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Cuando yo tenía catorce años, mis padres y yo nos mudamos a una pequeña casa en el bosque. Me encantaba la nueva casa. En mi familia eramos cuatro integrantes. Mi papá, mi mamá, mi hermanita pequeña Sophie y yo Emily. La casa era pequeña, así que mi hermana y yo teníamos que compartir habitación.

-¡No es justo mamá!- Protesté

-Nada de "No es justo" Acordamos que iban a compartir habitación- Contestó mi mamá

- Pero si los planos decían tres habitaciones- Volví a quejarme

-Al parecer los ingenieros se equivocaron aquí no hay ninguna otra habitación. Son sólo dos- respondió mi mamá

-¿Pero que pasa si se orina en mi alfombra?- pregunté de malhumor

- Sophie es pequeña pero sabe cuando avisar para ir al baño, así que cuando quiera ir al baño ve y acompáñala.

Sophie con seis años de edad, tenía problemas de inconsistencia renal. A veces bebía de más en las noches y a la mañana siguiente amanecía con la cama meada. A veces despertaba a mamá para que la acompañara al baño, pero ahora eso me tocaría a mi.

Esa noche, mi hermana me despertó.

- Emily- me llamó con su vocesilla de niña pequeña

- ¿Que quieres Sophie?- le contesté con una voz cansada y mal humorada

- Quiero agua, pero está muy oscuro...,¿me acompañas?- preguntó

De muy mala gana la tomé de la mano , la llevé a la cocina, le serví un vaso de agua y se lo entregué.

-¡Ten! ¿Ahora me dejarás dormir?- pregunté

-Si, gracias- contestó sonriente mientras se bebía el vaso de agua.

Volvimos a la cama, miré el reloj y eran apenas las 0:50 a.m. Así que cerré los ojos y volví a conciliar el sueño, estaba profundamente dormida hasta que escuche la voz de mi hermanita de nuevo.

-Emily. Tengo que ir al baño-

Estaba muy cansada y no podía siquiera abrir los ojos así que le dije de muy mal modo

-Ve tu sola ya estas muy grande para niñerías-

Sophie me miró un poco asustada y se fue sin decir nada más. Era la 1:59 a.m. Así que me volví a dormir tranquilamente, hasta que de repente oí un grito agudo que hizo que me despertara de golpe.

Mi hermana estaba congelada enfrente de un gran muro blanco, lo miraba con terror y sólo podía llorar y temblar al mismo tiempo. Mis padres y yo fuimos a ver que había pasado.

-Hay una niña que sale de la pared- señaló el muro

-Seguramente fue una pesadilla- contestó mi papá

Miré al suelo y el piso estaba mojado, mi hermana se había orinado nuevamente. Mi mamá limpió el piso y cambió a Sophie de ropa. Ella seguía temblando y llorando.

-Fue un mal sueño cariño- dijo mi mamá tratando de consolarla.

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