Los Griffin eran una familia que residía en medio de las zonas rurales en una granja. No hace falta decir nada más que esta era una familia bastante asocial; pero todo se pone más turbio al saber que dentro de sus puertas, esta familia era demasiado problemática. El padre era un alcohólico, su madre tenía fuertes creencias antisociales y los dos hijos solo eran causantes de problemas, uno de ellos tenía problemas mentales y el otro, Evan, es el centro de esta historia.
Aunque Evan era constantemente abusado en todos los ámbitos por los demás familiares, él los amaba y los respetaba, y qué más da, si él creció creyendo que así era la vida, llena del menosprecio de los demás.
Aquella familia tenía costumbres bastante extrañas, pues ellos asesinaban fríamente a todo el que pusiera un pie en sus terrenos, además, en ocasiones, mataban a su ganado para utilizarlo como alimento: perros, cerdos, vacas, y una vez le cortaron una pata a un caballo para usarla de postre en la cena.
Evan también era el espantapájaros de la familia, pues sus padres lo habían convencido de que alguien tenía que asumir el cargo, y ese era él. Lo llenaban de heno, lodo, insectos muertos y más; en tiempos de cosechas, lo posaban colgando por horas en medio del terreno, tiempo en el que las aves lo rasguñaban, mordían y picoteaban dañando su piel.
Cuando los niños se portaban mal, tenían que dormir por una semana entera en el molino, en donde se guardaban junto a más cosas y utilería, las cabezas cercenadas de las víctimas de la familia, y los chicos estaban acostumbrados a esto, ellos creían que, si alguna persona les faltaba el respeto, ellos tenían el derecho de matarlos.
El padre era chofer, y la madre se quedaba en casa, y el hermano mentalmente inestable de Evan, a veces se escapaba de la granja para ir a causar estragos en los pueblos, por lo que normalmente este chico era encadenado en el sótano, en donde tenía su cama y sus cosas, o en otros casos, era dejado amarrado afuera de la casa para ver si algún incauto se aproximaba, y vaya que hacía su trabajo bien. Cuando veía a uno, aullaba y esto ya era señal para que sus padres salieran con sendas escopetas a atrapar a ese alguien.
Corría el año de 1960, y una noche, varios pobladores de las zonas rurales, se habían reunido para llevar a cabo su cometido, el cual era acabar de una vez por todas con esa familia maldita, que causaba tanto terror a las personas en granjas cercanas. Es así que, cuando vieron el momento, decidieron tomar justicia por sí mismos, pues las autoridades en esos lugares eran casi totalmente inexistentes.
Lo que hicieron fue volar a disparos de distintas armas el hogar de Los Griffin, a lo cual, esta familia no se quedó quieta y comenzaron también a usar su artillería, pero obviamente Los Griffin estaban en desventaja, por lo que fueron abatidos de horrorosa manera por sus contrincantes. Mataron primero al hermano de Evan, luego al padre y por último a la madre y al ver Evan aterrorizado cómo su familia era dejada en pedazos de trapos sangrientos y sin forma, se fue a esconder al sótano, cuando entonces, parte de la casa colapsó.
Fue entonces que los pobladores se fueron, pero el chico sobreviviente, herido, quedó ardiendo de furia, llorando y maldiciendo a los asesinos de su familia.
Así fue como nació Evan el espantapájaros, quien iba a las casas de otras familias, a asesinarlas como la suya había sido, ocultando su identidad y además actuando como un objeto inerte, al llevar vestimenta de espantapájaros, su profesión, según él. Al principio quiso vengarse solo de las personas a las que había visto aquella noche, pero después, siguió matando a más y más personas al darse cuenta que ese era su único propósito en la vida.