Llevo tanto tiempo en este lugar, me llega incluso a parecer aburrido todo el tiempo en el que vivo lo que es inevitable, pero las dudas aun llegan a mi mente. Nunca los he visto, al menos en esta vida que actualmente tengo, pero sé que son reales; todo lo que tengo son recuerdos que solo puedo ver en mis sueños, recuerdos fríos y llenos de dolor.
En pocas palabras yo soy un ángel caído, o al menos eso creo, mis recuerdos no son muy claros y mucho menos clara es la explicación de todo lo que me sucede y todo comenzó con un simple viaje escolar. Era un día nublado, hacía algo de frío; al mirar a mi alrededor se podía ver la niebla pasar por los árboles y se sentía el frío de la pequeña brisa, nuestra excursión escolar era para anotar los tipos de seres vivos que habitan en un ambiente templado, solo había una maestra acompañándonos y ocho alumnos incluyéndome, como cualquier niño de 7 años; no quería clases en un paseo escolar, así que yo y tres amigos nos escapamos de la clase para explorar la montaña.
Corríamos entre los árboles jugando y riendo sin darnos cuenta de lo lejos que habíamos llegado con nuestra travesura, a lo lejos divisamos una mansión abandonada, demasiado antigua y parecía estar en ruinas. Una mansión de un rojo oscuro y algo despintada, la observamos por algunos minutos en silencio, ese rojo era hermoso, pero algo me decía que no debía entrar a ese lugar.
─Vamos a aquella mansión a jugar un poco.
Matt expresó la primer idea que le vino a la mente después de observar un poco la mansión y como era el mayor de todos, aceptamos a ir sin pensarlo dos veces. La puerta estaba abierta, así que entramos con demasiada facilidad. El corazón comenzaba a latir con fuerza y las manos me temblaban, tenía un sentimiento curioso y extraño que solo había sentido un par de veces, pero esta vez era mucho más fuerte: “miedo”.
─Tenemos nuevos aspirantes ─se escuchó una voz burlona por el pasillo.
La puerta se cerró de golpe detrás nuestro, la oscuridad de la mansión era inmensa, pero lo que más me sorprendió fue la decoración del interior, por fuera la mansión estaba en ruinas y su pintura era descolorida, pero por dentro era hermosa, tenía muebles antiguos de calidad, entre pinturas y espejos, todo parecía ser nuevo y relucía aun en la oscuridad. De un pasillo oscuro salió lo que parecía ser un joven de casi dos metros de altura, sus ojos eran grises, un color inusual, tenía la piel tan pálida que parecía estar muerto y no le ayudaba su cabello blanco.
─Si no se mueven, será más rápido.
Su voz no era la misma que escuchamos al entrar, la de él era mucho más seria y fría, sus ojos nos miraban fijamente sin siquiera pestañear, estaba centrado mirándole que hasta el miedo que sentía se había ido y había sido remplazado por un escalofrío recorriendo mi espalda, un fuerte golpe se escuchó detrás nuestra; al darnos vuelta vimos a Nick, el más pequeño de nosotros caer al suelo y alrededor suyo había un charco de sangre que provenía de su brazo el cual llevaba una cortada profunda.
─Otro que no sirvió de nada...
Un par de ojos azules se asomaron desde la oscuridad detrás nuestra mostrando una sonrisa, un chico, aparentemente más joven que el otro, de un cabello castaño claro, por su mano escurría sangre y dejaba caer unas cuantas gotas por su pálida piel a través de aquellos dedos con unas uñas tan afiladas que parecían cuchillas. Llevó su mano a su boca pasando su lengua por la sangre y saboreando la vida que le había arrebatado a mi amigo.
─Veamos, ¿quién sigue? ─dijo aquel chico entre burlas tragando la sangre que había probado.
Estábamos paralizados por el miedo, pero aun así mis dos amigos restantes comenzaron a correr subiendo las primeras escaleras que encontraron a toda prisa gritando por ayuda mientras yo me quedaba paralizado mirando el cuerpo de mi amigo sin vida en el suelo. No pasaron ni cinco minutos cuando escuché un grito viniendo desde el siguiente piso, mis ojos se abrieron completamente del miedo, pero ese grito me hizo despertar y mirar a mi alrededor.
No lograba entenderlo, aquellos dos chicos seguían en su mismo sitio sin moverse, los dos mirándome atentamente como si esperaran que corriera para perseguirme y divertirse un poco con mi sufrimiento, algo me decía dentro mío que no me moviera ni un centímetro y solo miraba hacia el cadáver de mi amigo con pánico; mi mirada subió un poco hacia aquellos ojos azules y esa cara de burla que mostraba el chico, sus ojos eran fríos, parecía haber arrebatado más de una vida, pero nada se comparaba al otro que con sus ojos grises no mostraba señales de sentimientos.
─¡Jasón ayúdame! ─Matt bajó las escaleras corriendo mientras gritaba mi nombre, sus ojos mostraban miedo, pero no pude sentir por él más que asco y rechazo, sentía que todo esto había sido culpa suya, no pude evitar mirarle con indiferencia.
─Sálvate tu solo.
Las palabras salieron de mi boca mientras todos los pensamientos pasaban por mi mente, el sentimiento de que podría morir era el que más me causó mi molestia y de seguro el que causó que sacara esa respuesta. Matt me miró sorprendido, de sus ojos caían lágrimas de desesperación. El chico de ojos grises se acercó a él sin mostrar cambios en su expresión, levantó su mano enfrente suya para después poco a poco hacer crecer sus uñas hasta hacerlas afiladas, tomó con cuidado el brazo de Matt bajando la manga de su suéter mientras comenzaba a cortarte un extraño símbolo justo en las venas principales, unas pequeñas gotas de sangre fueron creciendo hasta hacerse charcos, en unos segundos mi amigo murió desangrado.
─Otro inservible ─dijo aquel chico.
Inmediatamente ambos me miraron al mismo tiempo, pero ninguno se movía, un pequeño ruido sonó arriba mío, levantÉ la miraba para estar justo cara a cara con otro chico de ojos amarillentos y cabello rubio, era claramente más alto que yo por lo que estaba detrás de mí mirándome con burla. El miedo se apoderó de mí y no pensé en otra cosa que correr, fueron un par de pasos los que di hasta chocar con algo, alcé mi vista para ver con lo que había chocado, no sabía cómo lo había hecho, pero aquel chico de cabello rubio estaba frente mío soltando una pequeña risilla.
─¿Crees que puedes escapar? ─expreso entre risillas el chico, mientras sostenía mi brazo con fuerza.
Intentaba correr o siquiera soltar mi brazo, pero cada movimiento hacía que aquellas afiladas uñas se enterraran más en mi piel, sentía un fuerte ardor en mi piel y el chico parecía susurrar algo inentendible, mi dolor se mezcló en mi interior con mi miedo haciéndome cerrar los ojos con fuerza, quizás rezaba por vivir aunque sabía que era imposible y que una oración no resolvería nada.
─No puedo creerlo, funcionó.
La voz del chico frente mío era sorprendentemente normal en aquel momento, abrí mis ojos esperando ver mi sangre fluir por mi muñeca, pero lo que vi me dejó sorprendido, el símbolo que habían marcado en mi brazo no sangraba, solo estaba con la abertura dejando ver un fondo oscuro, como si estuviera vacío. Los otros dos chicos se acercaron con interés en ver mi herida, al verla por unos momentos ambos sonrieron a aquel que la había hecho.
─Debemos volverlo a comprobar, así que yo lo haré ─respondió el chico de los ojos grises acercándose a mí,
Su simple presencia me inmovilizo mirándole con pánico, se inclinó un poco y detrás suya salieron un par de alas grises rasgando su camiseta y rompiendo su piel, las grandes alas grises goteaban gotas de la misma sangre de la espalda del chico, pero aun así no mostraba dolor. Acercó su ala derecha a su mano y arrancó una de sus plumas más largas.
─No te muevas, esto tomará un momento.
Tomó mi brazo acercándolo, el mismo que anteriormente había hecho el símbolo, volteó mi mano y comenzó a hacer el mismo símbolo con la pluma, cortaba igual de profundo que sus uñas e incluso parecía aun más una cuchilla que hacía mi piel arder, el dolor era tan intenso que comencé a retorcerme, pero eso solo causaba que me doliera más, no pude hacer más que gritar y el chico parecía susurrar lo mismo que el anterior. La marca se cerró al momento en que alejó la pluma y esta se desintegró al soltarla, los tres chicos me miraron con triunfo.
El recuerdo llega hasta allí, lo siguiente solo fueron pequeños pedazos de recuerdos de mí corriendo hacia mi casa y encontrándome a mi familia muerta mientras una explicación pasaba por mi cabeza:
“Nosotros somos ángeles caídos al igual que tú lo eres ahora y para siempre, no somos inmortales como muchos creen y mucho menos somos buenas personas ya que nosotros fuimos expulsados por parecer humanos, estamos destinados a perecer igual que ellos ya que cada vez que nuestra vida termina, es decir, cada vez que morimos por distintas razones por las que cualquier humano podría morir renacemos en otro cuerpo y el proceso para encontrar a aquellos que renacen es el que te acabamos de hacer, tú fuiste un ángel caído en tu vida pasada y lo serás para siempre”
No podía aceptar algo así, que una persona llegue y te diga para que naciste puede ser algo bueno para algunos, pero para mí era una pesadilla alejarme de todo lo que creía y conocía, no podía permanecer más tiempo allí, así que hablé con ellos para que me dejaran en paz, su respuesta fue peor de lo que esperaba. Recuerdo todo esto por los sueños que he tenido donde hay trozos de recuerdos, siempre estoy huyendo para sobrevivir y alejarme del contrato que hice para ser libre:
─Te dejaremos libre, a cambio de un trato; te buscaremos en cada una de tus vidas, sabremos quién serás y en cuanto te veamos nos reconocerás, al encontrarte te perseguiremos aun en tus sueños y te asesinaremos de la peor manera que te imagines. Para que tú ganes el contrato tienes que sobrevivir toda una vida solo y morir naturalmente, así te dejaremos libre, tu familia también perecerá después de que acabemos contigo ¿estás de acuerdo?
Era claro que el chico de ojos grises que me ofreció el trato era el líder, he perdido la cuenta de cuántas veces he muerto y sobre todo nunca he logrado ganar, tengo miedo de verlos en la calle, de camino de regreso a mi casa o en cualquier lugar, ellos han matado a mis amigos en otras vidas y es fácil confundirlos con personas normales, a veces creo verlos en las partes oscuras de mi casa o cuando camino por la calle de noche, siento que me vuelvo loco en cierto momento y solo quiero morir aunque sería mejor morir por mi propias manos, deseo tanto una enfermedad mortal para ganar, pero nosotros gozamos de una salud sorprendente, he tenido de las peores muertes y por suerte no las recuerdo mucho, pero algo está claro; ellos no son ángeles, son demonios.
Autora: user:Moonlight31