Wiki Creepypasta
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LimboP MORADOR DEL LIMBO
"Se estremece la tierra, ruge la espuma de los mares sobre las montañas, y el cielo arde en música de sombras y liras infernales"

Este es un descarriado del Limbo, penitente del Purgatorio con fecha de nacimiento en un guiño de ¡CreepyLooza! Abstente de la arena, que esto es más legal que tu jfa. Burló La Guillotina y a los Jueces del Infierno, así que cómete tu teclado.


Su día estaba empezando de maravilla. Como siempre, despierta con su buen humor, y siempre siendo saludada por casi todos los alumnos del liceo. Eso es lo que pensó que pasaría. En parte, era cierto.

Ya había pasado la entrada, y se encontró con su mejor compañera, Scarlet.

-Buenos días, Nataly. ¿Cómo estás?

-Buenos días. Todo bien, ¿y tú? –respondió Nataly siempre usando un tono alegre y relajado.

-Perfectamente. Mejor vamos, química empezará en 5 minutos. –

...

...


-Buenos días Nataly.

-Hola Nataly.

Estaban caminando por el pasillo, y cada quien con que se encontraba, la saludaba sin dudarlo. El ser una persona amigable, sencilla, atractiva y alegre la había convertido en la alumna tal vez más popular de su escuela.

-Oye, realmente envidio que siempre te saluden. Nadie voltea a mirarme –decía Scarlet con tono divertido, sin resentimiento alguno.

-Jajaja no es mi culpa, supongo –

-Bueno, supongo que no puedes evitarlo. Tendré que empezar a imitarte para ver si obtengo algo de atención –

Scarlet y Nataly se conocían desde pequeñas. Scarlet era alegre, pícara, tambien bonita, pero de vez en cuando un poco sarcástica, sin vergüenza y sifrina, lo que la colocaba unos escalones debajo de Nataly en la popularidad de la escuela.

-Oh –añadió Scarlet mirando hacia el frente del corredor –Ahí está otra de las razones para envidiarte –

Estaba llegando el novio de Nataly, Dean. Popular, amigable. Muy parecido a su chica.

-Hola linda –

-Hola –respondió Nataly con tono risueño. Ambos cerraron el saludo con un pequeño beso. Acto seguido Scarlet fingía besar a alguien sólo para llamar un poco la atención.

-Jajaja me cae bien tu novio imaginario –dijo Dean.

-Lo sé. Lo malo es que es de pocas palabras –respondió Scarlet soltándose a reir.

-Jajaja bueno, debo ir a mi clase. Adiós –Se despidió el chico.

-Bye-

-Bye-

Dean se perdió entre la multitud de otros alumnos.

-A veces en serio que te envidio –

- Deja de decir eso –

La charla se interrumpió pues delante de ellas, una chica fue empujada al suelo por un grupo de otras tres que se burlaban de ella. La victima se esforzaba para que sus lágrimas no salieran. Parecía ser una persona tímida. Mientras las agresoras se reian y pateaban unos de sus libros, Nataly quiso intervenir:

-¿Qué les pasa? ¿Por qué lo hacen? –dijo ella mientras ayudaba a levantar a la chica.

-No es tu problema, perra –respondió una con tono desafiante.

-Ya larguense malditas. Dejenla en paz –

-Como si te tuvieramos miedo, puta. Vámonos. No hay que perder el tiempo con la mierda –dijo la que parecía ser la lider. Y se fueron.

...


-Que hijas de puta-

-Estuvo divertido. Haganlo otra vez –dijo Scarlet.

-Deja de burlarte. ¿Estas bien? –preguntó Nataly.

La chica se veía deprimida, y temerosa. No levantaba la mirada.

-Oye, te preguntó algo. ¿Estas bien? –intervino Scarlet.

La chica, levantó un poco la cabeza. Miró a Nataly y murmuró: -Sí – Rápidamente salió corriendo hacia el otro lado del corredor. Las dos amigas, se miraron extrañadas. Sin decir nada, caminaron hacia su salón.

...


Cuando ya estaban a punto de entrar, Scarlet volteó hacia atrás.

-Esa chica. Está detrás de ti –mencionó Scarlet. –Mira-

Ambas volvieron a mirar hacia atrás, pero no había nadie…

-¿Qué? En serio, estaba detrás de ti –

-Debió ser tu imaginación. Vamos ya a clase –

...

...


-¡Estúpida, estúpida, estúpida! –se decía mientras se golpeaba y se jalaba el cabello con furia. -¿Por qué… Salí corriendo? – Ella empezaba a llorar mientras se sentaba en el inodoro. Esconderse en el baño era lo único que creía que la ayudaría, pero dentro de sí, sólo lo empeoraba todo. Sus lágrimas caían sobre su falda del uniforme; mientras más las veía caer, más triste se ponía. De un momento a otro, empezó a mirar sus piernas; corrió un poco su falda, y un fuerte dolor de cabeza acompañado con recuerdos en flashback le llegaban a la mente. Ese día, fue cuando todo cambió…

Seguía llorando… Afuera, escuchó que unas alumnas estaban entrando mientras reían. La chica recogió sus piernas para que no la vieran, pero el intento en vano de tratar de controlar su llanto, las alertó. Las tres alumnas que siempre la golpeaban y humillaban se hacían presente en la puerta del cubículo.

-Hola, Stephanie –dijo la líder, llamada Michelle.

Por lo que parecía, no se satisfacían con hacerlo una sola vez afuera…

...

...


Hora de salida. Todos se alistaban para irse a sus casas. Las chicas de 16 años se preparaban mentalmente para un partido de basquet al día siguiente en otra ciudad cercana. Nataly era una de las jugadoras.

-Sí. Mañana nos vamos en el autobús directo a jugar –

-Okey, nada de eccesos hoy Scarlet –decía Nataly

-Jaja, no prometo nada. Por cierto, averigüé que la chica esa a la que ayudaste hoy, tambien participará mañana. –

-¿A sí? –

-Sí. Stephanie parece ser su nombre. Por lo que escuché, vive en una cabaña cerca de unas montañas… –

-Umm ok. Nos vemos mañana, bye –

-Bye –

Y ambas se fueron a sus casas.

...

...

Preparada para irse a dormir, Nataly tomó su teléfono para apagarlo, pero Dean le escribía… Hasta las 2 Am, se quedó hablando con él. En eso, Dean le pidió una foto de ella, y al instante se hizo una selfie… Luego sigieron hablando hasta caer dormida.

...

...

1:35 am

Esperaba a que la luz se apagase. Sería la señal, y haría lo de todas las noches… Las luces se apagaron. Y lo hizo. Subió al cuarto de Nataly.

...

...


98-68. Así había quedado el marcador a favor de su equipo. Estando en el autobús de regreso, todas las chicas celebraban y se divertían. Menos una. Sólo deseaba estar con ella a solas por un rato. Pero le gustaba el tan solo verla de cerca.


Ella estaba dos asientos delante del de ella. Tan hermosa, tan alegre. Le gustaba absolutamente todo de ella. Ni siquiera lograba reanalizar el por qué de su obsesión. Sólo sabía que la quería mucho. La amaba… Ella no lo sabía, por desgracia.

Solas en el autobús, la última parada era la de Nataly. Stephanie podía haberse bajado hace 3 paradas atrás para caminar hacia su casa, quedaría más cerca ese camino. Sólo se quedó por ella. El sol del atardecer entraba por las ventanas del vehículo. Ella la miraba.

Tan cansada estaba por su buena actuación en el partido, que Nataly, no pudo más, y se quedó dormida. Stephanie temblaba, y nerviosamente apretó sus piernas. Además, se sonrojó.

No pudo resistirlo. Se acercó al asiento detrás de ella. Tenía la parte de atrás de su cabeza frente a ella. ‘’Que lindo cabello’’ pensó. Tan lacio, tan oscuro. En un impulso, acercó su rostro y olió el cabello de Nataly. ‘’Delicioso’’. Acercó más su cara, y olió junto a su oreja y nuca. Seguía haciendolo, hasta que casi por reflejo, lamió un par de veces la oreja de la chica.

La sensación de su lengua la estaba haciendo despertar.

Sintió algo húmedo en su oreja. Se tocó y estaba un poco mojada. Volteó a mirar, pero no había nadie. ‘’’Que extraño’’. Su pensamiento se interrumpió al darse cuenta de que su parada estaba cerca…

Algo que pudo aprender muy bien con el paso de los años, era a moverse y ocultarse rápidamente. En velocidad, nadie le podía ganar. Pero eso no importaba ahora… Estaba delante suyo.

Mientras caminaba a su casa, Nataly no se percataba de que a sólo 60 metros de distancia detrás de ella, alguien la seguía. Caminaba embelesada al mismo tiempo que la observaba, caminaba y se cuidaba de mantener cierta distancia.

Era completamente de noche. Estaban por cruzar una construcción de un edificio abandonado.

Lo pensó por un momento, y se dispuso a alcanzarla y tratar de hablar con ella. Pero…

-¡Alto ahí, bom bom! –Dijo una voz que venía de atrás.

Miró, y eran dos jóvenes con pinta de pandilleros que se acercaban a ella. Stephanie tenía un bolso mediano, y se aseguró de tener algo ahí. Trató de huir, pero el segundo hombre interrumpió su camino.

-Oye, no creerás que te vas a ir sin divertirte con nosotros, ¿verdad? –Dijo al mismo tiempo que comenzaba a tocarle las piernas con ligera morbosidad.

Ambos la acorralaron. Delante, unos tipos que querían violarla. Detrás, una entrada en ruinas a la construcción.

-Ahora por las buenas –dijo uno -¿Cooperarás? –

Se quedó callada un momento mientras ellos se reían. Se dio cuenta que le había perdido el seguimiento a Nataly. ‘’¿Qué mas da? Ya no hay nada que perder’’.

-Muy bien –Dijo ella con tono tímido –Si no tengo más opción…-

Entonces se quitó la blusa. Como se había cambiado luego del juego, y tenía una falda, comenzó a desabrocharla, pero en lugar de quitársela, la dejó puesta y se desprendió de su ropa interior. Luego de esto, comenzó a caminar hacia la construcción a oscuras.

-Esto será divertido –dijo Brayan.

-Yo me prepararé. Adelante si quieres –dijo Oscar.

El primero se adentró más en la oscuridad, y buscó a la chica. ‘’No puedo perderla. Quiero esas piernas’’. Sentía ansias de estar dentro de ella. Luego, la vio, frente a él. Se fue acercando, y cuando estaba a un paso de ella, casi con un movimiento fugaz, la chica movió el brazo. No se había dado cuenta hasta que el dolor empezó, pero su garganta fue cortada con un cuchillo muy afilado. Las últimas palabras que escuchó fueron:

-Buenas noches –

Había terminado de preparar la cámara para lo que iba a hacer. Caminó dentro, y luego de un minuto de caminar, se encontró con el cuerpo ensangrentado de su amigo ‘’¿Qué? No puede ser’’

Estaba retrocediendo, pero alguien se colocó tras de él…

Volteó. Allí estaba la chica, ensangrentada, mirando burlonamente. Sostenía un cuchillo en su mano derecha. Oscar se abalanzó sobre ella y la golpeó, y cayó al suelo.

-¡Maldita, lo mataste! ¡No te lo perdonaré! ¡Te haré sufrir, perra! –decía mientras la miraba tendida en el suelo.

Pero en un abrir y cerrar de ojos, la chica se levantó y con el cuchillo hirió la parte trasera de la rodilla, lugar lleno de tendones vitales para el soporte de una pierna. Como consecuencia, Oscar cayó al suelo casi indefenso mientras gritaba de dolor. Con movimientos fugaces, Stephanie se colocó sobre el y con sus uñas de color rosa, le empezó a arrancar el ojo izquierdo al chico. Aunque golpeaba y forcejeaba, la joven tenía una fuerza descomunal, y dominaba, aunque con algo de dificultad, a Oscar. La sangre brotaba violentamente de donde tendría que estar su ojo. La chica de un bocado se lo comió, y después lo escupió.

-Buenas noches –

Fue lo último que el delincuente oyó en su vida…

Tal vez no pudo seguir a Nataly, pero podría divertirse un poco más.

-Delicioso –

Y empezó a comerse los cuerpos, sabiendo que le gustaría dejar su ‘’firma’’ al final.

Cuando arrancó unos pedazos y cortó unas extremidades que consideraba deliciosas, les quitó los pantalones a los cadáveres, y con varios movimientos mutiló los miembros de ambos hombres. Su firma.

Guardó la carne en unas bolsas que cargaba, y se fue a su casa, dejando un escenario de sangre y carne por todas partes del oscuro lugar.

En toda su vida, era la primera vez que veía algo así. Era horroroso, macabro. Se preguntó qué clase de persona se le ocurriría hacer semejante atrocidad; pero bueno, era parte de su trabajo.

Mientras los forenses tapaban los cuerpos y marcaban el lugar de la escena del crimen, Ian tomaba notas acerca de lo que habían descubierto.

-¿Tienen algo nuevo? –preguntó.

-Aparte de lo principal que encontramos, no señor –respondió el forense.

-Repítame la evidencia encontrada –

-Ropa desprendida: Dos pantalones de hombre, una blusa y ropa interior femenina. Buscamos si hay huellas dactilares. También están las billeteras de las víctimas –

-… De acuerdo, prosiga –

Y el forense se retiró.

Ian se acercó al que parecía al muerto de menor edad. El escenario era espantoso:

Los cuerpos estaban tendidos en el suelo, uno sin un ojo y otro con heridas corto-punzantes en la cara. A ambos los asesinaron con arma blanca, habían heridas profundas y fuertes en cuellos y abdomen, lo que causó desangramiento. Partes de carne y cosas como manos, dedos, orejas y masa muscular fue desprendida, algunas partes con cortes y otras con ¿mordiscos?

Lo más horroroso era que la entrepierna de ambos tipos estaban destrozadas. Tenían cortes profundos y mordiscos en varias partes.

-Bestias –

Se agachó para ver mejor el cuerpo. Tenía 29 años, y en sus apenas 5 de servicio, nunca había visto nada igual. Iba a volverse a ver el otro cuerpo cuando vio algo interesante detrás de una columna de concreto. Fue a ver:

-Hey, ustedes. Vengan aquí. Miren esto –

Una cámara fotográfica digital gris se había camuflado entre algunos escombros y el polvo del cemento. Los forenses la tomaron y catalogaron como evidencia.

-Esto es importante. Probablemente funciona. Envíen esto a la central. Ya nos encargaremos de ver la evidencia luego –

El día había sido agotador, pero el revisar la evidencia era lo más importante. Uno de sus superiores, Morris entró a la sala:

-Entonces, ¿Esto es lo que tenemos? –

-Sí señor. Podemos empezar cuando quiera –

-Bien. Permítame llenar estas formas –dijo Morris mientras firmaba algo.

Aparte de lo obvio, encontraron algo que les interesaba. En la cámara. Habían fotos de mujeres jóvenes siendo violadas y otras asesinadas. Pero sólo mujeres. Pero la última foto tomada, la primera en verse al revisar la cámara, era perturbadora.

Estaba casi movida, pero se detallaba a una joven ensangrentada, en sostén y con falda, sosteniendo un cuchillo grande mientras sonreía. La cámara con captó más que la sonrisa, el resto del rostro estaba fuera de marco. Determinaron que era la posible atacante, de unos 16 o 17 años aproximadamente.

-Debió tomarla mientras era atacado –

...

...


La andaba siguiendo desde hace una hora. Cerca del parque central de la ciudad. No sabía qué haría allí. Pero la seguía y la observaba. Ella caminaba y se sentó en un banco del lugar. En ese banco, estaba él. Él, se la quitaría. Empezó a ponerse más y más nerviosa; tenía deseos de ir, matar a ese hombre y decirle a todo el mundo, que ella solamente le pertenecía.

Su nombre era Dean. ‘’Será un estorbo’’ pensó. ‘’Pero nada del otro mundo, si me aseguro de ello’’.

La pareja estaba contenta con la compañía del otro. Hablaron animadamente, se tomaron unas fotos y fueron a caminar.

Stephanie los siguió durante una hora más o menos. Se habían ido cerca de la calle que da a la playa. Cerraron su cita con un beso. En ese momento, Stephanie sintió que su corazón se era mutilado con fuerza. Temblaba; desesperaba; pero sabía que no era el momento. Estaba cerca… Pero no era el momento indicado.

Nataly iba a su casa, feliz de su encuentro con Dean. Pero él mencionó algo de su hermano, que estaba desaparecido y preocupado por él. Eso la inquietó un poco. Entonces vio delante de ella a unos hombres que hacían preguntas a la gente. Cuando la vieron, se le acercaron. El más joven preguntó:

-Disculpe, ¿Conoce a alguno de estos hombres? –

Ella miró dos fotos sostenidas por el hombre más viejo:

-Al de la derecha no. El otro es… -

-¿Señorita? Responda –ordenó aquel que hacía las preguntas.

-El hermano de mi novio. ¿Pasó algo con él? –

-Lo conocía ¿cierto? ¿Sabe algo más de él? –

-Pues… -Nataly dudó un segundo –Dean, mi novio, dijo que al parecer no tenía buenas juntas. Estaba muy preocupado por él, ya que es su pariente más cercano actualmente –

-…-

-¿Dije algo malo? –

-Señorita…-

-Nataly, señor –

-Nataly –el investigador carraspeó – Necesito el número de su novio –

Fue pura suerte encontrar a alguien que por lo menos, conocía a alguien que se relacionaba con una de las víctimas. A todas las personas que tenían relación con la victima, él les daba su número de celular, y esa chica no fue la excepción. Cuando la joven se alejó, vio cómo otra de aspecto atractivo, blusa blanca, y falda oscura se apresuraba a caminar hacia su dirección.

-Disculpe, señorita… -

La chica lo miró. Fue la peor mirada que había visto en su vida. Fría, calculadora, engañosa, seductora… Sintió una brisa helada cuando pasó. Y era solo de una chica de secundaria… Podía apostar que su mente y alma eran las de una asesina. La joven se alejó apresuradamente; casi hacia la dirección de la otra chica. Estaba casi en shock.

-¿Ian? ¿Estás bien? –preguntó Morris.

-Umm, ah, sí. –

-Espabila, tenemos trabajo –

-Cierto…-

Por alguna razón, también vio una extraña sonrisa en aquella muchacha… Y le parecía familiar.

No era broma, realmente estaba enamorado de ella, y le hacía feliz el tan solo verla. Pero le preocupaba aún más su hermano Oscar. ‘’¿Por qué se descarriló?’’ pensaba. Y su teléfono sonó:

-¿Diga? –

-¿Señor Dean Reynolds? –

-Sí –

-Tengo que decirle algo sobre su hermano Oscar Reynolds –

Siempre se había preparado para esa llamada… No creyó que fuera tan pronto.

Cuando llegó a su casa, Dean se recostó y lloró amargamente la muerte de su hermano… Un asesino. ¿Un loco? ¿Un niñato drogadicto? No importa. Esa persona se lo arrebató… Lloró tanto hasta que se quedó dormido…

De un momento a otro, despertó. Estaba empapado en sudor, y sentía un temor indescriptible. Pero no por él. Confiaba en que él se encontraba bien. Revisó el reloj: Las 23:42 pm.

Estaba sólo esa noche, así que se aseguró de que las puertas y ventanas se encontraran cerradas. Exploró su casa, y no había nadie. Y su hermano no volvería… Sin tener explicación para su miedo, se fue tratar a dormir. En el preciso momento en que estaba entre la línea del dormir y de estar despierto: ‘’Nataly’’.

Eso fue lo que le preocupaba. Se dio cuenta. Saltó de la cama y tomó su teléfono. Sintió una extraña necesidad de revisar la foto que ella le había enviado aquella noche.

-No puede ser –

Detrás de la cara sonriente de su novia, había la figura de una chica detrás de ella. No se había dado cuenta porque estaba casi oculta entre las sombras del cuarto, y porque la luz estaba apagada. Marcó rápidamente el número. Luego de sonar un par de veces la línea, contestó:

-¿Hola? ¿Amor? Siento lo de… –dijo Nataly con curiosidad.

-Amor, ¿puedo preguntarte algo? –

-Sí claro. ¿Qué sucede? –

-La noche que me enviaste tu foto, ¿Había alguien contigo en la habitación? –

-…¿Qué? –

-Contéstame la pregunta ¿Quién estaba contigo? –

-Nadie. ¿Por qué? –

-… -

-Me estás asustando –

-Revisa en la parte derecha de la foto que me enviaste –

-Okey, voy a revisar. Bye –

-Esp… -

Escuchó perfectamente la conversación. Era peligroso que se supiese eso. No había otra opción. Esa era la noche. Aunque tal vez perdió mucho tiempo seduciendo y matando a ese estudiante de bachillerato en el callejón de la Calle 15. Pero eso no importaba ahora… Hora de actuar.

Salió de entre los arbustos bajo la ventana de la habitación de Nataly, y fue a la entrada principal. De reojo vio una camioneta que pensó iba detenerse frente a la casa. No lo hizo, menos mal.

Ella sabía que ‘’su chica’’ tenía un hermano menor de 10 años que iba a pasar unos días en casa de una tía en compañía de su madre, la mamá de Nataly, pero no sabía cuando volvería. ‘’Ahora, concéntrate’’.

Dejó caer el teléfono. Estaba aterrada y nerviosa. Hubo alguien esa noche, con ella. Nunca se dio cuenta. ¿Pasó más veces? ¿Quién era esa persona? ¿Por qué haría eso? Aunque le daba miedo, levantó el celular para llamar a la policía.

(Toc, toc, toc)

Petrificada. ¿Quién llamaba a estas horas de la noche? A las 23:59 Pm.

Salió de su cuarto, bajó las escaleras y dijo:

-¿Hola? –

No había respuesta.

-¿Hola? –

(TOC, TOC, TOC)

Se aproximó a la puerta.

-Más vale que no sea una broma, Scarlet. –

Miró por la mirilla. Nadie. Se armó de valor, tomó aire, y de golpe abrió la puerta.

Nadie. Suspiró. Cerró la puerta y trancó.

El peor momento fue al cerrar que sintió el aire más helado en la nuca que había sentido jamás. Empezó a temblar. Lentamente volteó. Nadie.

"Debe ser mi imaginación". Trató de calmarse y subió a su habitación. Aún con las luces apagadas entró pero no cerró la puerta; cuando lo iba a hacer, ésta se cerró de golpe. Una figura se había ocultado tras ella, y se revelaba:

-Hola, mi linda Nataly –

Al fin. A solas con ella… El momento perfecto. Le excitaba un poco el hecho de que Nataly tenía terror y asombro en su mirada. ‘’Linda, linda, linda, linda, linda, linda…’’ pensaba.

-¿Me recuerdas, preciosa? –

Ella estaba retrocediendo.

-Amor, no tienes a dónde ir. Ven aquí conmigo. –dijo la acosadora, mientras sacaba una navaja.

-¿Qu…Qui…Quién… -decía la pobre sin poder sacar su horror interno.

-Mi amor, mi amor, mi amor, mi amor…-

-¿Qué? –

El rostro de la asesina se transformó, a la mirada más macabra posible:

-Soy tu Stephanie –

Tenía que hacer algo… Escapar… Pero ¿cómo?.

-¿Y… qué haces aquí… Stephanie? –

La psicópata reía:

-Quiero tenerte para mí –

No lo soportó más. Trató de correr a la puerta para huir, pero Stephanie le bloqueó el camino y la lanzó fuertemente contra una pared. Le dio tres patadas en el rostro, y luego se agachó para verla frente a frente:

-¿Cómo estás, corazón? –

Nataly, estaba atrapada completamente. Miró a la derecha, y había unos tacones que tiró hace unos días. Tomó uno y golpeó a su atacante en la cabeza. Se levantó y trató de irse, pero antes de cruzar el marco de la puerta, la chica detrás de ella la tomó del cabello, y le clavó la navaja en un brazo, y le dio una patada en el estómago para que no pudiera gritar. Sus lágrimas de dolor y miedo brotaron. Miró directamente a los ojos de Stephanie.

Y ésta última dijo: -Prepárate. Nos iremos a vivir juntas. Sí. A mi cabaña en el bosque –

La chica se levantó y salió de su habitación.

No supo cómo, pero tuvo una idea, y con la sangre brotando de su brazo herido, escribió en una parte pequeña de la pared, lo que creyó era el nombre de Stephanie, y la palabra ‘’cabaña’’. Luego lo tapó con un poco de ropa en el suelo. Sabía que lo había hecho mal porque no vio el texto, estaba temblorosa y escrito con sangre. Pero lo había hecho.

Stephanie volvió con un bolso deportivo grande, se agachó y dijo:

-Vamos a ser felices juntas –

Entonces la besó. Acto seguido, le tapó la cara con un trapo mojado con lo que parecía ser cloroformo… Y durmió.

-Serás mía, mía, mía y sólo mía. Mía, mía…-

Es lo que iba cantando mientras arrastraba el cuerpo dormido con una mano mientras iban cuesta arriba. Directo hacia la cabaña… El lugar donde, la Stephanie actual, nació.

Acostó su hermoso cuerpo en lo que sería su habitación durante el resto de sus vidas. La habitación y la cama de ambas… Se había ensuciado un poco al traerla. Le quitó la blusa y el pantalón, y con un trapo húmedo la limpió. Se quedó viéndola unos instantes. ‘’Preciosa’’…

Empezó a acariciarla por todo el cuerpo, y a besarla en boca, cuello, brazos y piernas. La miró y sonrió. Se volvió a su bolso, y sacó las cadenas y correas que necesitaba…

Ya sujeta de un brazo al marco de la cama, fue a ver a lo que siempre detestó, pero conservaba como trofeo.

-Hola tía Nataly –

En una mesa de centro, se hallaba la cabeza cercenada y casi completamente descompuesta de una mujer.

-¿Cómo estuviste en mi ausencia? ¿Bien? Qué lindo. Tengo a una nueva. Es perfecta. Me dará lo que tú me quitaste. Amor…-

Y Stephanie escupió a la cabeza.

Despertó lanzando un grito pequeño, pero audible en la cabaña, que no era tampoco pequeña.

No entendía nada. Estaba semidesnuda, sujeta de su brazo sano, y con el de la herida vendado. Era una habitación con paredes de madera, decoración pobre, una ventana con cortinas pesadas y bloqueadas con algunos tablones clavados. Escuchó pasos fuera de la habitación.

Trató de soltarse pero fue en vano. Stephanie entró. Tambien estaba semindesnuda.

-Mi amor. Despertaste… -

Se abalanzó sobre ella, y empezó a besarla y a acariciarla apasionadamente. Nataly trataba de alejarla, pero cuando se dio cuenta, Stephanie la golpeó tres veces contra el marco de la cama.

-No seas así. Por favor, no me hagas hacer eso de nuevo –

Y ella siguió besándola…

-¿Stephanie no? Oye, escucha. ¡Para! –

Stephanie paró.

-¿Sí mi vida? –

-¿Dónde estoy? ¿Por qué me hiciste esto? –

-Estás en nuestra casa –

-¿Por qué…? –

-¿Por qué? No seas tontita. Porque te quiero –

El horror y las dudas se apoderaban cada vez más y más de Nataly.

-Debes tener hambre… ¿Sabes algo? Te traeré algo de comer –

Y Stephanie salió.

Tomó una de las manos cortadas del refrigerador, y rápidamente la calentó al fuego. La sirvió en un plato, y se la llevó a su amada. ‘’Qué delicia, el olor’’. La mano todavía tenía aroma a sangre.

Ella trataba de soltarse con su mano libre. Dejó caer el plato, buscó una correa en el morral y se decidió a castigarla, para educarla y que fuese una novia perfecta.

-¡No por favor, no…! –

El primer golpe fue en la cara. El segundo en el brazo herido.

-¡¡¡Alto, por fa…!!! –

El tercero en sus pechos. Quería propinarle el peor dolor posible. Luego amarró la otra mano, la que estaba libre. Estaban amarradas a una viga de madera cerca de la cama, pero estaba sobre ésta.

-Ten en cuenta, de que lo hago por tu bien –

Otro beso apasionado.

Tomó la mano del suelo, desgarró al piel con sus uñas, y empezó a brotar algo de sangre. Stephanie la bebió y:

-No por favor. ¡Te lo pido! –suplicaba inútilmente Nataly.

Gritó cuando tuvo la mano cerca de su boca. No tuvo otra opción que comersela, sintiendo la sangre brotar por su boca, y su olor fuertemente.

‘’Qué hermoso’’ Ni se le veían los dientes por la sangre en su boca. La obligaba a masticar, masticar, masticar, masticar…

-Voy a limpiarte –

Fue al baño de afuera, tomó una toalla, la mojó y limpió los rastros de sangre del cuerpo de Nataly. Ella se quedaba quieta. Estaba en shock.

Mientras la limpiaba, iba besando sus muslos y tocando sus glúteos. Simplemente era lo suficientemente sádica como para hacerlo por placer…

Cuando terminó, fue a la puerta, la cerró fuertemente, arrojó la toalla ensangrentada aun lado de la habitación y dijo:

-Al fin. Nuestra primera noche juntas –

Subió a la cama, tomó una gruesa cobija, y se acostó con Nataly al lado mirándola.

-Dulces sueños –

La abrazó y le siguió dando besos de mil y un maneras posible, hasta que cayó dormida.

...

...


-¿Has visto a Nataly? –preguntó Dean

-Pensé que estaba contigo o que sabías algo de ella –respondió Scarlet.

-Pues no. No es normal que no haya venido a clases –

-Lo sé. Oye, lamento lo de…-

-Ahora estamos con Naty, deja eso para después-

-Está bien. Trataré de comunicarme con ella ¿vale? –

-Okey –

Y cada quien fue por su camino. Sin embargo, Dean no se quedaría de esa manera. Mañana, iría a buscar a Nataly –

...

...


Despertó junto a ella. De alguna forma, se había quedado dormida. Se acercó por su espalda, y la rodeó con sus brazos, sujetando sus senos con las manos.

-Buenos días –dijo.

Nataly no respondió.

-Sigues silenciosa. Vaya –

Levantó un poco la cobija, y miró las piernas y el trasero de su amada. Con una mano, comenzó a tocarla por esas zonas. Reía risueñamente mientras lo hacía, mientras que Nataly, dejaba escapar unas lágrimas sin siquiera sollozar.

-Quiero ir al baño –

Stephanie la desamarró, y la llevó hasta el único baño de la cabaña. Entraron, y la acosadora cerró la puerta, quedándose ella en el baño también. Miró a Nataly, y ésta comprendió. Se bajó las bragas y orinó. Mientras, Stephanie sólo veía. Entonces ella se desnudó por completo, abrió la llave de la ducha y esperó a que Naty terminara. Entonces la levantó con delicadeza y la metió en la ducha. El agua estaba caliente, pero a una agradable temperatura. De repente, se abrazó de nuevo a ella desde atrás, mientras el agua caía sobre ellas.

-Voy a salir un rato –decía Stephanie. –No te portes mal –

Nataly sólo podía oír lo que decía. Estaba amordazada, sujeta a la cama de nuevo por sus manos y con sus ojos vendados. Trataba de zafarse, pero no lo lograba. Sus esfuerzos eran en vano. Escuchó cuando la puerta de la habitación se cerró, y luego la de la entrada principal. Si quería escapar, se suponía que esa era su oportunidad. Si tan solo…

...

...


La puerta estaba sin seguro… Entró y todo abajo estaba en orden.

-¿Hola? Nataly, soy yo, Dean –

Sin respuesta… Subió las escaleras a la habitación de su novia… Parecía como si una fuerte pelea se hubiese hecho allí. Había sangre en el suelo y en la pared…

-No puede ser…-

Revisó toda la habitación. Recogió el teléfono de Nataly. Muerto. No encontraba nada que le diera una pista de… ¡Bingo! Se agachó y en la esquina de una pared, al revés habían dos palabras: La analizó y ordenó las letras en su mente, ‘’Cabaña’’ ‘’Stephanie’’, fue lo que interpretó. La única cabaña que él conocía, se encontraba en las montañas, y estaba cercada por bosques. No importa si no era, daría lo que fuese por encontrar a Nataly… Iría a su casa a buscar su linterna, y se encaminaría a la cabaña…

...

...


-¿Qué hora es? –

-Las 20:30 –dijo Stephanie.

-La hora perfecta ¿no? –

El chico se le acercó para besarla, pero ella se alejó de él mientras le miraba con picardía. Le dijo con el dedo que le siguiera a través del oscuro callejón. Como la mayoría de los jóvenes ebrios y con ganas de follar haría, la siguió. Le guió hasta un edificio oscuro. Cuando él estuvo en la entrada, un haz de luz de afuera le señalaba dónde estaba ella: Con la falda levantada con una mano y agarrada contra un pedestal de espaldas. Él sabía lo que quería… Pero no sabía lo que ella quería. Iba abalanzarse sobre ella para disfrutar de ella por una noche, pero ella rápidamente se agachó, se colocó ‘’detrás’’ de él y lo empujó al pedestal. Eso fue lo último que el chico vio.

Por algo no se había apoyado la cara al pedestal. Por ese clavo incrustado al revés en el concreto. Miró la cabeza del joven, clavada desde un ojo. Salía sangre a borbotones y chorros violentos por el agujero. Lamió un poco de sangre, y no le gustó mucho ese sabor. Pero no importaba, dejaría su firma… Luego, volvería con Nataly.

...

...


Estaba cerrada la entrada, pero se decidió a usar una ventana. Al parecer no había nadie, pero no se iría al sesionarse de que su novia no estaba allí. Recorrió los alrededores de la cabaña, y sólo encontró una ventana no bloqueada por tablones. La abrió y entró. El interior estaba completamente oscuro, así que encendió su linterna. Parecía un lugar común y corriente. Se dirigió a una puerta, e iba a cruzarla si no fuese porque bajo la rendija de esta, había mucha sangre seca. Dio un salto hacia atrás… Algo ya no estaba bien. Se armó de valor, y se asomó abriendo la puerta. Lo que vio:

Tres cuerpos amarrados a las paredes, un hombre, con la cabeza llena vidrios enterrados; dos mujeres (una decapitada) con los pechos mutilados con los que parecían mordiscos y con las caras deformadas por golpes. Los cuerpos tenían heridas aún sangrantes, en donde se suponían estaban sus órganos reproductivos. El olor a podredumbre, y la macabra escena hicieron que cerrara la puerta de golpe. Además, vio un montón de cabezas cortadas ordenadas en varios estantes.

Retrocedió completamente aterrado, y escuchó algo en una habitación cercana. Algo así como un gemido ahogado… Con temor se dirigió hasta allá, y abrió la puerta: La había encontrado.

Empezaba a llorar de la alegría, al fin la había encontrado alguien. No podía hablar ni ver, pero sabía que la persona que entró a la habitación no era Stephanie. La persona le quitó la venda. Fue la cara de un ángel de salvación para ella. Ambos se alegraron y él la abrazó y le quitó la mordaza.

-Mi amor, ¿Qué sucedió? ¿Estás bien? ¿Estás herida? –

-¡¡No estoy bien!! ¡¡Vámonos por favor!! –decía Nataly mientras comenzaba a llorar más.

Y escucharon la puerta de la entrada comenzar abrirse…

Dean volteó sin hacer ruido alguno. Miró a Nataly de nuevo:

-¿Quién es? –

Ella sólo hacía gestos para que no fuera. Su mirada era de terror absoluto, y seguía llorando cada vez más.

-Volveré por ti, lo prometo –

Y Dean desapareció tras la puerta de la entrada de la habitación donde Nataly estaba cautiva. Ella sabía… que su novio había cometido el peor error de su vida.

Sabía que alguien había entrado, pero no veía a nadie, pues las luces seguían apagadas. Apagó la linterna par no ser descubierto, y trató de guiarse con una tenue iluminación de un tragaluz. Escuchó una puerta sonar diagonal a él. Se dirigió para averiguar y enfrentarse a quien fuese. Cuando llegó a la puerta, la abrió. Era la misma habitación de antes, pero una vela en el piso iluminaba parcialmente el lugar. Notó, que había una mesa de centro, y sobre ella, una cabeza cortada y casi descompuesta.

Iba a retroceder para volver a donde Nataly, pero de golpe la vela se apagó, y sonó algo tras de sí. Giró y encendió su linterna. Sólo pudo notar una boca abierta y una cara ensangrentada que se abalanzaba con fuerza sobre él. Ambos cayeron al suelo del cuarto y su atacante parecía tratar de rasguñarlo y golpearlo. Él alejó el rostro de su cara, pero le empezaron a morder fuertemente el brazo, lo que hizo que soltara un fuerte grito. Con sus fuerzas, dominó y puso bajo de él a aquella persona y la golpeó dos veces en el rostro y se quedó quieto. Ahora sabía, que tenían que salir de allí.

-¡¡¡Dean!!!-

-¡¡Nataly!! Espera, ya voy –

Mientras trataba de llegar a la habitación de su novia, tropezó con algunos muebles de la cabaña, hasta que por fin llegó. Abrió la puerta, y prendió su linterna otra vez. Vio a su novia llorando, amarrada y semidesnuda.

-¡Ya, vámonos de acá! –

Iba ir hacia ella para liberarla, pero algo tras de él alertó a Nataly. No pudo voltear, sino que un fuerte dolor en sus rodillas lo hizo caer al suelo, y unas manos lo arrastraban fuera de la habitación. Mientras gritaba, miraba a su novia que se alejaba más y más. Y sintió un fuerte dolor en su entrepierna. Trató de mirar, y vio un hacha que lo hería repetidas veces en su hombría. Luego, una chica, se acercó violentamente a su rostro. Lo que vio no fue una persona, sino a un monstruo.

Vio toda la escena desde allí, y entonces Stephanie levantó la cara, sonrió y le envió un beso.

-Serás sólo mía –pronunció. Y acto seguido, empezó a morder el cuello de Dean fuertemente. Sólo pudo ver que salía más y más sangre, y que Stephanie arrastró su cuerpo sangrante fuera de su vista. Fue la última vez que vio a Dean vivo.

Prefirió no comer nada. Lo dejó allí para que se muriese completamente. Ya se había desecho de esa molestia. Ahora volvería con su Nataly… El sabor a sangre la excitó tanto, que ya sabía lo siguiente.

Regresó al cuarto donde estaba su novia, y ésta parecía tener un poco de incomodidad o rabia.

-No me gusta que te portes así –

Y la golpeó tres veces con sus puños, y luego tres veces en su estómago, hasta que ya estaba tranquila… Encendió la luz de la habitación, y se fue a los pies de Nataly. Esta seguía llorando un poco, por lo que fue a buscar de ese ‘’Líquido dormilón’’ y lo usó con su novia.

Cuando despertó, apenas eran las 2:15 Am. Parecía todavía temerosa. Le acarició los pies, y mientras se acercaba le dijo.

-¿Sabes? Esto pasó para que nuestra relación se fortaleciera más –

Nataly solo miraba temerosa, estaba casi en shock, pero tenía claros sus pensamientos.

-Entonces, creo que llegamos a este punto de la relación al fin. Creí que sería después, pero me gusta igual así –dijo Stephanie mientras le quitaba la ropa interior a Nataly. Luego ella se quitó el sostén, y luego el resto de su ropa hasta estar desnuda. Se acercó a su novia, y tambien la desnudó completamente. Comenzó a besarla en el cuello, y luego en los pechos mientras acariciaba sus partes bajas. De los pechos, pasó directo a los muslos y nalgas. La miró con ternura, y se decidió. Esa noche…

Para lo que Stephanie era la primera noche para hacer el amor, para Nataly fue la primera vez que Stephanie la violó…

‘’Fue hermoso’’, pensaba ella. Estaba sentada apoyada al marco de la cama, y Nataly acostada sobre sus piernas. No dejaba de pensar que, mientras ella disfrutó mucho esos momentos, su novia lloraba como nunca la vio. Pero eso ya no importaba ahora…

-¿Por qué me haces todo esto? –

La pregunta de Nataly la apuñaló fríamente en la espalda. Pero decidió contraatacar, y decir la verdad.

-¿A qué te refieres? Todo lo hago porque te quiero…-

-Pero, ¿por qué a mí, de tantas personas? –

-…-

-…-

-Por tu nombre –

-…-

Y empezó:

-Hace mucho tiempo, había una niña que vivía con sus padres, y los tres eran muy felices. Eran gente con bastante dinero, y la niña fue muy consentida y culta con respecto a todo lo que sintiera. Era una familia perfecta. Una vez, decidieron ir de vacaciones a una cabaña en unos bosques cerca de la ciudad, y fueron con una hermana del padre, la tía de la niña. Un día antes de volver de las vacaciones, la tía mató a ambos padres. ¿Por qué? ¿Envidia? ¿Celos? Nada de eso importaba ya. La niña se quedó con su tía durante un tiempo, soportando maltratos, abusos, y violencia. También era violada por su tía, y fue obligada a comerse los cadáveres de sus padres, pues sino, moriría de hambre.

Un buen día, la niña se dio cuenta que algo dentro de ella había cambiado, luego de ser violada, y se le insinuó a la tía. Lo que eran besos en el cuello para la mujer, eran en realidad fuertes mordiscos letales para la niña… Pensarás que la tipa amaba el masoquismo. Pues no tienes idea; y así la niña se deshizo de su tía. ¿Adivinas cómo se llamaba? Nataly, por supuesto –

Ahora se dirigió a la actual Nataly:

-Tal vez sí eres especial, pero lo que más amo de ti, es tu nombre. Mi elegida, mi amor… -

Nataly no podía reaccionar de ninguna manera. Esa era la razón, un ¡nombre! Qué estúpido… Pero, también pudo pensar en…

-Ahora duerme. Mañana será otro día. –dijo Stephanie.

Aunque lo que más ansiaba, se había cumplido (estar con su novia, acostadas en su cama, y abrazadas) todavía habían obstáculos. Recordó a ese tipo: El detective. En sus salidas había averiguado su dirección y otros datos. Soltero. Vivía solo. Estorbo… Tenía que deshacerse de él. Con ese pensamiento, durmió hasta el día de mañana.

...

...


-Primero Nataly, y ahora Dean. ¿Cómo es eso que han desaparecido? –

-Pues no sé nada de ellos desde hace un par de días. Scarlet, ¿siquiera has ido a ver si están en sus casas? –

-Pues sí, Kelly, pero nada. Pareciera que no hubiese nadie. A menos… Que le haya pasado algo a ambos…-

-No me mires a mí. No quiero meterme en asuntos tuyos. Es más, tengo clase de educación física y voy a llegar tarde. Nos vemos Scar…-

-Bye, Kelly –

  Mal. Es como estaba. Mal. Su preocupación por su amiga aumentaba cada vez más. Pues, la única opción, sería ir y entrar por la fuerza a la casa de Nataly.

...

...


Otro cuerpo. Iban en ascenso y no obtenían ninguna pista clara de cómo rastrear al asesino.

-Parece que le gusta dejar su marca para que sepan que es él –dijo Ian.

-He trabajado con casos así anteriormente, pero nunca de tal magnitud. Siempre eran jóvenes adolescentes idiotas buscando atención, o embobados con cosas del Internet, como sectas o retos –explicó Morris.

-Pero no crees que esto sea así –

-Claro que no, Ian. Esto debe sobrepasar los límites. Ya van más de tres en menos de un mes –

-Lo peor es que no encontramos alguna pista clara –

-Las huellas dactilares tardarán un tiempo más, y esa foto rara no nos da el enfoque del asesino que necesitamos. Estaba borrosa ¿no? –

-Sí –dijo Ian mientras suspiraba –

Ambos hombres veían cómo los cuerpos de la policía de forenses se llevaban el cadáver de un joven desde el interior del callejón. Ian iba a decir algo, pero lo olvidó en cuanto vio a su superior tan pensativo mirando la escena del crimen.

-¿Morris? –

Un breve silencio interrumpió cualquier ruido cercano.

-No has dormido bien, ¿verdad Ian? Te doy el día libre –

-¿Pero qué…?-

-Sólo vete, necesitas descansar –

-No voya irme sólo porque… -

-Mírate en un maldito espejo. Tú no logras verte esas ojeras. Ya lárgate. Me ocuparé de esto –

Ian… No tenía otra opción.

Ya habían pasado varios días juntas. Otro día.

Algo agradable y suave le tocaba el rostro. Abrió los ojos, y era… Nataly. Le había dado un par de besos en la cara… Stephanie se levantó asombrada mientras la otra chica se alejaba un poco tímida. No sabía el porqué de eso, pero prefirió no darle muchas vueltas. Así que le devolvió los besos. Los besos se convirtieron en caricias, las caricias en otra cosa bajo las sábanas… Mientras Stephanie la besaba descontroladamente por todas partes, Nataly confirmó que algo había cambiado en ella. Se giró, y recibió el amor de Stephanie.

-Debo ir a la ciudad, amor. Quédate aquí. Te preparé… Algo, que espero te guste, es carne. Te la traeré. Puedes estar libre por la casa, pero no hagas nada malo, ¿okey? –

-No haré nada malo. Te lo prometo. Y descuida, me gustará lo que hayas cocinado –

Stephanie aguantaba las ganas de saltar de alegría, y mantuvo al compostura respondiendo:

-Te quiero. Adiós –y dejó la habitación.

Rápidamente fue al Otro Cuarto, y entró. Fue a la mesa con la cabeza de su tía, se agachó y dijo:

-Al fin, tía, encontré alguna que me quisiera. Sí. En serio, me quiere. Incluso, me hizo sentirlo. ¿Qué? No es mentira. Me dio su amor. Amor… Como aquel amor que me arrebataste de dos personas con ese cuchillo, ¿recuerdas, zorra? Como sea. Me voy. Piensa en lo que hiciste mientras vivías.

Se dirigió a unos estantes, y besó cada una de las cabezas de sus antiguas ‘’novias’’ antes de salir… Pensaba deshacerse de muchas molestias ese día. Luego recordó algo… Cuántas veces había hecho el amor con Nataly. Una… dos… La tercera, se suponía que era siempre la última… Pero… No lo sabía, ninguna de las anteriores le hizo llegara un orgasmo tan maravilloso como el que tuvo hace unos momentos… No debía pensar en eso ahora. Tenía trabajo…

...

...


En realidad, lo había hecho porque quería… O tal vez no. No lo sabía bien. Ella no había sido violada la segunda vez. Lo había hecho por voluntad propia… Al parecer…

Se asomó bajo la cama, una navaja… Claro, aquella con la que fue herida la primera vez… No importaba, ahora la quería. Es trágica historia. ¿Qué? ¿Quererla? Era una loca caníbal que necesitaba amor… ¿Qué?

Nataly tenía la cabeza hecha una maraña, así que sólo se resignó a comer un poco de carne que Stephanie había hecho, y se acostó a esperar a su… ¿Novia? Confusión, odio, y un inexplicable amor, era lo que había en su alma…

Sin saberlo, lo que es conocido como síndrome de Estocolmo, consumía poco a poco la cordura de Nataly.

...

...


Pasar el resto del día en el bar de la Calle 24 no había sido muy productivo, pero no sabía qué más hacer que atormentarse los pensamientos con alcohol. Entró a su casa, y miró el reloj de la mesa del centro. Las 20:39 pm. Tanto tiempo desperdiciado cuando pudo haber investigado más, en lugar de dejarlo todo en manos de Morris. Daba igual, ahora necesitaba dormir. Se recostó en el sofá. No sabía con certeza cuan ebrio estaba. Pero tal vez no era mucho, pues pensaba lógicamente. Sin quitarse la funda del arma, ni nada, pensó que lo mejor sería dormir.

Pasaron unos dos minutos, pero algo no dejaba que él durmiese… Hasta que oyó algo, afuera. No. Ahora desde dentro de la casa.

Lentamente se levantó, y miró al pasillo oscuro de la izquierda… Algo había en el final… Una sombra… Lentamente movió la mano para sacar su arma, pero la sombra rápidamente se abalanzó sobre él con un cuchillo afilado. Sobre el sofá ambos forcejearon un instante antes de caer al suelo. Tenía ropa rasgada, vieja, de estudiante, con sangre, y una máscara de mujer blanca llena de manchas secas de sangre. La atacante movió hábilmente el arma hacia los lados y le lastimó un brazo a Ian, pero éste, arriesgándose, la empujó con todas sus fuerzas, y ella cayó. Él golpeó la muñeca de la mujer y la logró desarmar, entonces la golpeó en el rostro hasta que no pudo más. Cuando paró para descansar, vio que la máscara se rajaba, y la asesina no se movía más. Cuando iba a quitar la máscara, con las uñas la mujer le rasgó fuertemente la cabeza, y entonces Ian cayó al suelo. De un momento para otro, sintió una fuerte punzada desgarradora en la pierna, y cuando se asomó, era un mordisco profundo. Se quitó a la atacante, pero ésta lo golpeó tres veces en el estómago con las puntas de las uñas, e Ian cayó por segunda vez. La mujer se acercó lentamente a él, se quitó parcialmente la máscara, y le lamió el mordisco. Fue por el cuchillo. Ian sabía lo que venía, así que con lo que pudo, alcanzó su revólver y disparó sin ver tres veces. Cuando abrió los ojos, ya no había nadie en su casa, pero habían gotas de sangre en la alfombra. Nada de descansar, iría a la estación de inmediato.

´´¡Maldito policía de mierda!´´ Una de sus balas le rozó la pierna derecha. Aunque ya estaba en su próximo objetivo, sabía que fue un error escapar sin siquiera tratar de matarlo otra vez. Se apretó la herida, y mentalizó que no era más que un rasguño. Miró la ventana de sus siguientes presas…

-¿Sabían que Justin invitó a salir a Susy? –

-No lo creo. ¡OMG! –

-¿En verdad? Y tan puta que es –

-¡¡Lo sé!! –

Michelle invitó a sus amigas Jenny y Cece a pasar una pijamada en su casa. Ingoraban lo que sucedería. Michelle fue al baño, se cepilló los dientes y miró bien su reflejo en el espejo. Cuando levantó su cara, había alguien tras de ella.

-Hola Michelle –

Sintió una fría hoja perforar su estómago, y vio cómo esta era movida de un lado para otro salpicando todo el baño de sangre, mientras otro cuchillo dañaban sus cuerdas vocales. Sin poder gritar, veía a la muerte a los ojos…

Bebió un poco de sangre de la chica, hizo su firma y fue a por las demás. Abrió la puerta del dormitorio, y disfrutó cuando gritaron al verla ensangrentada y a punto de divertirse con sus cadáveres:

-Hola chicas –

Stephanie se había vengado de aquellas que le amargaban la existencia en la secundaria. ´´Lindos gritos´´, pensó.

...

...


Estaba delante de esa cabaña. No podía creerlo. Entonces allí debía estar su amiga. Es lo que entendió cuando vio ese mensaje en el cuarto de Nataly. Se acercó, y vio cómo todo estaba tapado, clavado y encerrado. Hizo lo tradicional tocó la puerta.

Ese toque de puerta. No era Stephanie porque ella entraba con la llave… Otra vez ese toque. No podía ser. En ese momento, pareció despertar de un trance. Empezó a temblar, y vio la hora. Las 21:24 pm. Stephanie no debía tardar en llegar porque…

-¡Ahhhhhhhh! –

Sin duda. Scarlet. ¡¡¡Scarlet había gritado!!! Tenía ganas de salir y ayudar a su amiga pero… Debía haber sido ella… Escuchó como la puerta se abrió bruscamente, y Scarlet seguía gritando histérica y asustada.

Nataly entreabrió la puerta de la entrada, y vio a Stephanie llevando a Scarlet halada de su cabello hacia esa habitación a la que nunca había entrado… Volvieron los gritos. Pero no de temor, sino de dolor y agonía. Seguían y seguían. Las lágrimas le brotaron, sin saber qué hacer…

...

...


Todo paró. Pero nadie decía nada ni había ningún ruido. Era por su amiga, y saldría. Se colocó una camisa de botones de Stephanie. No iba a dejar que nadie más muriese. Salió lentamente y miró para que no estuviese Stephanie cerca. Nada. Corrió rápido hasta la habitación. Entró y la iluminación de la noche a través de una ventana le reveló a su amiga. Seguía viva, pero llena de sangre, con las piernas destruidas a mordidas, golpeada, magullada, herida con cuchillos y hemorragias graves.

-¡Dios mio! ¡¡Scarlet!! ¡Dios! –decía nerviosamente sin saber qué hacer exactamente…

Volteó a otro lado, y vio el cuerpo de Dean empalado un un pedazo afilado de metal, desde el ano hasta su boca. Aguantó las lágrimas para su novio y ahogó un grito, y se volvió a Scarlet, mientras respiraba nerviosamente. Además, otros cuerpos estaban presentes en el cuarto.

Débilmente, la chica moribunda señalaba detrás de Nataly…

...

...


-Mi amor, ¿quieres hacer el amor usando su sangre? ¿O prefieres verme mientras me…-un fuerte golpe al rostro le interrumpió. Nataly la había golpeado y arrojado al suelo.

-¡¡¿¿Cómo te atreves??!! ¡¡Es mi amiga!! –gritaba mientras la atacaba con los puños y las uñas. Pero fue volteada y dominada por Stephanie y ésta la golpeaba sin cesar en todas partes.

-Creí que habías cambiado ¡¡¡Que me amabas!!! –decía mientras seguía atacando violentamente a Nataly. –Pero sabes, te demostraré que yo sí te amo –dicho esto, Stephanie le abrió las piernas a Nataly y la volvió a violar.

...

...


Sólo podía ver cómo su mejor amiga de toda la vida era violada de muchas maneras por una loca… Pero ella no se rendía fácil. Las fuerzas le fallaban, pero a su derecha vio algo importante… Las cosas de Nataly. Un ¿número en un papel? ¿Detective? Es lo que decía en un lado de la hoja. No lo dudó. Lentamente se arrastró mientras oía los gritos de Nataly, y marcó el número con su propio teléfono, que siempre lo mantuvo cerca de ella.

...


Stephanie gemía más y más de placer sin parar mientras violaba a Nataly y volvió a golpear en el rostro. Luego se levantó. Había acabado, tenía en mente acabar con la otra chica y firmar sobre ella… frente a Nataly.

...

...


-¿No te dije que te daría el día libr…? ¿Qué diablos te pasó? –

-Me atacaron –decía Ian mientras jadeaba de cansancio –En mi casa, alguien entró, y trató de matarme –

-¿Sabes quien? –

-No. Pero sé… Sé que era una chica joven… Sí, lo era… -

-Pero…-

La conversación se interrumpió por el sonido del teléfono de Ian. Lo cogió y contestó… Morris vio cómo el joven detective empalidecía, se quitó el telefono del oido y lo puso en altavoz:

-¡¡¡¡No, por favor!!! ¡Déjala!!! –

-¡Ahhhhhh! –

-¡¡¡No la toques!!! No la toques ahí!!! ¡¡¡Déjala por Dios!!! –

Se quedaron anodadados escuchando los desgarradores gritos de miedo y dolor…

-Morris –

-…-

-¡Morris! –

-Eh… Uh… ¿Qué? –

-Podemos rastrear la llamada, ¿Verdad? –

-… Sígueme –

...

...


-¡No! –no supo de dónde sacó fuerzas, pero empujó a Stephanie fuera del cuarto y empezaron a pelear fuera. Stephanie mordió a Nataly en los brazos y cara, pero esta se defendió golpeándola con una lámpara que había cerca, haciendo que la atacante cayera al suelo… Rápidamente corrió desesperada y entró a lo que pareció la cocina. Sin pensar en algo, tomó un cuchillo y al escuchar unos rápidos pasos tras de sí, movió fuertemente el cuchillo con los ojos cerrados. Al abrirlos, vio que le había rasgado una parte superficial de la cara a Stephanie. Con un fuerte empujón, Nataly quedó entre la pared y su probable muerte. La otra chica empezó a besarla apasionadamente en los labios, incluso usó su lengua. Pero Nataly tuvo una idea, y también empezó a besar, luego de unos momentos con todas sus fuerzas mordió la boca de Stephanie, y de esta empezó a brotar sangre. Mientras gritaba, la acosadora cayó al suelo y se retorcía del dolor. Aprovechó ese instante para correr a la salida, que Stephanie había dejado abierta por error.

-¡Eres mía! ¡Sólo mía! –gritaba Stephanie.

...

...


Se estaba cansando, pero no podía parar ni un segundo. Sólo corría. Bajaba por la montaña entre la vegetación, esperaba encontrarse con alguien apenas llegase a la ciudad y pedir ayuda. Es lo que tuvo que haber hecho desde el principio. ‘’Estúpida’’ pensaba. Detrás de ella escuchaba también que Stephanie corría rápidamente. Ni siquiera pensó en mirar hacia atrás. Sólo corría.

De pronto se golpeó con algo. Al tratar de seguir su huida, se dio cuenta de que era un hombre. Unas luces detrás le alumbraron el rostro. Era ese detective…

...

...


Esa chica, ya la había visto antes… Pero no se veía para nada igual. Estaba pálida, más delgada y con golpes y heridas…

-¿Qué sucede? –le preguntó. Ella sin responder, miró hacia atrás y trató de seguir huyendo. ¿De qué? Él no la dejó ir, pero retrocedió para que no estuvieran tan cerca de lo que fuera que estuviera escapando. A sus dos lados, habían otros de sus colegas de la policía.

-¡Thompson, Ford revisen si hay alguien más! –

Mientras los policias obedecían la orden, se escuchó una voz que gritaba:

-¡¡¡Sólo mía!!! –

De pronto, algo se movía en la vegetación. No sabía qué demonios fuera, pero debía ser peligroso.

-¡¿Hey, qué es eso?! –gritó Thompson señalando a la oscuridad. De repente, el hombre dio un fuerte grito y luego cayó al suelo. Otra vez algo se movía rápido entre los arbustos.

-¡Cuidado! –gritó Ford mientras disparaba su arma.

Algo salió disparado directo hacia Ian, y éste cayó perdió el equilibrio. La chica , temerosa, no quiso irse de su lado y se abrazó a él. Cuando levantó al cabeza, Ford también estaba muerto. Como pudo, Ian se levantó, tomó a Nataly del brazo y salieron corriendo hacia las luces de las patrullas más abajo. Mientras corrían, una hoja afilada lastimó profundamente su brazo izquierdo, y con acto reflejo, con su otra mano golpeó a algo tras de él y siguió corriendo con Nataly. Ya estaban cerca de los autos y vio a Morris y al resto del equipo.

-¡Cuidado! –gritó Ian.

-¿Eh? ¿Qué sucede? –Morris.

De nuevo, algo lastimó a Ian, pero esta vez en su espalda. Sin poder sostenerse cayó al suelo; se giró y vio a una joven semidesnuda, con la boca ensangrentada y con un cuchillo a punto de apuñalarlo. Sin pensarlo, sacó su arma y disparó. El tiro dio en un brazo. La chica gritó lo más fuertemente posible, y mientras volvía a levantar el cuchillo decía:

-¡Ella es sólo mía! –

...


-¡Fuego! –

Morris dio la orden y los demás oficiales descargaron sus armas sobre Stephanie. Luego de cinco impactos en su cuerpo, se desplomó al suelo.

...


Sentía un fuerte dolor en la espalda, pero ya podía respirar más calmado. Miró a su derecha, y Nataly estaba casi en shock. Cuando le vio, se abrazó a él fuertemente, mientras lloraba y gritaba… Para él, todo había terminado.

...

...


Ya había confirmado que algo había cambiado. Lo notó cuando se acercó al enfermera por primera vez. Joven, guapa, unos veintitantos… Se sonrojó mientras apretaba sus piernas tímidamente. La enfermera le sonrió y se retiró.

Daba igual eso. Pero soportó más de lo que podía…

Le habían dado ropa, algo de comer, y le brindaron un rápido servicio médico. Ahora, lo siguiente. Miró al joven detective, y éste le hizo una señal para que le siguiera…

...

...


-Ahora, Nataly, así te llamas ¿no? –preguntó él.

-Sí… -

-Quiero que me cuentes todo lo que sucedió –

-Esto… -

-Tómate tu tiempo –

Y el interrogatorio, se convirtió en una amarga narración.

...

...


Le dijo de todo. Absolutamente todo.

-Muy bien –dijo Ian –Nataly, esto que te sucedió obviamente fue muy horrible, pero tienes suerte de estar viva. Tal vez ya lo sepas, pero encontramos a… otras personas –

-Scarlet. ¡Scarlet! ¿Está viva? ¿Está bien? –

-… No había nadie vivo en esa casa –

Amargo silencio.

-Lo que te dominó fue algo llamado síndrome de Estocolmo. Sentiste un fuerte amor por ella porque tal vez era la única persona que podía dañarte y protegerte. Descuida, estás bien. Todo acabó –

...

...


No había acabado para ella. Lo supo desde el primer momento en el que entró en la estación de policía. Así que escapó… Y fue a su casa. Necesitaba algo para acabarlo… Había visto mucho, oído mucho, y sentido mucho… Ya no quería vivir más con todo lo que pasó…

...

...


-Vaya que esa chica debió pasarlo mal ¿no? –dijo Morris.

-Ya me lo imagino. Realmente ni recuerda cuánto tiempo estuvo secuestrada –afirmó Ian mientras suspiraba.

-Bueno, ahora lo otro. ¿Qué mas encontramos en esa cabaña? –

-Habían varios cadáveres, más que todo de mujeres. Habían unos estantes con cabeza cortadas; la avanzada descomposición hace imposible un reconocimiento facial instantáneo, pero con unas pruebas de ADN…-

-Ian –

-¿Qué?-

-Lo otro –

-… Sí es ella. Era la asesina. Pedí un permiso y comparé la fotografía con su rostro. Son idénticas. Además, todos los cuerpos encontrados en la escena del crimen tienen la característica de estar mutilados en la entrepierna. No sé cómo esa chica sobrevivió tanto tiempo viviendo con esa psicópata–

-Bueno, las huellas dactilares llegarán pronto. No debemos confirmar nada de manera formal sin las pruebas –

-Pero sí sabes que era ella ¿verdad? –

-Sin duda alguna… ¿Cómo te recuperas de esas heridas? –

-Estoy mejor, pero el doctor dice que debo reposar –

-Ian, realmente lo hiciste bien –

-¿Disculpe? –

-Soportaste dos ataques directos y ayudaste a acabar con la asesina. Buen trabajo –

-(Suspiro) Gracias… -

-Bueno, debo hablar con el capitán acerca de lo sucedido con Ford y Thompson, y… notificarles a las familias –

-Te toca lo más duro, si quieres…-

-Ve a descansar –

-Sí señor… -

-Pero antes, lleva la chica a su casa. Si la necesitamos para otro testimonio la buscaremos. Pero que descanse por ahora –

-Sí señor, ahora voy –

Se levantó, buscó un vaso plástico y se sirvió algo de agua del filtro. Realmente estaba cansado, no sólo física, sino mentalmente. Había estado toda la noche con Morris con el papeleo y recopilando información de Nataly. Se suponía que ya debía haber despertado, pues pasar la noche en una estación de policía no era muy acogedor. Fue hasta el la sala de espera, donde esperaba ver a Nataly durmiendo sobre el sofá, o por lo menos despierta… Pero no vio ninguno de los dos casos.

...

...


Se dio cuenta de que todavía tenía mucho cansancio a pesar de haber dormido un poco en la estación. Pero tal vez nunca dejaría de estar cansada.

Estaba delante de esa cabaña otra vez. Le dieron náuseas de tan solo verla. Pero se decidió y entró. La puerta principal había sido abierta por los policías, incluso la cinta de ‘’No Entry’’ estaba afuera, pero en ese momento no había nadie cerca. Era lo que necesitaba para acabar con todo… Apenas cruzó el umbral, fue hacia aquella habitación donde había visto a su amiga por última vez… Se asomó y ya no había más que sangre seca, cadenas oxidadas y herramientas de evidencia. Vio unas cabezas cercenadas marcadas también por los agentes. Por alguna razón, pudo soportar tal escena. Destapó el galón que llevaba consigo y empezó a rociar por todo el lugar el líquido… Cuando lo vació todo, vio al suelo algo parecido a una libreta de notas. La tomó y abrió en unas páginas:

Querido diario:

Vine aquí con mis padres y mi tía Nataly. Estoy ansiosa por pasar estas vacaciones en contacto con la naturaleza. Mis papás también lo están, pero he notado un poco extraña a mi tía. Espero que esté bien.


Querido diario:

Paseamos, jugamos y comimos mucho. Fue un dia muy divertido, pero sigo creyendo que mi tía no se siente bien. A veces me mira extraño, pero no pienso mucho en ello.


La siguiente entrada no aparecía con el "Querido diario":

Mis papás se murieron… Mi tía les hizo daño… Ella les (texto imposible de leer)…


Me está haciendo mucho daño. Me duele todo donde ella me estaba tocando. Me duele mucho.


Las otras entradas parecían más recientes.

Querido diario:

Hoy conocí a una chica linda. Es tímida y casi no habla, pero me gusta mucho. Supongo que a mi tía no le importa que la traiga acá. La he seguido durante algún tiempo. Me gusta mucho ella.


Querido diario:

Aunque me gustaron muchos los momentos con ella, parece que Nataly no lo sintió igual. Las cosas no funcionaron.


Querido diario: Hoy vi a Nataly, una bella porrista rubia. Tiene un hermoso cabello, y relamente me gusta, pero me pongo nerviosa cerca de ella… Trataré de traerla conmigo a ver si a ella yo le gusto.


Querido diario:

Las cosas no funcionaron…


Querido diario:

Es la Nataly perfecta. Amable, alegre, linda. Me ha defendido de unas perras que me molestan… Parece exagerado, pero hay algo especial en ella. La quiero mucho..


Querido diario:

Definitivamente ella es especial. La amo… La he visto durmiendo, y es tan hermosa. Espero algún día dormir a su lado. Es diiferente a las otras. La amo… Y se vendrá a vivir conmigo.


Querido diario:

Tal vez dure un poco en acostumbrarse, pero sé que lo hará. Me preocupa si le gusta cómo cocino yo, pero aprenderé a hacerlo mejor. He dormido con ella. Es tan linda cuando duerme. Y su cuerpo… Es tan perfecto…


Querido diario:

Por primera vez, Nataly me demostró su amor, el amor que rápidamente perdí por parte de mis padres. No aquel amor que se esconden bajo nuestras sábanas, sino un amor de afecto, cariño y preocupación. Te quiero tanto Nataly. Quiero hacerte feliz, y que seas mi compañera por siempre… Te amo. Las cosas sí funcionaron…


Las lágrimas de dolor le brotaron rápidamente. Tenía su cabeza ahora llena de confusión. Por alguna razón, sentía un profundo amor hacia Stephanie de repente… Amor… Amor y odio era lo que sentía. Se recostó a la pared, presionó el diario contra su pecho, y soltó las lágrimas más amargas de toda su vida… Arrojó el libro lejos de ella.

-Stephanie. Te detesto por lo que me hiciste, y a Dean, y a Scarlet… Pero también…– Ni sabía qué pensar ahora. Su alma, su corazón y pensamientos, se habían dividido en dos…

Entonces encendió el fósforo, y lloró de tristeza mientras era consumida por el fuego. A lo lejos, pareció ver a tres personas… Dean… Scarlet… Y… Ella.

...

...


-Son las 16:05 pm. Comienzo de la autopsia, cuerpo D-4851. Joven fémina de aproximadamente 16 años. Causa del desceso, múltiples heridas por arma de fuego –y el hombre procedió a llenar unas fórmulas y otros datos.

Terminado esto, se dirigió al estante con sus instrumento, y notó que falatba un bisturí. Extrañado, iba a girar para ir al otro estante, pero vio el reflejo de algo moverse tras de él en uno de los espejos. Sintió un dolor en sus rodillas y luego en su estómago. Bajó la mirada, y miró cómo era apuñalado tres veces seguidas. Se desplomó al suelo, y lo último que escuchó fue la frase:

-Sólo mía…


Creado por: Joshua888/Takanashi Kaito

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