Wiki Creepypasta
m (Itsuki01 movió la página Terror en la Ruta a Terror en la ruta)
Sin resumen de edición
Etiqueta: sourceedit
 
Línea 1: Línea 1:
 
Una de las historias populares más macabras entre las creadas en el siglo XX es la que hace referencia a un conductor que en el último momento decide no recoger a un viajante. Generalmente el narrador comienza diciendo:
 
Una de las historias populares más macabras entre las creadas en el siglo XX es la que hace referencia a un conductor que en el último momento decide no recoger a un viajante. Generalmente el narrador comienza diciendo:
   
-''"¿Te conté lo que le ocurrió a mi amigo? Bueno, de hecho fue a su primo..."''
+
«¿Te conté lo que le ocurrió a mi amigo? Bueno, de hecho fue a su primo...»
   
 
Y continúa así:
 
Y continúa así:
   
Un automovilista va conduciendo por una carretera, cuando ve a un hombre joven con el pulgar levantado. Al disminuir la velocidad para recogerlo, queda consternado al ver que detrás de los arbustos o árboles de la carretera asoman dos o tres compañeros suyos.
+
«Iba conduciendo por una carretera, cuando vio a un hombre joven con el pulgar levantado. Al disminuir la velocidad para recogerlo, quedó consternado al ver que detrás de los arbustos o árboles de la carretera asoman dos o tres compañeros suyos.
   
Considerando quizá que están abusando de su generosidad, o tal vez alarmado ante la posibilidad de que se trate de una banda de ladrones, el conductor decide en el último momento no recogerlos. Los viajantes se encuentran ya bastante cerca del coche, pero el conductor pisa el acelerador a fondo y se aleja tan rápido como puede. Los viajantes parecen enojados... Gritan y chillan mientras el automovilista se aleja. Feliz de haber logrado escapar a tiempo, el conductor sigue su camino unos kilómetros sin detenerse. Después, al comprobar que el indicador de la gasolina se acerca al cero, se para en una estación de servicio.
+
Considerando quizá que estaban abusándose de su generosidad, o, tal vez, alarmado ante la posibilidad de que se trate de una banda de ladrones, decidió en el último momento no recogerlos. Los viajantes se encontraban ya bastante cerca del coche, pero pisó el acelerador a fondo alejándose tan rápido como pudo. Los viajantes parecían enojados. Gritaban y chillaban mientras el vehículo se alejaba. Feliz de haber logrado escapar a tiempo, siguió su camino unos kilómetros sin detenerse. Después, al comprobar que el indicador de la gasolina se acercaba al cero, paró en una estación de servicio.
   
Acto seguido, observa que el operario de la estación de servicio, lívido como la cera, se aparta horrorizado del coche. El conductor baja para ver qué es lo que pasa, y queda paralizado de horror ante lo que ven sus ojos.
+
Acto seguido, observó que el operario de la estación de servicio, lívido como la cera, se apartó horrorizado del coche. Cuando bajó para ver qué era lo que pasa, quedó paralizado de horror ante lo que veían sus ojos.
 
Atrapados en una de las manijas de la puerta hay cuatro dedos humanos.
 
   
 
Atrapados en una de las manijas de la puerta habían cuatro dedos humanos».
 
[[Categoría:Leyendas urbanas]]
 
[[Categoría:Leyendas urbanas]]

Revisión actual - 18:49 31 dic 2016

Una de las historias populares más macabras entre las creadas en el siglo XX es la que hace referencia a un conductor que en el último momento decide no recoger a un viajante. Generalmente el narrador comienza diciendo:

«¿Te conté lo que le ocurrió a mi amigo? Bueno, de hecho fue a su primo...»

Y continúa así:

«Iba conduciendo por una carretera, cuando vio a un hombre joven con el pulgar levantado. Al disminuir la velocidad para recogerlo, quedó consternado al ver que detrás de los arbustos o árboles de la carretera asoman dos o tres compañeros suyos.

Considerando quizá que estaban abusándose de su generosidad, o, tal vez, alarmado ante la posibilidad de que se trate de una banda de ladrones, decidió en el último momento no recogerlos. Los viajantes se encontraban ya bastante cerca del coche, pero pisó el acelerador a fondo alejándose tan rápido como pudo. Los viajantes parecían enojados. Gritaban y chillaban mientras el vehículo se alejaba. Feliz de haber logrado escapar a tiempo, siguió su camino unos kilómetros sin detenerse. Después, al comprobar que el indicador de la gasolina se acercaba al cero, paró en una estación de servicio.

Acto seguido, observó que el operario de la estación de servicio, lívido como la cera, se apartó horrorizado del coche. Cuando bajó para ver qué era lo que pasa, quedó paralizado de horror ante lo que veían sus ojos.

Atrapados en una de las manijas de la puerta habían cuatro dedos humanos».