Wiki Creepypasta
Advertisement

Simbólicamente hablando, soñar con ser abducido por extraterrestres representa el miedo a ser controlado por las circunstancias, es decir, a ser incapaz de controlar nuestro destino.

Si, en cambio, soñamos que alguien conocido es abducido por alienígenas, en general se lo considera como una manifestación del sentimiento de desamparo.

Ahora bien, en los últimos años los reportes de personas que afirman haber sido abducidas por extraterrestres han aumentado considerablemente. La coincidencia de estos reportes es prácticamente absoluta, lo cual ha despertado el interés de los especialistas en interpretación onírica, quienes afirman que, tal vez, la matriz de estas aterradoras pesadillas se encuentra en los Sueños Lúcidos.

¿Las abducciones son reales? Difícilmente podamos probarlo o refutarlo. Sin embargo, algunas características de los Sueños Lúcidos se ajustan perfectamente a los reportes de aquellos que sostienen haber sido abducidos en medio de la noche; algo que sucede desde tiempos inmemoriales, solo que los "invasores" han dejado de ser demonios, fantasmas y vampiros, para convertirse en despiadados visitantes del cosmos.

El primer reporte sobre abducciones de extraterrestres se produjo en 1957. Nunca antes en la historia se deslizó la posibilidad de que criaturas con cabezas desmesuradas y ojos negros e ingualmente desproporcionados se metieran en nuestras habitaciones durante las noches, ya sea para abducirnos o bien para operar extrañas maniobras quirúrgicas.

Coincidentemente, el primer reporte sobre abducciones se produjo la misma semana en que Yuri Gagarin inició la carrera espacial, ocupando todos los medios de comunicación y exaltando la imaginación del público.

Esta coincidencia podría demostrar, o al menos sugerir, que el fenómeno de las abducciones durante el sueño es producto de nuestro tiempo. No obstante, la fascinación por la carrera espacial ha disminuido notablemente entre el público, pero las experiencias de abducción se han incrementado en una proporción incalculable.

Millones de personas alrededor del mundo creen haber sido abducidas por extraterrestres en medio de la noche; lo cual nos permite formular la siguiente pregunta. ¿Los extraterrestres, es decir, una raza tan avanzada como para alcanzar nuestro planeta, realmente necesitan esa cantidad de especímenes para realizar sus experimentos? ¿Una inteligencia incalculablemente superior que la nuestra necesitaría algo más que una muestra de sangre de un solo hombre y una sola mujer para llevar a cabo sus análisis y conclusiones?

El cálculo es tan improbable que para explicar el fenómeno de las abducciones conviene alejar la mirada de las estrellas, y volcarla hacia nuestros propios sueños.

La verdadera causa de las abducciones, y sobre todo de su cantidad y coincidencias, reside en un matiz fundamental de la naturaleza humana: nuestro inconsciente.

Las abducciones, el horror preternatural ante una criatura incognoscible del espacio, la parálisis física que acompaña esta experiencia, tal vez sean la culminación natural de un engranaje psicológico. En otras palabras, de una pesadilla arquetípica.

Las personas que creen haber sido abducidas difícilmente coincidan con nosotros. Uno de los rasgos principales de esta experiencia es la certeza absoluta e insoslayable de su realidad. Los "abducidos" no han alucinado nada, sino que son víctimas de una combinación de influencias culturales y un desorden onírico conocido como Parálisis del Sueño.

¿Qué es la Parálisis del Sueño? Algo que todos experimentamos noche a noche, aunque algunas personas lo sufren de forma particular y continuada. Cuando nuestro cerebro entra en la fase de Sueño REM (movimiento rápido de ojos) se produce un efecto físico conocido como atonía muscular, es decir, nuestros músculos se "desconectan" momentáneamente de las neuronas. Desde luego, no se trata de una desconexión real, sino de una especie de ensordecimiento, cuyo propósito, sospechan los especialistas, tiene como premisa evitar que "actuemos" físicamente lo que estamos soñando.

Ahora bien, en algunos casos, el sujeto puede entrar en una fase de consciencia antes de que el sueño REM haya concluido, y, en consecuencia, advertir que es absolutamente incapaz de moverse. Si bien el proceso es perfectamente normal, resulta aterrador para cualquiera que lo haya experimentado en carne propia.

Supongamos que te despiertas en medio de la noche y descubres que eres incapaz de moverte. La mayoría de nosotros reaccionaría de forma espontánea, es decir, mediante el pánico, lo cual complica aún más las cosas. Estos "no-despertares" impiden el movimiento de los brazos y las piernas, y se caracterizan por manifestar una fuerte presión en el pecho, como si algo o alguien estuviese cómodamente sentado en medio del tórax.

De estas experiencias inquietantes surgieron aquellos relatos de terror sobre Súcubos e Íncubos, vampiros que "paralizan" a sus víctimas en el lecho y disponen sobre ellos toda clase de placeres y ritos blasfemos.

Si bien la Parálisis del Sueño puede durar desde algunos segundos a varios minutos, no es realmente peligrosa, pero si extremadamente perturbadora.

Ahora bien, ¿cómo podemos justificar las abducciones extraterrestres con la hipótesis de la Parálisis del Sueño?

Es importante entender que durante estas experiencias, el Inconsciente aún no se ha retirado de nuestra mente. Estamos, por decirlo de alguna forma, a merced de las poderosas imágenes de la pesadilla que todavía no se han diluido en la consciencia. Las pesadillas son en sí mismas aterradoras, pero tanto su función como su estructura se manifiestan a través del Inconsciente, sin embargo, durante la Parálisis del Sueño las percibimos directamente, sin tamices ni encrucijadas, a través de la consciencia, perfectamente incapaz de administrar los estímulos que con tanto afán ha procurado reprimir.

Solo durante este estado somos capaces de entender los niveles de horror que gestiona nuestro Inconsciente. Para ser todavía más explícitos, pensemos en la peor pesadilla que hayamos tenido, y luego algo todavía más dramático que no poder despertar de ella, sino "despertar dentro de ella".

En este punto entran a jugar nuestros condicionamientos culturales. En la época en la que proliferaban los vampiros, los veíamos sentados sobre nuestro pecho, ahogándonos e inmovilizándonos, tal como lo interpreta Henry Fuseli en su obra: La pesadilla (The Nightmare); y hasta ejecutando sobre nosotros abominables prácticas amorosas, algo que también ocurre con los que consideran haber sido abducidos por alienígenas, solo que en estos casos la experiencia erótica se transforma en elaborados exámenes rectales e implantaciones de distintos dispositivos de monitoreo.

Cuando nuestra carga cultural fue desplazando a los demonios, fantasmas y vampiros hacia el gobierno del cuento de terror y las leyendas urbanas, los reemplazó con criaturas más acordes a los parámetros de lo concebible; tan posiblemente reales como los demonios, fantasmas y vampiros lo eran para nuestros ancestros.

De hecho, todos los reportes de abducciones coinciden con los síntomas de la Parálisis del Sueño, y también con las antiguas leyendas sobre entidades diabólicas que acechaban a nuestros antepasados durante las horas del descanso:

  1. Todo ocurre durante la noche.
  2. La víctima se despierta.
  3. Se siente completamente paralizada.
  4. Siente pánico.
  5. Un intruso entra en la habitación y avanza hacia la cama.
  6. El intruso realiza "algo" sobre la víctima, en el pasado, algún tipo de comercio diabólico; y, cuando se trata de un extraterrestre, un experimento que no prescinde del sometimiento.
  7. El sujeto vuelve a dormirse.

Con estas circunstancias no podríamos hablar realmente de "abducción", pero casi todos estos casos coinciden en afirmar que luego de una primera experiencia en la habitación, el sujeto es transportado a una nave, donde continúan los experimentos y los vejámenes a cargo de uno o varios visitantes.

Dicho esto, conviene recordar lo siguiente: los sueños no son realmente nuestros. Son el territorio de una parte nuestra, una región subterránea que rara vez asciende a la superficie de nuestra consciencia, a través de actos fallidos y lapsus condenatorios. Sin embargo, no por eso debemos someternos pasivamente a su lógica. Incluso podemos enfrentarnos a nuestras peores pesadillas.

El Inconsciente gana cuando el sujeto entra en pánico, es decir, cuando nuestra conciencia cede ante el horror del material onírico. Desde luego, esto no se soluciona con conocer los mecanismos y trucos del Inconsciente. Una cosa es la teoría y otra la experiencia directa. Sin embargo, existen algunas herramientas para derribar la estructura de la pesadilla más terrible, incluso de aquellos sueños en los que somos abducidos.

Lo principal, y posiblemente lo más difícil, es mantener la calma. ¿Cómo? Para las personas que sueñan recurrentemente que son abducidas por extraterrestres, lo ideal sería prepararse para dar pelea antes de dormir. No me refiero a "dar pelea" literalmente, sino a la determinación de tomar el control cuando la situación se presente.

¿Cómo podemos reconocerla? En el peor momento de la experiencia, cuando nuestro visitante del espacio se encuentra dentro de nuestra habitación, y sentimos que nuestro cuerpo está totalmente paralizado. En ese instante estamos en la cima de la Parálisis del Sueño, y justo cuando somos incapaces de movernos físicamente podemos tomar el control del sueño.

El Sueño Lúcido comienza allí, solo que el pánico nos lleva a someternos a él, y no a controlarlo. Los que sufran este tipo de pesadillas harán bien en enfrentarse a sus intrusos y ordenarles que se retiren, sin miedos y sobre todo sin incertidumbres. Aquel "intruso" es, después de todo, una construcción de nuestro Inconsciente, y no se sentirá a gusto recibiendo condicionamientos, pero si la determinación del sujeto, y sobre todo la consciencia de que está soñando, predominan sobre el horror, incluso la abducción más insospechada puede transformarse en una experiencia completamente distinta.

ET
Advertisement