Cuando la pequeña y talentosa Annabell llegó a la casa de Mariana, su compañera en la academia de baile, esta la recibió con tanto cariño que se sintió en su casa.
Después de haber comido, Mariana la invitó a quedarse a dormir diciendo que le prestaría todo lo que necesitase. Annabell aceptó. La joven llamó a sus padres y confirmó lo que ya pensaba: tenía el permiso.
Cuando el cielo se oscureció e inundó de estrellas, Annabell se hallaba dormida. Mariana bajó a por un cuchillo de cocina y luego subió nuevamente, dirigiéndose al cuarto en donde dormía Annabell. Se posicionó al lado de la cama y le dijo dulcemente a su invitada:
"Gracias por darme tu papel."
Dicho esto, Mariana enterró el cuchillo en el corazón de Annabell.
Era día de la función, aquel en que que Mariana brillaría. Después del "trágico accidente" en el que desapareció Annabelle, aceptaron darle el papel principal a su compañera.
Cuando ella estaba bailando vio algo muy extraño, algo que le erizó todos los los vellos y le hizo sentir un escalofrío en la piel: era Annabell vestida de bailarina, bañada en sangre y bailando a su lado. Algo ininteligible escapó de los labios de la niña. Mariana se desplomó sobre el suelo, muerta en ese instante por causas desconocidas, en medio de la función y el griterío de la multitud.