Las piernas me pesan, los pulmones me arden, mi garganta está seca, mi respiración es muy rápida a falta de recuperar oxígeno, se me comienza a hacer borrosa la vista a causa del cansancio extremo, pero no puedo dejar de correr, no puedo y no quiero, tengo que salir de aquí. La noche ya ha caído hace algunas horas, me he despistado totalmente y no sé qué hacer, llevo mucho tiempo corriendo y no se hacía adonde, creo que me he perdido más.
Estoy muy exhausto, tengo que descansar, tengo que tomar aire, siento que mis pulmones van a explotar si no respiro, pero no puedo descansar porque si lo hago todo estará perdido para mí.
Veo un árbol perfecto para subirme en él, trato de subirme pero mi cuerpo me pesa demasiado, todo el peso está en mis brazos que tiemblan por el esfuerzo que significa mantener todo mi peso, aunque hace algunos minutos que me pude haber desmayado por el esfuerzo excesivo que hice mi cuerpo sabe que tengo que resistir si quiero estar vivo, es algo así como un instinto de supervivencia.
Me recuesto en la rama más gruesa del árbol, mi respiración en demasiado agitada, siento el aire entrar y llenar mis pulmones, mi garganta arde como si me hubieran cortado por dentro, mis piernas parecen gelatina, están temblando mucho, tiemblan como si estuviera bailando, mi respiración comienza a hacerse ruidosa, al momento de toser mi garganta me vuelve a arder, creo que mi tráquea esta desgarrada, o no lo sé, pero siento como si así fuera.
Veo al horizonte, la luna llena está ahí, mirándome al igual que yo a ella. Hay un momento de silencio sepulcral, solo puedo escuchar mi respiración un poco más relajada, recargo mi cabeza sobre el tronco del árbol mientras pienso en que voy a hacer para salir del bosque, aún tengo miedo de bajar para seguir mi camino, mi cuerpo y mi mente me dicen que estoy seguro en ese árbol y de hecho lo estoy, no tengo por qué preocuparme, ningún animal podría subir un árbol tan grande como este. Sigo manteniendo mi cabeza recargada en el tronco cuando escucho.
Es… es… es un aullido de lobo. Mi corazón comienza a acelerase a causa del miedo que estoy comenzando a sentir, mi respiración se vuelve a agitar a un nivel salvaje, mi piernas dejan de temblar y me avisan que están listas para salir corriendo, pero no quiero, no quiero irme, me siento seguro en el árbol y me voy a quedar toda la noche.
Otro aullido vuelve a hacerse presente y ahora más cerca, es muy obvio, vienen hacía a mí. En cuestión de segundos ya estoy abajo del árbol comenzando a correr a toda velocidad, los aullidos parecen estar acercándose más y más a mí. Sigo corriendo a todo lo que mi cuerpo me permite. Tras correr muy rápido y escuchar los aullidos cada vez más cerca de mi entro a un lugar con árboles más pequeños, las ramas golpean mi cabeza una tras otra, sigo corriendo hasta que de repente mi caigo. Mis piernas ya no sirven, siento el cerebro latiéndome, el dolor que siento en los ojos es infernal, cuesta entrar aire a mis pulmones, mi garganta está destrozada. Sigo escuchando los aullidos acercándose a mí, y no solo eso, ahora escucha las pisadas del animal, debe de tener demasiada fuerza en las patas para causar ruidos como esos. Me levanto a duras penas, mi piernas me tiemblan demasiado, me pesan mucho, pareciera ser que me ataron 2 rocas gigantes en mis piernas, poco a poco voy apartándome del camino de barro y hojas para ocultarme entre los árboles. Ya no escucho el ruido del animal, retrocediendo poco a poco para no delatar me ubicación me escondo entre los árboles.
He chocado con algo, seguro es un árbol, pero esta idea es descartada cuando siento como algo se contrae, y después lanza un gruñido leve para hacerse notar, cierro los ojos y poco a poco me volteo, hasta verlo frente a mí.
ESDLO Tu Alma Ya Descansa En Paz 20:33 20 mar 2019 (UTC)