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Una Hebdómada Conmigo

Musgo en todo lo que soy, incluso ya estoy perdiendo la forma. Mi pintura no brilla como en aquellos años. Tengo filtraciones, mi jardín parece una selva, tiran la basura enfrente mío, como si ya no se acordaran que conmigo hubo risas, nuevas vidas, amor. Serví de alojamiento, mi cubierta siempre estuvo disponible... Oh, se me cayó una ventana; entiendo que las bisagras ya no puedan más. Estoy incómoda, algo debajo de mí se mueve.

Tristeza, desilusión, desánimo, lo útil y más común en estos últimos años para mí ha resultado ser. Soy Gilberto y pertenezco a la parte marginada de aquella ciudad que todos conocen por sus lindas áreas para el turista y selectos recursos naturales, estudié… Llevo mi currículo, pero no tengo respuesta ni esperanza. Mi madre está allí enferma, va a morir.

Hambre, frío, peligro, han sido los factores más comunes en estos últimos años en lo que a mí concierne. Soy Sashila una perra de la calle, estoy enferma y nadie me quiere. El día de ayer hubo una tormenta y no encontré donde refugiarme. Me duele todo el cuerpo pues estuve cerca de una casa y me echaron agua caliente.

Mal olor, hambre, vergüenza estos últimos años, resaltando que una vez di y ahora no recibo ni el saludo, el resto me repugna, los niños me tienen miedo, personas de mi edad se avergüenzan de mí. Escucho a algunos jóvenes decir que pude haber cambiado mi destino; que, en totalidad, soy culpable de mi estado actual. “Señor, deme 10 pesos, Dios se lo va a pagar... Es que no he comido y tengo hambre... Entiendo señor, no se preocupe”.

Químicos, sirven para limpiar y desinfectar. Estos últimos años han servido para mis alergias. Le diré a mi patrona que me dé un poco de la leche que tiene en su despensa, así le llevo la cena a mi princesita. Mis manos, mi piel, mi aspecto... Ha de ser el efecto de ese detergente en mí. Me duele la cabeza. ¡Qué lindo este vestido! Algún día tendré uno así de lindo. Mi patrona me regañó, me dijo que estoy allí para el quehacer de la casa, que me acuerde que estoy trabajando… Me mandó a esperar el cobro para lo de la leche. Mi niña llora, es de hambre.

Sol, calor, lejanía. Mi esposa está sola en el rancho. Llevo varios días que no la veo, la extraño. En estos últimos años, la ceca está acabando con mi cultivo y la siembra de muchos. Cuánto quisiera que llueva hoy, mis productos lo necesitan. Cortaré aquel plátano, aunque no esté del todo listo. Vivo a decenas de kilómetros. Mi caballo debe de beber agua; al descender por el río, haré una pausa para él, aunque el agua está sucia. Cuánto quisiera que llueva.

Él, ella. Llevo varios días que los veo de seguido. Me quieren y mucho más ella, que no se aleja de mí. Estoy cómodo, pero me duele el pecho, sí, me duele mucho, por eso lloro todo el tiempo: el llanto hace que me duela la cabeza. Ella lo ha notado, ella siente al igual que yo que algo no anda bien. Me quedo viéndole a los ojos, ella termina de alimentarme. Sonrío y cierro los ojos: ya no estoy con ellos.

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