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Luis sintió un cosquilleo que le recorría la espalda, se agitó de un lado a otro para quitarse el sueño, y cuando este ya hubo pasado descubrió la cosa más horrible e inhumana de su vida, un garfio perforaba profundamente su espalda y su punta encorvada sobresalía en su nuca roja de sangre. El grito de Luis fue asfixiado por una máscara de cerdo que llevaban sus pares adelante y detrás de él, pero estos estaban muertos, maltratados y puestos en fila como en una carnicería. Al agitarse violentamente el garfio rajó la espalda de Luis y este cayó gritando y azotándose brutalmente contra los restos humanos esparcidos junto a la sangre por el suelo pavimentado..

Era una cámara oscura y tenebrosa, Luis sintió algo incómodo en la entrepierna, cuando se levantó el tapabarro su pesadilla no terminaría solo ahí, lo habían castrado y le habían amputado el pene, gimió del horror revolcándose en los restos de quienes habían sufrido el mismo destino, la puerta de metal se abrió y eclipsando la luz que provenía desde el exterior un carnicero enroscaba una cadena en una de sus manos, Luis intentó resistirse pero lo cogió de un pie y lo arrastró dejando su torso en sus tobillos, lo ahorcó con las cadenas y lo arrastró fuera de la mugrienta habitación desollando su espalda con las imperfecciones del suelo y los afilados huesos desparramados por ahí. Fue reducido a garrotazos en las costillas mientras intentaba resistirse a ser dominado por el collar pero la fuerza del carnicero era tal que Luis cayó apaleado.

Con la ayuda de otros enmascarados el carnicero inmovilizó a Luis en una mesa redonda burlándose de él con un sentido del humor morboso y repudiable mientras hacía brotar desde la punta de una jeringa un suero aceitoso, uno de los enmascarados rajó el estomago de Luis, este grito del dolor, pero la máscara ahogó su sufrimiento mientras sus torturadores lo tenían como el hazmerreír del salón, presionaron sus pies contra la madera de la mesa redonda y le rompieron los dedos a martillazos, desde las uñas molidas y sanguinolentas las heridas abiertas escupían litros de sangre, el show de estos 4 enfermos apenas comenzaba, le trituraron los dedos con una pequeña aplanadora y hacían gritar a Luis los números del 1 al 50 para que se mantuviera consciente por cada herida infligida. Luego de horas de masacre el espectáculo terminó y Luis fue colocado en una plancha de metal a la cual metieron en un horno algunos minutos, fue retirado con la piel abierta y heridas que carbonizaban su carne, perdió el conocimiento.

Despertó golpeado por una luz que provenía desde el techo, irguió la cabeza y estaba desnudo, amarrado a la misma mesa redonda desde sus extremidades, no podía moverse en lo absoluto, a algunos metros de sus alrededores distinguió a una decena de individuos, hombres y mujeres lucían antifaz, empuñando tenedores se acercaron a Luis, los gritos se limitaron al comedor exótico, tenía los labios cocidos y sólo le quedaba esperar a ser devorado horriblemente, sintió como los dientes perforaban y arrancaban su carne, donde él lloraba otros reían... debo admitir que estuvo delicioso.

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