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Es curioso cómo el tiempo puede cambiar las percepciones de una persona, ¿no crees? Me refiero, antes la gente estaba asustada con las fotografía, luego eran más cuidadosos con ellas y ahora... lo que sea. Mi nombre es Francisco Julian y tengo algo bastante interesante que contaros. En fin, no soy muy bueno haciendo introducciones, así que aquí está la historia.

Por suerte o por desgracia yo no soy el protagonista, eso lo fue mi amigo, al cual para guardar su identidad lo llamaremos R. Antes de hablar sobre lo que le ocurrió, he de deciros una característica interesante de él. Era muy fan de la fotografía, o incluso algo más. Puede sonar estúpido, pero pienso que su cerebro funciona en luces, focos y todas esas cosas. Aunque siendo sincero, era una persona extraña, por lo que su cabeza sería un misterio.

Dijo que cuando ocurrió esto, fue a un pequeño pueblo a las afueras. Nunca me dijo dónde era, así que no me preguntes dónde es. Lo que me dijo es que era un pueblo triste y oscuro. Sí, es extraño que las vacaciones de alguien no sean en un resort. Pero el dijo que no tenía fotos tristes, y ese era un lugar perfecto.

En resumen, mientras iba paseando por la noche, ya sabéis, la hora donde todas las cosas malas ocurren, vio una figura. El la resumía como un gran y gigantesco búho, con un ojo brillante, como si el otro estuviera cerrado. Eso no se ve todos los días, así que saco la foto. Ya sé lo que estaréis diciendo, pero no me refiero a un búho grande. Por como se veía la foto cuando me la enseño, parecía tener mi edad, y yo no sufro enanismo, eso dejémoslo claro.

Cuando llegó a casa decidió encuadrarlo en la pared de la sala. Ya dije que su cerebro era peculiar, no me recriminéis. Y todo empezó a empeorar a partir de allí.

Sé que todo esto sonará cliché, eso lo pensé hace un par de semanas. Pero, él me decía que el ojo amarillo le seguía. Y no solamente eso, ya que si el se encontraba en un punto imposible para que el ojo lo mire, el ojo cambiaba de lugar. También estaba que esa foto aparecía en los lugares más extraños según él. Lo más probable es que fueran visiones, ya que él empezó a llorar por un cartel de comisiones bancarias por el búho.

Esto empeoró hasta el punto de que ya no era capaz de reconocer a su viejo amigo. Me veía como un búho de un solo ojo. Así que se encerró en su casa. Intenté llamarle varias veces, pero él solo gritaba algo como: 'Oh Dios, ¿Quién está haciendo la broma de enviarme graznidos?'

Hace 3 días murió. Admito que, incluso en el estado que estaba, me pilló por sorpresa. No era el tío al que tú mirabas y pensabas que se iba a tragar pasta de dientes, pero así lo hizo. Aunque, hace 4 días antes me envió un email.

'Querido amigo:

No sé qué me ha pasado, no sé qué me va a pasar. Pero si al leer esto mi cuerpo esta frío e inerte, solo te pido una cosa. Coge la foto y destrúyela, ni la mires. Esta cubierta con un mantel rojo, en el trastero, no quites el mantel. No la abandones en ningún lugar. Ni siquiera deja que los policías se la lleven. Hazlo por nuestra vieja amistad.

Hasta luego de parte de R'

Antes de que digáis nada, sí, hice lo que me pidió. No soy como aquel pazguato que jugó a no sé qué juego. Soy un buen amigo y quemé la foto. Ni siquiera la volví a mirar. De hecho, ojalá la tuviera, era una buena foto.

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