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¿Por qué darle un nombre a aquello a lo que más temes?

¿Existe una identidad que brinde protección contra ello?

Antes de comenzar con esta búsqueda, Buscador, necesitarás hacer algo. Toma cualquier libro que desees y ennegrece todos los nombres que contenga. Hazlo sin remordimiento o piedad. No pienses en su autor o en su trabajo. Más importante, no pienses en los nombres que vas tachando.

Ahora, con tu ‘sacrificio’ en mano, ve a cualquier biblioteca de tu ciudad. Cuando llegues, querrás preguntar al bibliotecario por ver a El Holder de los Sin Nombre, pero todo lo que obtendrás será una mirada confusa, y en ese caso no obtendrás nada. No, Buscador, una vez entres al lugar no debes decir ningún nombre. De otro modo enfrentarás la furia de los Sin Nombre.

Camina a la sección de Historia Antigua. Con el libro en tu mano y con todos los nombres tachados verás que los estantes se harán progresivamente más grandes. Mientras más lejos vayas, te darás cuenta que nadie está a tu alrededor. Escucharás un susurro tenue y distante, al principio superficial y lejano, luego profundo. Al mismo tiempo es posible que no te hayas dado cuenta que todas las letras de los libros han caído. Están esparcidas por el suelo, sopladas por un imperceptible viento. No intentes abrir ningún libro, o de lo contrario quedarás congelado e inmóvil, esperando a los Sin Nombre a que lleguen y arranquen tu piel, para hacer más páginas que llenen Sus vastos volúmenes.

A este punto ya no verás ni los muros ni el techo. Continúa por tu camino; desviarse de él es enfrentar una condenación eterna que nadie podrá imaginar. Verás a otros Buscadores caer víctimas de su curiosidad, ahora sólo con jirones de piel restante en sus músculos. Incluso aunque sus expresiones muestren calma y tranquilidad, podrás divisar los horrores que enfrentan mientras son despellejados vivos día tras día; algo más allá de lo insoportable. Luego de una eternidad caminado, te encontrarás en un escritorio. No habrá más que letras despedazadas en el suelo. De repente, verás un gran libro en la mesa. Frente a él está de pie una figura vestida con una capa y una capucha pesada. Inmediatamente dejará de escribir una vez note tu presencia.

La páginas que verás están cosidas crudamente unas a otras en extrañas formas. Ésta es la piel de los Buscadores que fallaron. No dejes que tus ojos vaguen por aquí, el Holder no quiere que leas lo que escribe. Si te atrapa inspeccionando sus escrituras no sólo perderás todos los Objetos que has obtenido, regresándolos a sus Holders, sino que además morirás una y otra vez en cada una de las pruebas de fuerza que previamente hayas vencido.

Te darás cuenta que sin ser capaz de ver dentro de la capucha del Holder, notarás que Él te estará mirando. Deberás preguntarle:

¿Cuál fue Su nombre en un principio?

El Sin Nombre se quitará la capucha. No serás capaz de comprender ninguna característica discernible. Tendrá el aspecto como alguien que hayas visto en un sueño del pasado. Pareciendo familiar e indistinguible al mismo tiempo, pero sólo recordarás una mancha borrosa. El Holder te contará de Su elección de cada Objeto y la bendición y maldición de cada uno. Cómo Él se deleita en la destrucción y el caos. El Sin Nombre relatará en insoportables detalles las aflicciones que Su reunión trajo sobre los mundos en el pasado.

Pregunta otra vez:

¿Cuál fue Su nombre?

La criatura te llamará hacia el libro, pero no vayas. Quédate atrás a cualquier precio. Si pasas la prueba, el Sin Nombre te dirá que Su nombre está perdido, excepto para Legión. Que incluso Él, el guardián y destructor de todos los nombres ya no lo posee. Sabrás que Legión tomó Su nombre usando los Objetos que obtuvo. Hace mucho que el Sin Nombre protegió el reino exterior de Su morada. Cómo fue que Legión lo destruyó y robó su nombre, y luego fue desterrado por Él para ser siempre un Holder.

Lo que quiere darte ahora, es esencial para Su reunión. A este punto, él arremeterá contra ti. Perderás la consciencia, y sólo sobrevivirás si llevas contigo tu ‘sacrificio’. Todos los que posean los nombres que ennegreciste sufrirán una inexplicable tragedia. No podrás controlar esto. Simplemente pasará y no podrás hacer nada para detenerlo.

¿Tu búsqueda vale el dolor de tanta gente inocente?

Despertarás horas más tarde con un terrible dolor de cabeza que no podrás quitarte nunca más. Eso es porque dentro de ti, conocerás Su nombre. Legión nunca ofreció este Objeto. Nunca te dejará, y nunca podrás pronunciarlo hasta que hayas reunido los Objetos. Una vez lo hagas, que los Dioses se apiaden de todos.

El nombre que yace en ti, aquél perteneciente a Él, es ahora el Objeto 345 de 538. ¿El hecho de conocer Su nombre lo hace menos aterrador?

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