Wiki Creepypasta
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En mi pueblo, hay una creencia que reza y dice: si te robas una rosa negra del lugar en donde nació, el amor de tu vida, o la persona a la que más amas también sentirá amor por ti.

Obviamente esto lo queríamos comprobar yo y unos amigos, los cuales nos dirigimos un día a una pradera bastante alejada de la civilización, tuvimos que caminar horas y horas, pues no es muy normal encontrar rosas negras, pero en esa abandonada pradera estábamos seguros haber visto unas cuantas antes.

Nuestras suposiciones fueron ciertas pues al llegar nos topamos con un pequeño puñado de rosas increíblemente negras, algo que me emocionó sobremanera a mí, y sin muchos rodeos, tomé una de estas. Mis amigos se fueron con las manos vacías, pero yo me fui con la esperanza de que ella me amasé.

Sorpresivamente, el lunes fui a clases, y finalmente después de mucho tiempo, aquella chica me habló y yo ni siquiera tuve que mirarla. Estaba hecho, era un ganador, ese día nos conocimos más que como solo compañeros en el mismo salón.

Mas, sin embargo, ese día en camino a mi casa, un camión casi me atropella, tuve demasiada suerte y solo seguí mi paso. Pero cuando llegué a mi residencia, fui sorprendido por la escena que mi madre tendida en el suelo, cubierta de sangre, al pie de las escaleras.

Con horror, tratando de hacer que respondiera, me di cuenta que tenía el cuello terriblemente roto, y la sangre que salía venia de detrás de su cabeza.

Allí llamé a la ambulancia sabiendo que ella había caído desde lo alto de las escaleras en un desafortunado accidente. Tiempo después supe que mi madre había muerto, y desde aquello pasé semanas sin ir a la escuela.

Al animarme a hacerlo, me encontré con aquella chica a la que amaba, y esta me hizo sentir bastante mejor, a lo que fui a mi casa más alegre de lo habitual, pero al llegar, encontré a mi perro muerto, y la casa saqueada, los ladrones habían matado a mi mascota y se habían llevado todo lo que encontraron valioso.

No debo decir que esto me dejó sin esperanzas, pero aquello solo era el comienzo de la mala suerte que me arribó más adelante.

Todo lo malo que me podía pasar pasó, todo lo que nunca pude imaginar que me sucediera me sucedió, al punto de volverme loco. Mis amigos se convertían en mis enemigos, todo me salía mal, todo lo perdía.

Pero todo esto cobró una especie de odio en mí cuando pude relacionar aquellos desastres con aquella chica que me gustaba, pues era innegable, siempre que hablaba con ella las cosas malas no tardaban en ocurrir, y cuando ni la miraba, no pasaba nada.

Obviamente, traté de alejarme de ella lo más que pude, haciéndole saber que no me interesaba. Imagino que yo me veía como un paranoico pues ella solo se acercaba a mí y me decía lo tanto que entendía mi dolor, que me amaba con toda su alma, y que intentaría quedarse conmigo hasta que me recuperara, pero ella no lo entendía.

Fue que un día, en un movimiento astuto, decidí llevarla a esa misma pradera, y cuando le mostré las rosas negras, la llevé a un lago, y listo para liberarme de este mal, tomé su cabeza y la comencé a sumergir en el agua, con todas mis fuerzas, tratando de ahogarla. Y así me mantuve hasta que finalmente, su cuerpo dejó de responder y agitarse violentamente.

Al principio, me quedé en silencio por largos minutos que parecieron horas, pero después, comencé a reír estupefacto, todo había terminado.

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Un tiempo después, confesé todo a la policía y cuando creí que me encerrarían, solo me dejaron libre por pruebas que indicaban que el asesino había sido otro. Yo sin poder creerlo, noté en los días siguientes que todo mejoraba, tenía tanta suerte, que mi vida pasada comenzaba a verse naciendo de nuevo, olvidando todo el dolor que sentí.

Pero, sin poder soportar que hayan ejecutado a un hombre inocente por la muerte de la chica que tanto amaba, decidí quitarme la vida, pues nada de esto era real ya.

En este punto solo puedo decirte algo, si no quieres arruinar tu vida: Jamás robes una rosa negra.

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