Suspiro ...
Acero, metal y obsidiana...
Los martillos, furiosos retruenan en el hierro.
El pavor de la guerra se avecina, lo dicen los ecos de la forga.
Sangre y fuego
El infierno se aproxima
Gritos desesperados atormentan mi cabeza todos los dias
Pueblos arrazados
Vidas arrebatadas.
El hierro, tu arma, el metal de todas las guerras
¿por qué no has parado esto?
¡Hermano!
¡¿Qué acaso no estas satisfecho?!
¡¡¿No te ha dado basto la sangre derramada?!!
Suspiro ...
El arrollo de sangre que nace de la montaña de huesos que tú creaste…
Grita ...
Pide que ya no lo alimentes desesperado…
me lo susurra mientras duermo...
… Ahora yo tengo que atender a esas pobres almas perdidas.