NOTA: Esta es una historia real y resumí mis sentimientos mientras presencié esto. Puedo decir que esto es por mucho, lo más aterrador que me ha pasado. Si estuvieras en 4Chan me habrás oído hablar de esto también, pero de todos modos ya es tarde y no tengo mucho tiempo. Esa cosa sigue al acecho…
Desde hace varias semanas que estoy buscando trabajo. En promociones de periódicos, revistas, anuncios pegados en la calle, etc. Etc. Etc.
Creo que hoy, al fin, logré encontrar una propuesta aceptable. La encontré en un anuncio escrito a lápiz en una hoja de papel rota volando por la calle. Por lo que pude entender de la pésima ortografía con la que se había escrito la nota, ofrecían empleo como administrador de una tienda de ropa en un “elegante edificio” ubicado en el 467 de la calle Washington.
Sí, soy consciente de que un trabajo como ese no generaba tantos ingresos como otros, pero estaba desesperado en ese momento.
Cuando llegué a la 467 de la calle Washington, la dirección indicada en la nota, no era para nada lo que esperaba. Una casa prefabricada, con la mayor parte de las paredes de vidrio (o plástico) y el piso y techo bastante podridos.
Golpeé la puerta varias veces, pero nadie me respondió. Para la quinta vez que golpee, noté que esta estaba abierta, así que simplemente entré.
Olvidándome de la mala impresión de la casa por fuera, por dentro era una elegante tienda de ropa, casi como la nota lo describía.
Cómodamente me ubiqué en el escritorio principal, y en cuestión de segundos noté la soledad en la que me encontraba.
Efectivamente, yo era el único empleado en ese lugar. No había ni uno.
No tardé mucho en darme cuenta de que algo andaba mal con este lugar.
En el momento que decidí levantarme de mi silla para irme, un maniquí se desplomó en el piso sin razón aparente. Fui a ver qué pasaba con el muñeco, y lo que vi me horrorizó.
La recubierta plástica del maniquí estaba despegándose del mismo, dejando ver un cuerpo pegajoso en su interior.
¿Era un cadáver lo que había allí? Les juro que hubiera preferido mil veces que haya sido eso. Una criatura humanoide gris de aproximadamente dos metros de altura empezó a asomarse del interior del maniquí, rompiéndolo como lo hace un ave al salir del cascarón.
En ese momento yo estaba paralizado por el miedo, observando desde mi escritorio.
Para cuando la criatura terminó de destrozar el maniquí, levantó con sus dos asquerosas y delgadas manos la cabeza de este en la suya. Ahora el ente tenía una cabeza de maniquí cubriendo la suya, y cuando se percató de mi presencia (si es que no la había notado aún), produjo un gruñido de ultratumba, se paró en cuatro patas y comenzó a caminar lentamente hacia mí.
Mi sentido de adrenalina se activó, pero justo antes de escapar de ahí a la velocidad que mis piernas den, tomé una foto rápida.
El flash de la cámara de mi celular cegó a la criatura, milagrosamente dándome tiempo de escapar.
En cuestión de minutos logré perderla, dejando a esa criatura a una distancia segura de la mía.
Yo sé que esto puede sonar increíblemente tonto, y más aún porque estoy escribiendo esto en un sitio poco adecuado, pero yo sé que esa criatura sigue esperando a alguien que vaya a la 457 de la calle Washington…
Posdata:
