Sé que ellos están ahí. Me ven, me oyen, yo también los oigo pero...¿¡Cómo los hago desaparecer!?, ¿¡Cómo hago para que me dejen en paz!?
Son como pequeños duendecillos que dicen cosas al oído y molestan, atormentan, el solo escucharlos con sus risitas y sus saltos en la cama me hacen querer morir, no me dejan vivir, las pastillas no los erradican como me lo indicaron los médicos, ¡Son unos idiotas!
Ahora ya no duermo, no descanso, pues ellos están ahí...esos entes que no me imaginaba ni en pesadillas, y sin embargo nadie los ve, solo yo.
Me dicen que estoy loco, pero un loco diría incoherencias y observaría cosas ficticias e irreales, por eso la falsedad de mi locura, pues yo si los veo. Pienso que todos los demás son los locos: los doctores, mi padre, mi madre, mi hermano, ¡TODOS!...todos excepto yo.
No es mi culpa que ellos no puedan verlos, espero que pronto se vayan y por fin dejen de acecharme cada noche, porque les gusta la oscuridad y generalmente me visitan a mi cuarto para demostrarme la veracidad de su existencia.
¿Tú también los ves?