Wiki Creepypasta
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¡Hermoso panorama! Tan alucinante, un espectáculo digno de los dioses; colores tan diversos en una escena de película, la oscuridad lo cubre todo, con algunos destellos brillantes, una luz tenue, la luna vigilando la noche, las estrellas sus hermanas, y entre todas iluminando discretamente este paisaje tan celestial. Colores grises dominan los alrededores, el negro controla el lugar como siempre lo hace, pero esta noche un invitado inesperado hace presencia y se roba la noche, el color de la vida, el color del amor, el color de la muerte.

Esta noche podría ser igual a todas, pero no, porque hoy un divino elixir baña las calles; la esencia de la vida, de mi vida; solo por él es que vivo, y solo por él moriré. Un rojo brillante ilumina las calles, un divino rojo sangre deleita a la noche.

Un aroma embriagante inunda la atmósfera, un olor a vida insuperable, tan seductor, tan envolvente, tan muerto. Junto con esta intoxicante fragancia un sin fin de litros de sangre cubren los suelos y las estrellas son las únicas testigos de estos mil cuerpos desnudos y tendidos por doquier. Vago e inmundo es el recuerdo de los gritos, de las súplicas, de los rezos, del dolor.

Infinitos los placeres de este mundo, pero sin duda alguna ninguno se compara con esto. Pocas veces en la vida (o la muerte), se puede disfrutar de tantos humanos sin lo obsceno y grotesco de sus costumbres y creencias; esta noche han dejado atrás lo negro de sus conciencias y tan solo son un adorno más de la noche, hoy son hermosos, tan encantadores sin esos aromas de perfume barato, esta noche huelen a vida, solo a sangre.

Sangre tan pura como el aroma de este niño que se desangra en mis labios; su inocencia hace aún más deliciosa su sangre. Es dulce como la miel, tan fresca, tan limpia, tan perfecta que logra remorder mi conciencia, cosa que encuentro casi increíble, hace tanto que perdí esa virtud y por eso es que pienso que tal vez no debí beber a este niño, él tenía lo único que yo hubiera deseado, y se lo quite para siempre.

Ahora mi camino ya no es tan claro, el destino de un alma esta en mis manos, dos caminos se han trazado y yo debo elegir. Parece sencillo, pero no lo es, de mi depende este pequeño ser.

Dejarlo vivir podría significar que pierda lo único valioso en el universo; o darle la salida de la vida. Puedo tener piedad y dejarlo vivir, aunque ¿de qué serviría? Tarde o temprano perderá su inocencia y será igual a estos cadáveres antes de morir. Puedo matarlo en este instante y así evitarle el sufrimiento que produce la vida.

Tal vez no soy yo el indicado para esta decisión, ¿quién soy yo para juzgar a este infante?

¿Quién me ha dado el derecho de ser juez y verdugo?

El sabor es magnífico pero el remordimiento es mortal, definitivamente yo no puedo hacer esto, no puedo cargar con tanta responsabilidad.

“Dime tú, hermosa criatura, dime con tus labios puros que destino deseas; quiero escuchar una palabra de tu divina voz, un destello de tu corazón libre de todo mal, de tu alma que resplandece como el sol”

“Dime, adorada víctima, tú que no conoces el odio, tú que no enfrentaste el rencor; dime por favor que debo hacer, pídeme piedad y seré tu esclavo por siempre; exígeme libertad y me volveré tu salvador, ruégame una oportunidad y que daré enamorado de la vida.”

- Mátame.

No puedo creerlo, he escuchado tu voz, pero no es lo que esperaba oír, repíteme tu plegaria una vez más.

- Mátame por favor.

No entiendo que estas diciendo, pensé que querrías vivir, para ver por lo menos otro amanecer.

- No quiero otro amanecer, mátame por favor.

Pensé que querrías conocer los placeres de la vida, los lujos, los vicios, la alegría, la amargura y el dolor, lo divino del amor...

- ¿Amor? ¿dónde está el amor? Eso no existe, he visto morir a mi gente por la codicia, he visto la traición en todos y cada uno de los adultos que he conocido, he visto hijos que matan a sus padres por un tren de juguete, he visto padres que golpean a sus hijos al borde de la muerte solo porque perdió su equipo de fútbol, he visto grupos que torturan a otros solo por no ser del mismo color, o por hablar diferente he visto a un hombre matar a su mejor amigo sin razón, he visto vidas que se acaban sin ver la luz; y solo tengo nueve años, no quiero pensar que tendré que ver mañana... no existe el amor; y si existió debe haberse extinguido hace mucho.

- Pero hoy te veo a ti, tan fascinado con esta masacre, viste morir a todos y cada uno de estos seres, les diste la muerte y aun así te sientas a contemplarlos para tomar tu ultimo bocado... yo. Nunca creí que nadie disfrutara tanto algo, solo quiero verte feliz, y dejar de sufrir, no quiero creer y perder el sentido de lo hermoso de la vida, acaba de una vez...

No creí que escucharía esto de un infante, pero es más sagrado de lo que pensé, su alma es pura, pero sus ojos han visto demasiado.

Gracias divina criatura, gracias por darme tu última voluntad, este momento jamás lo olvidaré, en los cientos de años que he vivido jamás me había conmovido tanto, adiós para siempre amor...

Su sangre es más deliciosa después de su discurso, su vida se ha extinguido, la luna ya se va y yo debería irme con ella pero no, esta vez me quedaré aquí para ver el amanecer, jamás lo he visto, y creo que ya es hora, de terminar esta pesadilla. GRACIAS... ¡Oh! Hermoso sol, por acabar con mi desgracia y mi dolor...

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