Yo vivía con mi madre en la cima de una colina, y era feliz con mi vida, dibujaba y jugaba, etc. Diversión era mi esencia, sin preocupación, sin dolor, es la edad de la inocencia. Mi madre pasaba horas sentadas al televisor, solo programas cristianos y referencias a Dios. Nuestra vida era sencilla, ambos éramos felices hasta que una voz llamó a mi madre, y dijo algo terrible: "Tu hijo está corrupto y tu misión es rescatarlo, de todo elemento del diablo debes despojarlo."
Mi madre le respondió: "Haré lo que me pidas, señor de mi vida, libraré a Issac de su alma corrompida."
Mi madre me ha quitado todo lo que poseía, mis juguetes, mis dibujos y la ropa que traía. Nunca dio explicaciones y jamás volvió a hablarme, pero se comunicaba con la voz perturbante: "Issac todavía sigue corrupto y tu misión es rescatarlo, de todo elemento del diablo debes despojarlo."
Mi madre respondió: "Haré lo que me pidas, señor de mi vida, libraré a Issac de su alma corrompida."
Isaac con desesperación decía: "Mamá, ¿Por qué haces esto? ¡Devuélveme mi vida! Éramos felices y ahora sufro cada día. ¡Basta! No lo escuches más".
De todas maneras hubo un mensaje final: "Has cumplido con todo lo que te he pedido, pero aún así debes demostrarme tu amor, ve a la habitación de tu hijo y mátalo", y mi madre por sorpresa respondió: "Haré lo que me pidas, señor de mi vida, libraré a Issac de su alma corrompida", entonces un cuchillo carnicero ella tomó.
"Mamá... ¡Por qué haces esto! ¡Por qué quieres matarme!", gritaba desesperado cuando la veía acercarse.
Gritos, llantos, locura y en su desesperación. Una puerta trampa bajo su alfombra encontró, sin pensarlo dos veces la abrió. Issac, pensaba que estaría a salvo, pero nada es sencillo, al entrar y cerrar la puerta, vio algo terrible. Personas mutiladas y una puerta oxidada, que al lado tenía un papel que decía: "Un joven que su inocencia perdió, una madre que por fanatismo enloqueció...".
Al abrir la puerta, vio un cuarto de sangre y, alguien o algo que no sabía de qué naturaleza era, una cosa blanca con puntos negros, le dijo: "Bienvenido, Issac". Él le preguntó: "¿Cómo sabes mi nombre?", al tiempo que ese ser respondía: "Nada que te incumba". Llamó a la madre del muchacho y dijo: "Todo era una trampa, ahora tu hijo está aquí conmigo, y no soy Dios, jajaja", en ese momento su madre se suicidó cayendo de la colina.
El llanto inundó los ojos de Isaac, maldiciendo al culpable de todos los horrores que estaba viviendo.
-¿Por qué haces esto?
-Lo hago porque soy un demonio, me puedes llamar... Punto.
Acto seguido miró a Isaac con furia y sentenció: "Ahora sabes quién soy".
La mirada de Isaac se perdió en la resignación y con sus débiles labios musitó: "Haré lo que pidas, señor de mi vida, libérame de mi alma corrompida".