Wiki Creepypasta
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Era Halloween en la noche, me dirigía en mi auto a la casa de una amiga para la fiesta de disfraces, el bosque se encontraba a los lados de la carretera, la cual estaba casi vacía debido a que la mayoría ya se había ido a sus casas. Ese año decidí ser Jeff The Killer, me parecía un creepypasta interesante. A pesar de ser una chica disimule muy bien mis curvas con la sudadera blanca, y mi tía que era maquilladora había hecho un trabajo grandioso con el rostro, hasta podía decirse que la boca cortada se veía real, junto con los párpados absolutamente negros y la tez demacrada. Al pasar por el barrio la gente se volteaba a verme.

Con mi cabello no tuve que hacer mucho, ya era negro de por si así que solo tuve que despeinarlo.

Me di una mirada en el espejo, sonreí al verme, este año iba a sorprender a todos, de seguro ganaba el concurso al mejor disfraz.

No había conseguido pareja para ir, no es que me avergonzara pero posiblemente sería la única sin una.

Mi cuchillo ensangrentado se encontraba en mi falda, obviamente la sangre era falsa, pero el cuchillo no, simplemente para el realismo. Lo tomé y lo levanté a la luz de la luna, éste dio un destello plateado, me estremecí así que lo alejé de mí poniéndolo encima la guantera.

Ojos nuevamente al camino, todo estaba demasiado silencioso para mi gusto por lo que busqué algo en la radio, aunque pasé por todas las emisoras y no encontré nada que llamase mi atención.

No sabía porque tanto nerviosismo, bueno, tal vez sería porque era la primera vez que iba a la casa de mi amiga sola, todo gracias a mi tía, (de nuevo) quien quedó a mi cuidado mientras mamá llevaba a mi hermanita por el vecindario, y me dio permiso para conducir.

A los 16 años ya tenía mi licencia, pero mis padres solo me dejaban sacarlo del garaje de casa, muy útil...

Observé el reloj, 11:00Pm. La fiesta empezaría en media hora,le prometí que estaría allí antes para ayudarle con las guirnaldas, y si no me apuraba llegaría tarde.

Aumenté un poco la velocidad, no sin ser precavida. Entonces sentí un tintineo en el suelo, mi cuchillo se había caído. No sé por qué pero tuve la necesidad de recogerlo, observé el camino una vez más antes de agacharme, vacío. Miré al suelo por un momento para ver donde se había metido cuando un bulto blanco se me cruzó adelante.

Solté un grito mientras presionaba el freno, éste chirrió descontroladamente pero no pudo evitar que atropellara aquel cuerpo con mi vehículo.

Una vez el auto de detuvo tomé mi celular respirando entrecortadamente y bajé para comprobar lo que había hecho. Había un cuerpo inerte unos metros más adelante, me acerqué rápidamente y disqué el 911,no había señal.

-Oh por Dios ¿lo maté?-corrí el resto del camino hasta que se encontraba a mis pies: Un chico de sudadera blanca y pantalones de vestir negros, sus brazos y piernas estaban en ángulos incorrectos, pero al parecer todavía estaba vivo. Vi hacia todos lados asustada, pensé que lo último que quedaba era llevarlo al hospital más cercano. Lo tomé por los brazos y arrastré como pude hasta los asientos traseros del auto. Mi sudadera quedó impregnada en sangre por lo que me dio nauseas. Le eché una última mirada antes de subir, su rostro era blanco y áspero, su boca estaba cortada en forma de sonrisa, no cabían dudas, acababa de atropellar a un chico con mi mismo disfraz de Jeff The Killer. Noté que su mano todavía sostenía el cuchillo, decidí arrebatárselo por su seguridad, podría cortarse sin querer si llegaba a darle alguna convulsión o algo, la verdad que no sabía nada de medicina pero se lo quité de todas formas.

Conduje a toda velocidad, el hospital quedaba a unos cuantos kilómetros y dudaba que pudiera aguantar lo suficiente. Unos minutos después escuché unos quejidos atrás, me giré inmediatamente:

-Oh...mierda.-trataba de incorporarse, tomándose la cabeza con una mano.

Yo me apresuré a hablarle:

-Te estoy llevando al hospital, te atropellé accidentalmente y estabas hecho un desastre así que te metí...-traté de tomar aire pero sentía que me híper ventilaba por los nervios.

Él acababa de notarme, me observó detenidamente con unos ojos negros y grandes, luego sonrió, abriendo sus “cortes”.

-No necesito un hospital...estoy bien, ¿tú estás bien?-inclinó la cabeza a un lado.

-N-no, ¡te acabo de atropellar, ¿no escuchaste?, necesitas ir a un hospital!-mis manos sudaban a través del volante ¿acaso no se había hecho nada?

El muchacho se metió un dedo en la oreja:

-No grites que no soy sordo y te digo que no necesito un hospital-su voz estaba tan tranquila que me hacía temblar, presentí que si insistía iba a pasar algo malo así que trate de calmarme.

-Está bien, no hospitales-sonreí forzada.

Continuaba mirándome:

-¿Qué ocurre?-estaba un tanto nerviosa, sin embargo me causaba algo de gracia.

-Eres muy hermosa ¿lo sabías?, tienes un bello rostro-me señaló. Me sonrojé un tanto, alegrándome de que la base blanca lo ocultara,pero entonces recordé que ambos nos vestimos de Jeff, y él estaba actuando como tal, así que le seguí la corriente.

-Tú también eres hermoso.

Su sonrisa se amplió más:

-¿Cómo te llamas?-su mirada era la de un verdadero loco, un actor excelente, pero yo también podía jugar ese juego.

-Me llamo Ann, ¿y tú?

Él pareció extrañarse por la pregunta:

-Jeff, ¿no es obvio?-tiró de su sudadera ensangrentada.

Mi reí por dentro, claro, muy bien disfrazado:

-Claro, pero Jeff es un diminutivo... ¿cuál es tu nombre?

-Jeffrey.

Estaba reacio a decir su nombre, así que lo dejé.

-Pero Ann también es un diminutivo... ¿nombre?-inclino la cabeza nuevamente sin dejar de mirarme.

Practiqué mentalmente la mejor sonrisa psicópata que se me ocurrió y se la lance para impresionarlo.

-Anna.-para culminar la actuación incliné mi cabeza hacia un lado como él.

Pero su reacción me sorprendió más, salió disparado desde atrás para sentarse a mi lado, observándome aún más cerca, podía sentir el olor a sangre, pero no pude saber si fue la del accidente o acaso era parte de su traje.

-Un placer conocerte Ann, ¿te gustaría matar con migo?

Esa broma me  provocó una risa nerviosa que no esperaba que saliera de mí. No parecía yo.

-Claro-dije-pero ahora tengo cosas que hacer.

Jeff  pareció decepcionarse:

-Oh...-pero un segundo después volvió a sonreír- ¿a dónde vamos?, podemos matar cuando termines...no me importa esperar.

Ciertamente no había pensado en eso, acababa de recordar lo de la fiesta, y la verdad es que no me molestaba invitarlo, después de todo nuestros trajes eran iguales y no tenía pareja. Además ,luego de atropellarlo era lo mínimo que podía hacer.

-¿Te gustaría ir a una fiesta?, va a estar de miedo.

Se encogió de hombros:

-¿Porque no? Hace tiempo que no voy a una.

Me alegré secretamente por que aceptara, no estaría sola después de todo.

-Oye, Jeff, ¿te gustan las películas de terror psicológico o el de masacre?, honestamente a mí el de las tripas me causa risa-intentaba romper el hielo para conocer un poco mejor a mi pareja, lanzando temas clásicos de Halloween.

Se rio de forma estruendosa y descontrolada.

-A mí también me hacen sonreír, sobre todo cuando  las tengo en mis manos...jahahahaha.

Yo también comencé a reírme, no sé exactamente de qué, parecía que la luna llena ejerciera una especie de excitante locura sobre mí.

Puse mi mano en mi bolsillo y sentí algo frío y viscoso, la hoja de un cuchillo.

-Ah, Jeff, esto es tuyo.-le tendí su cuchillo, aunque tarde más de la cuenta en soltarlo.

Lo tomó con una sonrisa macabra, sosteniéndolo firmemente, moviendo la punta de este sin dejar de mirarme. Este tipo se merecía un Oscar, en serio.

-Me agradas Ann, deberíamos matar de vez en cuando.-puso la punta de su cuchillo muy cerca de mi cuello, incluso si respiraba profundo podría dañarme, extrañamente no me importo, solté una risa histérica que nunca antes había escuchado, es como si ese cuchillo me produjera un sentimiento contrario al miedo...tal vez ¿placer?

-Claro, siempre hay espacio para un par de órganos en el refrigerador.-el humor negro al parecer se estaba volviendo mi especialidad.

-Así se habla-sus ojos se abrieron aún más, si es que eso era posible.-me gusta la sangre, ¿a ti te gusta? A mí me gusta la sangre, ya te dije que me gusta¿ verdad?-su rostro realista se acercó a mí de tal forma que sentía su aliento, no sabría decir si era fétido, más bien perturbador. Esta actuación comenzaba a incomodarme, pero no podía hacer más que continuar con la broma, pues en el fondo no quería que se acabara.

-Si...-sonreí-me gusta su color.

Jeff movió su pie y escuchó un tintineo, se inclinó a ver que era, ahora tenía mi cuchillo. Lo observó en diferentes ángulos y luego me lo dio.

-Bonito cuchillo-dijo-es tuyo ¿cierto?, ¿haces dormir con él?-respiraba entrecortado, agitado, como si algo lo híper excitara, presionaba la empuñadura de su arma con tal fuerza que sus nudillos se volvieron tan blancos como su cara.

Sacudí la cabeza mientras sonreía como él:

-No, yo no los hago dormir...yo los consuelo.

Me observó con interés y locura, la última sobre todo.

-¿Consuelas?-comenzó a reírse nuevamente como si se tratara de un hábito.

No entiendo por qué lo inventé, pero me pareció que “vete a dormir” era poco creativo de mi parte.

-Sí, siempre lloran o se angustian cuando los quiero apuñalar, no me gusta que lloren, me irrita, es un sonido muy molesto-a medida que hablaba me sentía más y más extraña-, así que simplemente los cayo.

Él me tendió mi cuchillo, al rozar su mano sentí una chispa de euforia, inexplicablemente mis ojos se agrandaron y desenfocaron, mi boca se curvó hasta doler e incliné la cabeza tan abruptamente que  casi me rompo el cuello, lo siguiente que dije salió de forma inquietantemente casual:

-Eres hermoso Jeff, pero espero que no llores o tendré que matarte.

En el silencio de la noche podía escucharse la risa de dos psicópatas, nunca pensé que una de ellas fuera la mía.

Durante los minutos restantes continuamos divagando sobre la sangre, las vísceras y riendo sin parar, si en ese entonces hubiera estado consciente, no me reconocería.

Llegamos a la casa de mi amiga, estacionamos cerca de la puerta. Habían llegado unos cuantos invitados y la música resonaba a través de las paredes. Por un momento en que mi cordura flaqueó desee estar con Jeff haciendo cualquier cosa menos estar aquí...desee matar.

Empuje mis instintos a lo profundo de mi mente y caminé tomada del brazo de Jeff, quien no paraba de gemir, reír y estremecerse, estaba más loco de lo que lo recordaba en el auto.

Nadie nos prestó atención al principio, pero luego mi amiga surgió de entre la multitud y me abrazó sonriente, aunque me pareció que tenía una curvatura insignificante.

-Oye, Ann estás de miedo, ¿cómo eres tan real?, ¡eres el creepypasta en persona!-depositó sus ojos en Jeff que lo observaba todo como si en lugar de una fiesta de tratase de un zoológico.

-Preséntame a tu amiguito- me dio un codazo y lo señaló con la cabeza.

-Ah...este es Jeff.

Se volteó a verme y luego vio a mi amiga con ojos que no me agradaron del todo, al menos no con ella.

-Soy Jeff...tu amiga Ann me cae bien, creo que seremos buenos amigos.

Emily, mi amiga, se encogió sobre sí misma, temblando, no sabía que le pasaba, Jeff no dejaba de mirarla pero no noté más que eso. Pensé que lo mejor sería alejarlo. Lo tomé del brazo nuevamente, ésta vez  se liberó.

-No me gusta que me lleven de arrastro, ¿entiendes?

Levanté ambas manos en señal de disculpa, iba a decir un “lo siento”, pero sentí un impulso, algo así como un latido que invadió mi cabeza, traté de calmarlo.

-Y a mí no me gusta que atormenten a mis amigos...pero si me gusta matar- agregué con una risita aguda y reprimida.

-¡Genial, podríamos divertirnos tanto juntos!...pero, tengo amigas que tal vez no estén contentas de tenerte cerca, Jane y Nina son gruñonas.

Le contesté de forma despreocupada y risueña:

-No importa, ¡les cortare la lengua para que no puedan quejarse!-eché la cabeza hacia atrás y me tomé el estómago con ambas manos por el dolor de la risa, sentía que me ahogaba mientras lágrimas de euforia brotaban de mis ojos.

-Buena idea, no sé por qué no se me ocurrió antes. Haríamos un buen equipo. Tú los consuelas y yo los hago dormir, ¿vale?

Mi risa se detuvo abruptamente y mi voz salió de forma monótona.

-Vale.

Allí me di cuenta de que él era el verdadero Jeff The Killer, aunque creo que siempre lo supe, sólo que no me importó.

De repente me sentí asfixiada, esa no era yo ¿acababa de decir que quería matar a alguien?

Fui a las afueras de la casa, allí había demasiada gente y necesitaba respirar. Un borracho estaba  dando tumbos por el patio, junto a otro grupo de amigos que jugaban a ver quién bebía más cervezas.

Entonces comenzaron a verme y a susurrar entre risas, no me había percatado de que era la única chica de allí. El más alto se me acercó con una sonrisa socarrona que me produjo asco.

-Hola nena, ¿estás disfrazada de perra o de zorra?-un coro de risas apareció detrás de él.

-Aléjate- dije, pero el chico se acercó aún más y tocó con su sucia mano mi pecho.

En ese entonces sentí un deseo incontrolable, estaba temblando con mis manos en las rodillas, ocultando una sonrisa tan amplia que me hizo sangrar.

Jeff apeteció detrás de mí y colocó una mano en mi hombro:

-Esta fiesta está muy aburrida... ¿vamos a divertirnos?

Me incorpore con la cabeza torcida ambos los mirábamos con suma locura. En mi cabeza sentí una pequeña  cuerda de guitarra romperse con una especie de “clinc” que me pareció gracioso.

-Claro... ¿puedo empezar?

-Por supuesto, pero solo porque las damas van primero-soltó una risa macabra.

-Oh Jeff...que caballeroso-relamí mis labios gustosa. Los muchachos ya no reían, su postura era la inversa, estaban pálidos y con terror en su expresión. Me estremecí de placer.-así que te gusta tocar pechos... ¡a mí me gusta torcer huesos! Tomé su brazo y lo partí sin mucho esfuerzo, éste chilló dolorido y comenzó llorar como un bebé.

-Oh...Ann, creo que alguien está llorando.-Jeff observaba a unos metros de mí, visiblemente interesado.

-Si-presioné mis labios para evitar soltar una risita- voy a tener que consolarlo.-me acerqué rápidamente a su oído y le susurré: “no llores”.

Luego tomé mi cuchillo y éste sustituyó la sangre falsa por real, liberé un aullido de excitación mientras lo volvía a insertar en todas partes, riendo y saboreando la gloria de la locura.

Jeff se sumó al espectáculo, ambos espalda con espalda apuñalando, cortando y desgarrando sin parar.

Cuando ya nada se movía en el patio decidimos saltar la verja y correr a la oscuridad. Era una suerte que la música acallara los gritos Llegamos a un claro en el bosque, jadeando. Él se volteó a verme, notando que con el sudor, parte de mi rostro de había desdibujado.

-Eres hábil Ann, es una lástima que tu rostro no sea real...¡tenemos tanto en común!-torció la cabeza una vez más-puedo hacerte bonita...así seremos amigos, ¿qué tal?

Di paso tras paso hasta acercarme tanto que sentí su respiración, tan humana y demoníaca al mismo tiempo, un manto de sangre nos envolvía a los dos, me acerqué un poco más para susurrarle, sentía su chamuscado cabello rozando mi mejilla

-Pero no soy como tú Jeff, solo una mitad de mi te pertenece...siempre lo hizo.

Una locura desenfrenada se apoderó de mí, tiré de su sudadera y lo besé, ocupando con ímpetu lo que una vez fue su boca. Para mi sorpresa, él no se alejó sino que se acercó más, tal vez por curiosidad, o movido por la misma locura que yo. Entonces sentí un frío en mi abdomen, me retrocedí un tanto para ver un mango sobresaliendo de mi vientre, vi a Jeff sonriendo, yo también lo hice pero luego todo se puso negro.

Desperté en una casa, tendida en la cama, me incorporé con un gemido, debajo de mi sudadera había una cicatriz donde tiempo antes había un cuchillo.

Vi alrededor de la habitación, vacía. En la ventana a mi lado había una nota pegada, la tomé:

“Hola...perdón por la puñalada, es que no soy bueno con este tipo de asuntos, no estás mal, Ann.

Estuve pensando en lo que me dijiste, así que solo te hice medio hermosa...la invitación sigue en pie, Estaremos en contacto.”

                                                                       GO TO SLEEP, Jeff The Killer 

Al final de la nota había una especie retorcida de corazón hecho con pulgares ensangrentados, no pude evitar sonreír.

No tarde en encontrar el baño, allí me encontré con una chica extraña, parecía mirarme, su rostro estaba divido en dos, su mitad derecha era completamente blanca, su cabello chamuscado, negro y opaco, ese lado de su boca estaba cortado en forma de sonrisa psicópata y su ojo se mantenía abierto siempre, al parecer su párpado había sido quemado.

Me sorprendí al ver que la otra mitad era completamente normal , comencé a reír descontroladamente mientras me balanceaba de adelante hacia atrás, entonces grité:

-Que hermosa que es...oh, ¡pero si es mi reflejo jahahaha, gracias Jeff...te estaré esperando! 

Bueno, esa es mi historia de cómo conocí a Jeff, honestamente no tenemos un relación muy formal, de vez en cuando nos juntamos a matar algún que otro desprevenido, es muy considerado, siempre me deja un par de víctimas para mí. También solemos pelearnos por ver quien despedaza que parte, a ambos nos gustan los intestinos pero casi siempre lo resolvemos con una leve discusión, la más tonta fue cuando él  me cortó la garganta y yo le rompí la pierna, nos reímos tanto que su fractura se volvió externa y yo casi me desangro. Sabemos llevarnos bien, aunque  necesitamos nuestro espacio, así que cada uno lo hace por su cuenta, no le vayan a decir, pero es más divertido hacerlo con él. Es tan caballeroso, me regaló esta casa e incluso la desocupó por mí, además me dio este hermoso rostro, ¿qué más puedo pedir?...Oh, ¿no lo has visto?, voy a tener que mostrártelo, solo espera a que llegue, pero no vayas a llorar sino quieres tener la cabeza fuera de tu cuerpo, ¿está bien? Ah y me olvidaba...puede que no valla sola.

DON'T CRY and GO TO SLEEP

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