Una noche de otoño en mi casa, todo iba de maravilla: mamá estaba cocinando, papá trabajaba y mi hermano jugando con su querido payaso de hule, el cual siempre me dio escalofríos; quizás por su sonrisa, o quizás por el hecho de que nunca me gustaron los payasos.
A las 9:30 P.M yo y toda mi familia nos fuimos a la cama. Mi hermano y yo compartíamos el cuarto. Me encontraba durmiendo plácidamente cuando, de repente, una tenebrosa risa de payaso me despertó. Pensé que era mi hermano jugando de nuevo con ese espantoso juguete, pero descarté esa posibilidad al darme cuenta de que él no estaba en su cama al lado mío. De repente alguien me llamó desde el clóset de mi habitación, era mi hermano.
-No es seguro...- Me dijo.
-¿De qué hablas?- Pregunté.
-El payaso me habló, dijo que te quería asesinar mientras dormías...
No lo creía, llegué a pensar que estaba jugando, pero aquella risa sonó de nuevo desde el pasillo, por lo que me metí en el armario junto a él. De repente se oyó un golpe en seco, ese juguete había entrado a la habitación. Nos buscó toda la noche, por suerte no pudo encontrarnos.
A la mañana siguiente lo metimos en una caja y lo tiramos a la basura para que el camión se lo llevara. No lo hemos vuelto a ver desde entonces, pero ahora sé que mi hermano estuvo en contacto con un objeto maldito toda su vida...