En un pequeño pueblo de España, más concreto, en Andalucía, muchos alumnos que habían acabado sus estudios en Primaria entraban al instituto de Secundaria IES Alminar. Este contaba con cuatro cursos, los cuatros catalogados con las letras: A, B, C y D.
El instituto nunca había sufrido ningún acontecimiento que lo obligase a clausurarlo, o eso les hacen creer a los jóvenes que tratan de lograr una enseñanza básica a su nivel. Existe una "leyenda" que los profesores más veteranos, junto al director, han querido mantener secreta.
Todo comenzó un caluroso día de verano, casi al final del trimestre.
Una joven de segundo curso, sector B, comenzaba su día como cualquiera, dirigiéndose a su clase. Pasó la primera lección y sintió ganas de ir al baño.
Pidió permiso al profesor y fue a los lavabos. Pobre chica...
El baño de chicas no era nada del otro mundo, puertas de metal y pareces de azulejo. Hacía un calor horrible.
Abrió la puerta del último lavabo y se cerró tras ella. Al terminar intentó abrirla, fallando en el intento. Aporreó la puerta, pero lo único que recibió fue una quemadura debido al calor intenso. Comenzó a alterarse, el calor se apoderaba de ella.
¿Cómo terminó?
La encontraron pegada a la puerta, su piel se había incrustado en esta.
Al retirar el cuerpo, se pudo escuchar el sonido de la carne despegarse y desgarrarse poco a poco. El olor era vomitivo. Sus huesos eran visibles y su sangre se quedó cuajada debido al intenso calor de los urinarios.
Muchos dicen que aún hay marcas en la puerta de ese lavabo, de sus manos y su rostro, y que si te encuentras allí en verano podrás ver a la chica.
Yo nunca he entrado a esos lavabos, me limito a no pasar por la zona.
¿Vosotros entraríais?