Estábamos a principios de invierno y mi familia y yo iríamos de compras para decorar la casa con adornos e ir eligiendo los ingredientes para la cena de navidad que íbamos a preparar en unas semanas.
Mientras mis padres se terminaban de arreglar para ir al centro comercial mí hermanita y yo jugábamos para pasar el tiempo, yo la quería demasiado, éramos simplemente inseparables a la hora de hacer una actividad o quehacer del hogar junto a nuestros padres, nuestra familia era muy unida.
Mis papás terminaron de arreglarse y nos llamaron para bajar.
—Stephanie, Amy, ya estamos listos, vámonos—dijo mi madre con un tono cariñoso y amable. Mí hermanita y yo bajamos las escaleras y salimos todos juntos de casa.
Había pasado dos horas y estábamos dispuestos a salir con el carro de compra y algunas bolsas. Caminábamos tranquilamente hacia las diferentes tiendas para ver algo de interés o solamente observar los diferentes productos que ofrecía cada una de estas. Nos dirigíamos hacia la tienda de mascotas ya que a mí hermanita Amy le gustaban mucho los animales, llegamos a la tienda pero notamos algo un poco extraño, los animales estaban muy tensos y asustados, mí hermanita comenzó a ponerse nerviosa por el ruido excesivo que hacían y decidimos alejarnos del lugar cuando... de repente sentimos como el suelo comenzaba a temblar de una manera muy fuerte, mí hermanita estaba entrando en pánico y las lágrimas no tardaron en aparecer, entonces hice que se calmara y salimos corriendo tratando de encontrar a mis padres. No los encontrábamos por ningún lado, había mucha gente corriendo por sus vidas y niños llorando incontrolablemente por lo que estaba ocurriendo. Me comenzaba a marear de la cantidad de personas que había a nuestro alrededor, pero no iba a dejar a mí hermanita sola, voy a ser fuerte. A los pocos segundos vimos a nuestro padre asustado y mamá llorando, fuimos hacia ellos, mí madre sujetó a mi hermana entre sus brazos, agarraron mi mano para no separarnos y seguido de esto rápidamente tratamos salir de ahí.
Mientras Stephanie corría junto con su familia, un hombre que huía a toda prisa sin fijarse por donde iba hizo que la madre de la chica se tropezara y cayera fuertemente contra el suelo quedándose inconsciente.
Al ver que mi madre no reaccionaba comencé a entrar en pánico y nervios hasta el punto en que casi mis ojos se llenaran de lágrimas, mi padre se acercó rápidamente, trató de levantarla y me dijo con miedo.
—¡T-tienes que salir de aquí, llévate a tu hermana y-y nos veremos en la salida de e-emergencia!— Me quedé en shock, no quería dejarlo solo pero no tenía suficiente fuerza como para ayudar. Volví a reaccionar cuando mí hermana comenzó a llorar y a temblar abrazándome fuertemente.
—¡Hermanitaaa hay q-que salir, están c-cayendo piedritas d-del te-techo!— dijo Amy con una voz muy temblorosa y asustada, la agarré entre mis brazos y salimos huyendo de ahí. Mi corazón latía muy rápido, sentía como si este pudiera salirse en cualquier momento, el terror y el pánico eran simplemente insoportables, indescriptibles, solamente quería salir de ahí y saber que estaríamos bien.
Stephanie y su hermana Amy encontraron la salida de emergencia pero los escombros obstruían el paso, las personas a su alrededor gritaban desesperadamente y había sangre manchando las paredes. Claramente alguna persona había salido lastimada, lo que dejó a Stephanie perpleja ante la situación.
Salí corriendo de la escena con mi hermanita, no sabía qué hacer, ya no podía soportar la presión, de un momento a otro comenzaron a caer grandes pedazos de escombros de la parte superior del edificio.
—¡Stephanie sálvamee!— de repente solo veía sangre salpicándome y todo se tornó negro.
Abrí los ojos lentamente y vi que estaba en una habitación blanca, me encontraba recostada en una camilla con muchos aparatos médicos conectados y vendas en la mayor parte del cuerpo.
Entro al cuarto una enfermera con un portapapeles y comenzó a escribir en estos, una vez terminada la tarea dijo.
—¿Se siente mejor señorita?— sinceramente no me importaba mi estado, solo quería saber cómo estaba mi familia.
—S-sí...— contesté débilmente.
—Está bien, le traeré sus medicamentos— salió rápidamente y regresó con unos frascos, los dejó sobre la mesa —Hablaré con el doctor que te atendió para que te informe sobre lo que ocurre— unos minutos después entro un señor vestido de blanco, con una carpeta llena de documentos y se acomodó en uno de los sillones de piel que estaban a un costado de mi camilla.
—Buenas noches, soy el doctor Alexander encargado de informarte sobre los avances que has tenido—dijo, sacó unos papeles de la carpeta y los puso en una mesita al lado de mi camilla —Al llegar te encontramos inconsciente y tenias hemorragias leves, una fractura en el ante brazo izquierdo, también teníamos que llevarte a sedar y limpiar tus heridas para hacerte unos puntos en la parte baja de tu pierna y abdomen y finalmente vendar y enyesar. Fue un poco complicado ya que no teníamos mucho tiempo para hacer el trabajo, te quedaras aquí unas 6 a 7 semanas... Y necesito hacerte unas preguntas para completar el documento— explicó.
—Está bien…— contesté.
—¿Nombre?— preguntó agarrando el portapapeles.
— Stephanie Brooks — dije desanimada.
—¿Edad?—.
—15…—.
Después de unos minutos el doctor termino de llenar la hoja y comenzó a guardar los papeles en la carpeta para retirarse pero Stephanie lo detuvo.
—Espere… necesito hacerle una pregunta— el doctor me miro un momento, se volvió a sentar.
—¿Qué sucede?— tenía miedo, quería saber si mi familia estaba bien.
—¿C-cómo se encuentra m-mi familia?—dije nerviosa.
El doctor me miro preocupado, por una extraña razón salió de la sala y comenzó a hablar con la enfermera. Unos momentos después todo quedo en silencio y los dos entraron a la habitación, se sentaron en el sillón de cuero y me miraron unos minutos. Yo acabe con el incomodo silencio.
—¿Q-qué?— no contestaron.
—¡¿Q-qué pasa?!— dije exaltada y nerviosa.
Se miraron entre si y después el doctor comenzó a hablar.
—Stephanie, t-tus padres…*silencio* no sobrevivieron al sismo, murieron brutalmente aplastados por los escombros del edificio, se hicieron heridas tan grandes que cuando llegamos fue demasiado tarde…—.
No lo podía creer, me quede sin palabras viendo a la nada, sentí un nudo en la garganta y comenzaron a caer lagrimas por mis mejillas.
—¿Y-y mi he-hermanit-ta?...— susurré temblorosamente.
—…La trajimos al hospital, tenia hemorragias internas graves, fracturas abiertas y sus órganos estaban dejando de funcionar, estaba sufriendo, no pudimos hacer nada… su esperanza de vida se reducía cada segundo y cuando quisimos ayudarla ya había muerto… lo siento—.
—…— No quería hablar, sentía tanta tristeza y rabia al escuchar esas palabras. Éramos una familia muy FELIZ y UNIDA, ¡¿POR QUE ME TUVO QUE PASAR ESTO A MI?! ¿¡PORQUE LA VIDA ME HACIA ESTO?! Comencé a sudar frío y a entrar en pánico, sentía que el corazón se me iba a salir en cualquier momento.
Stephanie enterándose que su familia murió.
Stephanie sólo lloraba dolorosamente mirando a la nada cuando el dispositivo de monitoreo cardíaco comenzó a detectar que sus latidos iban de una manera muy rápida, la enfermera fue por mas doctores para que los ayudara y Stephanie cayó inconsciente.
Desperté en una habitación diferente, era oscura y fría y me costaba trabajo moverme ya que la mayor parte del cuerpo me dolía. Escuche unos pasos viniendo hacia mí, de repente las luces se encendieron y había una chica, estaba cabizbaja, era de cabello castaño oscuro, casi negro, tez pálida, su ropa estaba manchada de sangre casi completamente. Comencé a temblar, su presencia me hacia entrar en pánico y miedo, ella comenzó a dirigirse hacia mí, traté de escapar pero me di cuenta que estaba amarrada. Ella reía de una manera descontrolada por el miedo que me producía, yo lloraba al ver que cada vez se acercaba más a mi pero cuando estaba a punto de llegar…
…Pegué un salto en la camilla donde estaba, habían doctores a mi alrededor que me observaban preocupados, yo estaba sudando frío y respirando repetidas veces incontrolablemente, una enfermera llego y me puso un calmante a los pocos minutos volví a estar normal.
—¿Q-qué p-pasó?—dije muy nerviosa al ver a todos a mí alrededor.
Nadie contesto…sólo escribían en sus portafolios y se retiraban uno por uno. La enfermera se quedó y también el doctor que me atendió al principio.
—Has estado inconsciente por 2 semanas y media, te hemos estado vigilando y tomando nota de lo que pasa— después de decir esto la enfermera trajo una bandeja con comida y medicamentos.
Stephanie después de comer agarró un vaso con agua y sus medicamentos y los ingirió, comenzó a sentirse muy cansada entonces la enfermera y el doctor salieron de la habitación para dejar que descansara.
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Pasaron las semanas y yo comenzaba a “recuperarme” seguía soñando con la chica que vi los primeros días que me quedaba ahí.
Flashback*
Estaba en un parque sentada en un columpio, no había nadie allí, todo estaba tranquilo. Unos minutos después comencé a escuchar unos susurros, no es la mejor idea pero fui hacia ellos, al acercarme mire a la chica sentada en el suelo abrazando sus piernas con la misma ropa llena de sangre y susurraba cosas inentendibles levanto la cabeza y…desperté.
Fin Flashback*
Siempre era lo mismo.
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Hoy era el día en el que saldría del hospital, me entregaron un cambio de ropa blanca y alguien que no conocía entro a mi habitación. Era una mujer cabello castaño claro, tez bronceada levemente, llevaba un saco negro, unos lentes oscuros y unos pantalones de vestir.
—Soy tu tía y vengo por ti-—dijo de una manera fría que me estremeció un poco.
El doctor entró a la habitación con un folder lleno de mis papeles y se los entrego en su oficina, donde los firmó y salimos del hospital.
Íbamos en el auto era muy costoso al parecer, era extraño por que nunca había visto a esta persona, era muy fría y misteriosa y me producía temor. No hablo conmigo en todo el camino.
Mi tía estacionó el auto, bajamos de este y entramos a la casa. Era enorme y muy bien decorada, llena de habitaciones bien iluminadas, me asignó una y bajamos a comer, sirvientes le llevaban la comida a la mesa y me dieron un plato.
Al terminar de comer levantaron mi plato y fui a mi habitación a lavarme los dientes y darme una ducha, mi tía dejo ropa sobre la cama, era un pijama, me la puse y me recosté para dormir, no podía reconciliar el sueño, la escena del centro comercial al ver como mi familia moría se repetía una y otra vez, me tape totalmente con las sabanas y comencé a llorar en silencio, sentía mucho dolor y tristeza, las manos me temblaban y me daban escalofríos, no dormí en casi toda la noche.
Toda la habitación estaba oscura, eran las 6:15 de la mañana y había un cambio de ropa sobre mi mesa de noche, me lo puse y baje las escaleras ahí estaba mi tía.
—Buenos días…—dije sin ánimos.
—Buenos días… tu desayuno esta sobre la mesa— dijo mirando la televisión.
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Ya estábamos llegando hacia la escuela, mi tía me entrego una bolsa con mi almuerzo y lo guarde en mi mochila, me baje del auto.
Estaba muy nerviosa, no conocía a nadie y mucho menos donde estaba mi salón, mire a una chica como de mi edad cabello castaño, ojos azules, llevaba un saco color chocolate y unos pantalones jeans claros. Me le acerqué y pregunté.
—D-disculpa sabes d-donde está el s-salón 10 B?— por lo general yo era una persona nerviosa a la hora de conocer gente nueva. La chica volteó y se presentó.
—Claro, yo voy en ese salón, me presento soy Leah ¿y tú eres…?—dijo amablemente.
—S-soy Stephanie mucho gusto— conteste un poco más relajada.
—¿Quieres que te de un paseo por las instalaciones para que las conozcas?— me dijo con una sonrisa.
—Sí, gracias— dije contenta.
Me enseñó toda la escuela era muy grande y bonita, tenia jardines donde podías almorzar y canchas para jugar, mi salón estaba en el tercer edificio de la parte de atrás. El timbre sonó y entramos al salón, como yo era nueva tenía que presentarme ante todos enfrente, cosa que se me daba fatal pero no tenía elección.
—B-buenos días s-soy Stephanie y t-tengo 16 años m-mucho gusto— comenzaron a reír al verme así pero el profesor calló a los alumnos y continuo con la clase. Me senté en el último lugar junto a la ventana ya que me gustaba ver el paisaje y dibujar o escribir de vez en cuando y preste atención a la clase.
Sonó el timbre para salir a almorzar y fui con Leah al jardín.
Hablábamos sobre lo que nos gustaba hacer y nuestros pasatiempos cuando de repente llegó una chica a presentarse.
—Hola me llamo Amber ¿y tú?— era pelirroja, ojos color café verdoso, traía unos pantalones ajustados y un suéter de lana.
—Me lla-llamo Stephanie— dije nerviosa.
—Aaah ¿eres la nerviosita del salón?— se rió un poco al ver mi reacción.
— Bueno niña, como eres nueva tendrás que hacer lo que yo diga ya que mi mamá es la dueña de este lugar y puedo hacer lo que me plazca— dijo presumidamente.
—A mi no m-me importa lo que s-sea tu ma-madre ni lo que t-tu digas— dije nerviosa y un tanto enojada a la vez.
—Haaay que pena, que me vas a hacer si a mí tampoco me importa, vas a tar-tar-tartamudear— me imito burlonamente y me empujó hacia atrás, me levanté del suelo e hice lo mismo que ella, la empujé con fuerza y cayó al suelo empolvando su ropa, se puso furiosa.
—Leah, ¿por qué te juntas con esta tipa tan tonta?— dijo parándose y desempolvándose, Leah se quedó cayada, Amber segundos después me dio una bofetada e iba a seguir insultándome pero la aparte bruscamente y me fui de ahí.
Fui hacia el salón y me senté en mi mesa banco a mirar por la ventana, dibujar o leer, para pasar el tiempo.
Unos minutos después sonó el timbre y todos entraron a clase.
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Ya era el segundo receso, mi escuela era de tiempo completo así que teníamos que quedar hasta más tarde pero era opcional y estaba por empezar a llover.
Decidí ir a los baños a lavarme la cara ya que estuve jugando con Leah. Me estaba secando pero Amber entro a los baños y me vio.
—Hola invitada, lista para ir a la fiesta— dijo riéndose.
—N-no quiero ir contigo a ningún lado, d-déjame en paz— dije defendiéndome.
—¿Y si no qué?— dijo amenazantemente y acercándose a mí, quise irme pero me bloqueó el paso, trate de apartarla pero llegaron otras 2 chicas, una castaña y otra rubia, la castaña era más alta que yo así que me sujeto y la rubia solo obedecía a Amber como una marioneta.
—¿Vamos a jugar con nuestra invitada no creen?—dijo la rubia.
Comenzaron a golpearme entre las dos, me golpeaban tan fuerte en el estómago que no tarde en toser sangre.
—*cof* *cof* ¡S-SUELTEN— una de ellas me tapo la boca
—Cállate idiota si no quieres que te vaya peor— me dio una fuerte bofetada y siguieron golpeándome, no aguantaba el dolor y desesperación entonces comencé a forcejear y dar patadas al aire tratando liberarme, una de estas le dio a Amber en la cabeza, ella furiosa me agarró del cabello, me empujó contra el lavamanos y abrió el grifo. Comenzaba a toser ya que me estaba asfixiando, unos segundos después estiré mi mano y agarré el cabello de Amber jalándolo fuertemente, agarró el cuello de mi sudadera y me empujó contra la pared enojada por lo que había hecho.
—Volveremos mañana— dijeron satisfechas entre risas.
Unos minutos después de que se fueran Stephanie caminó hacia su salón en busca de su mochila para irse de ahí.
Llegué a mi salón y toqué la puerta el maestro me miró confundido y me dejó pasar.
—V-vengo por m-mi mochila— pasé un poco agotada y cuando iba a agarrar la mochila el profesor me preguntó.
—Señorita Brooks ¿Por qué usted tiene esos golpes?— me quedé callada por unos segundos y opté por decirle una mentira ya que sentía todas las miradas del salón sobre mí.
—Me r-resbalé con un charco y-y caí por los escalones— dije cansada, él me creyó y me dejo salir, mientras salía del edificio escuchaba susurros por parte del salón como “que torpe es” o “que extraña” y unas cuantas risas de los alumnos.
Me dirigí a mi casa bajo la lluvia, al llegar mi tía no estaba así que decidí ir a mi habitación, me di una ducha, cambié de ropa y me recosté en mi cama para finalmente descansar.
A lo lejos se escuchaban unas risas maniáticas, que hicieron que mi piel se erizara, caminé con temor hacia adelante pero me tropecé con algo y caí al suelo, después sentí como alguien me sujetaba de los pies y me arrastraba, trataba de aferrarme al piso con mis manos pero era imposible, entonces esa “cosa” me dio la vuelta y dejo unas tijeras muy grandes y afiladas a un costado de mi cabeza, volteé hacia arriba y vi a la chica que siempre miro en mis pesadillas, pero el cabello le cubría la cara, se apartó un poco de mi, después con el dedo índice en sus labios dijo con una voz siniestra “ Shhh...”.
Desperté en mi habitación con la respiración muy agitada, me dejé caer agotada sobre mi cama recordando lo que me había sucedido hace unas horas, coloqué la almohada sobre mi cara, un extraño sentimiento recorría mi cuerpo, no lo podía describir, era un extraño dolor que no me dejaba descansar.No iba a llorar... debía ser fuerte.
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Como desearía estar junto a mi familia, ellos me enseñaron a ser fuerte, pero… desde ese día todo ha ido empeorando y sólo quedarán recuerdos que marcaran el resto de mi existencia, en una lenta tortura interminable que me deja sin esperanzas, desde ese día no he dejado de tener pesadillas sobre el accidente o la chica que me persigue diciéndome cosas inentendibles, riendo descontroladamente o persiguiendo a personas con unas tijeras muy grandes y manchando su ropa con sangre y víseras de la gente inocente.
Desde el día que llegue a la escuela Amber no ha dejado de golpearme, humillarme o insultarme junto con sus ayudantes, yo me defendía como podía pero son tres contra una, dejó de importarme después de lo que pasó.
Flashback*
Estaba en los jardines almorzando tranquilamente como siempre, sola ya que Leah no se presento a clase, saqué mi cuaderno y comencé a escribir cualquier suceso que me había pasado últimamente. Todo iba bien hasta que Amber llegó con su grupo de “amigas”.
—Dame tu dinero Stephanie, si no quieres que te vaya mal— dijo amenazante y burlona, con la mano extendida esperando a que le diera mis ahorros.
—No traigo dinero Amber, déjame sola— dije un poco enojada y harta, después seguí escribiendo esperando a que se fuera.
—Stephanie, dame el dinero— dijo molesta, yo la ignoré y seguí con lo mío.
— ¿Qué es lo que escribes Stephanie?, ¿qué pasaría si hiciera esto?— dijo Amber
Agarró mi cuaderno, leyó lo que estaba escrito y al terminar lo tiro en un charco, se empapó completamente.
—¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Ya te dije que no tengo dinero!— dije muy enojada, agarré mi cuaderno para llevarlo a secar, pero Amber me detuvo agarrándome del brazo con fuerza, me llevó más lejos de los jardines donde me golpeó, sentí un tipo de ardor en el pecho, me paré y la sujeté del cuello, la empecé a ahorcar pero la chica castaña me sostuvo de los brazos y la rubia me abofeteó un par de veces, le tiré una patada en el estómago haciendo que cayera al suelo sin aire, traté de liberarme del agarré de la castaña para salir huyendo de ahí pero fue imposible, entonces Amber se levantó del suelo y me golpeó en el estómago y me soltaron, una maestra nos encontró y nos llevó a la dirección donde le explique todo a la directora pero recordé que era la madre de Amber, al final Amber le explicó otra historia, supuestamente fue un mal entendido y nos dejó salir a las cuatro.
—Esto no se quedará así— dijo Amber enojada por lo ocurrido
Fin Flashback*
Era inútil tratar de dar explicaciones a la directora ya que no me creería. Dejé de hablarle a la gente por el miedo de que se burlaran de mí de nuevo, no confiaba en nadie, más que en mi única amiga que me apoyó todo este tiempo.
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Ya habían pasado meses desde que Stephanie había llegado a la escuela y hoy su amiga Leah le tenía una sorpresa preparada por su amistad en el parque que estaba cerca de la escuela.
Estaba saliendo de la escuela cuando mi amiga Leah se acercó para despedirse y decirme que tenía una sorpresa para mí ese mismo día en el parque en una hora, yo acepté alegremente y me subí al auto de mi tía que me esperaba afuera de la escuela.
Una vez en casa, me di una ducha, desenredé mi cabello y comencé a buscar ropa en el armario. Unos minutos después encontré un pantalón jeans oscuro, mis converse, una camiseta de manga larga blanca con rayas azul marino, estaba lista, baje las escaleras y me despedí de mi tía.
Mi tía también saldría, creo que de viaje ya que tenía unas maletas y me dijo que cuidara de la casa, a lo que yo acepté.
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Al llegar al parque vi a Leah, la salude y me dijo que la siguiera. El parque era muy grande, lleno de frondosos árboles y césped con flores, pero no había personas a esa hora ya que era un poco tarde entonces Leah me dijo.
—¿Para llegar a la sorpresa necesito vendarte los ojos y cuando lleguemos te quito el pañuelo, está bien?— dijo esperando mi respuesta.
—Está bien— dije feliz.
Me vendó los ojos y caminamos al parecer a la profundidad del parque, unos minutos después me destapó los ojos y recibí un fuerte golpe en el estómago haciendo que cayera al suelo, miré hacia arriba y ahí estaba Leah y Amber burlándose de mí con su grupo, no lo podía creer, mi mejor amiga, la única en la que confiaba… Me quedé sin palabras por unos segundos.
—-¿¡POR QUÉ ME HACES ESTO!?... é-éramos amigas…s-sólo jugabas conmigo, ¡¿CÓMO UN ESTÚPIDO JUGUETE?!— dije con odio y lágrimas en mis mejillas. Ella sólo me miraba con burla y satisfacción.
—Sí, todo fue un juego, solo para verte así y burlarnos de ti, ¿ yo cómo podría ser tu amiga?, sólo mírate, eres patética— dijo con una risa vencedora, comencé a sentir el mismo sentimiento extraño de dolor recorriendo mi cuerpo.
—Hay que jugar ¿no creen?— dijo Amber.
Comenzó a correr rápidamente hacia mí, pero la esquivé en un movimiento rápido, la rubia me golpeó en la espalda haciéndome caer de rodillas, después me dio una patada en el estómago, me paré tambaleándome un poco pero la castaña me sostuvo como siempre, yo comencé a forcejear y en un movimiento me libré de un brazo y la golpeé en la cara para que me soltara, corrí rápidamente tratando de huir pero, Leah puso su pie y me caí fuertemente contra el suelo. Me quedé mareada en el piso y la castaña me sujetó de los pies arrastrándome, llevándome a un pequeño lugar donde me golpearon muy fuerte con una tabla de madera en la cabeza.
Desperté en el mismo lugar, era una especie de cabaña donde se almacenaban herramientas, al frente de mi se encontraba Leah con Amber y su grupo que la obedecían.
—Por fin has despertado, nos has hecho esperar mucho, ahora queremos jugar contigo— dijeron con una voz burlona y siniestra.
Traté de pararme pero me di cuenta que estaba sentada en una silla amarrada de las muñecas. De repente Leah sacó de una mochila una cámara y un cuchillo pequeño, entre en pánico cuando comenzaron a acercarse a mí. Gritaba y forcejeaba para liberarme pero fue en vano, nada de lo que hacía servía.
—No sirve de nada gritar y forcejear idiota, no gastes tus energías aún, todavía no hemos comenzado— dijo Leah sosteniendo la cámara con diversión. Amber agarró una tabla con la que comenzó a golpearme repetidas veces en la cara hasta que mi cabeza terminara dejando caer unas cuantas gotas de sangre escurriendo lentamente por mi cara.
—Nadie vendrá estúpida e inocente Stephanie, no hay alguien que se preocupe por ti, nadie te hará caso, ¡entendiste!— dijo golpeándome en el estómago, me quedé callada mirando al suelo llorando en silencio.
—¡ENTENDISTE, MÍRAME, MÍRAME!— agarró mi cabello fuertemente y levantó mi cara hacia la cámara para grabar mi respuesta.
—… ¿Por-por qué me haces es-esto?— dije débil y sin emociones.
—Porque yo quiero y puedo hacer lo que me plazca, verdad chicas— las tres respondieron si al unísono.
—No me obedeces, entonces esto es lo que te mereces— dijo seria.
—Tus patéticos y miserables días de ser nuestra marioneta se han terminado, no te preocupes— dijo agarrando el cuchillo que la rubia le había pasado. —De todas maneras no tienes familia y tampoco habían esperanzas para ti, pequeña— dijo con una risa un tanto maniática.
—“No hay esperanzas” “No hay esperanzas” “No hay esperanzas”— una y otra vez esta frase, me quedé congelada unos momentos, esas palabras… comencé a escuchar susurros que hacían que sintiera un fuerte dolor en el pecho, tan fuerte que sentía que el corazón se me saldría. Antes de que gritara fuertemente por el insoportable dolor que sentía cesaron, pero escuché un susurro más, como si alguien me hablara realmente.
—Mátalas…De todas maneras no hay alguien en el mundo a quien le importes, ella misma lo dijo— me quedé un tiempo mirando a la nada, dejando caer lágrimas por mis mejillas.
—“Sólo hazlo…”-“hazlo”- -“¡HAZLO!”— me di cuenta que mis manos estaban temblando bruscamente dejándome sin ataduras. —“Mátalos a todos” — “¡Si tu familia no tuvo esperanzas ellas tampoco!”—En ese momento sentí como si una parte de mi… ya no estuviera… sentí grandes cargas de adrenalina recorriendo mi cuerpo desesperadamente.
—¿Q-qué dijiste?— susurró Stephanie mirando el suelo.
—¿¡¿Quieres que te lo repita estúpida sorda?!?—Dijo Amber furiosa acercándose a Stephanie amenazante con el cuchillo en la mano, le hizo un corte en el brazo pero… no sentió absolutamente nada.
Stephanie se levantó de la silla y rápidamente tomó el brazo de Amber y en un movimiento lo rompió haciendo que el cuchillo cayera al suelo, Amber se desplomó gritando dolorosamente, Stephanie hizo una sonrisa al escuchar ese sonido, unos segundos después la castaña corrió hacia Stephanie y le dio una patada haciendo que se golpeara bruscamente contra la pared cayendo al suelo, pero nuevamente fue insensible ante el golpe, se paró rápidamente y fue hacia donde estaba la castaña, Stephanie tomó una vara de metal y se abalanzó sobre ella y golpeó repetidas veces su cara, después volteó hacia donde estaba Leah y la chica rubia que la miraban con temor.
—HAHAHAHA ¿Qué pasa chicas?, ¿no quieren jugar?— dijo Stephanie con una incontrolable risa.
—¡CORRE!— gritó desesperadamente Leah mientras gravaba cuando vio a Stephanie agarrando unas enormes tijeras podadoras de césped del almacén.
Leah y la chica rubia salieron corriendo del lugar escondiéndose entre los árboles, cuando escucharon risas provenientes del almacén.
— HAHAHA ¡Chicaaas! ¿Donde están?—¿Que no querían jugar?— dijo Stephanie con una sonrisa acercándose al lugar donde estaban escondidas Leah y su ayudante.
Escuchó unas respiraciones agitadas provenientes de unos arbustos cerca de unos frondosos pinos, caminó lentamente con las tijeras empapadas en sangre de las otras dos chicas que la hacían sufrir, de repente escuchó un crujido, ahí fue cuando se acercó rápidamente y ellas salieron corriendo. Unos segundos después Stephanie lanzó las tijeras hacia Leah en el brazo para que cayera al suelo y se abalanzó sobre la chica rubia con una piedra, golpeaba brutalmente la cabeza de aquella chica con la roca hasta sentir que no se movía ni respiraba, Stephanie se paró satisfecha por su hermoso trabajo, miró hacia adelante donde debería estar Leah, pero no estaba, sólo vio un camino con pequeños charcos de sangre, los siguió cuidadosamente y encontro a Leah con sus tijeras en una mano y la cámara en otra. Stephanie fue caminando lentamente hacia donde ella no miraba, entonces Leah sacó su celular marcando un número, el de la policía, Stephanie agarró con prisa una rama y la golpeó en la cabeza lo más fuerte que pudo, después pisó el celular rompiéndolo en pedazos y la sujetó de los pies arrastrándola hacia la cabaña abandonada, ella estaba inconsciente pero no tardaría en despertar así que Stephanie se apresuro.
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Leah al despertar estaba sentada en una silla amarrada y con un trapo en la boca, volteó a su alrededor y vio que enfrente de ella se encontraban sus amigas brutalmente asesinadas, golpeadas y sin algunas partes del cuerpo que chorreaban sangre.
—Por fin despertaste, mi invitada de honor no se podía quedar sin jugar conmigo un rato, ¿no crees?—dijo Stephanie muy feliz al ver a su “invitada” despierta, con una sonrisa de oreja a oreja. Leah sólo forcejeaba y lloraba.
—¿Por qué lloras?... se supone que debes de estar feliz por la gran celebración— dijo Stephanie riendo descontroladamente.
Stephanie agarró sus tijeras y comenzó a acercarse lentamente a Leah con una mirada llena de odio y locura.
—¿Qué se siente ver a la gente que más quieres sufrir y sin esperanzas?... ¡TU NO SABES!— comenzó a cortar el brazo de la chica lentamente y después siguió con el otro, viendo como el liquido rojo carmesí salpicaba su ropa y su arma, observando el sufrimiento de su victima y riendo siniestramente.
—... ¡mí familia murió!... No tengo a nadie en este mundo que me quiera, confié en ti y me traicionaste, ¡¡¡ME TRATASTE COMO UN ESTÚPIDO JUGUETE!!!— tomó una tabla con la que golpeó la cara de su víctima varias veces, las suficientes como para que empezara a sangrar, después agarró el cuchillo pequeño y fue en dirección a los ojos de Leah.
—Pero… ya no más… he soportado mucho y así es como la vida me trata… torturándome, dejándome sin esperanzas lentamente—Stephanie encajó el cuchillo en los ojos de Leah, seguido de esto se escuchó un grito desgarrador y sacó estos órganos de sus cuencas, arrancándolos y dejando salir chorros de sangre de éstas. Después Stephanie agarró un envase con gasolina y fue derramándola por todo el lugar, levantó unos cerillos que estaban tirados en el suelo, prendió uno cerca de la silla de la chica y dijo con una voz siniestra y fría agarrando la cámara, viendo como la chica estaba prendiendo en llamas junto con los cadáveres de sus otras víctimas y la cabaña.
—No hay esperanzas— y salió huyendo sin dejar rastro alguno de su existencia en ese lugar.
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Se dice que todavía anda la asesina suelta, manchando sus tijeras con sangre y viseras al compás de los gritos de sus víctimas, sin piedad, con una mirada llena de odio y tristeza, sin vida alguna y una sonrisa tan siniestra que te dejará la piel completamente erizada.
Ten cuidado... ya que alguien mientras duermes podría despertarte con una siniestra voz diciendo....
“No hay esperanzas”
Stephanie Antes y después