Wiki Creepypasta
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Dentro de un hermoso bosque donde la luz de sol era poco abundante por culpa de los pinos que no la dejan pasar, un niño y una niña corrían. Él persiguiendola mientras que ella corría con lágrimas de risa en su pálido rostro sin destino alguno, hasta que el se desplomó culpa de una roca cayendo en la acolchonada maleza que cubría el suelo.

Él era un joven de 14 años de edad llamado Erik, y ella era una niña llamada Sophie de 10 años de edad. Entre ellos nunca hubo ningún problema, eran muy unidos. Ellos vivían con sus padres en un pueblo cerca del bosque. Nunca tuvieron problemas familiares o económicos, su padre era un hombre trabajador, no fumaba ni tomaba alcohol y quería a su familia; su madre se dedicaba a los quehaceres del hogar, era una mujer muy buena. Se podría decir que era una familia perfecta, el único problema era que Sophie tenía un amigo imaginario, hablaba con él siempre, era muy distante con sus compañeros del colegio, iba sola al bosque que estaba cerca de su casa y dibujaba raras figuras, y a un hombre alto al lado de ella.

Un día soleado, Erik, al llegar a su casa, vio a su hermana arreglada para salir con su madre mientras que dibujaba los pinos del bosque intentado recrear dicho paisaje, el se acercó.

- Hola Shopie. ¿A donde vas con mamá?- Preguntó.

- Hola hermanito, me voy al psicólogo con mamá- Contestó-. ¿Por qué preguntas?

- Por nada, solo pregunto- Aclaró-. ¿Qué estás dibujando?

- Nada interesante, solo dibujo el bosque.

Su madre se acercó desde atrás y tomó a la niña de las manos.

- Hijo el almuerzo está en la heladera, caliéntalo con el microondas- Dijo-. Vamos, Sophie.

- Bien, chau- Se despidió el joven.

Después de que él almorzara, se dio cuenta de que el día estaba lindo para tomarse una siesta en el patio trasero donde los dos árboles le servían para sujetar la hamaca y darle sombra. Al dormirse tuvo una pesadilla: él se encontraba en un oscuro bosque, la niebla era muy espesa y no podía ver bien, el camino para explorar era un desolado ambiente. Allí se encontraba un pantano. Una persona que estaba con un bote navegando en esas aguas podridas llamó su atención, el chico se acercó y gritó para llamar la atención del sujeto y, sin querer, se resbaló, cayendo al repugnante pantano. Él nadó para ir a la orilla pero, al llegar, algo le sujetó la pierna, jalando hacia abajo para ahogarlo. Asustado arañaba la tierra de la orilla del pantano, intentando salir de allí. De la nada, una voz dijo:

-El bosque te espera...

Fue despertado por su hermana, estaba asustado. Mirando a su alrededor se calmó al ver que no estaba en ese oscuro y temible bosque. Se levantó de su hamaca y se dirigió a su madre para conversar con ella sobre qué había dicho la psicóloga.

- Mamá, ¿qué te dijo la psicóloga sobre mi hermana?- Preguntó.

- Solo me dijo que no la dejara ir más al bosque y que le prohiba ir sola.

Más tarde, a la hora de dormir, el chico, pensando en el sueño, no pudo dormir toda la noche.

Al día siguiente, al salir de colegio, él y su hermana fueron caminando a su casa. En el trayecto conversaron de la escuela y sobre su serie favorita. En cierto punto de su viaje, decidieron pasar por el bosque. El muchacho quedó inerte al ver el hermoso bioma, al cual comparaba con el de su pesadilla.

- ¿Puedes verlo?- Preguntó su hermana de la nada.

- ¿Qué cosa?- Contestó extrañado.

- A mi amigo- Dijo ella.

- No, solo estoy viendo los árboles- Dijo evadiendo aquella respuesta, consciente de la condición psicológica de su hermana-. Sigamos caminando.

Al llegar a su casa, el chico se sentó en la silla de la sala pensando otra vez en aquel sueño. Él se acercó a la puerta de la pieza de su hermana, la abrió y entró.

- Sabes que mamá no le gusta que dibujes esas cosas- Dijo al entrar.

- Sí, ya sé. Solo estoy terminado un regalo para ti.

- Un regalo, ¿por qué?

- Eres el único que no ha hablado mal sobre mi amigo y por ser buen hermano.

Ella se acercó y le regaló un dibujo donde estaban dibujados él y ella tomados de la mano. Al recibir aquel adorable gesto de parte de ella, le dio un caluroso abrazo.

- Cambiando de tema- Dijo el chico-, ¿me podrías contar un poco sobre tu amigo?

- Sí, no hay problema. Es como una sombra que se esconde en los árboles a lo lejos y me habla.

- Bueno, gracias- Contestó, cortando la conversación al ver que se tornó rara.

Erik se retiró de la habitación, pensado en que si "su amigo" estaba relacionado con su pesadilla. Cansado fue al patio de su casa a dormir. Otra vez el mismo sueño, el mismo lugar, pero sin pantano: solo estaba él y, a lo lejos, su hermana. Ella le gritó por ayuda. Rápidamente el chico se dirigió corriendo hacia su hermana. De la nada algo lo detuvo, ya no podía moverse, y entonces la misma voz tenebrosa se escuchó: 

-Falta poco...

Asustado se despertó pensado sobre la pesadillas que tuvo. Cansado de todo, se dirigió a su cuarto. Erik se acostó en su cama, respiró hondo, escuchó musica para traquilizar los nervios.

Al otro día, sábado por la tarde, su hermana estaba llorando porque su madre le había prohibido ir al bosque y ver a su amigo. Enojada corrió hacia la puerta dirigiéndose al camino para ir hacia el bosque. Entonces su madre le ordenó a Erik que la buscarla.

Sollozando entró al bosque, ya estaba atardeciendo, él la persiguió hasta meterse al bosque. Ella seguía corriendo y él iba detrás, asustado porque exploraba lo más profundo del bosque. De repente ella paró y Erik se desplomó en la alcochonada maleza y, en una puntiaguda raíz de un árbol que sobresalía de suelo sin causa alguna, su vista se volvió borrosa, solo veía a una sombra alta y a su hermana.

La noche se acercó mientras que él estaba helado y pegado en la hierva sin poder despertar. Entre dormido escuchó voces que no se podían enteder. Al despertar tenía un gran dolor de cabeza y abdomen, se encontraba en una cama de hospital. Allí estaban dos policías, uno lo interrogaba mientras el otro tomaba nota. Erik les contó todo lo que había sucedido.

- Esas son todas las respuestas que necesito por ahora, espero que te mejores- Le dijo uno de los oficiales.

- Esperen, ¿qué le sucedió a mi hermana y cómo llegué aquí?- Preguntó Erik.

- Tu hermana está desaparecida, estamos haciendo todo lo posible para encontrarla- Le contestó-. A ti te hayamos desmayado en el bosque, tenías una hemorragia en la nariz y oídos, agradece que te encontramos.

Mientras miraba como lo policías se retiraban, Erik pensó en todo lo que sucedió con su hermana y su amigo imaginario, sus pesadillas, el bosque; no lograba entender lo que sucedía, un poco de remordiento lo apuñalaba su corazon, pensado en que tal vez pudo a ver hecho algo para que nada hubiera pasado, como hablarle de su amigo imaginario, o no sé, algo que pudiera estar en sus manos.

Al día siguiente lo dieron de alta después de revisar sus hemorragias o cualquier infección en la parte del abdomen. Al entrar a su casa sintió una tristeza y soledad dentro de ella, se dirigió a la habitación de su hermana, la cual miró de reojo.

Pasaron semanas y no había rastro alguno de Shopie. La ausencia de su hermana hacía que la casa fuera un lugar frío y solitario. Erik, cansado y desesperado por la información del paradero de su hermana, en una noche tomó una linterna y se dirigió al bosque. En aquel lugar oscuro y silencioso, entró a recorrer el ambiente. Mientras caminaba en medio de la tenebrosa oscuridad, los ruidos de los animales nocturnos le provocaban un gran temor, pero su voluntad era más fuerte que su miedo. Se pasó toda la noche recorriendo el bosque hasta el amanecer.

Asi comenzó su cotidiana vida recorriendo aquel lugar. Mientras más exploraba el lugar, más se enamoraba de él: había llegado a perder el miedo a la oscuridad y dejar el uso de la linterna en las oscuras noches y su pasatiempo, cuando estaba allí, era escalar los árboles. Los sonidos que al principio le asustabam se volvieron una dulce melodía en la noches frías. Cuanto más se encariñaba con el bosque, se volvía más protector, asesinaba a los leñadores con un hacha.

Se la pasaba día y noche matando leñadores, explorando el extenso bosque con la misión de encontrar a su hermana, trepando arboles y saltando de árbol en árbol con gran agilidad, convirtiéndose en parte del bosque. A veces mataba a quienes arruinaban sus siestas o asesinado a homicidas que ejecutan a otras personas en su territorio. Nadie ha visto su rostro, solo sus ojos llenos de tristeza y furia.

En una tarde él trepo un árbol, se ató con una cuerda a una inquebrantable rama. De su bolsillo inferior sacó el dibujo que su hermana le había regalado y recordó el abrazo que le dio, una pequeña lágrima acarició su rostro.

Con sangre en sus manos, arrastrando un hacha, se dirigió a un leñador que al que le había cortado la pierna izquierda con su hacha.

- Los humanos son una peste para el planeta, cada uno de ellos tiene que ser eliminado, menos los que protegen este ecosistema y conviven con los seres vivos.

- Por favor no me mates, te lo suplico, tengo familia.

- Agradéceme que tú serás un ejemplo para todo aquel que dañe mi bosque. Que triste saber que somos seres muy inteligentes, sabemos lo que está mal y lo que está bien, pero que pena que seamos una especie tan destructiva.

Levantó su la hacha y le cortó los brazos, con una soga ató su cuello a una rama de un árbol mientras él veía como el leñador moribundo se afixiaba.

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