Wiki Creepypasta
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—Mamá, él es tan gracioso, míralo…—dijó Sharon señalando con su pequeño dedo rosado.

—Ahí no hay nadie. —respondió su madre, girando su cabeza hacia aquel armario pintarrajeado con crayones.

—Es rechoncho, sus ojos son grandes y marrones, sus dientes son gigantescos, mira, sus piernas y brazos son muy cortos, mira que chistoso, está bailando.

— imitaba las señas, demostrándole a su madre como se movía aquel ser.

—Su piel es gris, parece gruesa, como la de un elefante, pero no tiene nariz, ni orejas.—

—Oh, ¿por qué no le preguntas su nombre?

Se levantó de la cama, abriendo la entrecerrada puerta y entrando en la oscuridad de la ropa, las risillas se escuchaban entre las sombras, pocos minutos después salió dando saltillos de manera feliz, jugando con sus trencillas rubias, mostrando sus dientecillos.

—Se llama Terry mamá, se llama Terry.  

—Bueno, es hora de dormir, ¿por qué no le dices que vuelva luego?

—Está bien, Terry, ya has escuchado, vete a casa.

Besó su frente, la arropó, apagó su pequeña lámpara y salió, la niña no dejaba de ver el armario, asombrada por su nuevo amigo, que parecía aun acompañarla, sus ojos entre dormidos se ocultaban entre la pequeña manta, espiando a su desconcertante visita, su ridículo invento de inocente pensamiento de niña. Un sonido despertó a su madre, no era más que un golpeteo en su puerta, la abrió, era Sharon, abrazada por un pequeño cojín, con sus ojos muy abiertos y su cabello alborotado.

—Mamá, tengo miedo, ¿puedo dormir con ustedes?

—Lo siento, tu padre está muy cansado, necesita dormir, tiene trabajo, vamos de vuelta. dijó la mujer tocando sus hombros y encaminándola a su habitación.

—Mamá, él dijo que quiere mi cráneo, necesita mi cerebro.

—Son solo pesadillas, no le hagas caso. 

—Él dijo que vendrá.

—Mira…—comentó despistando a su hija, metiéndola de nuevo en la cama.

—Dejaré mi puerta abierta, pero la usarás solo para emergencias, si te quiere hacer algo entras en mi habitación. 

—Está bien- comentó de manera disgustada con sus pequeños brazos cruzados.

—Nos vemos mañana. — Un ruido la despertó de golpe, salió volando de la habitación para dirigirse al cuarto de su hija, encendió la luz que parpadeaba extrañamente en aquellos momentos, tal vez se debía a la bombilla, pero la pequeña Sharon no se encontraba en aquella pequeña cama suavemente adornada de rosa, la manta con la que la cubría cada noche estaba tirada a lo largo de aquellas duelas, sumergida en ese pequeño cubículo oscuro.

La luz se intensificó, dando paso a la más horrible escena, su hija, extendida en el armario, muerta, su cráneo parecía aplastado, o masticado, dejando ver parte de su cerebro, sus sesos derramados por todo el suelo y su sangre tapizaba los muros. Cuando pudo gritar su marido ya se encontraba ahí, mirando como su mujer sostenía lo que quedaba de la cabeza de su pequeña, una terrible masa roja, regada, con plastas de cabello y sus pequeños dientes regados por su carne, sus ojos no se encontraban, ni siquiera su nariz. La policía llegó ante la llamada desesperada, el caso quedó cerrado, ante la falta de pruebas, era obvio que era un asesinato, pero no por parte de un humano, parecía la fuerza de algún animal, una mandíbula de un tiburón, pero ¿Cómo llego un tiburón a un pequeño armario?, esa era la cuestión, no había señales de que alguien hubiera entrado por alguna de las ventanas ni puertas.

Pero lo más importante, la parte faltante del cráneo nunca fue encontrada.

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