Wiki Creepypasta
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La muñeca que se exhibía dentro de una caja, detrás de una vidriera, era de las más bellas que podían verse en estos días; era muy similar a las antiguas, sorpresivamente detallada, y su nombre, según una etiqueta, era "Baby Alive". A pesar de ser reacio a comprar juguetes, debido a que suelen durar muy poco, gasté el poco dinero que llevaba en el bolsillo para llevarle esa muñeca a mi hija, Sissy.

Mientras iba de camino a casa, no pude evitar pensar en lo poco convincente que resultaba comprar algo que parecía de buena calidad en un negocio escondido en lo profundo de una galería, y en el aspecto de la encargada del sitio. Su rostro era el de una anciana que estaba harta de permanecer encerrada allí, con el olor a viejo que desprendían todos los demás muñecos (ya que era un local de juguetes antiguos), y que deseaba salir a tomar algo de aire fresco y cerrarlo permanentemente. Sin embargo, eso no era lo más inquietante, sino sus ojos: amarillos, aguados, recordaban a los de un gato, pero parecía que mucha basura hubiera entrado en ellos.

Cuando salí, me percaté de que en cierto modo, el entrecejo de la vieja había dejado de estar fruncido, como si se hubiera librado de una gran carga; observé la muñeca que llevaba en brazos, dentro de una bolsa, y sentí un miedo creciente que me provocaba el deseo de arrojar lejos el objeto, esperando que se rompiera.

Camino a casa, cuando estaba en medio de una gran avenida que separaba las dos áreas de mi ciudad, el auto comenzó a maniobrar de forma extraña y a funcionar por sí solo; el asiento de atrás, donde se hallaba el regalo de mi hija, comenzó a agitarse violentamente, y acabé a punto de chocar contra un poste de luz. De algún modo, recordé viejas películas de terror, donde objetos como el que yo estaba llevando intentaban acabar... con el que la tuviera en posesión. Intenté convencerme de que eso era imposible, dándome golpes suaves en la cabeza, y seguí conduciendo hasta que estuve frente a mi hogar.

Sissy, como siempre despreocupada, estaba mirando por la ventana con aires de aburrimiento cuando vio el regalo en la bolsa, y se le iluminó la cara. Desde la acera, la escuché gritar "¡Mamá, mamá! ¡Papá llegó!"; no pude evitar sonreír, ya que hacía mucho que ella no se alegraba tanto viéndome, debido a nuestra relación... distante. Aún así, supuse que traerle una muñeca, una "compañera", podía resultar en algo bueno, y que quizá podríamos mejorar nuestro trato.

Mi esposa, Lisa, quien estaba a cargo de la casa cuando yo salía a trabajar, me recibió con una sonrisa compasiva, y murmurando en voz alta "¿En serio te tomaste la molestia?"; le respondí con un movimiento de cabeza, y esperé a que Sissy viniera corriendo desde el vestíbulo. Así lo hizo, y lo primero que me escuchó decir fue:

-Hija... tengo un regalo para ti, lo compré cuando venía hacia aquí. -Incliné levemente la bolsa como si fuera a caerse, para que viera la muñeca dentro de ella.

Entonces me arrodillé, acerqué el nuevo juguete a mi hija, y ella la tomó con alegría. La abrazó al mismo tiempo que me abrazaba a mí, yo correspondí felizmente, mi esposa nos observaba orgullosa. Pude notar en su mirada la satisfacción de saber que de alguna forma, Sissy y yo habíamos conectado. Me sentí como un niño de nuevo. Aún así... durante un solo segundo... me di cuenta de que la muñeca había virado su cuello hacia mí, lentamente, y no parecía que fuera simplemente un tornillo flojo.

-Vamos a dormir, por más que tengas ganas de jugar Sissy, es muy tarde. Papá y yo también nos iremos a nuestra habitación, ¿vale? No te sentirás sola, ¿verdad? -dijo Lisa codeándome entre risas.

-¡Claro que no! ¡Con la muñeca que me dio papá, no tendré miedo de la oscuridad!

De alguna forma, una voz que no era la de Sissy soltó un susurro muy agudo: "Buenas noches, papá...". Estoy seguro de que no había sido ninguno de nosotros, puesto que no teníamos ese tipo de voz, y me percaté de nuevo de que la muñeca estaba mirándome. Fue entonces que, junto con mi cuerpo, todo el vestíbulo comenzó a temblar. A pesar de el susto inicial, Lisa y yo decidimos no pensar mucho en ello, intentando evadir el tema lo mejor posible.

Fue entonces que vi al maldito juguete reír con el típico tono que se le coloca para que hable, utilizando a mi hija como una especie de trineo, y bajando las escaleras sobre ella. La sangre se desparramó por la alfombra, y antes de que pudiera reaccionar, también yo estaba abalanzándome sobre Sissy. Agité sus pequeños hombros mientras escuchaba a "Baby Alive" reír a carcajadas.

Recobré la consciencia pocos segundos después, al darme cuenta de que lo que estaba agitando era una simple almohada sobre los escalones, y de que la casa estaba en completo silencio. Ni la muñeca ni Sissy estaban allí, y cuando subí a su habitación, estaban ambas durmiendo, "abrazadas". Siendo lo más sigiloso posible, tomé a la muñeca intentando no despertar a mi hija, y posteriormente fui a mi habitación, donde Lisa estaba leyendo.

-¿Qué haces con el juguete nuevo de Sissy? Creí que estaba durmiendo con él. -me preguntó, curiosa.

-Ah... es que está sucia, parece ser que Sissy estuvo jugando mucho con ella, y la limpiaré para que pueda usarla mañana sin manchar su ropa, ya sabes. -mentí, buscando a tientas mi encendedor dentro del cajón de mi mesa de noche.

Cuando por fin había conseguido lo que necesitaba, alcohol y mi encendedor, escuché un crujido muy fuerte en la cocina. ¡Estaba decidido a quemar aquella muñeca! Pero me di cuenta de que aquel ruido había sido de las escaleras, y por lo suave que había sido, debía ser Sissy. Corrí, sin importarme el sonido, esperando que ella no se diera cuenta de que estaba a punto de quemar su regalo.

Cuando estaba cruzando el pasillo, rumbo al patio, vi a mi hija corriendo y llorando, con los brazos abiertos.

-¡Papá, te he visto salir con mi muñeca! ¿Qué vas a hacer con ella? -preguntó, cuando me vio acercar la llama al cabello del juguete. Estuve a punto de gritarle que se alejara, pero entonces, un fuerte golpe en la cabeza me hizo perder la consciencia.


Tuve una sensación extraña cuando me encontré a mí mismo comprando una muñeca llamada "Baby Alive", era como si no hubiera estado pensando hasta ese momento, en el que desperté. Antes de darme cuenta, estaba conduciendo hacia mi hogar, donde tenía la certeza de que algo bueno iba a suceder, pero la duda me carcomía. ¿Cuándo fue que me decidí a comprarle un regalo a mi hija, Sissy, sólo porque sí? Además, el oscuro presentimiento que me acechaba no me permitía pensar, cuanto más me acercaba a mi casa, más ganas tenía de averiguar por qué había sucedido todo eso, y sobre todo, por qué tenía la impresión de que ya había pasado antes.

Comencé a reír sin explicación cuando vi a la niña rubia en la ventana, esperando mi llegada, con una enorme caja en mis manos; mi esposa atendió a la puerta, yo estaba llorando a la vez que reía a carcajadas, y Lisa preguntó qué me sucedía. Me palmeó la espalda mientras yo seguía llorando, de algún modo, estaba seguro de que una de las peores tragedias estaba por suceder.

Esperé sentado en mi cama a que la noche cayera, mirando al techo, sabiendo que había hecho algo malo. ¿Por qué pensaba a cada minuto en imágenes aterradoras sobre la muñeca? Era un simple juguete, no tenía nada extraño, pero me transmitía un miedo profundo, que me impedía dormir; intenté bajar a la cocina para buscar un vaso de agua, y descubrí a Sissy jugando en el piso del salón. Una mano me tocó el brazo, no pude evitar sobresaltarme, pero me calmé al ver que era Lisa. Encendió las luces, se agachó para estar a la altura de Sissy, y le dijo:

-Vamos a dormir, por más que tengas ganas de jugar Sissy, es muy tarde. Papá y yo también nos iremos a nuestra habitación, ¿vale? No te sentirás sola, ¿verdad? -dijo Lisa, guiñándome un ojo.

-¡Claro que no! ¡Con la muñeca que me dio papá, no tendré miedo de la oscuridad!

Me derrumbé al percatarme de que había oído esas frases antes... resonaban en mi cabeza, me empujaban a la realidad y esperaban a que me diera cuenta para llevarme otra vez a la pesadilla, ¡era un ciclo infinito! No pude saber qué era lo que sucedía, pero de algo estaba seguro: era culpa de la muñeca, o al menos eso me decía mi instinto. Desesperado, me levanté, apartando a mi esposa, y tomando al juguete por los cabellos. Corrí hacia afuera de la casa, pero cuando estuve a punto de llegar, un objeto contundente me golpeó la frente.

Caí, a punto de desmayarme, sobre el césped fresco: con los ojos entrecerrados, pude ver a la maldita muñeca levantándose del piso, caminando por sí misma, mientras hacía sus gestos tan característicos. ¡Claro! Era un objeto de diversión diseñado para ser realista, tenía que poder imitar a un... niño, ¿verdad?

Ni yo mismo pude engañarme, y comencé a llorar, recordando que una escena parecida había sucedido antes.


Miré por la vidriera de una antigua tienda de muñecas de porcelana, esperando ver algunas en un estado ruinoso, pero una caja rosa brillante me llamó la atención. Dentro de ella, había una preciosa imitación de una niña pequeña, que parecía casi verdadera. Pasé por la puerta, intentando no chocarme con los objetos que yacían en el suelo. Una anciana de ojos caídos y con el ceño fruncido me atendió, preguntando con un tono desagradable:

-¿Qué deseas?

-Quiero llevarme a esta muñeca, la que dice... -leí la etiqueta que estaba pegada a la caja- "Baby Alive".

Pagué, y de algún modo, una sonrisa horriblemente esperanzadora se cruzó por el rostor de la encargada, como si se hubiera librado de alguna carga. Puse la inmensa caja en el asiento trasero de mi coche, y me dirigí a mi casa, deteniéndome a pensar de vez en cuando por qué aquella escena me resultaba tan familiar.


Autor: Xodaaa11

Corrector: RyuuRaZa

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