Narración Realista[]
Acabo de despertarme, es de tarde y aún sigo con sueño, un café no estaría mal en este momento. Luego de prepararlo, y después de prepararme a mí mismo, me acomodo en el living de mi casa y tomo un sorbo de mi bebida.
No hay nada bueno en la televisión, puros chismes y programas que no me interesan, así que inclino mi cabeza hacia la ventana y veo, fugazmente, un auto rojo que pasa a toda velocidad, tanto que termina por despertarme.
Cosas de estas suceden todos los días ¿Donde está la policía? Así es como luego ocurren los accidentes, alguien muere o, en el mejor de los casos, un auto termina destrozado.
Narración Exitencialista[]
Acabo de despertarme y aun tengo sueño. Nadie preparó mi desayuno...¿Por qué?... Ah, cierto, lo había olvidado, no hay nadie en casa, no vivo con nadie.
¿Qué sigue ahora?...Café, quiero un café, es lo único que seguiré tomando pase lo que pase. Supongo que tendré que prepararlo.
Me siento a tomar mi bebida, no sé donde, pero me siento. Estoy aburrido, muy aburrido. Inclino mi cabeza hacia la ventana y veo, fugazmente, un auto rojo pasar a toda velocidad. Qué bien, al menos alguien se está divirtiendo.
Narración Simbolista[]
Café, negro como los ojos de la noche y amargo como el corazón de un hombre rencoroso. Lentamente me reavivo, pareciéndome a una llama que vuelve de unos pequeños indicios de fuego.
Como si se tratara de un gato clavando su mirada en un insecto, la mía se dirige hacia mi ventana. Me concentro en el exterior y, al igual que una descarga eléctrica se dibuja en el cielo, un auto cual rubí me hace saltar de mi asiento.
Narración Romanticista[]
Mientras siento como mis pensamientos se desvanecen y mi mente pasa a un plano de ensueño, tomo lentos pero grandes sorbos de una bebida amargada. De repente me lleno de excitación y, como si pudiera ganarle a todo, sigo a ciegas el deseo de vivir aventuras.
Escondiéndome de mi conciencia, mi vista se encapricha con observar los cometidos del exterior. Y tal como si se tratase del tiro de una pistola, un caballo moderno, teñido en sangre, aparece colándose en la mirada de todos.