Ve a la estación de buses o terminal y toma cualquier autobús de pasajeros que recorra una gran distancia. Cualquiera que recorra más de 8 horas (Algunos dicen que se necesita más tiempo). Ubícate en un asiento, cuya ventana mire hacia el oeste, luego observa al sol, a la espera del atardecer, hasta que el sol se esconda. Justo antes de que el sol desaparezca del horizonte, cierra tus ojos. Con fuerza. No los abras, no mires nada más. Cubre tus oídos, si es necesario. Después de un momento, te darás cuenta que el autobús ha dejado de moverse. Esa es la señal de que puedes abrir los ojos. Cuando lo hagas, verás una gasolinera, iluminada únicamente por unas pocas luces fluorescentes que oscilan.
No habrá sol, ni luna, ni estrellas en el cielo. La tienda de conveniencia (la tienda de la gasolinera) tendrá sus ventanas tapiadas, pero la señal dirá 'Abierto'. Si sientes que no podrás resistir lo que se viene, vuelve al autobús y regresa a tu asiento, duerme. Te despertarás al amanecer del día siguiente, en la ruta del autobús que elegiste. Si decides entrar en la tienda, la puerta se cerrará de golpe detrás de ti. Pasarás una cantidad desconocida de tiempo allí, viviendo tus peores pesadillas hechas realidad. Si sobrevives a esta prueba sin enloquecer, despertarás de nuevo en el autobús, y llegarás a tu destino. Nada volverá a asustarte de nuevo. Algunos dicen que después de esta prueba, cualquier otra cosa que te suceda simplemente no es nada en comparación. Otros dicen que, lo que contiene la tienda, es todo el miedo que sentirás en tu vida, y exponerte a todo a la vez, impedirá que lo vuelvas a sentir. Sin embargo, esto sólo puede hacerse una vez.