Cuentan los abuelos que en sus tiempos los maridos acostumbraban a gastar todo el dinero de la
semana de trabajo en licor, dejando a la familia siempre con hambre, y a una esposa e hijos desolados.
No se sabe cómo, cuando ni quién exactamente mencionó por primera vez la temida criatura, más tarde conocida como Cegua, pero lo que sí se sabe bien es que solo aparecía a esos hombres que generalmente montaban a caballo, y que en la noche eran iluminados únicamente por la luz de la luna.
La leyenda narra que cuando el borracho salía de la cantina a altas horas de lo noche y emprendía su viaje de regreso a casa, en medio del camino desolado y oscuro aparecía una hermosa mujer con un vestido blanco y una cara de incertidumbre que le pedía si la podía llevar con él; luego montaba en el caballo, detrás del borracho.
Pero el caballo no quería avanzar más. La mujer detrás de él no había dicho una sola palabra. Preocupado o quizá confundido, el desafortunado jinete, volvió su cabeza.
El hombre pierde cualquier rastro de ebriedad y con el terror más
inimaginable que alguna vez haya sentido : no era una mujer, sino una cabeza de caballo con los ojos gigantescos sobre un cuerpo femenino.
La Cegua se le abalanzó, mordiéndole en una mejilla de modo que le dejase una marca de por vida; eso sí, si el hombre lograba escapar (condenado a la locura), de lo contrario, su destino era otro, hecho muy probable porque aquella criatura lo persiguió a cuatro patas, dando saltos descoordinados de un lado a otro, emitiendo un sonido indescriptible.
Muchos dicen en estos tiempos que se trata del mismísimo macho cabrío Baphomet. Actualmente se han reportado apariciones de esta criatura, siempre en lugares solitarios y acechando mujeriegos y borrachos que abandonan a sus familias. También cabe destacar que no solo se reportan apariciones de este monstruo en Costa Rica, sino que también hay más reportes desde México hasta Chile; siendo conocida con otros nombres como, por ejemplo, Siguanaba o Matlazihua.