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La Dama de los Alfileres

Bueno soy Ivana, lo demás que quieran saber, como, ¿de donde soy? ¿de dónde vengo? a ¿dónde voy? mi edad, mi otro nombre o apellido, no les importa, esta carta la escribo para que sepan quién es la dama de los alfileres, la que hará que ninguna mujer pueda estar tranquila, quizá deban cuidar bien a sus hijos, pues cualquiera puede terminar satisfaciendo mis necesidades y deseos más oscuros, sexuales y siniestros, que me llenan, ya que siempre quise ser un peligro, y ahora me siento bien para hacerlo, y quiero que sepan mi nombre, mi historia, mi origen, así el terror no será solo de donde vengo, sino también a donde valla.

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Desde muy joven, he sentido la necesidad de hacer daño, he sentido placer por lo que muchos consideran un tabú, la sangre, el dolor hasta donde puede ser soportado, y aplicar un castigo físico, tortura, todo esto me causa una gran estimulación sexual, y lo he considerado algo sumamente excitante.

No fui una chica sufrida si piensan eso, aunque si paso algo que desato todo, pero no fue lo que me hayan hecho si no lo que hice, todo en lo que me he convertido, y en todo esto que amo.

Tenía un novio, podría decirse que entendía alguno de mis gustos, pero no me conocía como en realidad era, también tenía una amiga, mi única amiga, la que aunque no entendía mis gustos, me aceptaba como era, ella era única, por lo que sabía todo de mí, no tenia secretos con ella y ella tampoco conmigo.

Mi novio, aunque me gustara, no sentía que me llenara, ese rincón oscuro de mi vida seguía vacio, el era cariñoso, amable, detallista, considerado, y muy atento, cosa que muchas hubieran considerado una pareja ideal, aunque me hacia sentía querida, no me entendía, no sabía lo que yo era, tenía muchos secretos hacia él, pero no fue hasta que conocí a William que experimente la sensación de estar extasiada, juntos hacíamos cosas que muchos de ustedes no se sentirían orgullosos, pero sin duda alguna era lo que lograba excitarme, era lo que liberaba toda esa adrenalina que hace mucho guardaba en mi interior, el era brusco, al grado de hacerme sangrar y yo a él, ver toda esa sangre, hacia que me perdiera en ese momento único, me motivaba a morder, a clavar mis unas, a cada vez ser más fuerte, pero nuestros encuentros sexuales debido a la naturaleza de nuestros gustos, no podía ocultarlos siempre, y Joey, mi novio ya sospechaba, el siempre fue tranquilo, pero… sabía que no era el tipo de hombre que aguantaría que la mujer que decía amar tuviera una aventura, y la verdad pocos lo aceptarían, una mínima parte, lo sé, yo no era ese tipo de mujer, yo siempre a pesar de mis fascinaciones, creí que era fiel a mis convicciones y principios,  pero William, William lograba que dejara al descubierto esa mujer que le ocultaba a la sociedad, me aceptaba como era, ser esa mujer que podía cumplir mis deseos más sangrientos y placenteros a la misma vez, aun así a pesar de disfrutarlo, sentía que seguía faltando algo, ese algo que me podía hacer sentir completamente llena, “feliz” por así decirlo, pero todavía no había logrado averiguarlo, seguía atrapada en dos mundos, un amor que, para ser honesta, no iba a ningún lado, debido a que tenía que ocultar gran parte de mi, y un extraño, que solo satisfacía mi deseos carnales y gustos en un muy alto grado, pero no del todo todavía.

Así pase un tiempo, pero todo se venía abajo, quería terminar el juego con William, ya Joey no solo sospechaba, había cambiado, estaba más alejado de mí, no hablaba conmigo, su mirada tierna se había ido, ya no sentía más ese cariño que él me daba, y no paso mucho tiempo para entender, que mi egoísmo, había distorsionado la frágil mente de Joey.

Durante esos días, Joey y William habían desaparecido de mi vida, Joey, la verdad acostumbraba a hacerlo, pero William… había faltado a varios encuentros que ya habíamos cuadrado con anticipación, no era normal que él no se presentara, el también sentía un vacio que yo llenaba, a pesar de la relación con su esposa, lo sé, el era un hombre ocho años mayor que yo y casado, pero de cuerpo candente, mentalidad deseable, y una imaginación libre y excitante, yo era solo una niña pero, me había apegado a sentirlo dentro de mí, no fue hasta unos tres días después,  que decidí visitar a William, justo el día que sabía que su esposa no estaba en casa, fui a ver qué había pasado, y lo vi, lo vi ahí al lado de su mujer, sonriente, parecían felices, a pesar de lo fuerte de la imagen, que veían mis ojos, sonreí.

¿Qué clase de persona era yo? ya me estaba preguntando eso y muchas otras cosas más, me estaba dando cuenta de que mi vida tenía que cambiar, para que yo pudiera ser feliz, y verlos ahí, con sus intestinos fuera, colgando, los ojos de su esposa no estaban, solo dos cuencas vacías y sangrantes, los intestinos de William en la boca de su esposa, a él le faltaba la parte de abajo del cuerpo, la cual estaba recostada en el cuerpo desnudo de la esposa, al parecer la habían violado, ya que había sangrado, pero verla aunque cercenada e inerte, me causo un poco de excitación, algo extraño, pero penetrante, era lo que sentía, camine hacia ellos para ver de más cerca, y escuche unos sollozos, era un niño, era el hijo de William, el desgracias bastardo tenía un hijo, no había dicho que era padre, me había mentido, yo había dañado una relación parcialmente funcional, me sentí asqueada en ese momento, y lo único que se me vino a la cabeza fue, pagar mi ira con ese niño, así que, aproveche, ese momento crítico, y como estaba atado a una columna se me hizo fácil torturarlo, sus gritos el ver la esposa de William, provocaron una explosión en mi interior, utilice un martillo que estaba cerca, y disloque las rodillas de aquel niño, de modo de poder desatarlo, y no pudiera levantarse, lamí su rostro, sus lagrimas tenían un sabor exquisito, su cara cortada le daba un aspecto de malicia, pero lo seguí considerando tierno, así que lo tome en mis brazos, y lo lleve a la habitación donde en el pasado había encarnado a una dominatrix con William y masturbe al pequeño, con la esperanza de provocar esa pequeña erección, fue costoso, tardo a pesar de la estimulación oral, pero lo logre, ese pequeño cuerpo maltratado y desnudo, era un poco de lo que necesitaba, así que me desvestí, lástima que no podía mirarme, ya había entendido, la próxima vez haría esto primero, y después vendría la tortura, o quizá era algo que dependía del momento, ya lo averiguaría.

No duro mucho aquel acto, pero me fascino, y aquel chico murió en medio de ese excitante momento, lentamente me vestí, sintiéndome toda una diosa, ¿si estaba loca? Amaba mi locura, amaba mi esencia, pero al ir saliendo vi la pared del frente de donde estaba William y su esposa, y estaba escrito, “ahora te sentirás mejor… ¿no? Ivana” me sentí confundía en ese momento, que significaba eso, había una flecha así que la seguí, llevaba hacia la otra habitación, lo que vi si me causo algo de incomodidad y sorpresa, era Joey, se había ahorcado, estaba colgando del techo, y en la pared con sangre estaba escrito, “me canse de esperarte, tú me mataste, es tu culpa PERRA” la sorpresa que me lleve me sobresalto, lanzándome hacia atrás, lo que hizo que golpeara con un closet, caí al piso, y una caja sobre mí, una caja llena de alfileres, muchos se clavaron levemente sobre mi rostro, mi pecho, incluso llego a mis piernas, era un dolor… un dolor muy agradable, un dolor exclusivo, diferente, me gusto sentirlo, la sensación de tenerlos en la piel, la sensación de retirarlos de ella, me erizaba, me cautivaba, quería que todos esos cuerpos inertes sintieran lo mismo que yo, lástima que ya todos estaban  muertos, y antes no pude hacerlo, pero igual los ayudaría, así que tome aquella caja, y recogí todos los alfileres, quite los de mi cuerpo, y procedí a clavar uno tras otro, muchos alfileres en el cuerpo de Joey, me dirigí hacia el cuerpo de William y su excitante esposa, y realice el mismo procedimiento, clavando unos cien alfileres aproximadamente en sus cuerpos, al igual que en aquel pequeño, me hubiera gustado saber su nombre de sus propias labios, pera mis siguientes experiencia aprendería cada vez mas como debería actuar.

No sé como Joey, fue capaz de hacer lo que hizo, siempre fue muy retraído, esta parte de él fue mas excitante, ojala fuera sido así desde antes, pero el llamarme perra, el llamarme perra fue lo peor que pudo hacer y no se lo perdonare, y el mentiroso de William, todos los hombres tienes fallas, y causan problemas, las mujeres somos perfectas, ellos son unos idiotas, aunque los niños son tan puros, y su delicada piel tan radiantes y hermosa.

Sola en mi habitación, pensando, sola en mis pensamientos, había dejado todo.

La necesidad de seguir causando daño, era inevitable, lo que sentí con ese niño fue… fue increíble, ¿me convertiré es esta mujer? ¿Que asesina por puro gusto para saciar mi sed de sangre y placer a través del dolor? ¡Esto soy! ¡Esto tengo que aceptar!

Pero no antes de averiguar todo lo que mi cuerpo y mente necesitaba, así que, Alessandria, mi única amiga, que siempre atendía a mi llamado, acepto ir a mi casa este día que no estarían mis padres, tenía que contarle lo que había pasado.

Llego a la casa, hablamos como siempre, la verdad nunca había mirado a Alessandria de la misma manera que la veía ahora, ese cuerpo torneado de una manera perfecta, esa cara tierna y radiante, esa delicadeza tan sutil, sus gestos cambiantes y alegres, su piel tensa y delicada, su cabello alisado, largo y negro, de estatura pequeña, ella era mi amiga, estaba fascinada por ver algo que nunca antes había visto en ella, pasamos a mi habitación, pronto anocheció, las dos en pijamas, mas para mostrar, a pesar de mis ganas de saltar sobre ella, me contuve y procedí a contarle lo que había pasado.

En su cara se pudo ver la negación de todo, no le gusto lo que había hecho, no me sentí apoyada en ese momento, y me dio una cachetada, muchos pensarían que debía molestarme, pero me gusto, quería que lo hiciera de nuevo, pero ella no lo entendería, y terminamos en una fuerte discusión, la cual no termino muy bien y termine lanzándola al piso y se golpeo la cabeza, perdió el conocimiento.

Si ella ya no me acepta como quiero ser, sería la última vez que la vería, pero no sin antes poder gozar de tan voluptuoso cuerpo, así que la amordace y ate a la cama usando las correas que mi padre no usaba, descubriendo por completo su cuerpo, dejando a la vista, un paisaje al que quería entrar fuera como fuese, y como no podían faltar ahora busque los alfileres.

Antes de que despertara quite la mordaza y la bese, tenía que hacerlo, debía hacerlo, era algo que me impulsaba, a pesar de ella no cooperar me gusto, creo que cuando es involuntario gozo mas.

Al rato despertó, le dije lo mucho que había esperado ese momento y lo mucho que la deseaba, comencé a clavar alfiler por alfiler, su nariz, sus mejillas, me fuese gustado clavarlos en sus labios y lengua pero la mordaza no me lo permitía, así que clave en mi labio y lengua mis propios alfileres, la más bella sensación, su cuello, varios alrededor de los senos y uno atravesando los pezones, haciendo una carrerita desde su pecho hasta su vientre, sus piernas y pies, yo estaba desnuda igual, disfrutando aquel momento, pero ella no parecía disfrutarlo así que deje lo tierno a un lado y clave completamente y salvajemente aquellos alfileres en su piel, provocando un sangrado general, y un puñado de los mismos los clave con fuerza en su vagina, mientras lamia la sangre que salía de ella, de todo su cuerpo, mi mejor amiga se había convertido en la mejor sensación que había experimentado, seguí jugando un poco con el cuerpo, hasta que debido al sangrado dejo de moverse, aun así disfrute de cada segundo.

Ya sabía cuál era mi destino, yo pasaría el resto de mi vida buscando las sensaciones más excitantes como la que me había provocado aquel niño y aquella mujer que era mi mejor amiga, ya los hombres no hacían falta en mi vida, buscaría mujeres, niños y niñas… en eso fue todo lo que pensé, mientras seguía recostada sobre aquel cuerpo lleno de alfileres, lleno de esa hermosa sangre.

Me arregle, y me senté en la sala a esperar a mis padres, se que ellos no aceptarían que su hija se haya convertido en esto, y no dejaría que ni ellos se interpusieran en mi camino, tome un cuchillo y espere a que llegaran hasta que amaneció, no jugaría con esos cuerpos, pero igual terminarían cubiertos de alfileres. Mi mayor gusto, mi deseo

Demostrar al mundo lo peligroso y excitante que puede ser una mujer cuando bajo su poder, se encuentran miles de alfileres, esperando ser usados de una manera que solo yo sé, y solo yo puedo disfrutar, pues ahora sé que verdaderamente puedo ser feliz. Soy feliz.

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Ya después de un tiempo haciendo esto, se que descubrí el tesoro mas grande, mi imaginación y la creatividad para poder jugar con aquellas mujeres y niños con mis amados alfileres.

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