Wiki Creepypasta
Advertisement

El grito de las sirenas invadía el aire, en conjunto con la explosión de las armas y los pasos apresurados del criminal, dando pisotones fuertes en los charcos del suelo.

El ruido o la vida

-¡Ahí está! -Gritó un policía, señalando la figura oculta entre las sombras. Apenas notó que había sido avistada, esta echó a correr lejos de su escondite y se perdió en la penumbra para dejar sólo un silencio sepulcral. Aquel era el joven asesino que había convertido un juego de risas en una tragedia de llanto y ahora se escondía en una vivienda abandonada que parecía estar a punto de derrumbarse. Sólo un golpe en la pared y la estructura se vendría abajo. El fugitivo estaba tan centrado en no ser encontrado que no pensó en dónde había decidido pasar la noche.

Eran exactamente las 3:12 AM cuando el silencio nocturno fue roto por los chirridos de la escalera de madera, como si alguien o algo estuviera bajando. Al instante el asesino intruso desenvainó su filosa compañera, aquella arma que aún conservaba la sangre poco limpiada del crimen anteriormente cometido y esperó a que su visitante se acercara. Así pasaron largos minutos sin escuchar ruido alguno, ni siquiera la respiración propia, por lo que el joven optó por volver a dormir.

Minutos más tarde, le despertaron diversas voces. En un principio no entendía lo que estas decían, pero luego captó su nombre y el de la persona que había asesinado accidentalmente en aquel juego estúpido. El joven se hartó, y se levantó en un grito enojado.

-¿¡Qué haces aquí y qué es lo que quieres!?

Entonces, todo se detuvo. El silencio se apoderó del lugar mientras el joven asesino miraba a su alrededor, dando vueltas sobre sí mismo, buscando su acompañante. Una presencia pesada se sintió a sus espaldas, y en una vuelta rápida, encaró a su víctima.

Aún no hemos terminado nuestro juego, y es tu turno. Tengo sólo una nueva regla, pero ya sabrás las consecuencias -Al asesino se le heló la sangre y tragó en seco: no debió haber entrado en aquel lugar. Fortaleció el agarre en su cuchilla cuando él se aproximó con una sonrisa e intentó retener sus gritos ante su venganza-. No lo olvides: ante todo, no hagas ruido...


A la mañana siguiente, el grito de un niño al pasar por aquellos lugares alarmó al los vecinos: ¡La casa maldita se derrumbó!

Todos los curiosos fueron a comprobar lo que afirmaba el pequeño, y era cierto. Aquel lugar era famoso por la muerte inexplicable de cada uno de sus habitantes, cuyos cadáveres carecían de cuerdas vocales; y ahora de la construcción sólo quedaban los escombros. Curioso es que, de hecho, nunca nadie escuchó cuándo se derrumbó. Luego de buscar alguna pista entre los restos, lo único que encontraron fue una cuchilla de unos veinte centímetros, con algunas manchas de sangre que no habían sido bien limpiadas.

Advertisement