Una historia recorría desde hace un tiempo desde que pasó el accidente de Wishperfond: Dos edificios, que aunque separados por distancia, sufrieron el mismo destino que fue el de arder en llamas.
Esta leyenda que fue contada por un superviviente de uno de los incendios, un joven llamado Michael que si no fuera por lo que dijo al final su historia, podría hasta ser algo creíble, pero se cree que no son más que palabras soltadas por un chaval traumatizado por aquello a lo que no está acostumbrado.
Aun así, las personas empezaron a rumorear que esto a lo mejor podría ser hasta cierto: El fuego ha dejado de ser el mismo. Desde aquel día se ve extraño... más vivo tal vez. Más enfadado que de costumbre, algo que se puede tener en cuenta como algo verídico, ya que sin explicación alguna, más incendios han salido a flote a raíz de lo ocurrido.
Aun con todo el tiempo que ha pasado, esa historia sigue siendo contada como un cuento para asustar a los más chicos, “no juegues con fuego” se dice siempre, pero ahora tendrá más peso que nunca desde que la leyenda de “El quemado” se hizo eco en la mente de las personas, eco que resonará en tu cabeza ahora.
Leyenda[]
A principios de año, el barrio Wishperfond hasta ahora era bastante intranquilo y riesgoso en el que vivir; La gente era solitaria y peligrosa si se les molestaba, el lugar era oscuro y lúgubre en sí y el índice de criminalidad era bastante alta. Un sitio perfecto para la crianza y preparación de jóvenes criminales.
Un trío de chicos: Michael, el cerebro de la banda. Anthony, la mano que ejecutaba los planes. Adam, el líder del grupo. Se pasaban los días y las noches haciendo locuras y crímenes de bajo perfil por el barrio, sin un límite en sus acciones debidas al aburrimiento y un desconocimiento total del bien y el mal por el sitio en el que vivían. “Somos jóvenes, vivamos nuestras vidas al máximo” , se decían sin miedo entre ellos como motivación para seguir haciendo sus locuras.
No es necesario decir que entre las cosas que ellos hacían; Como el robar cosas olvidadas en las calles y a personas perse, quema de objetos, grafitear las paredes y estructuras importantes, etc. etc. No estaba en los planes por el momento el dañar a un ser vivo o el robar en propiedad privada. Ese detalle vendría más adelante cuando estuvieran lo suficientemente preparados.
Los días en ese barrio pasaban con una frecuente “tranquilidad” hasta que, un día, un nuevo vecino llego al lugar: Un varón de gran altura (los jovenes teorizaban desde la distancia que podría medir casi dos metros) de edad media y de constitución atlética, piel pálida y pelo blanco como la nieve, tanto en su larga cresta como en su poblada barba de candado.
Al principio la llegada del extranjero quien se presentaba por el nombre “Leviatán Pastor Sánchez” no presentaba nada nuevo para el lugar, ya que muchas personas con pocas posibilidades en la vida se venían a barrios como esos para sobrevivir al atraco a mano armada de los impuestos o del gobierno, por lo que los vecinos del lugar se hacían los desentendidos ante su figura e ignoraban los saludos en italiano o en castellano de aquel hombre al pasar ante sus ventanas. Más estas cosas fueron vistas por tres depredadores gozando la visita de una nueva presa.
El instinto de ellos tres se activaron al instante cuando la idea de hacerse conocer por el mundo criminal se hizo presente: Ellos veían a ese tal “Leviatán” como un trampolín que les permitiría hacer cosas aún más grandes y así meterse en alguna banda o hasta formar una ellos mismos, y no lo desaprovecharon.
Con el pasar de los días ellos se las pasaban observando e investigando cada movimiento que el tenía hasta tener una lista infalible de lo que hacía y de lo que no, a donde se movía y hasta cuando se iba, y no fue hasta la segunda semana que ellos no hicieron el primer movimiento.
Una noche de julio fue la escogida para el atraco y el plan escogido no era tan malo como se pensaría: Entrar por la puerta del bloque, ir al último piso, forzar la cerradura, robar y para fuera. No había necesidad de que algo malo pasara, así que taparon sus caras con pasamontañas, se armaron con los utensilios necesarios y se lanzaron del tirón hacia el edificio para perpetuar su misión. Pasaron por la casapuerta del edificio para pasar a las escaleras. Subieron hasta el último piso y cuando se encontraron en aquel lugar, una única duda había: ¿Cuál era la puerta indicada?
Entre miradas de confusión, Michael descubrió que uno de los felpudos tenía un “Bienvenidos a la mía casa” en negro con una decoración marrón simple, por lo que dedujo que esa era la puerta indicada. Así que le llamo la atención a sus amigos.
“Hey, hey, miren ese felpudo, no es cierto que ese tal Leviatán era mitad italiano?” — Preguntó mientras señalaba la puerta.
Se fueron hacia la puerta con la letra “A” en el bloque de cerámica y forzaron la cerradura con unos clips de hierro sin pensar siquiera si el propietario estaba despierto o no, y eso fue lo que les paso. Nada más abrir la puerta fueron recibidos con el familiar sonido de la escopeta cargando su cañón y una voz grave que les grito desde el otro lado del pasillo.
¡Largo de aquí, mascalzoni! - Gritó enojado mientras los apuntaba con el arma.
Estos, ante el peligro en el que ellos mismos se habían expuesto, salieron flechados por las escaleras hasta estar a salvo de los gritos del varón. Una vez que estos estuvieron a salvo de todo posible peligro, adentro de los cuatro muros que conformaba su refugio y centro de operaciones, empezaron a protestar y a frustrarse por el gran fracaso que había sido su primera operación para llegar a ser unos criminales sin iguales, pero no iban a quedarse así como así, oh no señor.
Después de aquel pobre intento de atraco Leviatán se pasaba los días haciendo su vida como siempre, pero con un ligero mal presentimiento en sus entrañas al pensar que alguien lo estaba observando, pero aunque no podía detener y cambiar por completo su forma de vivir ante eso, no lo iba a ignorar y decidió tener algo más de precaución: Compro un pestillo para la puerta y cambio la cerradura por una mejor sin contar que compro más cartuchos para la escopeta del abuelo y se pilló una pistola para la calle debido a su antiguo trastorno de la paranoia. Aunque... por desgracia eso no serviría de nada en un futuro.
Llegaron las navidades y todo el mundo está de fiesta, era un momento de alegría y diversión para todos y se suponía que la paz y la fe en todo estarían a salvo de toda intromisión, pero todo es mentira en esta vida, un departamento cuya luz escapaba por su ventana resguardaba vida en su interior. Leviatán Pastor se encontraba arreglándose delante de un espejo en su habitación para poder disfrutar de una agradable noche en la ciudad de al lado: Se vistió con una camisa blanca y unos sencillos vaqueros azules recogidos por unas largas botas negras cuyo cuellos estaban cubiertos por correas de cuero y una gabardina negra. Como toque final se recogió su cresta en una coleta baja, se afeitó para estar niquelado, se puso su sombrero de gondoliere y salió a la calle para pasárselo en grande.
En cambio, para el trío lalala su destino era otro: El departamento de Leviatán. Durante todos esos meses estuvieron “entrenando” en las calles y ahora lo único que tenían eran ganas de vengarse por el orgullo herido que les dejo aquel hispano-italiano, por lo que al ver que este se fue y desapareció en la esquina, se adentraron en el bloque de pisos para entrar en su departamento. Adentro vieron que el departamento no es que fuera una gran maravilla: Papel de decoración sencilla de color azulado, suelo de madera, distintas fotografías que lo mostraban a él y a algunos conocidos y familiares. Una casa sencilla vaya, pero su motivo de estadía eran bastante distintos.
Empezad ahora - Ordenó Adam una vez se acostumbraron al lugar.
Y dicho aquello se hizo, Michael y Anthony empezaron a romper los muebles, platos y los vasos, el televisor y los cristales. Nada se salvaba, Michael como mucho hizo el gesto de guardar las fotografías en algún lugar para que no se partieran y así seguir con la masacre.
En un momento del destrozo que se estaba formando, Adam se dedicó a fisgonear por aquí y por allá, viendo si había algo interesante que ver, y una vez que llego a la habitación del Leviatán, encontró algo interesante: Los papeles médicos e identificación.
Leviatán Pastor Sánchez, de nacionalidad hispano-italiano edad de 37 años, altura de un metro noventa y siete, color de pelo marrón oscuro, actualmente blanco crema.
No había gran cosa en aquella cara del papel, pero yowie wowie, lo siguiente sí que era interesante: Según el historial médico, este señor tenía un trastorno de la personalidad paranoica y trastorno Explosivo intermitente. Aunque esto último estaba siendo controlado entre muchas comillas con unos calmantes que se encontraban en su mesita de noche, esto sí que era interesante, ahora sabia por donde atacar la próxima vez que lo viera, así que con eso en mente volvió con sus colegas.
Sofá, almohadas y sillones, nada se escapaba, pero sin ellos imaginárselo el tiempo salió volando y el dueño de aquella propiedad regreso a su hogar, encontrándoselo todo destrozado, con las fotos en una esquina resguardados y los tres criminales en medio del salón acuchillando unas almohadas.
¿¡Ma cosa!?
De lejos no, pero de cerca se dieron cuenta como de grande era en realidad aquel hombre, pero eso no detuvo para nada al valiente de Adam, quien le dio un rodillazo en la boca del estómago, cayendo en consecuencia contra el suelo el pobre peliblanco.
Miren que tenemos aquí, pero si es el valiente del “italiani” - Se burló con acidez el líder del grupo.
Anthony dejándose llevar por las emociones, se unió a su líder y le propino una patada al costado de Leviatán quien trato de pelear y defenderse del asalto, pero le era más que difícil el parar los golpes que le propinaban. De todos los presentes el único que no se unió a la pelea fue el listillo, ya que, aunque estaba enfadado con él, no lo estaba lo suficiente como para darle siquiera una cachetada, por lo que solo se dedicó a rondar por ahí para ver si había algo de valor: Un reloj, algún anillo perdido, todo era bienvenido si es que era encontrado.
¡Que esto te sirva de lección para no meterte con nosotros nunca más! - Gritó el Anthony propinándole el último golpe en el rostro.
Una vez terminada la paliza contra su persona, Adam y el otro chaval lo arrastraron hasta el salón y lo dejaron en el suelo malherido para unirse a la búsqueda de los objetos de valor en la casa, aunque poco pudieron encontrar, por lo que Adam mando a Michael para que le pregunte donde podría haber algo, así que este se acercó con algo de precaución hacia el más alto.
Perdone... ¿tú donde guardas las cosas de valor? Es mejor que digas algo si no quieres que te vuelvan a pegar una paliza”- Exclamó el cerebro del grupo con un tono un poco preocupado.
Leviatán ante su incapacidad para hacer algo al respecto,se resignó a explicarle que en la cocina habían algunas cosas que a lo mejor le podrían interesar, así que le llamo la atención a su amigo para que echara un vistazo.
“Anthony, mira en la cocina, anda, yo me quedaré en el salón para ver si encuentro algo”
Entendido - Dijo este para tirarse a la cocina a buscar-
Lo que Michael no sé imaginaría, es que el otro estaría buscando con las manos desnudas y dejando sus huellas por todos lados, por lo que cuando se percató de tal detalle, estallo en el enojo por la torpeza del grandullón.
¡¿Pero que haces imbécil?! Ahora tienes pruebas en tu contra por toda la maldita cocina! - Grito este mientras miraba con ansia por todos lados.
Ah, no seas tan gritón Michael, he solucionado ese problema de una forma bastante simple - Comentó con tranquilidad mientras seguía buscando por los cajones-
- Oh sí? Entonces ilumíname con tu inesperada lucidez sobre esta tremenda estupidez!
- He abierto la bombona de butano para explotarla una vez estemos todos, incluido el italiano, afuera
Adam, quien se encontraba en el dormitorio observando de cerca el armario por si encontraba algo que costase dinero, escucho a lo lejos los gritos de Michael y las excusas de Anthony sobre algo que había hecho, así que cansado, solo se dedicó a sacar un cigarro de su bolsillo y a moverse hacia el salón para saber que era lo que estaba pasando a la vez que intentaba encender su mechero. Pero nada más llegar al salón no le pudo dar tiempo a escuchar nada más que la palabra “gas” cuando el mechero se encendió, haciendo que la bombona explotara en mil pedazos a la vez que una nube de fuego cubrió el techo del departamento, prendiendo en llamas las paredes por el papel decorativo, extendiendo su fuego por el suelo de madera y mandando a volar a todos los presentes por los aires.
Aturdido por lo sucedido, Adam solo pudo ver con su vista nublada como el fuego lo consumía todo a su paso y como sus amigos estaban a su lado en la misma situación que él, y cuando estaban levantándose para poder salir pitando del lugar, un gran grito de agonía se propagó por todo el lugar: Leviatán se encontraba con su cuerpo en llamas, moviéndose de un lado a otro en el suelo y a posteriori por todo el salón tratando de apagar su cuerpo.
Debido al miedo que les lleno sus cuerpos, los tres salieron flechados hacia la puerta principal para abrirla y salir por patas del lugar, pero al darse cuenta se giró y vio que Michael estaba indeciso de sí irse definitivamente o volver para salvar la vida del que ahora estaba gritando con desesperación por ayuda de Michael, pero en un momento y deseo egoísta, agarro la mano de su amigo y tiro de el para que corriera por las escaleras mientras él cerraba la puerta y salía detrás del cerebro, dejando atrás al italiano.
Una vez ellos salieron del edificio junto al resto de las personas que vivían en el sitio, dieron una vista atrás para ver como el último y penúltimo piso se estaban consumiendo en las llamas mientras estas bajaban crepitantes con cierta lentitud, pero su observación no pudo durar mucho más, pues la policía empezó a hacer acto de presencia y estos para evitar problemas salieron corriendo por las calles hasta llegar a sus respectivas casas, haciendo un acuerdo silencioso desde sus dormitorios sobre guardar silencio y no decir nada sobre aquello.
Las noticias sonaron al día siguiente, una tragedia de navidad había sucedido y estaban explicando sobre el incendio y sus posibles causas, eso en sí no era lo que más les preocupaban a los tres, ahora si, criminales de a pie, lo que ellos estaban interesados era sobre el cadáver del italiano, que para sus desgracias, dijeron que al apagar el fuego del edificio e inspeccionar el último piso, no encontraron nada a excepcion de cenizas y un pequeño charco de sangre ardiente y oxidado en el suelo, justo donde Leviatán estaba tirado la última vez que lo vieron.
Sus almas cayeron contra el suelo y sus corazones latían sin parar en un ritmo de vértigo, por teléfono acordaron verse en su refugio que no era más que un viejo edificio abandonado para poder hablar sobre todo eso, y lo hicieron. Cada uno, con una cosa en su cabeza, se dirigieron hacia el edificio y se encontraron en el cuarto piso de este.
- ¡Qué diablos hemos hecho! ¡No se suponía que esto tenía que pasar así! - Gritó en pánico Michael mientras aún veía a Leviatán en llamas.
-Esto os aseguro que no formaba parte del plan, ¡se suponía que la explosión vendría al final!
Calla Anthony - Ordenó Adam, quien no estaba mejor que los otros dos- esto no ha sido nada más que un accidente, mientras guardemos silencio nada pasará-
¡¿Que nada pasará?! Hemos matado a un inocente!” — Gritó echando valor al asunto Michael— si no hubiésemos hecho nada al respecto, el estaría vivo!
Mientras que Michael y Adam discutía a plena voz sobre lo sucedido y el Anthony se quedaba en una esquina agazapada, a las afueras del edificio, en un callejón cerrado, dos vagabundos se encontraban resguardándose del frío de la noche con un tonel de hierro cuyo interior estaba lleno de madera y un fuego que crepitaba en paz a la vez que se movía con su danza infernal, estos dos no podían escuchar nada que no fuera el fuego y los sonidos naturales de la noche.
Pero sin ellos esperarlo, el fuego avivo un poco de más en aquella prisión de hierro y un sonido infernal empezó a reproducirse en su interior, para después, una mano carnosa y ennegrecida cuyos dedos no eran más que hueso se enganchó al borde del tonel, asustando así a los dos presentes.
Poco a poco, el fuego empezó a crecer más y más, obteniendo una luminosidad antinatural, mientras que una figura de carne quemada salía de esta, obteniendo una forma similar a la de un ser humano hasta que por fin salió por completo aquel ser del averno. Al poner sus pies contra el suelo, este observo a los dos vagabundos asustados mientras se retiraban hasta que sus espaldas chocaron contra la pared y acto después abrazarse entre ellos para “protegerse” de lo que sea que los estaba viendo, pero ese ser no hizo nada al respecto. S
Solo se agachó hasta agarrar un trapo entre sus dedos, acto seguido atrapo un pequeño bidón de gasolina con su mano envuelta en la tela y se fue tambaleándose pronunciando unas palabras con una voz de la ultratumba: “Muchas gracias gentiluomini”
Mientras tanto, en el antiguo edificio, la discusión ya había finalizado después de unos angustiosos minutos de griteríos e insultos entre ellos dos, Michael por su parte diciendo que el otro era un desconsiderado, que si hizo eso con un tipo que podría haberse salvado, él era capaz de hacerle lo mismo a sus dos amigos, y Adam por su parte, tiro diciendo que el otro era un asustadizo que si seguía por esa línea, nunca llegaría a ser un gran criminal en el mundo ilegal.
Así que allí estaban ellos tres, en silencio absoluto, escuchando los sonidos de los grillos en el bosque de al lado, los ladridos de los perros de la ciudad y alguna que otra sirena policial o de ambulancias.
Llegados a un momento algo raro se estaba cociendo en el ambiente y Adam lo sentía, en el lugar estaba haciendo algo de calor, algo raro debido a que era navidad. Un olor a quemado se colaba en su sistema respiratorio y el ambiente empezaba a volverse más pesado, no sé sabía que diablos era, pero los otros dos también lo sentían, hasta que desde las grietas del suelo y de los huecos de la puerta, un fuego rabioso empezó a descontrolarse por el sitio, las luces se rompieron y dejaron que la habitación se iluminara con un rojo anaranjado bastante vivo.
Por el miedo al desconocimiento, Adam, Anthony y Michael se levantaron del suelo y se fueron a la ventana cerrada para intentar abrirla debido a que desde la puerta no había nada más que fuego por todas partes, Y una vez que empezaron a hacer fuerza para que esta se abriera, unos pesados pasos empezaron a hacerse sonar en el antiguo edificio: Lentos, decisivos y agonizantes. Algo se acercaba hacia ellos y no tenían el valor necesario para ver que o quién era, pero ya era demasiado tarde.
Del marco de la puerta se apareció la pesadillesca figura del italiano: Su cuerpo estaba cubierto por quemaduras de tercer y hasta de cuarto grado, revelando en algunas secciones de su piel ennegrecida su carne viva y palpitante, su camisa y vaqueros estaban rasgados y se pegaban y colgaban a su ser. Las botas que antes brillaban estaban carbonizadas por completo, manteniendo los vaqueros y sus pies atrapados en su agarre de cuero.
Decir que los tres jóvenes sentían miedo sería un insulto para el sentimiento mismo, para ellos, le estaban viendo a los ojos el mismísimo diablo, quien había ascendido al mundo de los vivos para reclamar sus almas por el pecado que cometieron, y eso mismo fue a lo que había venido Leviatán: Vendetta. Nada más simple que la venganza.
Sus pies incrustados en el suelo empezaron a moverse hacia donde estaban ellos, en una marcha funesta, pero decidida, avanzo con sus ojos puestos en los congelados corazones de los chavales que no pudieron hacer nada más que no fuera verle con miedo y pensar desesperadamente en que hacer.
Anthony, en un momento de tensión y miedo extremos, no se le ocurrió nada mejor que no fuera agarrar un tablón de madera y cargar contra el Leviatán, quien al ver como la plancha de madera se movía hacia su rostro dividido entre lo quemado y lo intacto, lo detuvo en seco con una de sus manos, haciendo que poco a poco la madera se quemara por donde sus dedos tocaban.
Tsk tsk tsk... mala acción — Siseo la criatura a la vez que miraba con los ojos abiertos de par en par al más joven.
Lo siguiente que vieron los otros dos chavales fue el cómo Leviatán agarro del cuello a Anthony y lo estampo contra el suelo para quemarle el rostro con una de las brasas que crepitaban sin descanso alguno.
Los gritos de dolor de este solo hacían más tediosa la tarea de mantener la cordura en un momento como ese, pero Adam tenía algo reflexionado y sin que le temblara la mano le lanzo una botella de agua encima del italiano, haciendo que este soltara de inmediato al fortachón y se echara para atrás en un grito de dolor mientras se ponía las manos en su cara y temblaba entre espasmos por el escozor, permitiendo que sus mechones de pelo ahora más cortos y chamuscados taparan su rostro y hombros.
Con una oportunidad para poder escapar de aquel lugar, levantaron del suelo al pobre grandullón quien tenía el rostro comido por el fuego y apenas respirar era una opción para él, para después empezar a correr escaleras abajo mientras escuchaban como el quemado se alzaba de nuevo y grito con enojo mientras avanzaba hacia ellos.
Para la desgracia de Michael y Adam, Anthony se desplomó a medio camino de la libertad, ya que las heridas de las quemaduras y el cansancio anterior lo dejaron bastante debilitado
Espléndido —pensó Adam— Así tenemos algo para distraerlo — Se dijo a sí mismo para después echarse a correr.
H-hey! Vuelve aquí! — Grito con temor el listillo para después echarle un vistazo a su amigo desmayado y salió corriendo también.
Cierto es que gracias al desmayo, ganaron algo de tiempo, pues el más alto aprovecho la oportunidad para rematarlo y continuar su camino para la venganza.
Una vez se encontraron ellos a un piso para la libertad, corrieron con más velocidad si fuera eso posible y abrieron la puerta para su salvación, pero unas manos ensangrentadas los agarro por la espalda y los lanzo hacia el interior del edificio una vez más.
Adam ante la frustración se lanzó una vez más hacia la salida, pero Leviatán fue más rápido que él y se interpuso en su camino, poniéndose en medio de la puerta evitando que él pudiera salir.
¡Quítate del medio imbécil!—Grito enrabietado para después lanzarle un puñetazo a su rostro, aunque este fue detenido por la mano del más alto.
Creo que no — Exclamo este frunciendo su ceño.
En menos de lo que cantaba un gallo, un grito ahogado salió de la garganta sangrante del líder de la banda: Su pecho fue atravesado por el brazo del Monstruo que el mismo había creado. Después de eso, Leviatán lo tiro al suelo para fijar su atención en el listillo quien se encontraba agazapado en una esquina, tosiendo sus pulmones por culpa del humo y con un miedo desmesurado desbordando por su cuerpo, ignorando por completo las pequeñas quemaduras que estaba sufriendo.
Leviatán se fue hacia él para agarrarlo del cuello y levantarlo en el aire, observando con atención cada detalle del miedo que el chiquillo sentía.
Michael veía con miedo las quemaduras en la cara del italiano con un detalle bastante más claro: Su rostro estaba partido en una sección intacta que conservaba su humanidad y un lado derecho que era su cráneo recubierto de músculos y piel carbonizada con su ojo pegado en el interior de su cuenca.
Para la sorpresa del joven, las facciones del rostro contrario empezaron a aflojarse hasta que pudo ver cierto destello de serenidad en su mirada. Acto seguido, el cuerpo incinerado del contrario empezó a moverse y tiro a Michael fuera del edificio.
Este se levantó casi de inmediato del frío suelo y se dio la vuelta, viendo como el más alto estaba apoyado con sus dos manos en el marco de la puerta, observándolo atentamente, mientras que el cuerpo de Adam se retorcía miserablemente intentando salir del lugar.
“Huye”
Fue lo único que dijo el quemado mientras miraba con seriedad al listillo para después cerrar de un azote la puerta, escuchando como detrás de esta sonó un último grito por parte de Adam y después de eso... silencio. Solo el fuego del edificio y las sirenas de los bomberos.
La veracidad de esta historia está aún muy lejos de encontrarse una respuesta firme, hay gente que ciertamente cree que no es más que los delirios del pobre joven quien se lo imagino todo en el momento del incendio. Otros piensan que es verdad y hasta algunos dicen haber visto a una identidad similar a las descripciones dadas por el joven Michael y los dibujos que este hizo para representarlo, pero algo se sabia con certeza: Mientras el fuego siga vivo, el quemado arderá para siempre.