Sonya Diryavka vio por primera vez la luz en un velo de misterio. Su madre, una figura enigmática de ojos verdes, trajo al mundo a la niña en un rincón sombrío y desconocido. La familia que la rodeaba compartía los mismos ojos verdosos, una característica que marcaba su linaje desde tiempos inmemoriales. Pero cuando los demonios se alzaron de las sombras, la figura paternal de Sonya se erigió como un escudo contra el abismo que se cernía sobre su existencia. La madre, en cambio, huyó con la pequeña en brazos, dejando tras de sí un rastro de incertidumbre.
Los primeros años de Sonya estuvieron teñidos por el abuso y el tormento en la lúgubre guardería donde fue confinada. El padre ausente no podía rescatarla de las garras del sufrimiento, mientras la madre permanecía en la penumbra, como una presencia fantasmal que se negaba a enfrentar la responsabilidad.
Con el paso de los años, la niñez de Sonya dio paso a una adolescencia marcada por sombras aún más profundas. Las tormentas mentales la consumieron, arrojándola a los oscuros abismos de su mente. La relación con su madre se desgarró, como las costuras de un universo fracturado. En la escuela, su figura se convirtió en un imán para el acoso y la soledad. Aunque encontró una amistad en Ulya, esta relación pronto se tiñó de tensiones que reflejaban la turbulencia de su mundo interior.
Fue en medio de esta oscuridad que Sonya descubrió un portal a lo oculto. Las páginas polvorientas de antiguos tomos le revelaron secretos insondables, mientras su mente se convertía en un abismo que la arrastraba hacia lo desconocido. Fue entonces cuando su camino se cruzó con el hombre de la oscuridad, una figura sin rostro que emergía de las pesadillas para atormentar su realidad. Sus encuentros eran aterradores, una danza macabra entre lo humano y lo inhumano.
La trama alcanza su ápice cuando Sonya, desesperada por escapar del sufrimiento que la asedia, se adentra en las sombras más profundas de su existencia. La decisión de enfrentar su dolor se convierte en un acto de coraje sobrenatural, una resistencia contra el torrente de oscuridad que amenaza con devorarla. En su búsqueda de protección, clama por "El Operador", una entidad de incierto poder que parece retumbar en las mismas fibras del universo.
A pesar de los demonios que la acosan desde adentro y desde afuera, Sonya avanza hacia un futuro incierto, sus pasos resonando en los corredores de una realidad distorsionada. Con determinación, se dispone a desafiar a los abismos internos y externos que la acechan. Las sombras que la han perseguido toda su vida no pueden ser ignoradas, pero Sonya está lista para confrontarlas, aunque sea en los rincones más oscuros de su propia alma.