Cuando te retrasas para un examen importantísimo y obstáculo tras obstáculo aparecen y No te dejan llegar a tiempo. El tránsito pesado, bloqueos en las calles.
Te bajas del bus y corres.
Pero tu condición física no es la mejor, te cansas a las dos calles, te faltan otras ocho Miras el reloj, el examen debio haber iniciado.
Corres lo más rápidamente que puedes, las zapatillas se te salen, las dejas ahí, los apuntes amenazan con caerse y desparramarse. Corres mientras intentas reacomodarlos en tus manos.
Al no ver tu camino tropiezas y las hojas de papel salen volando como hojas de un árbol en otoño ante una ventisca. Las lágrimas se asoman en tus ojos. Miras tu reloj, han pasado 10 minutos del examen.
Y luego, te levantas y un dolor agudo hace que caigas de nuevo: el tobillo torcido.
Arrastrándote, cojeando, sin un zapato llegas a la puerta del cole.
Las puertas están cerradas.
Golpeas la puerta con los puños, gritas, maldices, lloras. Miras de nuevo tu reloj. Ya han pasado 35 minutos desde que comenzó el examen. Duraba una hora.
Te sientas en el umbral de la puerta y entonces alguien te pregunta:
¿qué haces en la puerta del colegio en domingo?
Mueres de un infarto.
Fin
Gracias a Choscus Power por el título.