas, lejos de terminar con tan drástica medida, balbuceaban su principio. Las 100 instalaciones G2, esparcidas en distintas áreas del planeta, evidenciaron simultáneamente la misma irregularidad que G2-79 en el transcurso de las siguientes horas; brotes virulentos a una escala incontrolable cuyas esporas contaminaron el aire y el agua, transportándose en el viento. Los ríos fueron bloqueados y las aguas freáticas absorbidas en su fuente para reducir las posibilidades de una pandemia.

El Dr. Lewis propuso capturar a SCP-00-3, mediante el uso de SCP-00-2, y orientarlo a cada una de las instalaciones de contención de SCP-008-6 subversivo, lo que se aprobó a través de un Decreto de Emergencia. Así fue: el ente destruyó sinnúmero de infectados y especímenes mantenidos en secreto, siendo depuradas las instalaciones por el personal Clase 9. Pero los esfuerzos, en conclusión, se revelaban insuficientes; la crisis corroía a la Fundación.

Otras instalaciones de la Fundación se vieron comprometidas, incluso las más remotas y que ninguna relación poseían con las G2. Con el Perímetro Nonágono del Parnaso, el personal general del Sitio [DATA EXPUGNADA] y de [DATA EXPUGNADA] estableció una breve comunicación, antes de perder contacto definitivamente, notificando la pérdida de SCP-096 y SCP-106 bajo el influjo de SCP-008-6, respectivamente, quienes devoraban a los agentes como si se tratase de golosinas, y que los propulsores de taquiones no tenían efecto alguno. SCP-096 sería eliminado durante la aplicación generalizada del protocolo Adversum: otra bomba termonuclear de 100 kilotones.

SCP-106, por otro lado, burló los sistemas de control de [DATA EXPUGNADA], aniquilando por completo contingentes enteros. Luego devastó un pueblito cercano a unos 700 km. SCP-00-3 fue enviado para ejercer su poder sobre SCP-106 y destruirlo, si era preciso, resultando en la destrucción de SCP-106, pero siendo inevitable la propagación de SCP-008-6 en los bosques silvestres de la región. [3] 

Aproximadamente 50 localidades de más de 500 habitantes sufrieron masacres que no admiten descripción. El Gobierno del país, siguiendo los criterios de la Fundación, declaró estado de cuarentena en un espacio de 200 000 km a la redonda. Los escasos sobrevivientes, de entre los 100 000 individuos existentes, serían reducidos a 0, ya que el área acordonada había sido abandonada al ímpetu salvaje de SCP-00-3: un sacrificio en el nombre de la humanidad.

Se procedió a reiniciar un escenario fin-del-mundo clase XZ, eliminándose cientos de SCP; Abaddón, en un acto impactante para la Fundación, envió a dos de sus habitantes para prevenir de la catástrofe que se avecinaba. Las predicciones de SCP-990 eran pesimistas en grado mayúsculo. El Dr. Owen repitió su frase a los demás científicos de la plantilla cuando volvió en sí: "El mundo es un huevo que se rompe a sí mismo, pero la yema, ¡qué desgracia!, se escurre fuera del roto cascarón para pudrirse. Pudrirse, ¡cuán interesante palabrita!"

El Sitio de Pruebas 008 se anuló por la orden directa del Consejo del Parnaso dirigida al Equipo Omega-5. Muchos pusieron en duda las decisiones asumidas por la iniciativa del Parnaso, a pesar de que los líderes argüyesen que la Célula Principal de SCP-008 radicaba en el Sitio de Pruebas 008: por ejemplo, que SCP-00-3 no merecía "confianza" para combatir la propagación de la infección ni considerándosele un mal relativamente menor (si bien tal aseveración era una falacia), o que un lineamiento radical auténtico se fundaba en el uso del Ítem-001 con el respaldo del Equipo de Investigación Omega-5, disolviendo todos los G2 existentes de una vez, o que el Dr. Lewis debía renunciar a su cargo por recaer la responsabilidad en los efectos de sus trabajos bioquímicos. El debate no se apagó hasta la intervención del Diputado Marshall, que confesó haber exhortado una misión especial y no autorizada con el Ítem-001, resultando en la aniquilación de G2-[DATA EXPUGNADA] sin eliminar complejos moleculares de SCP-008 (SCP-008-6 en realidad). La situación empeoró cuando los registros de acción del Proyecto "Gemelos de Dios" en el Sitio de Pruebas 008 arrojaron nulos índices de erradicación de SCP-008-6, salvo la vaporización confirmada de materiales físicos y personal inscrito en el área.

Enterados de lo primero, los líderes principales del Consejo revocaron de su cargo, en plena sesión, al Diputado por desacato a la Cláusula de Obediencia, sin que la incertidumbre, el desaliento y el asombro amargo no inundasen los corazones de los líderes y subordinados. Una carta redactada por el Presidente de la Junta de Actas Militares Inéditas fue enviada al Dr. Lewis, quien en presencia de todos, leyó cada una de las palabras que crearon un inmenso griterío entre líderes y subordinados, muchos de los cuales corrieron a por sus familiares. La carta pasó a ser conocida como la Declaración de Rogers. Los atributos del fenómeno biológico SCP-008-6 (Peligro Biológico Clase X) se actualizaron a Peligro Cuántico Clase Omega. Los motores fundamentales de la Fundación se redujeron a dispersos puntos de control sin conexión, excepto la que sostenía a escala mundial el satélite Prometheus: los líderes emprendieron el proyecto sobrehumano "Sustancia de Dios", [4] mientras que otros, incrédulos y hasta iracundos por la "ingenuidad" de sus colegas, se suicidaron.

Cuatro horas más tarde y en paralelo a esta línea de sucesos, en el Sitio [DATA EXPUGNADA], los aparatos-lectores del espectro energético captaron unas oscilaciones en la temperatura y una extraña presencia corruptora que esterilizaba la tierra e impregnaba la atmósfera de vapores negros. Todo el personal se encontraba advertido tras el mensaje de alerta del Satélite Prometheus antes de que las comunicaciones básicas se interrumpiesen abruptamente y de forma indefinida, el que impuso incrementar la rigurosa vigilancia de su SCP cautivo hasta traer a SCP-00-3 o a SCP-689, asignados para su eliminación.

En efecto, dentro de una cámara reforzada con poderosas placas de acero y bañado en ácido clorhídrico, aquella sanguinaria criatura, semejante a un reptil descomunal, resoplaba con el hocico mojado, inquieto. Durante la última media hora se le había detectado un histerismo y luego una depresión jamás comprobados antes en su actitud usualmente voluntariosa y desafiante.

Las corrientes de ácido fluían continuamente porque el monstruo amenazaba con quebrar el interior de su recipiente, tal era su estado de ánimo; sus pupilas se movían de un lado a otro, dilatándose enérgicamente. Entonces oyó, como rompiendo el silencio habitual de la noche, los aullidos despavoridos de los agentes que lo mantenían preso, aquellos a quienes había jurado matar, como había hecho con otros: "¡Detrás de ti!", "Pero qué es eso, ¡agh...!", "Retrocede, ¡retrocede!", "Se lo están comiendo, Dios mío", "Lanzallamas a mi señal. Tres, dos... ¡Aghh!", "Lo tiene entre sus mandíbulas. Creo que vomitaré, n-no lo soporto", "Lanzallamas, lanzallamas, ¡muere, estúpido monstruo!"

Esta vez algo distinto mudaba el contexto, y SCP-682 no era ajeno a esas repercusiones. Oyó gemidos estridentes, temblar muros... Y sintió algo que había olvidado: miedo. Saboreaba el placer de reconocer la muerte de sus opresores, pero también se sentía lleno de un odio hacia aquello que los había dominado y que ahora venía a por él, un odio que languidecía en miedo mortal.

El calor sofocaba, borboteando el ácido en su flujo y reflujo. Un olor a carne podrida alcanzó a sus narices. El acero se oxidaba, las paredes protectoras chirriaban terriblemente. Una voz hueca, sombría y odiosa rió en su mente: "Eres mío".

Dichas palabras vibraron en sus oídos con tal fuerza que creyó enloquecer de dolor. Y como ecos taladraron su mente. SCP-682 rugió desesperado, tapándose los oídos, abalanzándose a fuerza de golpes contra las paredes debilitadas por esa presencia oscura, palpitante e invisible.

Cuando su prisión de acero se quebró como cristal, se encontró con un espectáculo macabro: multitud de cuerpos putrefactos diseminados por la sala y tras los anchos paneles y las dobles láminas de vidrio, desgarrados en brazos, piernas, caras, torsos, masticados hasta absorber la médula de sus huesos... Sobre todo, no distinguió al culpable de privarle del placer de la matanza, a quien "predecía" en cada ángulo del ruinoso centro de experimentación, pero sí padeció el frío de sus palabras, un lenguaje ultraterreno y muy agudo: "Eres mío".

SCP-682 lanzó golpes al aire, poseído de furor, rechinando sus dientes: "Te mataré, seas quien seas, te mataré".

Una increíble fuerza levantó en el aire a SCP-682, mientras las paredes de la estancia se agrietaban, los cuerpos se podrían y se fundían en un légamo asqueroso, y el cielo nocturno se incendiaba en rayos: "Eres mío".

La mente de SCP-682 se vació, sus ojos enrojecieron. Un hambre endemoniada abatió sus tripas por completo, y la bestia que guardaba la bestia se desencadenó en una serie de espasmos y convulsiones. Ese era su destino, y se cumplía.

No era más el clásico monstruo que la Fundación había contenido con tanto trabajo: ahora se trataba de un cadáver repulsivo, consumido por la entropía de una fuerza omnipotente. Dotado de hambre infinita y poseído por la inteligencia sobrenatural de SCP-008-6, SCP-682 "comprendió" su nueva razón de ser, la nueva razón del Ser, la nueva ley de la naturaleza: morir pedazo a pedazo, invadido por el tormento del círculo del deseo y del dolor. Porque cuanto más se desea, más dolor nos promete ese deseo; un cuerpo viejo sufre con mayor pesar esta maldición, el universo hacía mucho que hubo envejecido. He aquí la nueva ley de la Naturaleza, sucumbir en sus propias heces.


DECLARACIÓN DE ROGERS[]

Fecha: ██-██-████

Para: Dr. Lewis, Conrad. Líder del Proyecto "Sustancia de Dios" y co-director de las instalaciones G2, Custodio de SCP-008

De: Pdte. Rogers, Carl. Administrador del Sitio Babel

Tenemos que ser prudentes porque el asunto del que te hablaré, Conrad, es muy delicado. Ruego a Dios nos asista. El término "apocalipsis" es lo más cercano. Con eso te digo todo.

Descencriptamos el encodificado y examinamos los artículos que incluía la recopilación de datos de G2-79.

He aquí los registros expresos literalmente: Las pruebas en los tres ecosistemas artificiales durante los dos primeros años implementaron la visión de una infección promedio dentro de los márgenes consensuados. Los mamíferos herbívoros morían, sus sistemas nerviosos sufrían el proceso de necrosis y asumían costumbres carnívoras, reproduciendo la "enfermedad" entre sus congéneres y allegados a través de contacto sanguíneo, respetando nuestros conocimientos de SCP-008. Usted supervisó los avances, ¿verdad? ¿Recuerda que el tercer ecosistema, en las vísperas de su inauguración, expuso una nueva cepa que sufrió alteraciones no-canónicas? Creímos que respondían a una degradación intrínseca. Construimos la hipótesis de que constituía una mutación extraordinaria. Este derivado pirónico consumía la vida no solo de los animales, sino también de las plantas, sin apelar al contacto sanguíneo. La propia tierra se deshidrató en un periodo de tres horas. En resumen, esta cepa corrompía materia orgánica e inorgánica tal cual hacía el pirón-matriz (SCP-008) con los animales.

La Dra. Shaw no detectó en sus análisis a las muestras de SCP-008-6 algún agente corrosivo que se denotase como causa de los síntomas diagnosticados; en esencia, amigo mío, se trataba de SCP-008, pero en su forma de actuar discrepaba. Cuando ella usó los vocablos "irregularidad cuántica" para determinar la naturaleza de ese fenómeno tan contradictorio, descubrió algo mucho más bello y terrible: dio la respuesta y a la vez suscitó un enigma. Sus anotaciones continúan: SCP-008-6 no es la respuesta definitiva, sino la clave mediática. La respuesta trasciende la realidad y se sujeta a su propia estructuración. SCP-008-6 es un síntoma de algo mayor, de algo que huye de nuestras mentes por ser inaccesible.

SCP-990 ha sido interrogado nuevamente en cuanto a esta problemática por medio de la actividad onírica del Sujeto AT-3. Para concretar, aseveró que los vivos vivimos de lo que ha muerto, y que a fuerza de vivir, moriría la propia vida. Cuando se le inquirió por el sentido de este pensamiento, dijo que lo ignoraba, pero hizo muecas de dar una mordida con ademán gracioso.

Ahora debo hablarte de lo más trascendental, amigo mío. ¿Qué reacción tendrías si te confesase ahora mismo que Abaddón impuso una tregua y, por medio de dos de sus hijos, nos habló del Armagedón Cósmico, de la Corrupción Universal, de la Orgía de los Astros? En su lenguaje simbólico significa que el universo está muriendo, que el universo asemeja en sus funciones a un organismo vivo, y que su pronta defunción es un hecho inherente a la realidad y su logística. Deseaban concedernos como un obsequio "de piedad" su ideología, de modo que aceptásemos mutua y gustosamente el destino que compartimos como especies.

Nos anunciaron que el universo mismo se está devorando a sí mismo. Imaginar algo así se nos escapa, ¿no? Yo he optado por creer en Abaddón y expresarme con tal crudeza; es un fenómeno que se multiplica en los cuatro puntos cardinales. ¿Por qué? Las leyes de la Naturaleza ofrecen una discusión puramente especulativa. Me conformo con afirmar que el curso de la Naturaleza, la cadena de nacimientos y muertes desde el origen de nuestra realidad, se completa en sí mismo. Nuestros astrónomos han podido comprobarlo, y las imágenes tomadas por nuestros satélites son demasiado elocuentes: un vacío, si puedo dejarme entender, contrae el tiempo-espacio. ¿Encontrar un remedio? ¿Se puede luchar contra el orden de la vida? Las alteraciones de SCP-008 obedecen a ese carácter fatalista.

¿Sabes? Hoy cancelé todo deber, cerré mi agenda y mandé el mundo al diablo. He marchado a casa, a compartir con mi familia los últimos momentos de paz, aunque ahora mismo "la paz" sea una palabra muy engañosa. Un antiguo rito sumerio dicta que al fin de los tiempos los muertos volverán de sus tumbas y consumirán a los vivos. SCP-008 teñirá con sangre nuestros próximos días; pero ese es un mal menor... Que Dios me libre, que nos libre a todos, si hay algún Dios que pueda compadecernos de nuestra miseria.

Atentamente y con mi afecto,

Administrador del Sitio Babel.


KOURFINGAM, HERALDOS DE LA PLAGA[]

Mis sueños son raros, esas cosas siguen apareciendo. No puedo conciliar el sueño. Quiero... Quiero desahogar este mal que me carcome por dentro, pero nadie podrá ayudarme, ¡nadie!

¿Qué es lo que será? Difícil de explicarlo. Con el rumor de la noche, todo acabará para mí. ¡Sí, las drogas fueron un consuelo, un alivio! ¿Basta, basta acaso? Esas sensaciones maravillosas se desvanecen y el dolor aumenta... ¡Nunca es suficiente!

Estaba de caza como hacía cada viernes de la temporada, en compañía de mi viejo tío, Agente. Tal es mi oficio. El ambiente se mostraba sereno, el viento apenas soplaba. ¿Por qué no me pareció un mal augurio? Mi tío, que era experto en el asunto, me decía que fuésemos cuidadosos, que algo andaba mal, muy mal. Estaba demasiado tranquilo el bosque.

Recorrimos los parajes acostumbrados, pero ningún ruido, salvo el de nuestras pisadas contra las rocas, se dejaba oír. Cuanto más nos internábamos en las profundidades del bosque, apartándonos de la estepa, un horrible olor a carne podrida inundaba el aire. Aquello nos hizo fruncir el ceño.

No muy lejos se extendía el lago [DATA EXPUGNADA]. Y mientras caminábamos, olvidando por qué llevábamos una escopeta y portábamos las trampas para osos, divisamos en las orillas revoltijos de carne. Mi tío era el más receloso. Pero me acerqué con cautela, y comprobé que eran los despojos frescos de siete ciervos en la flor de su edad. Estaban... como destripados, pero de una forma tan... asquerosa y a la vez inteligente. No sé cómo referirme a ello. Inteligente es la palabra que se viene a mi mente. Ningún animal que conociese haría algo así. Incluso mi tío manifestó su preocupación. Decía que intuía maldad. Lo peor fue cuando noté el color de las aguas: negras como las plumas de los cuervos, despidiendo un olor a podredumbre... Mi tío lanzó un grito de horror al verlas. En ese momento, el suelo vibró y la luz crepuscular, que nos iluminaba débilmente por entre las hojas de los pinos, desapareció.

Dios mío, Dios mío. Usted no lo entiende. Yo... Alcé la vista. Esa cosa, una criatura inmensa, como un faro, y luego ese ruido infernal, un estruendo que no lograba saber de dónde venía. Estaba paralizado del terror, y comencé a llorar cuando supe que esa cosa no era la única. Otras criaturas gigantescas y negras como las entrañas de las cuevas surgieron de la nada. Si mal no recuerdo, eran cinco, y la luz que brotaban de sus rostros, o lo que deberían ser sus rostros, les hacía parecer faros, sí, faros... Una luz maldita, cegadora, ¡malditos sean!... ¡Usted no me entiende! ¡Se burla de mí! ¿¡Qué me calme!? E-está bien, proseguiré. Lo lamento.

Luego, l-luego esos tentáculos grotescos tomaron a mi tío de la cintura, sin que yo pudiese defenderlo, petrificado, ¡maldito sea yo! Y lo descuartizaron, lo devoraron, ¡se lo comieron, hijo de #$%! ¿Qué por qué no me pasó nada a mí? ¡No lo sé! ¡Pero me odio a mí mismo, soy un pedazo de #%%&!

Volví a casa, tambaleándome, llorando, y ese lenguaje raro que percibía en el viento, sus palabras persiguiéndome, reclamándome. No dormí hasta la madrugada, en que tomé unas pastillas contra el insomnio. ¡Estúpida credulidad! Hasta en sueños me acosaron... ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡No puedo más! Los sigo viendo. Me hablan aunque no poseen boca y sus rostros destellan con esa luz intensa, como lámparas amarillas que se mueven, como faros.

¿Q-qué si dicen algo? C-creo que dicen "kourfingam". Se limitan a decirme esa palabra y nada más. Sé que es una locura, y puede reírse de mí. ¿Me cree? ¡Me cree, oh! Si es así, sálveme, se lo suplico, ¡por favor! ¡Se lo ruego por el amor de Dios! Esas cosas son la demencia misma, olvidadas en lo profundo del Globo, siervas de la muerte, hechas de éter, sí, éter, innombrables y desconocidas a la raza humana, perohallegadoelmomentoenque... fuegsangkkj surd lágrimas laverdadlibbre carnourkourfinggj ajaanosomos asíiiil aenfermedadkakorugingh toddo sh sufrikjj rá ajajajajakl usnello ssestánaaaem carnrcecarneno ehsjsmundo ses ta enferm no somos asssss íii sehj el mund oocarnecaere nelmjundoestáenfermandodo ecacarnennn carneeeeeeeee

-¡Agente ████, el Sujeto ██ está entrando en coma! Traigan al médico de la plantilla lo más pronto posible. Tenemos un caso de... Su carne se está descomponiendo. Avisen a la Central del Hospital o esto se volverá una carnicería... ¡Se ha levantado! Dra., ¡apártes... no!


LA IRA DE ASSASIN OWL[]

La sangre comenzó a escurrir de sus heridas, las heridas de lo que antes fuese una mujer de treinta años, ahora un monstruo hambriento, que se agitaba en vano, tratando de arrancarse del pecho la hoja filosa que lo retenía contra el suelo.

-¡Qué asco!-desdeñó su portador, removiendo el metal ensangrentado. Sin retirar la espada, atravesó la carne y avanzó hasta la frente llena de pus, retornando luego al punto de incisión, desde donde trazó una línea recta que escindía la pelvis del monstruo por la mitad. La cabeza, sin embargo, no dejaba de chillar-. Cállate.

Así dijo fríamente y la aplastó con una de sus pesadas botas. Owl levantó la mirada. La muerte había vencido y de un modo que superaba sus expectativas: la calles cubiertas de un tapiz de cadáveres malolientes, muchos de ellos arrastrándose a duras penas por un poco de carne fresca, la suya.

Otros, de pie, se acercaban a él, abriendo y cerrando las bocas repugnantes. Owl deslizó su bufanda por el cuello, entreviendo una mueca de fastidio. Tenía hambre, pero no estaba tan desesperado como para comerla putrefacta.

Precipitándose sobre los muertos vivientes con su katana en mano y cuchillo en la otra, atravesó con la primera el vientre de un zombi, cual si se tratase de mantequilla, dividiéndolo en dos partes. Y luego le dio un golpe de gracia a otro descarnado, hundiendo el cuchillo en su frente chamuscada.

A sus espaldas un mar de cadáveres sobrevenía con un rumor de pasos inquietantes. Sintió un impulso en su interior, debía desatarlo.

Con un mínimo esfuerzo, y guiado por su deseo, el líquido vital circuló por el canal secundario de su sistema circulatorio, concentrándose en un sitio fijo, espesándose, palpitándole con vehemencia brutal. Sonrío: estaba listo.

De su espalda emergió con un leve crujido un gran latigazo negruzco, erizado de púas, que azotó la primera hilera de zombis, derribándolos en conjunto, hiriéndoles en las cabezas y penetrando el polvo amarillento por sus cuencas vacías. Tres apéndices más surgieron de su espalda, instantes después.

Se irguió con una macabra sonrisa en el rostro, gesto que aumentó al distinguir el sol semi-oculto tras las montañas rumanas.

La ancha calle brilló de escarlata, los tentáculos empalaban a diestra y siniestra, la larga espada oriental deshacía a tajo y destajo.

Frente a él se interpuso un zombi, quien seguramente habría desconocido los gimnasios en su anterior vida, porque su cuerpo ocupaba casi todo el ancho del camino. No pudo dar un paso más: los cuatro apéndices impactaron contra su pesado y grotesco cuerpo, seguidos de Owl, que le aplicó un certero mandoble en el ombligo.

La antropomorfa masa de carne explotó en una lluvia de carne y sangre. Y allí estaba Owl, en el centro de un mar muerto, rodeado de sombras carnívoras que se arremolinaban en torno suyo. En situaciones de esa clase, manejar la nyctokinesis no era sencillo en absoluto.

Entonces notó algo escalofriante, ya no quedaba ninguno de los cadáveres en alto. El pestífero océano de descarnados se había reducido a masas sanguinolentas de sangre y carne corrompidas. Un signo distintivo descubrió en cada miembro, en cada trozo de piel, sin necesidad de pensarlo profusamente, tras estudiar con rápida mirada los despojos: la marca de un rastrillo.

A lo lejos se elevaba una figura encorvada... Le resultaba vagamente familiar. Mantuvo la katana en actitud suspensa porque la silueta había desaparecido.

La criatura apareció a unos centímetros de su lado. Owl aguardó pacientemente y casi con dulce ironía mientras la extraña criatura se le lanzaba encima, alzando sus enormes garras y emitiendo un rugido agudo y estremecedor. Owl sabía que no había marcha atrás. La noche omnipotente: era su momento.

Como no le era útil su Colectivo, ya que la noche le devolvía su máximo poder, lo guardó. The Rake tenía sus poderosas garras a punto de desfigurar el rostro de Owl, cuando una estaca oscura brotó de la tierra y lo empaló. Owl sonreía, las negras sombras giraban en sus manos. Y con esas negras sombras formó un cuchillo que hirió directamente el vientre de The Rake.

The Rake chilló... Era un sonido muy horrible, inspirado por el dolor. Se retorcía, queriendo desembarazarse de la estaca, lo cual consiguió no sin un terrible hueco en el vientre, del que colgaban los intestinos y se vertían corrientes de un líquido negruzco.

Owl chasqueó los labios en señal de desaprobación. No lo esperaba. Otro impulso vibró en el interior de su cuerpo, nacido de la oscuridad, no... De algo de mayor magnitud. El tejido del espacio y del tiempo sufría alteraciones perturbadoras, retorcidas, y en su cuerpo tales cambios inexplicables lo afectaban en su propio ser. ¿A qué comparar estos sucesos biológicos, meta-biológicos? Como cuando desnudos salimos de nuestras casas y el frío de la madrugada nos hiere la piel, entumeciendo nuestros músculos. Pero Owl meditó profundamente en esos impulsos, cediendo a estos.

A otro nivel de percepción: ojos, mente, intuición... A su alrededor un plano vacío, la nada en oleajes de vacío, el vacío absoluto. Un "lugar" o la conciencia de un "lugar" en que sufrió treinta años terrenos el mismo suplicio. A un mismo tiempo percibía la batalla que sostenía con The Rake, valiéndose tan solo de su Thornwire.

Avanzó entre las sombras.

No se extrañó para nada al descubrir el aspecto desolado de su reino, cubierto por un mar protocósmico que comenzaba a encresparse, a consumirse. Pero aún pudo sumergir su mano en aquella masa viscosa, desde su interior. Una sensación dolorosa recorrió cada centímetro de su cuerpo... ¿Cómo te sientes cuándo un terrible dolor de cabeza te martillea en las sienes? Esto era muchísimo peor que un dolor de cabeza, se asemejaba al dolor emocional que nos ataca cuando nuestro más amado ser se marcha de este mundo. Incluso esta equivalencia es pobre y no permite comprender el dolor que agobió cada músculo, cada célula del sistema viviente de Owl.

Transpirando sudor, levantó la vista, ¿qué le sucedía al firmamento de la noche? No, no un cielo nocturno carente de estrellas o surcado de nubes púrpura, sino un vacío, sí, un vacío helado y horroroso, que le causaba espasmos, miedo, ¿miedo? Enormes trozos de materia se desprendían de él, estaba siendo carcomido por una masa burbujeante de naturaleza desconocida, superior a las tinieblas...

Otra sensación dolorosa, pero mundana y vulgar esta vez, le hizo lanzar una maldición. Retornó, con la velocidad del pensamiento, su atención a la realidad de la Tierra: su defensa había sido penetrada por The Rake.  No volvería a pasar, claro que no. "Huel Axayacatl Azrael, Huel Teotl Iztli, Huel Ixpolotl Tliltik Pilli" (Soy Azrael Axayactl, Soy el Señor de la Oscuridad, Soy El Príncipe del Ojo Negro).

La oscuridad de la noche que lo envolvía con mayor rapidez, como reuniéndose bajo su mandato, explotó formando una onda expansiva. The Rake fue arrastrado con el impulso de las sombras, semejante aun huracán desenfrenado. A duras penas clavó sus garras al suelo y resistió a la tempestad tenebrosa. La criatura intuyó en Owl un cambio notable. No era al que hacía unos minutos había vigilado con desconfianza y sorna, campando a sus anchas, juzgándolo de un digno rival, pero sin mayor mérito. Pero ahora su intuición vibraba amenazadoramente, y cada vibración le transmitía desde aquel individuo una fuente de poder infinito e indestructible. Podía leer el orgullo herido en sus facciones, en su expresión lacónica y marcada por las sombras de lo irreal. Sabía que el extraño poseía una habilidad ignorada por él hasta ese entonces. Engarzó sus cuchillas frías y agudas y arremetió contra él. Había descubierto un punto flaco. Cual fue su desconcierto cuando una oleada masiva de golpes le acribilló en el aire.

Era muy veloz, demasiado veloz, y sentía la hoja de su espada atravesando sus costillas, así como su daga cortando su rostro y cegándole en un ojo, además de los cuatro tentáculos negros y espinosos de la espalda del extraño, que le inutilizaron los brazos. Se impulsó dando un salto en el hombro de este, lo que le costó una profunda cortada en el hígado, y, por fin, cayó, maltrecho, a unos metros por delante de él. The Rake respiraba agitadamente, mientras su sangre viscosa y amarillenta coagulaba en una gigantesca mancha de ámbar. De repente, se elevó en el aire, contra su voluntad, en tanto el extraño se acercaba. Lo había levantado, sujetándolo con uno de esos tentáculos retorcidos y flexibles. Luego experimentó cómo el ano se le desgarraba abruptamente, y sus intestinos desfloraban plenamente, y se le abría la caja toráxica. Una nueva estaca, pero más penetrante y cruda, lo había empalado allí mismo. Ni siquiera pudo chillar: tan débil e inútil se encontraba, que simplemente no podía.

¿Era su fin? Y aunque así fuese, ¿cuánta veracidad encerraría su muerte? ¿No era todo aquello un mal chiste? ¿Cuando en el cielo detectó sombras de un porvenir funesto, y lo vio igualmente en las hojas de las plantas, y en lo errático de los insectos, que canibalizaban, cual fuese su especie? ¿Cuando, de entre las sombras de su anonimato, vislumbró a los hijos de la Naturaleza Oscura, los "cabeza de farol", personificaciones del miedo, comportándose como lobos hambrientos que se destripaban entre ellos, persiguiendo en manada irritada a los ciervos y demás animales del bosque, y luego destrozando a los humanos? ¿Y cuándo a los pueblos llegaba uno de estos sobrevivientes, hombre maltrecho y descarnado, y después ese también actuaba como un monstruo hambriento, y luego ese y los que sobrevivían a su hambre invadían los caminos, las ciudades, y el infierno del holocausto se desataba sin terminar? Los había seguido muy de cerca, estudiando sus actitudes, analizando sus movimientos. Supo que todos eran prácticamente muertos porque esos cuerpos torpes y podridos no despedían el calor del alma humana; les sucedía a los "cabeza de farol", él podía correr esa suerte igualmente. Morían, pero volvían a la vida, carentes de conciencia y con un hambre por la carne jamás aplacada; guiados por una fuerza demoníaca adherida al aire, la tierra y el agua, juguetes de su hambre. Él mismo desconocía la existencia de algo así, el poder de un hambre tan desoladora. Todo ello parecía inverosímil, una fábula que oyera "por allí", y la venganza de ese extraño le daría epílogo. Siglos y siglos de desventura, de errar al azar, le habían enseñado que la vida era impredecible, una tragedia a veces, y otras, una comedia. Es más, agradecía al extraño en lo íntimo de su milenario ser.

Owl sonrió satisfecho. Ahora solo debía saciar su hambre. Se relamió los labios. Le daba igual qué sabor o forma tendría su cena. Tenía hambre, justificaba cualquier objeción.

"¿Ahora qué?"

Una enorme masa de carne y escamas emergió de entre ellos, una especie de monstruo antediluviano apenas cubierto por la armadura de un reptil; la poca "piel" que le quedaba mostraba alarmantes signos de descomposición. Su vientre se hallaba horriblemente hinchado, y la sangre animal corría de sus fauces abiertas, que lanzaban un rugido espantoso al aire.

The Rake levantó el rostro con pesadez, debilitado por la abundante y continua pérdida de sangre. Reconoció al viejo saurio de la Fundación, y "comprendió" su razón de ser. No. No era él tampoco, sino otro juguete. Sí, "comprendió" la razón de ser de la vida, la cúspide del Destino.

"Genial."


FUEGO, VÍSCERAS Y ¡CEREBROS![]

La horda de muertos azotaba las calles. Él mismo estaba siendo consumido lentamente, el último vestigio de una ciudad vasta y populosa reducida al caos. Mordida aquí, mordida allá, pedazos de piel extraídos a dentelladas que su cuerpo regeneraba instantáneamente. ¿Por qué resistirse a la muerte, por lo menos, a ese tipo de "muerte"? No tenía sentido. Pronto sería uno de ellos.

Un recuerdo pasa fugaz por su mente, y desaparece: una mujer joven, seguramente menor de edad, siendo cruelmente asesinada, sucumbiendo al fuego de la hoguera.

"¡Argh!". El grito de Jack parece alertar a un par de zombis, dándoles la oportunidad de unirse a la carnicería. El fuego los inunda rápidamente, se desliza a través de los despojos vivientes de sus cuerpos como serpientes inflamadas, y les proporciona un calor que no sienten. Pero aún chamuscados y quemándose vertiginosamente, continúan avanzando hacia Jack, quien se creía libre de ellos. 

El calor de la llama arde en su dedo. Le basta una chispa luminosa para arrojar una lluvia de fuego sobre la multitud descarnada. Brotan de todas partes. En efecto, nadie más queda "vivo" en esa ciudad, salvo él. Hasta los perros y las ratas recorren las calles oscuras, pútridos, cayéndosele las carnes por la descomposición.

La sonrisa de su máscara oculta la que realmente ensancha su rostro, contorsionado por el placer de reducir a cenizas zombis que sueltan sus quejidos cavernosos. Los cuchillos, detrás de sus mangas, le rasgan las muñecas. No puede depender completamente de sus poderes; el machete se desliza hasta su mano, que lo empuña con fuerza.

Bien. Llegó el momento. Primer corte: una cabeza; segundo corte: por allí volaron dos piernas; tercer corte: un zombi acaba de ser partido por la mitad, aunque aún se arrastra con la espina dorsal rota, y las piernas esparcidas a un lado. A unas cuadras, mientras retrocede ante la turba, Jack se topa con una gasolinera. Qué lugar más oportuno. 

La explosión revienta la urbanización entera, visible a varios metros a la redonda. Cómo desearía que Shadow estuviera aún de su lado.

Shadow... La pelea con él llevó a la disolución del grupo y, por tanto, a la separación definitiva de sus miembros. Hacía tiempo que no veía a Abyss ni a Glitch ni a Cryer. Los antiguos lazos de sangre se habían extinguido. Al principio no se inmutó, pero la nostalgia lo invadió poco a poco. Aquellos tiempos en que asesinaba junto a ellos habían sido momentos increíbles.

Ahora, y en medio de un evento sin precedentes, no importaba. Debía sobrevivir por su cuenta. Siente hambre. Nunca le gustaron ni atrayeron los alimentos ordinarios que servían las personas "ordinarias"; él prefería la carne humana fresca. Pero no estaba dispuesto a comerla podrida. Ni asándola durante tres horas cambiaría su sabor. La cabeza lo está matando. Necesita comer algo, ¡ya!

Distingue a unos metros del lugar en llamas uno de los escasos cadáveres frescos, un anciano víctima de la carnicería zombie. La carne está en un claro estado de descomposición, pero todavía permanece indiferente a la conversión zombificadora que impregna el ambiente. El cielo se cae a trozos, dibujando hoyos negros como boca de lobo, y la tierra está pálida. De modo que se abalanza sobre los trozos de carne. Con un rápido movimiento su puño cerrado atraviesa lo que pudo ser el estómago del viejo. Extrae los riñones y los devora al acto.

Dulce, dulce comida... Quiere más, mucho más. La sangre mancha sus labios, el hambre lo domina. Una ola de calor rodea su territorio, ahuyentando a los zombis que se aproximan lentamente. Ese alimento es suyo, solo suyo.

"Espera, ¿qué demonios estoy haciendo? Este no soy yo. Yo suelo controlarme con estas cosas". De inmediato, lanza de una patada los restos inertes del anciano hacia la horda hambrienta.

El hambre demanda ser saciada.

No puede mantenerse mucho tiempo allí. Volvería a sucumbir ante el apetito.  Sabe adónde se dirige.

El almacén no abandona su imagen de siempre: sucio, destruido y poco iluminado por la luna, cuya luz se filtra a través del único ventanal del lugar. Echa de menos el ser recibido por brazos abiertos, un cálizo abrazo desde las sombras.

Sus sentidos agudizados no predicen el peso de un cuerpo que se precipita sobre él, derribándolo violentamente. En cuestión de segundos, su propio cuerpo se condensa en una diminuta llama dorada que acrecienta nuevamente y forma al pirómano de pies a cabeza.

-¿Quién eres y qué haces aquí?

-Esa voz... ¿Jack?

-¿Glitch?

El rayo de luna incide directamente sobre el rostro de una vieja compañera, Glitchgamer.

-Creí que todos habrían muerto o huido. No esperaba encontrar a alguien aquí.

-¿Yo huir? No, defenderé este lugar porque...

Se detiene antes de concluir la frase. Los golpes del portón, casi inaudibles al principio, van incrementando hasta que la reja sucumbe a la fuerza de los muertos vivientes: miles de ellos entran al almacén, atraídos por las voces de los asesinos en medio de una ciudad fantasmal. Invaden su hogar aquel que los acogió cuando más lo necesitaban.

-¡Olvídenlo, basuras putrefactas! ¡Largo de aquí!

-Te cubriré la espalda, Jack. Que no quede ninguno sin probar de tu fuego.

-Je, ¡esperaba que me lo dijeras!

La risa de ambos rebota contra las paredes y se devuelve como un eco permanente, que disputa con los tiros de la ametralladora de Glitch, que irrumpe en la muchedumbre necrófaga como una ráfaga brillante que los destroza, y luego se cierne sobre estos la lengua de fuego de Jack, de los que se conservan finalmente las cenizas.

"La tienes junto a ti, aprovecha", esa voz..., esa voz que seduce a Jack, "Devórala, devórala". El hambre hierve en su vientre, pero no puede matarla, es su única compañera.

-¡No! ¡No! ¡NO!

Se coge de los cabellos frenéticamente. Su dolor de cabeza es brutal, y el crujir de su estómago, incesante...

-¿Qué es lo que te pasa? ¡No podré con todos yo sola!

Una explosión casi volcánica le responde, arrancando el techo desvencijado del almacén; los zombis salen disparados, como migajas de pan bajo el soplo de un viento fuerte.

-¡Increíble! ¿Sabes?... Podrías haber hecho eso antes.

El joven recorre con la mirada los cuerpos carbonizados, que se retuercen débilmente. Entonces se inclina y abre sus ojos como platos, desorbitados.

-¡Es MI comida! ¡Aléjense de mi alimento!

-¿Qué?

Jack toma de los cabellos a Glitch, y con una floritura de su dedo, desciende su máscara hasta su cuello. Le clava la mirada fija a los ojos, con angustia creciente... No quiere matarla, pero es su única opción...

-¡Maldito! ¡N-no te atrevas!

"Eres mío, eres mío."

Una lágrima redonda y solitaria, guardado por él desde días pasados y borrosos, brota de su ojo, y muerde fuertemente el cuello descubierto de la muchacha.

-Lo lamento mucho. No quería hacerte esto, pero necesito tu carne para aguantar más..., todo el tiempo que pueda. Sufro pensando que cada uno de ustedes tendrá que pasar por esto.

Sabe que sus antiguos compañeros no morirán fácilmente. Los buscará uno por uno. Sobrevivirán hasta que él los encuentre.


HUELLAS[]

El bosque gemía, el bosque oscuro se estremecía.

"¡Eh, apártense!", un muchacho encapuchado y de gafas blandía sus hachas, rasgando el aire neblinoso, decapitando al grupo de niños que tenía tras de él.

Uno de los proxies, con la ropa hecha trizas y oprimiendo una herida en la pierna, lanzó un lloriqueo: "Vienen de todas partes. Al amo le disgustan estas formas de muerte; muchos de mis compañeros han caído, entre ellos Masky y Hoodie. Hace unas horas los del ejército abandonaron sus tanques y aviones de guerra y se unieron a las formas de muerte."

"Ninguno pasará de esta roca", aseguró Ticci Toby con una sonrisa.

"El amo está muy disgustado."

El bosque gemía, el bosque oscuro se estremecía.

"¿Qué ocurre por ese claro del bosque? ¿Y ese jaleo?", espetó el muchacho mientras surcaba la hierba.

"Demasiados...", aulló un proxy a lo lejos mientras una mujer adulta le arrancaba la garganta de un mordisco. Toby retrocedió. Otra horda descarnada se precipitaba por entre los altos árboles, arrasando con los últimos proxies en los linderos del bosque.

"Slenderman, si alguien ha de pagar con tu cólera, que sean esos desgraciados de los cabezas de farol, ¡malditos sean por esta enfermedad!", dijo entre dientes Toby.

Una figura elevada y confundida con los pinos ensombreció los rayos de luna que plateaban el rostro del asesino. Una mano delgada se posó en su hombro.

"¿Cómo dices? ¿Pero por qué? ¡Explícame por qué! Puedo con ellos solo, ¡solo! Pero..., ¿y el bosque? ¿Cómo que matábamos tiempo? ¡Han muerto tus esclavos para pertenecer a esa enfermedad! ¡Míralos cómo desean meterle el diente a mis manos! No necesito de ellos, peores que esos muertos, ¡prefiero morir por tu mano...!"

Una descarga de estática le dio de lleno en la mente, anulando sus sentidos. Toby cayó inconsciente; Slenderman lo tomó en brazos y se desvaneció en el aire ante las bocas castañeantes de los muertos. 


ERASE UNA VEZ[]

Las dimensiones infinitas se descomponían. Un grito mudo traspasaba como una herida las conciencias tempóreas. Las estrellas sucumbían en estallidos imposibles, se contraían las galaxias como si una mano invisible las comprimiese y girase de su eje en arcos irresistibles. Aun el propio espacio se distorsionaba, se hendía, adquiría la consistencia de un papel humedecido.

El Doppelverso y el Reino de los Artífices se resquebrajaban. Herobrine contempló el caos, cual si la perspectiva de las cosas se fragmentase en una ebullición de colores y formas. Permaneció en silencio mientras la Fuerza del Armagedón devoraba su mundo, y le dominó la curiosidad de un niño.

En verdad, supo a través de una visión de entre las grietas de desustructuración que Dios moría.

Y vio a Sonic.exe, que lanzaba espantosas carcajadas en el frenesí de la absolución. Y una indiferencia absoluta le poseyó. Herobrine dirigió su mirada vacía a las grietas innumerables que se convirtieron en un laberinto de espejos. Como el reflejo del reflejo del espejo, trascendiendo los límites del entendimiento.


<<En construcción>>


  1. Conocidos también como las Saetas de Ávalon, el personal Clase 9 está constituido de siete entidades antropomórficas para la neutralización de las instancias de SCP-001-k
  2. Fenómeno devenido de la relación ontológica entre SCP-00-1 y SCP-00-2 (perteneciente al proyecto de ofensiva y/o manipulación respecto a un evento de reestructuración de la realidad clase-VK
  3. La odisea de SCP-00-3, en su tarea de reducción de los SCPs infectados o afectados durante la plaga necrófaga de Siberia, así como sucesos concernientes explícitamente a la Fundación, se desarrolla en SCPs Zombis.
  4. El Proyecto "Sustancia de Dios" consiste en un programa sofisticado y altamente restringido que sostiene la idea de anular y generar estructuras cuánticas a partir de SCP-00-1: crear una nueva realidad semejante o desemejante a la realidad en acto
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